Hoy me
levanté y me sentí vacío ... Quise sonreír como todos los días, pero no lo
podía hacer ... Quise pensar que mi vida era otra, que nada había pasado ...
que Selena estaba allí con su eterna sonrisa iluminándome el Alma ... Pero no
era así ... Sabía que ya nunca iba a poder ser así ... Mi corazón está
destrozado ... Soy un cuerpo sin vida ... Me siento un zombie ... Ojalá lo
fuera ... Me levanto como puedo ... Hoy es el día en el que se la llevarán ...
Tomo mi rosa blanca ... La compré ayer para la ocasión y allí está intacta ...
como si Selena misma la hubiese estado cuidando para asegurarse de que la
acompañaré en este triste e inaudito día ... Apenas me preparo un café ... Me
quedo fijo mirando hervir el agua mientras escucho los sonidos del dolor de
tanta gente que va a despedirse ... No puedo llorar ... No quiero llorar ... No
puedo reaccionar ... No quiero pensar que hay un día sin Selena, que tendré que
seguir mi vida sin su vida, sin sus canciones, sin sus triunfos, sin su Amor
infinito ... No puedo seguir ... No quiero sonreír si no está ella ... No
quiero pensar que puedo seguir mi vida sabiendo que ella no está recorriendo la
suya ... Pero me tengo que despedir ... No lo haría con nadie ... No me gusta
ver gente sin vida, menos si es gente a la que yo supe querer ... Pero es
Selena ... No me lo perdonaría ... Es como si me hubiesen sacado una pierna, mi
corazón ... Me han mutilado ... Me quitaron el Alma, mis sentidos ... Selena me
había dado una esperanza ... Selena era yo mismo ... Y la mataron ... Esa
insensata ... ¡¡Cuántos traidores tenemos al lado todos los días y no nos damos
cuenta!! ... O no queremos darnos cuenta ... Esa insensata me mató a mí y a
tantos otros ... Al menos lo hubiese hecho conmigo pero no con Selena ... Ella
se merecía todo ... Selena era Amor, vida, trabajo, autenticidad, sacrificio,
carisma, belleza, humildad ... Era una buena persona, no sólo una buena artista
... No ... Ella no tenía que tener este destino ... este final ... Pero este mundo
es así ... Ni me dan ganas de enojarme con Dios ... No tengo ganas de nada ...
Pero Selena me espera ... Yo no puedo faltar a esa cita por más triste que sea
... Yo también estoy muerto ... Y no debo estar ausente en mi propio funeral...
Salgo a la calle
... Puedo sentir el sol en mi cara que pretende iluminarme ... Pero no es el
mismo sol ... Ningún día podrá ser el mismo ... Hubiera sido mejor que el sol
hubiese salido aquel nefasto 31 de marzo en vez de ocultarse tras una lluvia
torrencial ... Tal vez hubiera iluminado a Selena y le hubiese cambiado su
perturbadora decisión ... Y la hubiese desviado de su camino al abismo ...
Nunca lo sabré ... Ya de nada servirán las suposiciones, los lamentos ...
Viviremos pensando en “qué hubiese sido si...” y nada de eso nos devolverá a
Selena ... Voy por la calle mirando fijo la flor blanca y el piso ... Ni me fijo
si pasan autos o gente ... No me importa ... Preferiría estar en el medio de la
autopista, y que un automovilista me atropelle y me lleve de este mundo para
siempre ... Pero no ... No lo haré ... Antes que eso tengo que ver a Selena ...
Tengo que ver si es cierto ... Escucho a la gente lamentarse ... También están
los otros, los curiosos, los chusmas, los que llenan sus vidas gozando del
escándalo y del morbo ... A ésos tengo ganas de decirles: “¿Qué miran? ¿Qué
esperan? Si se hubiesen ocupado de lo que importa hoy Selena estaría entre
nosotros ... ¿No se dan cuenta de que no supimos apartarla de esa mujer y de
este mundo malvado? ¿Acaso les importa eso o irán corriendo a ver la televisión
para ver si esa malvada dice por qué hizo esa atrocidad? ¿Les dará lo mismo ver
a Selena que a su asesina? ¡¡Contesten!! ¡¡Demuestren que les importa que ya
Selena no está entre nosotros!!”. Pero no vale la pena decirles nada ... Son
pobres personas y son los menos. La mayoría está como yo ... A los gritos,
llorando o en silencio ... Recién allí noto que estamos en procesión yendo al
lugar en el que nos vamos a despedir de ella ... Miro a una muchacha que
también me mira y ambos nos hacemos la misma mueca de desconcierto, de dolor,
de desesperanza ... Llegamos al lugar ... Hay una enorme fila de gente que
espera su momento para despedirse ... Me quedo un largo rato avanzando a paso
de tortuga mirando el piso y esperando que todo sea un sueño, una larga y
enorme pesadilla de la que pronto despertaré ...
