Sólo se trata de un sueño, Selena...


Pablo se levantó sobresaltado de la cama. Había tenido una pesadilla terrible ... No podía salir de su angustia y corrió al televisor para corroborar si era cierto, si realmente era verdad lo que le había sucedido a Selena ... Lo tenía todo claro ... Lo había visto todo ... Ese crimen ... Esa gente llorando ... Esa angustia ... Ese dolor ... No ... Pablo no lo podía creer ... Prendió el televisor imaginando que por allí al fin y al cabo todo había sido un sueño, una pesadilla de la que pronto despertaría ... Pero al ver que nada había en los canales de televisión, que ninguna noticia de Selena surgía ni para bien ni para mal, lejos de alegrarlo, lo puso en la realidad ... Recién allí Pablo se dio cuenta de que había despertado ... Y que en realidad él vivía en una Buenos Aires que no conocía a Selena ... Y que él tampoco la conocía ... Pensó que en realidad no existía y que sólo estaba en su pensamiento, en su mente, en esa terrible pesadilla ... Apagó el televisor y se quedó un largo rato en silencio mirando la nada misma ... “Es que era tan real todo ...  Me cuesta creer que esa mujer no exista ... Me cuesta creer que semejante artista exista sólo en un mal sueño, en un triste sueño”, pensaba Pablo. De pronto escuchó el sonido de su despertador y allí dio cuenta de que era lunes y de que debía partir a su trabajo. Se había levantado antes buscando que no fuera cierto algo que no existía y que se revirtiera algo que no sucedió ... Pablo se fue compungido y consternado a trabajar ... Ni siquiera desayunó ... Era todo tan real lo que había sentido que actuaba con el lamento de alguien que perdió a su ser más preciado, a lo más valorable que haya conocido ... Entró al trabajo casi sin saludar y se sumergió en sus labores tratando de olvidar todo en el convencimiento de que pensando sólo en lo que debía hacer lo haría no pensar en la angustia que tenía ... Pablo se aferró a esa realidad para no pensar en lo que realmente le importaba, como lo había hecho siempre, pero esta vez se le hacía muy difícil poderlo concretar ... De pronto, una compañera de trabajo, Andrea, le dijo: “¡¡Che, a mí no me engañás!! ¿Qué  te pasa? ¡¡Te noto muy mal!!”. Pablo no tardó en admitirle lo que le había pasado, con la expectativa de que tal vez ella podía darle alguna luz de esperanza de que en realidad Selena existía y de que no había pasado lo que él vivió en aquel sueño ... “Lo siento, Pablo ... Yo tampoco sé quién es esa tal Selena ... Pero te prometo que les avisaré a todos lo que te ha pasado para ver si ellos saben algo al respecto...”. Pablo hizo una mueca de agradecimiento y volvió a sus labores, con el convencimiento de que nada lo sacaría de su angustia y de su incertidumbre ... Con el correr del día se fue olvidando de lo vivido la noche anterior y volvió a su casa con otro semblante, con otra predisposición. Invitó a unos amigos a comer y para la ocasión compró un buen vino. Cuando todo acabó, Pablo se fue a dormir ya sin pensar ni en Selena ni en nadie. El fútbol, la política y las mujeres, esos temas de siempre que se hablan para no abordar otras cosas importantes, lo sumergieron a Pablo en la realidad de todos los días y en la cotidianeidad de cualquier argentino “de ley”. Bebió el último sorbo de vino y brindó a su salud para pronto caer en el más profundo sueño, en un sueño en el que no se levantaría por muchas horas...

