Tal vez debiste hacer lo que te convenía, Selena…



Selena se quedó helada con la propuesta que le hizo la presidenta de su club de fans, amiga de su familia y confidente ... No podía creer que se lo dijera con esa cara tan tenebrosa ... Estaba por decirle si se había enloquecido, si se lo estaba diciendo en serio, si acaso no sabía con quién hablaba ... Pero algo la contuvo ... Esa expresión, esa mirada ... Parecía amenazante, pero era otra cosa ... Era extraña ... Nunca la había visto, pero Selena sentía que ésa era la verdadera cara que tenía esa mujer ... Selena estaba asustada porque sentía que esa persona tenía el convencimiento de que ella no tenía otra alternativa, que si se animaba a retrucarle ... quién sabe qué pasaría ... Era esa seguridad de los que se saben dueños de la situación y de las personas ... Selena se contuvo ... Tal vez fuera la primera vez que lo hacía ... Ella fue siempre frontal y directa ... Siempre fue sincera y honesta ... Pero algo le hacía ver que si esta vez actuaba como siempre lo pagaría caro ... “Tú sabes, Selena. Los escándalos suman. A la gente le gusta consumir los chismes. Lo hablamos con el doctor Martínez y le pareció una excelente idea. Que él no tiene ningún problema en sumarse a lo planeado entre su secretario y yo ... Así que es cuestión de hacer circular la noticia del supuesto romance entre tú y el doctor, ¡¡y ya verás cómo tu popularidad sumará por mil!!”. Selena asentía con cara pensativa y se dio vuelta como si estuviera considerando la idea, como algo que debía tenerse muy en cuenta. “¡¡Vamos, Selena!! Yo sé que para ti puede ser difícil, pero es cuestión de hacerse a la idea y listo. Así funciona el mundo del espectáculo. ¡¡No creas que las cosas son como las que te enseñó siempre tu padre!! ¡¡Ya verás, Selena, ya verás!! No alcanza con que hablen de tu música, de cómo cantas, de cómo son tus conciertos. También quieren hablar de tus secretos, de si te operaste de algo, de si tienes enfrentamientos con otros artistas, de qué dijiste polémico tras bambalinas. ¡¡Eso también es importante!! Son titulares de diarios y revistas por meses y vivirán hablando de ti ... ¡¡Y ni siquiera tiene que ser cierto!! … Y no te preocupes. D’Silva ya tiene sus contactos con periodistas de diarios y revistas. ¡¡En cuanto empiece a rodar la maquinaria, esto no va a parar!! ¡¡Y tú te llenarás de millones mientras sigues cantando como quiere tu padre, y mientras tanto, tú puedes tener mejores ingresos para seguir con ‘Selena Etc.’!! ¿Qué me dices?”, le inquirió la mujer en la que tanto confiaba Selena antes ... Selena supo que tenía que actuar rápido y bien ... Sobre todo actuar ... No sentía que fuera su fuerte, pero lo tenía que hacer ... Esa mirada, esa expresión ... Selena sabía que se encontraba con otra persona, pero peor aún, que “esa otra” era la verdadera persona ... Que antes ... antes todo había sido un engaño, un vil engaño de una mujer que antes se mostraba tan buena, tan simpática, tan servicial, tan atenta, tan distinta a ese momento ... Selena se dio vuelta y puso su mejor sonrisa. Se acercó a esa mujer y la abrazó. Mientras lo hacía puso su última expresión de indignación por lo que estaba sucediendo y viviendo, a la vez que le decía: “Es cierto lo que dices. Tienes toda la razón. Lo dejo todo en tus manos, como siempre, y haz los arreglos que tengas que hacer. Quiero que vayas ya mismo a Monterrey para ultimar los detalles. En dos días iré yo para encontrarme con ustedes. No quiero que mi padre sospeche ... Tú sabes que estoy preparando mi disco en inglés. Si me excuso de no ir a Nashville a seguir con la grabación y me voy contigo a Monterrey, mi padre creerá que hay ‘gato encerrado’. En cambio, si me quedo unos días grabando y luego volvemos para seguir con nuestras presentaciones, tendré excusas para irme a otro lado antes que volver a Nashville y nadie sospechará ... ¿Me entiendes? Así que ve tú, habla con el doctor y con su