Yo te sigo esperando, Selena...


Me levanté de pronto luego de un sueño extraño pero bello. Selena me tomaba del brazo luego de una charla larga que habíamos tenido y me decía: “¿Y ahora qué, Chris?” y se me quedaba mirando. Yo no sabía qué hacer. Aún no éramos novios. Me debatía entre lo que quería hacer y lo que debía hacer. Estaba en esa incertidumbre de siempre cuando algo me sobresaltó y no pude continuar con el sueño...

Tardé en entender de qué venía y hacia dónde iba. Es que el sueño tenía algo bello y hermoso. La inocencia. Los comienzos de un Amor. Me hizo recordar el día en el que Selena, luego de un viaje en avión de regreso de uno de sus conciertos, me tomó de la mano luego de una extensa y hermosa tertulia. Bastó ese gesto, esa decisión para saber lo que sentíamos en ese momento y en lo que vendría después. Pero si Selena no hubiese tomado la iniciativa, nada habría sucedido. Yo era lo suficientemente tímido como para animarme a declararle mi Amor. Y lo suficientemente cobarde como para afrontar lo que vendría si iniciáramos el camino de romance con Selena. SI no hubiese sido por ella, nada de lo que construimos habría sucedido…

Pero esa realidad de los sueños pronto cede ante la realidad de los hechos. Y ese estado de idilio en el que me encontraba pronto cedió ante el recuerdo de lo inmediato. Recordé que poco tiempo antes había sucedido algo que me hizo sobresaltar y despertar de pronto. Era un grito de Selena. Desperté alarmado pero ella misma se encargó de tranquilizarme. Es que se había olvidado de que mi padre estaba de visita en nuestra casa y de pronto en el medio de que estaba buscando algo en el armario se asustó sobremanera al ver a alguien “desconocido” en su propia casa. Cuando cayó en la cuenta de que era mi padre, estalló en una de sus clásicas carcajadas y luego me pidió que volviera a dormirme, que no había de qué alarmarse. Que todo volvía a la “normalidad”…

Después entendí que el sueño tal vez expresaba una premonición, un pensamiento, una advertencia. No era casual que soñara eso. Había algo en mí que me estaba advirtiendo algo. Algo en mi inconsciente que me estaba diciendo: “Ten cuidado. Selena está en peligro. Y tú lo sabes. Piensa en cómo has actuado el día anterior cuando Selena se demoraba una vez más charlando con esa mujer. Ya no es una cuestión de desconfianza. Tú intuyes que hay algo más. No te gusta nada lo que está pasando. Y te alarma la actitud de Selena. No sabes cómo decirle que no puede estar tan pendiente de ella, que está moviéndose al compás de sus necesidades, que se está descuidando y descuidando a los demás. Que todo puede desmoronarse en un segundo sin que nadie lo advierta, sin que ya nada se pueda hacer cuando uno intente pensar qué hay detrás de todo esto”…

Me levanté y vi que Selena ya no estaba. Intuí que había ido a ver a esa mujer, tal como me lo había adelantado. Hoy lo puedo ver claramente. Tenía dos opciones: o actuar de acuerdo a la realidad que se me presentaba cada vez más claramente o seguía actuando como si nada pasara. Opté por esto último. Ni yo, ni Selena ni nadie de los Quintanilla está preparado para afrontar esa nueva realidad. ¿Cómo podríamos actuar imaginando que esa mujer podría hacer lo que hizo? No, no había manera. Hoy lo puedo ver claramente. Pero tuvo que pasar mucho tiempo para que entendiera todo, para que las fichas cayeran una de tras de otra en el lugar correcto. Hoy lo puedo ver y me genera tanta culpa no haber actuado con tanta firmeza el día anterior, ese 30 de marzo. Estaba todo tan claro … ahora … Pero en ese entonces … Era difícil pegar un volantazo y decidir con lo que uno ya veía que pasaba. Uno quería creer que no era para tanto todo. Que las cosas eran como siempre, sólo que se habían presentado algunos problemas. Pero no era así. Yo sabía que no era así. Por eso la fui a buscar a la nefasta habitación del Days Inn en la que Selena estaba con esa persona para sacarla de ese lugar. Podría decir que la saqué de allí harto de ver que girábamos en círculo y sabiendo que nada obtendríamos de ella … En realidad la saqué porque pensé que tal vez podría suceder lo que finalmente sucedió al otro día … Pero no … No estaba preparado. Selena no estaba preparada. Nadie estaba en condiciones de aceptar semejante realidad. Era muy difícil cambiar de actitud de pronto. Sé que muchos nos criticaron por nuestra impericia. Entiendo esas críticas, pero también quiero que nos entiendan a nosotros. Muchos en nuestro lugar hubiesen hecho lo mismo. Ahora sabemos que era una psicópata. Antes no sólo no lo sabíamos, sino que no hubiésemos podido definir lo que es ser un psicópata. La realidad se nos vino de golpe y estrellamos contra la pared. Y la víctima fue Selena…