Para cuando sonó el despertador, Pablo ya se había levantado. Esta vez fue en busca del calendario. Y vio que era martes 28 de marzo ... de 1995 ... Pablo había soñado de nuevo ... Esta vez sólo veía a miles de personas llorando en procesión para darle el último adiós a Selena. Podía intuir la fecha, pero no se hablaba de ese día. Sólo escuchaba a los cronistas de la televisión que una y otra vez decían que aquel viernes 31 de marzo de 1995 se había abierto un capítulo luctuoso del que nadie en Corpus Christi, Texas, olvidaría jamás, al perder a su hija más pródiga. Hablaban de su juventud, de su futuro, de su talento, de la consternación ante el asesinato perpetrado por la presidenta de su club de fans en un motel de un tiro en la espalda ... De lo asombrados que estaban ante tanta cantidad de gente qua había para despedirla ... Que aun cuando la conocían, que aun cuando la habían entrevistado miles de veces, que aun sabiendo de su popularidad, y de lo querida y querible que era, nunca pensaron en semejante despedida y que la emoción les impedía continuar con la transmisión, que ellos también sentían lo mismo que aquella gente, que tenían los mismos sentimientos, que querían verla, verla por última vez, aunque sea imagen, esa imagen de la que ya no vive no sea deseada ver y no se asemeje en absoluta con aquella que supo dar Selena en vida ... Pero es que era tan difícil comprenderlo, entenderlo, explicarlo ... Por eso la querían ver ... Porque querían ver si acaso no era todo una gran pesadilla, una gran pesadilla de la que pronto despertarían ... Pablo ya no podía pensar que eso era fruto de su imaginación ... Ya tenía algunos datos ... 31 de marzo de 1995 ... Corpus Christi, Texas ... Faltaban tres días para ese día ... No sabía si era un sueño premonitorio ... Ni lo quiso pensar ... A la vuelta del trabajo indagaría por el centro de la ciudad de Buenos Aires y pediría en esos kioscos de revistas que vendían diarios del extranjero para ver si alguien hablaba de Selena, si alguien le indicaba alguna pista más que le permitiera saber si Selena existía y si ese sueño se convertiría en realidad o tal vez en pesadilla en pocos días ... Pero al llegar del trabajo sucedió algo que le hizo acelerar los planes. Esta vez Zulma, otra compañera de trabajo, fue con algo más concreto y más impactante: “¡¡Pablo!! ¡¡Hoy es tu día de suerte!! Justo vino ayer vino una prima mía de Entre Ríos y se me dio por comentarle sobre tu sueño. ¡¡Ella se sobresaltó porque me dijo que esa tal Selena existe!! ¡¡Mi prima la conoce porque es fan de Gilda y por ella sabe de Selena!! ...  Parece que canta cumbia, música tejana, reggae o algo así, pero me dijo que Selena es alguien muy importante en México y Estados Unidos. ¡¡Dice que es una sensación y que sólo tiene 23 años!!”. Pablo al oír eso no dudó. Pidió permiso a su trabajo y fue a ver aquellos kioscos de diarios y revistas del centro ... Por suerte, a muchos kiosqueros les cayó bien su pasión por conocer a Selena y le dejaron leer todas las publicaciones sin cobrarle nada, a condición de que las cuidara mucho. Pero aún así Pablo decidió comprar una revista mejicana en la que hablaba del suceso de Selena el 26 de febrero último en el Houston Astrodome ante 65.000 personas y de la historia de Selena hasta ese día ... Pablo terminó de leer la revista en su casa y quedó extasiado. Selena era una artista increíble que se estaba convirtiendo en la artista latina más popular de Estados Unidos y México, y que muchos ya la comparaban con Madonna. En Texas hacía rato que era la cantante más popular y que aun siendo un Estado tan machista había superado a todos los artistas varones de su generación y de las anteriores. Era la mejor representante de la música texana y de la concreción del “sueño americano”. Premiada como la mejor cantante texana desde los 16 años, ganadora de varios premios internacionales y hasta de un Grammy la ponían en una carrera meteórica en la que no había ni límite ni final ... Era sólo seguir el camino trazado y gozar de los frutos de una carrera hecha con talento, honestidad y mucho, mucho trabajo en manos de una mujer que cantaba y deslumbraba a todos desde que tenía sólo 8 años ... Pablo quedó extasiado y exhausto luego de leer tanto de Selena y cayó en un profundo sueño, sin saber qué haría ahora que sabía que Selena existía, ahora que sabía que era una artista con un presente y un futuro enorme ... un futuro que tal vez tuviera los días contados...

Cuando Pablo se levantó al otro día entró en una gran depresión. Había tenido otro sueño esta vez muy triste. Podía ver cómo el padre de Selena anunciaba que saldría pronto un disco póstumo de Selena en inglés. Era un disco que Selena estaba preparando en el momento de la tragedia. Sólo habían quedado 4 temas, 2 de ellos en forma de demo. Pablo había podido ver en ese sueño cómo el padre estaba escuchando el tema “I could fall in love” tal cual lo había dejado grabado Selena, y les decía a unos periodistas que había encontrado la grabación en una de las cintas que dejó Selena y que ahora recién podía escucharlas ... El disco tuvo que salir con esos temas arreglados con los productores y artistas que habían sido contratados para hacer ese disco con Selena. Esos mismos productores tuvieron la tarea de completar el disco con viejos temas en español de Selena aggiornados para esta nueva grabación. Pablo podía ver al padre de Selena anunciar ese disco mientras se le escapaban las lágrimas por debajo de sus infaltables anteojos negros, mientras José Behar, el presidente de Emi Latin, afirmaba que este disco era la concreción del viejo sueño de Selena de convertirse en la gran artista internacional que rompería con todas las barreras que separaban el mundo latino de los “gringos”. Pablo podía ver cómo la gente se volcaba a las disquerías para tener su ejemplar de lo último que les dejó Selena y generar un récord de venta de discos jamás visto en la historia de la música de los Estados Unidos. Pablo también podía ver la congoja del productor del disco, que no podía aún creer cuando dos semanas atrás de la tragedia vio partir a Selena sonriente como siempre para anunciar su pronta vuelta al estudio siendo la última vez que la vería con vida ... Pablo aún recordaba ese sueño y, con su típica mirada “porteña” de la vida, sabía que todas aquellas palabras eran vanas, que Selena nunca pudo ver la dimensión de su éxito y que jamás pudo dar todo su potencial a pesar de los consuelos y de aquellas palabras de que ella con ese disco había logrado el éxito. “No, ella tenía mucho más para dar. Y se lo quitaron todo...”, se repetía una y otra vez Pablo. Siendo coherente con su pensamiento, ni se molestó en dar excusas en su trabajo. Dijo que estaba enfermo y partió al kiosco de revistas que le proveía de todo el material que necesitaba. El kiosquero se había tomado la molestia de buscar en todas las revistas que les había quedado sin vender el material relacionado con Selena y allí pudo ver Pablo que Selena venía anunciando desde hacía tiempo su disco en inglés ... Que era el sueño de ella y, sobre todo, de su padre de llegar a girar por todo el mundo con ese disco y que sabía que pronto lo tendría preparado ... Quizá para fines de 1994 o principios de 1995. Luego Pablo pudo ver que Selena tenía un contrato para hacer el disco desde 1993 y que Emi se lo venía dilatando, acaso porque el éxito de Selena en español era más redituable y seguro que la “aventura” de Selena en inglés. “Las ironías de la vida, siendo que Selena hablaba en inglés y no en español”, se decía Pablo. Volvió a su casa muy cansado y no sabiendo qué hacer. Tenía cada vez más certezas y el 31 de marzo se acercaba. ¿Podría ser cierto o era un engaño de su subconsciente? Por lo pronto, Pablo volvió a su casa a la espera de convencer al médico de la empresa que lo visitaría para verificar su dolencia de que estaba verdaderamente enfermo. No hubo que hacer mucho mérito. Con sólo ver el médico el estado lamentable en el que estaba Pablo producto de su angustia no dudó en extenderle su licencia hasta el lunes ... 3 de abril, día en el que, según el sueño de Pablo, Selena estaba siendo despedida por toda su familia y admiradores...

Al día siguiente, jueves 30 de marzo, Pablo empezó a darse cuenta de que ya había pocas dudas para entender de que sus sueños eran premonitorios, un aviso de alguien, un llamado desesperado. Esta vez se trataba del juicio a la asesina de Selena. El escenario era lamentable. Una mujer queriendo demostrar una inocencia a base de falacias y de ponerse en situación de víctima de los ataques del padre de Selena ... Un sinnúmero de fans esperando la condena de esa mujer y un sinnúmero de periodistas que encontraron en este juicio su manera de hacerse famosos a costa de la justa fama de Selena, del dolor de sus fans y del morbo que generaba su asesina. Pablo veía y no dudaba de que la asesina lo había planificado todo, y que si falló en algo fue gracias a la mismísima Selena que al recibir el disparo pudo salir del lugar y lograr que un testigo viera cómo su asesina iba tras ella para rematarla y desistir de ello cuando vio que estaba realmente malherida ... El saber que esa misma mañana la asesina se las había ingeniado para que Selena fuera a solas a verla al motel en el que estaba alojada para que la acompañara al hospital por una supuesta dolencia, negarse a ser revisada en ella delante de muchos testigos y volver al motel para dispararle luego de que Selena le anunciara lo tan temido por ella, de que la abandonaría, era motivo más que suficiente de que Zaldívar lo había planificado todo. Además, el hecho de ver que aun cuando su abogado defensor había sido lo suficientemente hábil como para cambiar el eje del juicio y llevarlo al terreno de que su defendida fue obligada a autoincriminarse y de que ella era también víctima de las circunstancias, después apurara los tiempos para que el Jurado decidiese cuanto antes sobre la culpabilidad o inocencia de la pena mayor que se le imputaba a la defendida, en vez de dilatar los tiempos, como lo aconsejaba la situación, era un signo inequívoco de que la asesina lo había empujado a su abogado a esa situación ya que ella no quería una pena atenuada; sólo quería la libertad, tal como lo había planeado, en función de que todo había sido producto de un terrible “accidente”, para poder enrostrarle a la familia que ella había triunfado, que nadie podía contra ella, y si no podía estar con ellos en el triunfo de Selena al ser desplazada, se encargaría de que nadie triunfara dándole al padre de Selena el mayor castigo matando a su hija ... Pablo corrió a sus publicaciones y vio que esa mujer tenía el control de todo ... Era presidenta del club de fans de Selena y era gerenta de “Selena Etc.”, la cadena de boutiques de Selena que había inaugurado poniendo en marcha su viejo sueño de niña de convertirse en diseñadora ... Pablo pudo ver cómo esa mujer estaba al lado de Selena en el día de inauguración del local de “Selena Etc.” en San Antonio, y cómo estaba al lado de Selena y de toda su familia en cada evento, en cada fiesta, en cada ocasión ... “Los tiene a todos bajo su dominio y ellos no se dan cuenta ... Creen que es una mujer servicial e inofensiva, y no se imaginan que es una psicópata que puede hacerles mucho daño”, se decía Pablo mientras recordaba las barbaridades que la asesina, a través de una periodista que cubría el juicio, decía de Selena, de su vida, de su moral y de toda si familia ... Pablo ya no tenía dudas ... Al día siguiente, 31 de marzo, sucedería lo que le indicaba el sueño y él debía hacer algo, pero nada podía ocurrírsele ... Era tarde ... Sólo buscó un locutorio internacional y pidió allí una guía de teléfonos de Corpus Christi, Texas. Sólo se le ocurrió buscar allí el número del local de “Selena Etc.”. Llamó y llamó pero nadie le contestaba. Supuso que era muy tarde y desistió. Buscó el teléfono de Selena pero encontró muchos con el apellido Quintanilla y no sabía cuál de ellos podría ser el de ella. Tal vez Selena no figuraba con su apellido. Pablo estaba dispuesto a llamar a todos, pero todavía tenía algo de tiempo. Decidió esperar a la mañana bien temprano para llamar. No sabía cómo decirlo. Al fin y al cabo era un desconocido y seguramente colgarían el teléfono en cuanto quisiera decir algo ... Esa noche casi no durmió, y en cuanto pudo conciliar el sueño, sonó la alarma de su despertador. Corrió al locutorio, pero no sabía a quién llamar. Volvió a llamar a “Selena Etc.” y seguían sin contestarle. Llamó a uno de los teléfonos de los Quintanilla y no le contestaron. Llamó a otro pero en cuanto quiso hablar le cortaron, porque no le entendían con quién quería hablar. Pablo entró en una gran desesperación. Preguntó a uno de los empleados del locutorio si podía darle una idea de la hora que sería en Corpus Christi. Le dijeron que eran aproximadamente las 10 de la mañana. Pablo estaba dispuesto a insistir hasta que recordó algo que podía ser acaso su última carta que podría jugar. Recordó que el padre de Selena tenía una productora que se llamaba “q-productions”. Buscó su número en la guía y llamó. Pablo tuvo la suerte de que A.B., el hermano de Selena, no sólo tomara el llamado, sino que dijera que él estaba del otro lado en nombre de la productora de su padre y que si quería llamar lo hiciera más tarde pues no era aún el horario para ser atendido. Pablo lo interrumpió: “¡¡Espera, espera!! ¿Eres A.B? ¡¡Por favor, no cortes!! ¡¡Esto es una emergencia!! Puedes creerme o no, ¡¡pero te imploro que vayas ya mismo al motel Days Inn!! ... ¡¡Tu hermana Selena corre peligro, mucho peligro!! Esa mujer la va a matar. ¡¡Saldívar la asesinará si no te apuras!! Puedes pensar que es una broma de mal gusto. Prefiero que me insultes si piensas que es un mal chiste antes de que lo lamentes por no haberme escuchado ... ¡¡Corre A.B.!! ¡¡Corre!! ¡¡Tu hermana va a morir!! ¡¡Impídelo y no dejes que esa mala mujer logre su cometido!!”. Pablo sólo escuchó un largo silencio como toda contestación y al rato el zumbido de la comunicación cortada. Pablo entró en pánico y volvió a llamar. Tardó en que le contestaran. Esta vez fue una mujer la que atendió el llamado y sólo le dijo: “¿Tú eres el que llamó recién, no? Sólo te puedo decir que el padre y el hermano de Selena fueron al Days Inn. Espero que sólo sea una falsa alarma...”. “Yo también querría que fuera así, ¡¡pero por favor, avísame si todo está bien!! Te dejo mi número de teléfono para ello. Puedes decir a la operadora que voy a abonar yo la llamada. Es que soy de Argentina...”, le explicó Pablo. La mujer se quedó muda. “Sí, soy de Buenos Aires. No me preguntes cómo lo sé, pues no lo creerías. Por lo menos me quedo tranquilo de que están en camino...”, dijo Pablo y cortó. Se quedó por largas horas esperando un llamado. Más de una vez pensó en volver a llamar, pero temía lo peor. La hora había pasado y él no sabía nada. La tensión y la espera lo abatieron, y pronto cayó en un profundo sueño. A los pocos minutos un sonido terrible lo levantó. Era el teléfono. Lo tomó rápidamente pero tardó en ponerse al habla. Temía por lo que podría escuchar del otro lado. “¿Eres tú, Pablo?”, dijo una voz. “Sí”, le contestó él. “Soy el señor Quintanilla. No sé cómo lo supiste, pero tenías razón. ¡¡Llegamos a tiempo!! Logramos ir con la policía al lugar y la interceptamos a Saldívar en la habitación. Fue todo muy difícil pero con un final feliz. Esa mujer fue apresada y Selena está a salvo. No puedo creer que seas de Argentina y tuvieras esa certeza. ¿Cómo puedo compensarte por haber salvado la vida de mi hija?”. “Con nada, señor Quintanilla, con nada ... Sólo con saber que Selena está a salvo estoy feliz. ... Créame ... Yo a Selena no la conocía. Sólo tuve un sueño y ese sueño me llevó al llamado. A ustedes sólo los conozco por verlos en revistas y en diarios en estos días en los que busqué saber quién era Selena. Espero que pronto esté aquí...”, dijo Pablo. “¡¡Y así será, mi hijo!! ¡¡Así será!! Aceleraremos los tiempos e iremos pronto a Sudamérica para que Selena se presente allí y así te conoceremos. ¿Qué te parece la idea?”, le dijo el Señor Quintanilla. “Fantástica”, le dijo emocionado Pablo. “Espera, Pablo. Aquí alguien que quiere decirte algo...”. Pablo pensó que tal vez era A.B. que le quería agradecer también, ya que él fue quien recibió su mensaje de alarma. “¡¡Así que tú eres el famoso Pablo!! ¿Y qué haces allí en Argentina y no estás aquí a mi lado? ¡¡Y no me digas que no me conoces pues no te creo!!”, le dijo una voz de mujer que pronto echó una gran carcajada. Pablo sabía que era Selena y un frío corrió por su espalda. No podía hablar. “Bueno ... Ya que no me quieres hablar y no estás aquí, iré allí para visitarte. ¿Qué te parece?”. Pablo alcanzó a musitar: ¿Eres Selena, no?”. “Sí, soy Selena. ¿Sabes en qué pensé en esta horas terribles que viví. Que nada es casualidad. Que todo surge por un motivo. Y con tu actitud me di cuenta de lo que he generado ... un Amor y un cariño que casi he dejado de lado por ir en busca de esa mujer. ¡¡No, Pablo!! Nada es casual. No me conocías, pero me conocías ... Tal vez no me habías escuchado pero me sentías ... Tal vez eso pasó, aunque sea en un sueño. Recién ahora puedo darme cuenta de que provocamos más cosas de lo que suponemos y que si no estamos atentos, tal vez nos perdamos hasta lo más deseado ... Ahora me doy cuenta de todo. Te prometo, Pablo, que jamás te olvidaré y que jamás olvidaré a la gente que ha hecho de mí lo que soy ahora. Te quiero mucho y muy pronto estaré allí. ¡¡Te lo prometo!!”, le dijo Selena con suma emoción. Pablo se puso a llorar. Esta vez Selena no lo detuvo. En ella también salían lágrimas sin poder contenerlas. Estuvieron un largo rato así hasta que Pablo le dijo: “Yo también te quiero mucho Selena y tampoco creo en las casualidades. Te esperaré. Sé que las cosas ahora andarán mejor. No sé por qué, pero siento que el mundo será otro ... Tengo fe ... Todos nuestros sueños se cumplirán con sólo proponérselo ... Ahora que sé que estás allí” ... Selena no pudo ocultar su llanto, se disculpó por ello y le dijo: “Te mando mil abrazos y mil besotes. Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego, chau y gracias por lo que has hecho por mí...”. Pablo le contestó:  “No tienes nada que agradecer. Sólo prométeme que tú te cuidarás”. “¡¡Y lo haré sólo para que me digas en la cara que realmente no me conocías a ver si te atreves!!”, le gritó Selena y echó a reír. Pablo la acompañó en la carcajada. Así estuvieron un largo tiempo hasta que supieron que debían cortar y esperar el encuentro. Mientras tanto, sólo gozaban, sólo disfrutaban de vivir en un mundo feliz y de una humanidad en la que no creía en imposibles, en una humanidad que sólo creía en trabajo, honestidad y confianza. En una humanidad que tenía a Selena como su ejemplo y estandarte. En una humanidad en la que sabía ahora con certeza que ya no habría más pena ni olvido...

(Los sueños, sueños son ... Está en nosotros hacerlos realidad ... Debemos estar atentos ... Una palabra, un gesto, un llamado puede ser una señal, una alarma que puede cambiar nuestras vidas y hacer de lo imposible posible ... Todos los días espero esa señal, ese sueño que me lleve a Selena, ese sueño que nos traiga a Selena con nosotros...)

Selena: yo haré que tu sueño, tu verdadero sueño, se haga realidad...

Te quiere mucho...


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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