secretario, que yo empezaré con el plan”. Selena tragó saliva antes de mirar fijo a su “fiel asistente” con una sonrisa de complicidad. Cuando lo hizo vio que ella estaba feliz y conforme. “¡¡Perfecto, amiga mía!! ¡¡Veo que lo has comprendido!! ¡¡Ya estoy llamando a D’Silva y preparo mis maletas!! ¡¡Nos vemos allá en dos días!! ¡¡Te llamo cualquier cosa!!”, le dijo Saldívar, y le dio un largo abrazo y beso. Selena contenía su ira, pesadumbre y desconcierto mientras la invitaba a que ultimara los detalles. “¡¡Estoy tan agradecida de haberte conocido!! Siempre te seré fiel y sé que estaremos juntas para siempre. Luchamos por lo mismo ... ¡¡Y nadie nos detendrá!!”, le dijo la mujer mientras le sonreía con esa mirada, con esa expresión que tanto había inquietado a Selena ... En cuanto se fue, Selena corrió a su cuarto y empezó a llorar, a llorar con fuerza, a llorar con furia. Tenía tantas cosas para decirle, tantas cosas que gritarle, tantas ganas de echarla ... Pero sabía que no debía hacerlo ... No en ese momento ... Esa mirada, esa expresión le indicaban a Selena que sería peligroso cualquier actitud de rechazo de su parte ... Esa mujer se sentía muy segura, muy segura de que lo tenía todo controlado, de que todo se haría a su medida y que cualquier alteración o rechazo a su plan sería visto como algo peligroso, pernicioso, como una máxima traición ... Selena supo que debía actuar rápido antes de que ella se diera cuenta, antes de que ella sospechara de su desconfianza. Tenía que deshacerse de su asistente cuanto antes y lo debía hacer ella. No podía decírselo a su padre. Él iría a por esa mujer sin importarle las consecuencias, sin importarle lo que pudiera hacer, estando tan seguro de sus fuerzas, tan seguro de su experiencia, tan seguro de que nadie podría superarlo ... Él no entendería esa mirada, esa expresión ... ni lo querría entender ... De nada le serviría decirle que es importante ponerse en el lugar del otro para poder comprender lo que puede hacer otra persona, lo que le está pensando, lo que podría pasar por su mente y lo que tiene planeado para el futuro ... No, no lo entendería ... Selena se sentía tan sola y tan impotente ... Siguió llorando por un largo tiempo ... Pensó que no tenía a mucha gente en quien confiar por fuera de su familia y de su círculo íntimo en la banda ... Salvo esa gente que ahora se le presentaba como lo más oportunista de su fama y ... ¡¡Cristina!! ... A Selena se le iluminó el rostro y llamó a la productora en la que ella trabajaba, los Estudios Apodaca, ubicados casualmente en la ciudad de Monterrey ... Cuando logró comunicarse, para su pesar le dijeron que no estaba allí, que se había ido a San Antonio para seguir una gira de un grupo que apadrinaba Óscar Flores ... Pero al darse cuenta en la productora de que estaban hablando con Selena, rápidamente le pasaron el número del celular en el que la podría localizar. Selena agradeció infinitamente el dato y sólo pidió que no comentara a nadie que ella estuvo llamando ... Que ella a cambio le devolvería el favor para todas las invitaciones que le hicieran allí en el futuro ... En cuanto cortó la comunicación, Selena le mandó un beeper al celular de Cristina ... “¡¡Cristina!! Soy Selena. Por favor, llámame cuanto antes y ven para Corpus Christi. ¡¡Es urgente!!”. No habrían pasado unos minutos cuando Cristina le envió otro beeper. “Voy para allá en unas horas. Te confirmo cuando esté por llegar”. Selena esperó con ansias la llegada de su amiga y cuando ésta se presentó a su casa, Selena se echó encima de ella. “¡¡Cristina!! ¡¡Tienes que ayudarme!! Sabes que te he pedido que te vengas a vivir aquí porque necesito a gente de confianza a mi alrededor, además de mi familia ... Y hasta aquí entendí que te fuera difícil poder cumplir con mi pedido ... Sólo te ruego ahora que me ayudes a deshacerme de esta mujer para que pronto, muy pronto, tú seas mi nueva asistente personal. Sólo escúchame y lo entenderás...”