Ese 31 de marzo lo empecé tratando de imaginarme que sería un día más. Un día de esa otra realidad que ya no existía. Borré de mi imagen el sueño, ese hermoso sueño que era un mensaje, una alarma, un pedido de ayuda. Con el tiempo pensé si Selena desde algún lado me estaba diciendo: “¡¡Vamos!! ¡¡Juégate por mí!! No esperes que haga todo. ¡¡Tú toma la iniciativa!! Si estoy equivocada, no esperes que me dé cuenta. ¡¡Actúa por mí!!”. Fui con mi padre a comprar pescado. Pensaba volver al mediodía para cocinarlo. Olvidé que a la noche Selena y yo nos fuimos a dormir tomados de la mano, pero en mí había una gran preocupación. Estaba en ese estado porque sentía que si no fuera por mí Selena hubiese ido a verla de nuevo. Que el poder que ya tenía esa mujer sobre ella era enorme … enorme … Jugaba con sus ansiedades, sus preocupaciones, sus desvelos. Después de que la saqué del Days Inn, Selena hacía todo lo posible para volver ... Todo ... En cada ocasión tenía que darle una razón valedera para que no volviera. Cuando me dijo que esa mujer no le había dado todos los papeles recurrí a la excusa de que se fijara bien en casa y de que era ya tarde para volver. Cuando logré calmarla con su ansiedad, esa mujer la llamó. Apareció un nuevo motivo. Ahora decía que la habían ultrajado en Monterrey y que quería que Selena la llevara al hospital. Cuando me lo dijo, no pude ocultar mi pensamiento … Estaba loca de remate … Me quedaba corto … Selena asintió … Pero al rato me dijo que tal vez debía volver para ponerla en evidencia con su mentira. Cada vez que recuerdo ese instante, me da escalofríos … Este hecho hablaba por sí solo de lo que estaba sucediendo … con Selena … Tal vez por eso en ese momento yo le hice un gesto que fue elocuente. No volvió a insistir. Sabía que tenía razón. Pero ya tramaba para volver al otro día. Yo lo sabía. Y no hice nada por impedirlo … Porque para impedirlo debía decirle mi temor real. Y yo eso no lo podía explicar. Aún no podía verbalizarlo. Estaba en mi inconsciente. No se podía cambiar la realidad en un minuto. Teníamos que estar preparados. Y nadie lo estaba…

Cuando volví de las compras con mi padre, vi que había mensajes en el contestador. No dejaban de ser imágenes de otro día normal. Hasta que escuché uno de la tía de Selena. Y se me vinieron encima el sueño, la realidad y esa imagen de Selena diciéndome: “Y ahora qué, Chris?”.

Desde ese momento hasta hoy me lo sigo preguntando … ¿Y ahora qué? Hace 26 años que me lo pregunto … Y yo sólo espero que Selena venga para que pueda contestarlo por mí…

(Uno no siempre está preparado para los desafíos. Muchas veces nos entregamos a la comodidad y a esperar que todo siga con la “normalidad” de todos los días. Sin grandes sobresaltos. Y no sólo hay que esperar que algo malo y evidente suceda para actuar. A veces no alcanza con curar. Hay que saber prevenir. Y cuando surge algo que nos moviliza a actuar, hay que hacerlo. El ser humano tiende a no pensar lo peor con pequeñas muestras … Espera que ellas se manifiesten a pleno … A veces cuando todo nos lleva al peor escenario hay que actuar, aun cuando no se expresen a plenitud esas evidencias. Si nos moviéramos en la vida con esa predisposición, tal vez Selena hoy estaría entre nosotros…)

Porque en el recuerdo sobre ti, Selena, hay que recordar lo bueno y lo malo. Es la mejor forma de aprender sobre lo que nos has dejado…

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)









No hay comentarios: