Sólo se trata de un mal sueño, Selena...


Julia había irrumpido en la sala de terapia intensiva en la que estaba internada de urgencia Selena con un vaso de agua. Nadie la pudo detener. Julia se puso enfrente de Selena que yacía inconsciente en la cama y comenzó a implorarle: “¡¡Bebe, Selena, bebe, por favor!! Lo soñé anoche. Fue una premonición. ¡¡Sé que con esto te salvarás!!”. Los médicos querían apartarla. Le pedían una y otra vez que se retirara. Le intentaban decir que estaban haciendo los últimos intentos, que lo único que estaba logrando con esta locura era que Selena se muriera ... “¡¡Ustedes no saben nada!! ¡¡Nada!! ¡¡Selena se va a salvar!! ... ¡¡Con este vaso de agua!! ... Sólo esto necesita ... ¡¡Déjenme!! Déjenme que lo tiene que tomar!!” ... Julia hizo el último intento. No alcanzaba que Selena ni siquiera hiciera gesto alguno de reconocimiento de su presencia ... Aflojó cuando notaba que los médicos no la dejarían hacer lo que se proponía ... Pero antes de que la sacaran del lugar, alcanzó a escuchar la voz de Selena que le decía: “No te preocupes ... Sé lo que intentas hacer ... Ya tendrás de mí el fruto de tu esfuerzo...”. Julia intentó ver la boca y los ojos de Selena para corroborar lo que había oído, pero no lo pudo hacer. Unos fornidos ayudantes de vigilancia la tomaron de los brazos y comenzaran a llevársela por la fuerza de la sala. Julia comenzó a resistirse con furia. Comenzó a dar patadas en el aire mientras se la llevaban en andas y gritaba con más fuerza que nunca: “¡¡No, no me voy a ir sin darle mi vaso de agua a Selena!! ¡¡No me voy a ir sin verla viva!! ¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡No!!”.

De  pronto Julia se descubrió gritando como una energúmena en el medio de la habitación de su casa. Antes de que pudiera pensar qué le había sucedido, miró la cómoda que estaba a un costado de su cama y vio que la flor blanca seguía allí intacta ... La misma flor con la que se despidió de Selena unos semanas atrás y que seguía firme, sin ningún signo de deterioro, como si poseyera una fuerza inusitada para resistir a la muerte y al olvido ... Julia tomó conciencia de su pesadilla y comenzó a llorar sin consuelo ... Había pasado poco tiempo de esa muerte tan absurda y no lo podía asimilar ... Desde que se enteró de la mala noticia no podía dormir y cuando lo hacía se le venían esas imágenes, esas fantasías y ese deseo ... Eran imágenes y sonidos que se le venían como flashes, como pequeños destellos que nunca daban una forma clara ni distintiva para saber de qué se trataban ... Pero esta vez se le presentó en toda su dimensión y Julia lo pudo comprender ... Hasta allí era todo silencio y desasosiego en ella. Ahora que había podido dormir, y hasta ver y sentir en toda su dimensión esa pesadilla, Julia podía expresar todo lo que sentía ... Dolor, furia, impotencia, desesperanza, tristeza, desesperación ... Julia estuvo llorando por un largo tiempo y pensando en por qué podría pensar en que un vaso de agua podría salvar a Selena ... Era una tontería ... Una fantasía producto de una pesadilla que reflejaba que no quería aceptar la realidad, que no quería pensar en su vida sin Selena, que no podía concebir lo que había sucedido, ni aceptar la cruda realidad que se le presentaba desde aquel nefasto 31 de marzo ... De pronto, en el medio del dolor, de sus ganas de exteriorizarlo, y de pensar una y otra vez en ese sueño, fue en busca de un vaso. Luego volvió con él a su cama y dejó que cada lágrima que se le escapara de sus ojos terminara en ese vaso. Así estuvo horas, horas interminables, horas de llorar pensando en Selena, en su suerte, en todo lo que se fue de su vida, en la alegría perdida, en la pérdida irreparable ... Cuando Julia reparó en el vaso, notó que estaba bien cubierto de su dolor ... Julia decidió que era el momento de ir a ver a Selena, a ese lugar del que se prometió no ir nunca y en el que ahora moraba en una absurda e incomprensible paz ... No le podría llevar el vaso de agua milagroso, pero podría expresar su desolación y soledad ... Antes de emprender su partida al gravesite, decidió escribirle algo en un papelito. Julia sabía que la gente que se agolpaba en el lugar para visitar la nueva morada de Selena le dedicaba algunas palabras escritas en un papel y las dejaba fijas en algún lugar del gravesite. Julia escribió: “Querida Selena. Tú eres todo para mí. Mi vida, mi esperanza, mi futuro ... Siempre estarás en mi corazón ... Y el mío está donde estás tú ahora ... Te quiero mucho ... Julia”. Julia guardó el papel en el bolsillo, tomó su vaso con sus lágrimas y lo tapó cuidadosamente, luego del cual se marchó a tomar un bus que la llevara a su encuentro con Selena, a ofrecerle su última fuerza para que la tuviera ella, sólo ella ...

Julia tomó el bus y se sentó a un asiento pegado a la ventana aferrada a su vaso mirando las imágenes que se sucedían en el camino. Observaba a la gente haciendo sus quehaceres cotidianos y no podía dejar de relacionarlos con esa vida sin Selena, la vida de todos ellos y Selena sin vida ... La vida de todos como si nada pasara, como si no estuvieran golpeados, como si se hallaran anestesiados, como si fueran acaso robots que no se permitían tener algún sentimiento y dejar de actuar como autómatas en el medio de la nada, de la soledad y de la incertidumbre. Miraba a esa gente, miraba su vaso de lágrimas, miraba a la gente que la miraba a ella, y pensaba en todo lo que les dejó Selena en esos últimos años y que parecía estar todo perdido. Julia no dejaba de pensar que Selena les había dado todo ... La alegría, la esperanza, la paz, un futuro con trabajo, dedicación y esfuerzo. Julia no olvidaba lo felices que eran sus hermanas, Federica y Marcela, siendo ambas de edades y hasta de generaciones bien diferentes. Federica le llevaba 5 años y ya se había casado con un piloto de aviones que vivía en Brasil. Marcela era 4 años menor que Julia y vivía como ella con sus padres. Pero desde aquel nefasto día Julia estaba sola. Federica, que vivía yendo de un lado para otro acompañando a su esposo, fue de inmediato a Corpus Christi a despedirse de Selena pero se fue pronto a Brasil para asimilar el dolor bien lejos. Marcela se fue con sus padres a visitar a sus abuelos en Chicago con el mismo propósito de no pensar tanto en ello. Y ahora Julia estaba yendo a ver a Selena ... Las ironías de la vida ... No podía dejar de pensar cómo eran las cosas unos 5 años antes, cuando las hermanas iban a ver a la joven Selena que les daba tantas alegrías y tanta vida ... Ahora Julia iba a ver a su otra “hermana”, la que desapareció, la que se fue, la que le dio todo y la que no pudo completar su recorrido ... Ahora todos estaban separadas, tristes y desoladas ... “Esto nunca hubiese pasado si Selena estuviera para acompañarnos”, pensaba Julia. Sabía que Selena iba a seguir estando presente ... Que iba a seguir estando en su vida, que su música iba a seguir acompañándola, que por los parlantes de su reproductor musical saldría Selena a buscarla y generaría un lugar para encontrarse ... con ella y con todos aquellos que la quisieran y extrañaran ... Pero no era lo mismo ... Nunca podría ser lo mismo ... Porque Julia sabía que Selena tenía un largo camino por recorrer y un enorme futuro ... Que estaba llena de vida y daba vida ... Que era el futuro y era el camino al futuro de todos ... Y que su partida, su desaparición de este mundo, sólo generaba un horizonte gris, un futuro negro que se avecinaba y que no daba ni una chance más ni resistencia alguna ... La forma de irse de Selena, el enorme acto de odio de esa harpía que le quitó todo, los había dejado sin fuerzas, sin ganas, sin nada ... Así estaba Julia ... Así se sentían todos ... Con fuerzas sólo para llorar ... Con sus Almas que se reflejaban en ese día gris, frío y lluvioso ... Con ese vaso de lágrimas con lo último que le podía dar a Selena, fruto del dolor, sin alegría y sin vida ... fruto del desconsuelo y la desesperanza ... “Es todo lo que me queda de tu Amor, sólo fotos y recuerdos”, llegó a escuchar Julia de una de las radios que a todo volumen pasaba las canciones de Selena a la vera de la ruta ... Julia se quedó mirando la nada misma que la llevara al lugar de destino, al lugar en el que encontraría en un mármol frío el nombre de Selena ... algo tan distinto de lo que había generado ella por tantos y tantos años...

Julia llegó al lugar bien, bien temprano. Apenas habían abierto el predio para que los visitantes pudieran ingresar. Ella fue caminando ... Mientras avanzaba observaba hacia arriba los árboles y ese cielo que aparecía ahora celeste con enorme cúmulos blancos. Lo hacía lentamente, muy lentamente … En cada paso que daba se sentía la fuerza de sus pasos que hacían retumbar su vaso de agua que tomaba con ambas manos … Al poco tiempo pudo ver el gravesite … Por un instante echó la vista hacia atrás y hacia el suelo, y comenzó a llorar. En ese giro casi se le cae el vaso y eso le hizo abrir bien los ojos, sujetar con más fuerza su vaso, tomar impulso y seguir adelante. Julia avanzó a paso firme sin dejar de posar sus ojos en la leyenda “Selena” que se le aparecía cada vez más nítida y real. Cuando llegó a estar a los pies de Selena, le agarró un vaho que casi la tumba contra el suelo … Julia optó por mantener la postura y sus sentimientos, y se arrodilló. Estuvo un largo tiempo observando cada detalle del gravesite como buscando una explicación a lo inexplicable, como tratando de aceptar una realidad incomprensible, inaceptable, tétrica, borrosa … Julia ya no quería llorar … Y aunque hubiese querido, no hubiese podido … De rodillas a Selena comenzó a leer lo que le había escrito … Al finalizar, y en el medio del dolor más profundo, Julia destapó el vaso y comenzó a verter el contenido a un costado de Selena … “Espero que puedas sentir lo que en este momento siento por ti”, le dijo y fue volcando sus lágrimas que fueron humedeciendo la tierra formando un agujero negro que pronto las hizo desaparecer. Julia vio cómo cada lágrima iba siendo absorbida por la profundidad de la tierra hasta convertirla en la nada misma … Luego se quedó inmóvil , y estuvo un largo rato mirando el piso y el nombre de Selena incrustado en ese frío y doloroso mármol sin encontrar ninguna explicación ni respuesta a ello … Ya era suficiente con verlo, con respirarlo, con sentirlo … Cuando vio que ya nada tenía sentido, que su presencia era inútil y dolorosa para ella y para Selena, Julia se incorporó, se dio vuelta y emprendió el camino de regreso sin querer volver a mirar atrás … De pronto sintió que alguien le decía: “Yo te prometí que te daría el fruto de tu esfuerzo. ¿Te irás sin recoger lo que has logrado con tu Amor?”. Julia se dio vuelta sin comprender y de pronto vio que una enorme flor blanca aparecía a un costado del gravesite. Julia corrió a ella y sólo la acarició sin tomarla, sintiendo acaso que si la arrancaba Selena se desgarraría … Pero nuevamente escuchó esa voz: “Tómala, Julia. Yo vivo en esa y en otras flores construidas por gente como tú. Sólo tómala y cuídala. Si logras que perviva, sabes que siempre estaré allí, siempre”. Julia comenzó a tomar la flor mientras se le caían unas enormes lágrimas de sus ojos. Hubiese querido otro final, pero sentía que debía aceptar esa realidad, por más dolorosa que fuera. Sabía que esa era su flor y que esa flor era de Selena. Era lo que le quedaba de ella ... Era también el Amor que tenía por ella ... Julia la tomó cuidadosamente y en cada tironeo suave sentía el dolor de la pérdida, el dolor de la ausencia, el dolor del Amor … Cuando la tuvo en sus manos, volvió a mirar el gravesite, miró su flor, se sonrió y alcanzó a decir: “Adiós, Selena, se que nos volveremos a ver pronto, muy pronto”. Luego fue hacia donde estaba escrito “Selena” y le dio un largo beso. Julia volvió a sonreír con largas lágrimas en los ojos y se marchó del lugar sin mirar atrás nunca más…

De regreso a su casa Julia pensó qué sería de su vida, de sus hermanas, de sus padres y de todos los que han sabido querer a Selena. Se preguntaba qué sería de “los nuestros”, si acaso algún día lograrían alcanzar el “viejo sueño americano”, si acaso lo lograrían con trabajo, honestidad, talento, capacidad, verdad, sacrificio, o tendrían que utilizar esas viejas fórmulas que nadie quería pero que a la larga para sobrevivir tendrían que aceptarlas y utilizarlas … Agotada, Julia comenzó a quedarse dormida … De pronto, sintió un fuerte golpe y ella cayó redonda al piso. No había salido del estado de shock cuando Julia advirtió que no encontraba la flor. La buscó por todas partes y no la hallaba. Cuando se incorporó vio que el bus en el que iba camino a su casa seguía su marcha con normalidad, como si nada hubiera sucedido. Julia fue hacia el conductor y le preguntó qué había sucedido y si había visto la flor de Selena … El chofer sólo sonreía … Julia insistió pero el hombre no le contestaba. Ella entró en desesperación y tomó al hombre del cuello al grito de “¡¡devuélveme la flor!! ¿Me oyes? ¡¡Devuélvemela!!”. El chofer perdió el control del bus, que fue camino a un precipicio. Julia vio la dimensión de su destino y sólo gritaba. “¡¡No!! ¡¡No me puedo ir sin mi flor!! ¡¡No puedo irme sin Selena!! ¿Dónde está? ¿Dónde está? ¡¡No me puedo morir sin ella!! ¡¡No!!”.
Julia se encontró gritando sola en su habitación. Gritaba con furia y sin pausa: “¿Dónde está? ¿Dónde está?”. Cuando tomó conciencia de dónde estaba miró rápidamente a su mesita de luz y allí la vio. Vio la flor blanca que permanecía intacta con todo su esplendor. Julia se sonrió, respiró aliviada y sólo dijo: “¡¡Qué susto!! Sólo se trataba de un sueño, de un mal sueño … Ahora puedo dormir tranquila … Todo está en orden”, tras lo cual Julia se dispuso a seguir durmiendo para esperar un mejor mañana … Un mañana con su flor … Un mañana con Selena…

(Podemos estar dormidos, podemos estar despiertos. Podemos vivir en un dolor eterno. Podemos esperar que algún día las cosas van a cambiar. Nunca dejaremos de llorar por Selena, nunca dejaremos de pensar en viajar en el tiempo para salvarla de su destino, nunca dejaremos de despertar de una larga pesadilla sin saber qué es real y qué es ficción, pero sólo deseando volver a ver ese mundo con Selena, ese mundo en el que todo es posible, ese mundo en el que siempre se puede soñar por un mundo mejor y lograrlo con Amor, con trabajo, con pasión, con ganas, con verdad ... Siempre se puede soñar y esperar un mejor despertar ... Algún día se dará ... algún día ... Para que Selena vuelva a ser feliz...)

Selena: sé que estás en algún lugar que pronto vamos a encontrar...

Te quiere mucho...

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)


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