Cristina escuchó con atención todo lo que le decía Selena y se alarmó. Nunca hubiese imaginado que esa mujer fuera a hacer eso y a proponerle semejante cosa. Tampoco sabía a dónde quería llegar pero sabía que debía estar cerca de Selena. Se había excusado de estar al lado de ella por sus múltiples ocupaciones y porque no sabía si se podía adaptar a la cultura de los Estados Unidos, pero sabía por lo que pasaba Selena luego de tener tantas conversaciones íntimas y por tantas horas ... Sabía de su necesidad de abrirse camino por su cuenta y de su necesidad de cumplir con sus sueños de niña tan postergados ... Que a pesar de estar bien con su familia y con su banda, ella deseaba poder llegar a ser una gran diseñadora, y una mujer común y feliz con su familia. Que ella soñaba con vivir  con felicidad cada acto de su vida siendo una mujer común que vive y disfruta de todo aquello que se le postergó por años ... Quería ser una mujer independiente ... Quería vivir su vida normal, como no la tuvo casi nunca en su vida ... Cristina lo sabía y sabía también lo angustiada que estaba al no tener tantos amigos en quien confiar, al no poder contar sus cosas más íntimas fuera del ámbito de su familia ... y de aquella mujer ... Y ahora que la veía tan débil, tan desilusionada, tan desamparada, tan sola, Cristina sentía que debía estar a su lado ... más que nunca. La abrazó a Selena y le prometió que estaría a su lado en los días venideros ... que llamaría a Óscar Flores y que dejaría en manos de otra personas lo que debían organizar allí ... “Pero eso sí, Selena. Puedo ayudarte por estos días, pero necesito saber qué harás con esa mujer y cómo llevarás las cosas, así sabré cómo ayudarte”, le dijo Cristina. Selena la abrazó fuertemente mientras le decía: “Necesito que estés a mi lado en estos días. Con eso me alcanza. Y que en el futuro cumplas el rol que hacía esa mujer. Puedo esperar el tiempo que necesites. Puedo entender que no estés siempre a mi lado. Sólo te ruego que estés cuando te necesite imperiosamente, como ahora. Y de ti ahora sólo necesito que aceptes mi propuesta, para luego decírsela lo más pronto posible a los demás. Eso sí ... ¡¡Por ahora no se lo digas a nadie!! Déjamelo manejar a mí, ¿ok? En este momento sólo necesito que estés a mi lado y que me acompañes en mi decisión ... ¿Puedo contar contigo? ¡¡Sólo dime que sí!!”. Cristina le dijo que sí con una sonrisa y Selena la volvió a abrazar, esta vez dándole miles de besotes. “Pues bien. Ahora acompáñame a Nashville para seguir grabando mi disco en inglés. Hablaré con mi padre, y le diré lo que vamos a hacer y cómo. Estemos atentas a mañana. Ella me llamará para confirmar mi partida a Monterrey y no le contestaré. Y cuando quiera hablar a ‘Q-Productions’, a ‘Selena Etc.’ o a mi casa, se le dirá que no la puedo atender. Seguramente insistirá con sus llamados y seguiré sin responderle. Cuando regrese a Corpus Christi, recibirá la orden de que ya no pertenece más a nuestra organización. Seguramente buscará algún escándalo como el que ya tenía pensado para ‘favorecerme’. Allí necesitaré de ti. Quiero que llames a tus amigos en Monterrey para avisarles de mi decisión. Ya sabes. Como dice el dicho: ‘El que pega primero, pega dos veces’. Y no te preocupes. Lo de tu designación lo diremos después, cuando ya esté todo controlado, cuando las aguas ya bajen más tranquilas...”, le dijo Selena. Cristina estaba más que sorprendida por la decisión de Selena. La veía tan distinta, tan necesariamente distinta en este caso. Se sentía congratulada de tomar las riendas de la situación y de resolverlo de ese modo. Temía por las consecuencias, por lo que entendía que debía estar a su lado. No había modo de saber cómo respondería esa mujer e imaginaba que Selena tampoco...

Cuando estuvieron en Nashville, Cristina notó a Selena más que relajada. Grabó todas las pistas en el medio de las risas con sus productores y músicos hasta que apareció su padre y pidió hablar aparte con él. Estuvo un largo tiempo fuera del estudio de grabación mientras Cristina hablaba con un A.B. entusiasta que le decía todo lo que prepararían y harían durante 1995, “un año más que importante para la banda”, como le aseguró. Cuando Selena apareció de nuevo, sólo pidió un segundito más de espera a los productores y músicos, y encaró directamente a Cristina. “Ya le dije a mi padre lo sucedido y me prometió que no hará nada más que lo que yo le pida. Que cuando esta noche me llame ella y no tenga noticias de mí e intente localizarme, mi padre dará la orden en Q-Productions, y yo en ‘Selena Etc.’ para no darle ninguna información ni sea recibida en ningún lugar. Mi padre hablará con mi familia y yo con Chris. Además, hablaré con Martín Gómez para que se vuelva a hacer cargo de mis diseños ... De sólo pensar que lo dejé ir por sus desacuerdos con ella me dan náuseas, pero sé que lo puedo remediar ... Por lo pronto, nos quedaremos aquí por unos días más por precaución. No queremos exponernos con ella ni con nadie de su entorno. Tal vez nos vayamos al concierto que haremos en Los Ángeles a principios de abril y recién allí volveremos a Corpus Christi. Mientras tanto, adelantaremos el disco en inglés. Sólo espera unos días más y podrás volver a Monterrey. Además, quiero presentarte ante mi familia como mi nueva asistente”, le dijo Selena. Cristina estaba emocionada y muy congratulada. Se venían lindos tiempos para todos, hermosos momentos si todo salía bien, lindos tiempos si esa mujer no hacía algo impensado, fuera de control...

Saldívar se había inquietado cuando vio que Selena no había llegado a la hora pactada y más aún cuando notó que ella ni la había llamado antes ni le había contestado los mensajes que le dejó. No se había preocupado hasta entonces porque suponía que estaba muy ocupada en Nashville y porque ella misma estaba entretenida con los arreglos que había hecho con el doctor Martínez y su ayudante. Estaba feliz porque más que nunca sentía que tenía el control total de la vida de Selena. Al fin después de mucho tiempo de trabajo metódico y calculado lograba sacarla de la tutela de su padre para que se sometiera a su control. Sabía que en cuanto lograra que Selena dependiera de ella para todo tendría todo en sus manos, tal como quería, tal como lo había deseado durante años. En ese momento todo era cuestión de tiempo. Con sus contactos con el doctor Martinez y su secretario pondría a Selena en una teleraña de la cual sólo podría salir con su “ayuda” y los demás sólo podrían acceder a Selena con su autorización ... Era cuestión de esperar un tiempito más ... Tiempo de convencer a Selena de radicarse en Monterrey y alejarla de Chris, de su padre y de toda su familia. Tiempo para hacerle sentir a Selena que sólo podría dar un paso si ella quería, si ella lo deseaba. Saldívar se sentía segura. Nada podría detenerla. Sentía que tenía a Selena en sus manos y que ya no podría escapar de su yugo. Pero ahora que no la podía localizar empezó a preocuparse e inquietarse. En un principio pensó que podría haberle pasado algo, pero rápidamente lo desechó pues si eso hubiera ocurrido ya se habrían enterado todos. Llamó por enésima vez al celular de Selena y seguía apagado. Llamó al estudio en Nashville y le contestaban con evasivas. Llamó a su casa y no había contestación. Lo mismo que con la de sus padres y hermanos. Llamó a “Q-Productions” y sólo le dijeron que no estaba allí. Pero se alarmó al notar que le contestaban lo mismo en “Selena Etc.”, lugar en el que ella era gerenta. Sintió que no la estaban tratando como tal. Que la trataban como una desconocida, como una intrusa. Pensó en la posibilidad de que Selena la hubiera engañado y eso la enfureció. Sólo con pensar que Selena hubiera aprovechado ese pequeño momento de confianza de que ella tenía todo controlado para deshacerse de su presencia era una afrenta difícil de aceptar. Perder, perder todo y perder con alguien a quien creía haber sojuzgado era algo para Saldívar difícil de admitir. Trató de mantener la calma. Pero no pudo. Rápidamente pensó en volver a Corpus Christi, pero antes debía sacarse una duda. Algo debía haber sucedido. Alguien más debía estar en el medio .... Llamó a D’Silva enloquecida y le explicó lo que estaba pasando. Éste le preguntó si la intentó localizar en su celular y en Corpus Christi, y está le dijo con fastidio que no. Pero D’Silva le insistió con el tema de Selena en Nashville. “¿Sabes si está allí? ¿No sabes con quién está? Tal vez allí encontremos la respuesta... Tú averigua por tu lado que yo lo haré por el mío...”, le dijo. Saldívar estaba enceguecida y bloqueada. Ya no sabía qué hacer con su furia … Sólo se le ocurría arrojar cosas al piso para desahogarse ... Al rato D’Amico volvió a llamar. “Estuve averiguando en los Estudios Apodaca y allí me dijeron que Selena hace unos días llamó a una tal Cristina Castrellón. ¿Te suena? Pues bien. Ella no está allá. Se suponía que estaba en San Antonio pero parece que pidió licencia. ¿No estará allí con Selena, no? Averígualo. Tal vez allí encuentres la respuesta a su ausencia en nuestra ciudad”. Saldívar sentía una furia incontenible. ¿Cómo Selena le podría hacer eso? ¿Cómo se atrevía a ignorarla? ¿Cómo osaba hacer algo contra ella y derrotarla? Trató de mantener la calma. Tenía que sacarse una duda. Llamó a Nashville y cuando la atendieron pidió por Cristina. Le pidieron que aguardara un segundo. Cuando la volvieron a atender escuchó lo que no quería oír: “Cristina se fue con Selena de compras. ¿Quiere dejarle un recado?”. Saldívar se limitó a decir que llamaría más tarde y colgó rápidamente. Había llegado el momento de actuar. Sabía que estaba vencida, pero vendería cara su derrota. Si tenía que perder, debían perder todos. Pensó en matar a Selena, pero optó por una variante mejor. Si Selena había decidido reemplazarla por Cristina, ¿qué mejor que matarla a ella y así acabar con su proyecto? Todo sería un escándalo y Selena debería vivir el resto de su vida en el medio del horror, de las acusaciones y de la culpa. Y ella misma se encargaría de aparecer en los canales de televisión y en las estaciones de radio para alimentar las dudas sobre Selena. Diría que fue víctima de un engaño, de una traición de Selena, que Cristina la había estado manipulando y que ella se había dado cuenta de todo. Usaría ese mecanismo que había preparado para “favorecerla” pero esta vez para defenestrarla. Y Selena no tendría escapatoria. Sabría que su familia y hasta el doctor Martínez y su ayudante aportarían datos en su favor. Se fue sigilosamente a San Antonio sin decirle nada a nadie y allí decidió comprar un arma. Lo tenía todo pensado. Iría a Nashville y llamaría a Cristina diciendo que pensaba matarse, que fuera en ese mismo momento para saber “la verdad” de lo que quería hacer Selena, de su vinculación “real” con el doctor Martínez y su ayudante. Luego le diría a la policía que Cristina había ido para amenazarla, para recalcarle que no molestara más a Selena, para decirle que ella no la quería ver nunca más. Sabía que Cristina iría. La culpa la llevaría y no se lo diría a Selena “para no preocuparla”. Viajó a Nashville y se alojó en el Days Inn. Preparó todo y llamó al celular de Cristina, un número que consiguió gracias a los oficios de D’Silva. Había echado a rodar el plan y ella sonrió de satisfacción. “Si tengo que perder, perderán todos. ¿Y quién te dice que en el futuro yo estaré libre, y Selena presa del escándalo y del repudio de sus fans? Ya verán. Ya verán lo que significa meterse contra mí. No me conocen. ¡¡Y lo pagarán caro, muy caro!!”.

Selena había llegado muy temprano al otro día al estudio de grabación. No podía localizar a Cristina por ningún lado y tenía la secreta esperanza de que allí la encontraría. Pero el estudio estaba vacío. Llamó por enésima vez al celular de Cristina y no recibía contestación. Estaba por pedir a una de las secretarías que atendía los teléfonos del estudio que llamara a los Estudios Apodaca para saber si por allí se había ido a Monterrey sin anoticiar a nadie por el tema del aviso a los medios sobre la decisión de Selena hasta que la secretaría le dijo algo que la inquietó: “¿Estudios Apodaca? Es curioso. Hace unos días alguien preguntó por Cristina desde allí, pero cuando le dije que estaba contigo y que si quería dejarle un recado, dijo que no, que volvería a llamar y no lo hizo. ¿Sabes quién es esa mujer? ¿Tiene que ver con Cristina?”. Selena quedó petrificada. Sabía que nadie de allí sabía que estaba en Nashville. Ni siquiera Óscar Flores lo sabía. Se lamentó de no haber dado órdenes de no dar información allí en Nashville ... Debió haber supuesto que esa mujer iría a por ella como un perro de presa lleno de rabia ... Pensó en lo que podría llegar a hacer Saldívar y se preocupó. Tal vez haría algo que nunca se le ocurrió que podría realizar. En su desesperación llamó a Óscar Flores. Quería avisarle que Cristina tal vez corría serio peligro, pero éste la tranquilizó dándole una pista inesperada ... “No te preocupes, Selena. Le mandé un mensaje a Cristina hace unas horas y al rato ella me lo contestó. Me dijo que estaba en Nashville y que tenía que ir a ver a una persona para cerrar un acuerdo en el Days Inn y que pronto le explicaría lo que estaba pasando. ¿Está todo bien, Selena?”. Selena no pudo ocultar su desesperación. “¡¡Por favor, Óscar!! ¡¡Llámala de nuevo!! ¡¡Déjale un mensaje!! ¡¡Hazlo cuanto antes!! ¡¡Dile que se vaya de allí!! ¡¡Que esa mujer que la espera quiere hacerle daño!! ¡¡Luego te lo explico bien!! ¡¡Pero hazlo, hazlo ya, que yo voy para allá!!”. Óscar asintió con total preocupación y cortó la comunicación. Selena salió corriendo para el Days Inn. No sabía si era tarde o no, pero tenía que ir. Ahora ya no dudaba. Saldívar la mataría, y ella cargaría con la culpa y la desgracia. Cuando llegó al lugar preguntó si Saldívar estaba alojada allí. Le dijeron que sí y le indicaron el número de habitación. Selena aclaró que no era necesario llamarla, que ella volvería más tarde, pero al salir se dirigió directamente al lugar. Cuando vio estacionado el auto de Cristina, supo que debía entrar cuanto antes. Se acercó a la puerta y alcanzó a escuchar el ruego de Cristina de que no hiciera lo que Saldívar pensaba hacer ... Selena pegó una patada fuerte a la puerta al grito de “¡¡No lo hagas!!” y vio que Saldívar se sobresaltó sin dejar de apuntarle a Cristina. Ésta le hizo un gesto de ruego a Selena pero ella lo desechó. Saldívar le dijo con una mueca de sonrisa irónica: “¿Con que vienes a rescatar a tu nueva amiguita, eh? Pues bien, únete a ella y ni se te ocurra hacer otra cosa. Será bueno terminar esto de una buena vez...”. Cristina lloraba y Selena trataba de consolarla. “Ahora será más fácil. Diré que ustedes me estaban amenazando y vinieron a matarme. Mataré a tu amiguita y será tu palabra contra la mía, Selena. Yo podré ofrecer pruebas de que no me quisieron atender y de que tú derribaste la puerta. Y si esto no alcanza, ¿qué importa? El escándalo no podrá evitarse y tú estarás acabada, Selena. ¡¡Y tú muerta, Cristina!! ¡¡Qué lástima, Selena, que no me hayas hecho caso!! Yo te hubiese llevado por buen camino, pero no lo hiciste ... ¡¡Ahora acabarás por no haberme obedecido!!”. Selena sintió un nudo en la garganta. Intentó ponerse delante de Cristina, pero ésta se lo impidió. “¡¡No, Selena!! ¡¡Si alguien sale herido, debo ser yo misma!! ¡¡Yo cometí el error al venir aquí!! ¡¡Tú mereces vivir y la gente te creerá!! ¡¡Creeme que saldrás de todo esto!! ¡¡Quédate tranquila!! ¡¡Todo saldrá bien!!”. Selena quiso abrazarla, pero Saldívar se lo impidió. “¡¡Basta ya de melodramas!! ¡¡Apártate, Selena!! ¡¡Apártate de una vez!!”. Selena se puso adelante y abrazó a Cristina. “Pues bien. Si lo haces, ¡¡lo harás con las dos!! ¡¡Tira ya!!”, le gritó Selena. “Pues bien, si así lo quieres...”, le contestó Saldívar y apuntó hacia ella pero con la intención de darle primero a Cristina. Ya se las ingeniaría para dejar a Selena viva. Se levantó y se dirigió a la puerta, y con un gesto obligó a Cristina y a Selena a que se fueran a un rincón al lado de la cama. Miró a su alrededor de refilón y no vio a nadie. Cuando volvió sobre ellas apuntó a las mujeres diciéndoles. “Lo siento mucho ... Alguien pagará por lo que hicieron. Una lo hará con su vida. La otra con el escarnio. Y yo seré la víctima para todos. ¡¡Adiós!!”. De pronto un arma se apoyó sobre su sien y a la voz de “Tú no harás nada. Entrégame el arma” un policía de Nashville entró en escena. Saldívar quedó inmovilizada y un grupo de policías entró al lugar, algunos para sujetarla, y otros para rescatar a Selena y Cristina. Ésta comenzó a llorar desconsoladamente, mientras Selena la abrazaba conteniéndola. Cuando uno de los policías se las llevaban para ser atendidas fuera de allí, Selena le preguntó cómo sabían que estaban allí. “Mis superiores nos mandaron para acá. Un tal Óscar Flores denunció la desaparición de Cristina y sabía que estaba allí amenazada por alguien. Nos movilizamos pues mi jefe es muy amigo de Óscar y le debe muchos favores. Tuvieron suerte...”. Selena se sonrió y Cristina gritó de emoción. Sabía que Óscar haría algo y fue más de lo esperado ... “No sé si podré irme contigo, Selena. ¡¡Él también nos salvó la vida!!”, alcanzó a decirle Cristina. Selena le acarició la cabeza. “No te preocupes por eso, Cristina. Agradece que estamos con vida. Por lo demás, ya se verá. No querría que sufras más por mí ... Tenemos mucho por hacer ahora...”, le dijo Selena. Al salir apareció el padre de Selena y abrazó fuertemente a su hija en silencio. Selena le pidió si podía encargarse de dar las explicaciones del caso a la prensa y para dejar tranquila a su familia, y aquél asintió. Selena se fue con Cristina al hospital para ser atendidas del estado de shock que vivieron y luego para declarar ante la policía. Selena se fue en el auto policial acariciando a Cristina y mirando el cielo azul en silencio. Sintió que había madurado de pronto. Tal vez no era el camino que hubiera elegido en otras circunstancias ... Nunca pensó que iba a hacer lo que hizo en las últimas semanas, pero entendió que debía hacerlo. El mundo era tan distinto a ella ... Pero Selena debía adaptarse a él como el mundo a ella ... Si no lo hubiese hecho, tal vez ese día ya no estaría para contarlo ... Selena seguía lamentándose por no haber sido tan espontánea como siempre, pero la situación no le dio para hacer otra cosa ... Se lamentaba pero a la vez se sentía satisfecha ... Ahora sabría que podía ser la de siempre, pero con recaudos ... Podía brillar como siempre pero ser precavida con aquellos encantadores de serpientes, con esos lobos disfrazados de corderos, con esos psicópatas que son tantos y que van por este mundo como uno más, como alguien que sólo viene para hacer el bien a la gente pero que sólo desean que todos aquellos que quedan bajo su égida se conviertan en meros instrumentos, en simples marionetas que sólo deben estar para cumplir sus deseos ... Selena miró a Cristina y la abrazó bien fuerte ... Sentía una rara pero hermosa sensación ... Un estremecimiento en su cuerpo que le hacía tan bien ... que la hacía sentir tan viva ... La hermosa sensación de sentirse viva y feliz para poder contarlo ... Feliz para poder seguir haciendo lo que tanto soñaba con aquellas personas que ella tanto quería ... Ahora Selena sabía que nada podía detener su camino a la felicidad...

(A veces no se puede ser como se es, a veces uno no hace lo que realmente desea, fundamentalmente con gente que irremediablemente nos rodea y que nos hace tan mal. A veces el mundo nos pone con la única opción de defendernos para no caer, para no ser vapuleados, para no morir. Pero si ésa es la única opción que nos queda en ciertas ocasiones, lo mejor es hacerlo sin dejar de ser auténticos, sin dejar de actuar como realmente somos, sin dejar que nos cercenen nuestros sueños, nuestros objetivos. La humanidad pudo haber evolucionado mucho en las formas pero no en su esencia. Seguimos siendo como aquellos que sólo luchaban para vivir en el medio del peligro permanente ... hace millones de años ... Por eso debemos estar siempre muy atentos. Es una cuestión de actitud, de elección ... Está en nosotros elegir el camino que más nos conviene, que más nos identifica ... Tal vez eso le faltó a Selena ... Decidir lo que más le convenía ... Tal vez eso fue lo que no quiso hacer. Prefirió seguir valientemente con su camino a pesar de todo ... Y por eso, tal vez, no esté entre nosotros…)

Por eso te quiero, Selena … Porque hasta el último instante de tu vida no dejaste de ser tú misma…


Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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