Miro el cielo
mientras presencio y escucho el espectáculo bizarro que me rodea. La gente está
triste, desconcertada, incrédula. No lo pueden creer, como yo. Están allí como
si estuvieran a la espera de una nueva presentación de Selena. Algunos cantan
sus canciones, algunos lloran, algunos gritan en forma desgarradora. Otros
tratan de darse ánimo, tratan de ponerse alegres a pesar de todo. Algunos
dicen: “Selena querría que estemos contentos. ¡¡Recordémosla con alegría!! ¡¡Cantemos
entonces!!”. Algunos lo hacen. Pasan de cantan “Como la Flor” a “Amor
prohibido”, de “Bidi bibi bom bom” a “No me queda más”. Lo hacen con mezcla de
alegría y de dolor. Sus llantos atoran sus gargantas. Con el último tema entran
en la realidad y se llaman uno a uno a silencio ... La espera se hace densa. La
gente quiere verla ... Yo también ... En el medio de la espera el encargado de
cuidar el lugar dice que le podemos dar el último adiós, pero que el féretro
estará cerrado. Yo me quedo contrariado ... Por un lado, pienso que es lo mejor.
No quiero verla así ... Pero por otro siento una gran angustia, porque necesito
verla a pesar de todo ... Hay algo que me lleva a hacerlo: mi propio dolor, mi
propio desconcierto ... Me siento derrotado. Y quiero, al verla, certificar el
fin de mi ilusión, lo lindo que fue aquello, lo poco que duró y el tremendo
final. Parece que los humildes, trabajadores y honestos no tenemos un lugar en
este mundo, al menos no tenemos un lugar de preferencia. Sólo tendremos un
lugar para hacer “lo que nos corresponde”, y que las ganancias y la felicidad
se las lleven los otros, los egoístas, los mentirosos, los estafadores, los que
engañan ... y los psicópatas, como la asesina ... Me imagino que aun presa ese
mamarracho debe estar feliz de haber logrado su objetivo, sentirse dueña de su
destino y del destino de los demás ... Lo pienso y me dan ganas de ir a
buscarla para hacer justicia con mis propias manos ... Pero no puedo ... No
tengo fuerzas ... Hoy no es el día ... Hoy es un día triste y doloroso ... Ya
habrá tiempo para expresar el odio y el rencor ... Ganó la asesina ... ¡¡Vaya
si ganó!! A la corta o a la larga entraremos en su juego, haremos lo que ella
misma sabe hacer bien ... Su manipulación ha llegado a nosotros mismos y ya me
imagino que estará bien contenta cuando le expresemos nuestro repudio el día en
el que la juzguen ... De pronto otro tipo de gritos me vuelve a mi lugar ... La
gente se resiste a ver el féretro cerrado ... Dicen que la quieren ver, que no
se irán a sus casas hasta que la puedan ver y despedirse para siempre ... Son gente
de pueblos ignotos del Estado de Texas que sólo vinieron para verla por última
vez ... Son personas de pueblos en los que sólo fueron visitados por una
artista y esa artista fue Selena ... Se lo vienen a agradecer ... También veo
que hay gente de otros Estados ... Para todos ellos Selena era su igual, era
una de ellos, era su hermana, era la niña que logró concretar el sueño de toda
la comunidad ... Selena para ellos era la encarnación de la esperanza y de que
todo se podría llegar a lograr siguiendo su camino y su ejemplo ... Salgo del
limbo y del desconcierto ... Yo también empiezo a gritar ... Pido que la
Familia Quintanilla reconsidere su posición. Grito que la quiero ver, que no
podría irme sin saber que efectivamente está allí ... El encargado del lugar
nos pide que esperemos, que va a ir a preguntar adentro ... Hasta que volvió
sólo escuchaba gritos, discusiones, exigencia, cánticos hostiles ... Yo volví a
mi silencio ... Apenas si el anuncio de no ver a Selena me dio algo de ganas de
hacer algo, pero no más que ello ... No dejaba de pensar en ella ... No era más
importante mi dolor que su realidad. Por eso no discutía, por eso no cantaba,
por eso no me alegraba ni lloraba. Selena era más importante que todo ...
Pensaba en lo que le habían quitado, en que ya no tenía lo que nosotros tenemos
... Sí ... A veces se me daba por pensar que algunos hacían prevalecer su
angustia, sus deseos y sus inquietudes por sobre lo que estaba sucediendo ... Y
yo sólo pensaba en Selena ... No podía ni reír ni llorar ... No podía sentir
... Volví a mirar el piso ... Esperé la decisión con resignación ... Sólo una
negativa podría hacerme reaccionar ... Mientras tanto pensaba en Selena, sólo
en Selena, y ni quería pensar en qué sería de mí cuando todo hubiera terminado
y el mundo siguiera andando como si nada hubiese pasado...
Veo que
aparece el mismo hombre del anuncio para decirnos que en breve el féretro se
abriría y que la podremos ver ... Yo sólo respiré aliviado ... Volví a sentir
el espectáculo bizarro de cánticos, gritos, algarabía ... Pero yo lo entendía
... Nadie, ni yo mismo, había caído en lo que estaba pasando ... Era seguir
prolongando la agonía ... Era seguir sintiendo que aún teníamos un tramo de
camino por recorrer en este mundo “con Selena”. Selena aún estaba. Podíamos
permitirnos ilusionarnos de que nada había cambiado, de que Selena estaría
ausente por un tiempo, sólo por un tiempo ... Empezamos a marchar camino a
verla ... Pasaban por mente muchas imágenes ... No podía dejar de pensar en ese
inicio del concierto de dos atrás en esta misma ciudad en el Memorial Coliseum
cuando cantó “Como la Flor” y “La carcacha”. Selena estaba tan linda ... Ya se
veía triunfadora, adulta, con personalidad, estilo, frescura ... Le ponía tanta
pasión a lo que hacía, tanta alegría, tanto Amor, tanta autenticidad ... La
gente estaba feliz ... Mujeres, varones, niños, gente mayor ... Todos
comulgábamos con ella algo difícil de explicar ... Nos sentíamos identificados
con ella ... Selena era nuestro ejemplo, nuestro estandarte, la mujer que
surgió de nuestra vecindad y que iba a conquistar el mundo, y nosotros iríamos
tras ella ... Era un sueño, una vida de ensueño ... Nunca me sentí tan feliz
viéndola a Selena feliz ... Lo que yo sentía por ella no era ni fanatismo ni
devoción ... Siempre consideré ellos como sentimientos exagerados, que mal
llevados podrían ser enfermizos ... Supongo que esos “sentimientos” eran los
que tenía esa insensata ... Yo no sentía ello ... Yo sentía admiración por
Selena, me sentía identificado con ella ... Era mi espejo, mi camino a seguir
... Y ahora vivo esto ... ¿Qué voy a hacer? ¿Qué podré hacer? ... No ... No
puedo pensar en ello ... Me hubiese gustado decirle cuánto la he querido, qué
lindo fue compartir su vida y su felicidad ... Me hubiese gustado decirle que
hubiese querido tener su templanza, su constancia, sus ganas, su vocación para
desafiar todos los contratiempos ... Yo sabía que el hecho de que le fuera tan
bien en los últimos años no quitaba lo que había vivido en su niñez y en su
adolescencia ... Para Selena nada fue fácil y todo lo superó no sólo con
trabajo sino teniendo la mejor predisposición, mostrando una sonrisa para
todos, aun cuando por dentro primara la incertidumbre y cuando muchas veces
tuviera muchas ganas de llorar ... Sigo caminando y me voy acercando a ella ...
Miro mi flor banca, la arreglo un poco, la acaricio ... Es lo que me queda de
ella sabiendo que a la larga la flor se marchitará, como ella misma, como el
tema “Como la flor” ... Trato de no ver hacia adelante, pero no puedo evitar
escuchar el dolor de la gente, los gritos, la gente que se quiere acercar a
ella pero se lo impiden ... También escucho el silencio de los otros ... Hasta
escucho mi propia respiración alterada y mi corazón que se acelera ... Escucho
que la mujer de adelante exclama “Oh, my God!!” e irrumpe en un llanto que me
lastima ... Sé que llegó mi momento ... Levanto la vista y la empiezo a mirar.
Se me hace un nudo en la garganta. Siento que el corazón se me parte ... Es
Selena pero no lo es ... Lo que le hizo la asesina no admite calificativos.
Selena parece estar serena ... Cualquiera podría decir, si se quiere engañar un
poco, que está en paz, que en ella no hay expresión de dolor o de angustia ...
Los que piensan así se equivocan o no quieren ver la realidad ... Selena tiene
un rostro serio, adusto, impenetrable ... Yo la noto enojada ... Me es
inevitable pensar que en aquel día nefasto debe haberse sentido traicionada y
que recién en ese último instante lo debe haber vivenciado ... ¡¡Quién sabe qué
debe haber pasado!! Pero sin duda Selena estaba ofuscada y así en ese estado recibió
lo que menos esperaba ... La veo a ella y me veo allí mismo también ... Trato
de acercarme y me agarran unos terribles deseos de acariciarla, de hacerle
sentir que estoy allí con ella, que está acompañada, que no está sola ... Nunca
sentí algo así en esta situación ... Nunca viví una sensación de profundo Amor,
dolor y conmiseración ... No hubo necesidad de que alguien interviniera ... Sigo
mi camino sin dejar de verla ... En el medio del dolor y de mi silencio sólo
murmuro “Mil abrazos y mil besotes, Selena ... Cuídate muchísimo y nos veremos
muy pronto ... Hasta luego, Chau...”, mientras le doy saluditos con mi mano
hasta ya no verla más ... Sigo mi camino en silencio hasta llegar a las afueras
del lugar. Allí me siento esperando que en breve se la lleven a su última
morada, a ese lugar en el que tal vez la podremos visitar muchas veces pero que
nunca, nunca podrá ser lo mismo ... Ya será un mundo sin Selena ... Todavía en
este momento me falta saludarla por última vez ... Verla partir para no verla
nunca más ... Y para saber que deberé seguir con mi vida miserable sin rumbo,
sin destino, sin esperanza ... sin Selena...
Pierdo la
cuenta del tiempo que ha pasado ... Me pongo a hacer unos dibujitos con un
palito en la tierra ... Dibujo el nombre de Selena y unos corazoncitos a cada
lado. Pongo mi flor blanca por encima y cuido celosamente de que nada ni nadie
desdibuje esa imagen que miro fijamente. Sé que pronto cuando tome la flor
blanca para arrojársela a Selena en mi última despedida nada quedará de aquello,
como nada de Selena ... Sí, ya sé ... Quedarán sus discos, quedará su obra,
quedarán sus conciertos, pero Selena no estará ... Y eso no podrá sustituirse
ni consolarse con nada ni con nadie ... Quiero llorar y no puedo ... Hasta hago
una mueca de sonrisa mirando fijo el nombre de Selena ... Le digo: “Yo te
cuidaré, Selena. Yo no te dejaré sola. ¡¡Nunca!! ¡¡Jamás!!” ... Pienso que
pasará el tiempo y Selena se convertirá en mito, en leyenda ... Yo no quiero
eso ... Yo no quiero que pase el tiempo. Me aferro a este día como el último
abrigo que tengo en un día que devino helado ... Pero sé que este día pasará
como tantos otros ... Y aunque me aferre al pasamanos Selena se me irá igual,
como yo mismo, como todos ... Si ya me tengo que resignar a su partida, me
gustaría que a Selena la recuerden por lo bonita persona que era, por su risa,
por sus sentimientos, por todas las pruebas que tuvo que superar muy a su pesar
... Me gustaría que la recuerden como una niña común que un día tuvo que
ponerse la capa de heroína y salvó a todos con su Amor, y nos enseñó a ser
libres cumpliendo nuestros sueños y a luchar contra los imposibles siendo uno
mismo, no resignarse nunca, soñar y cumplir nuestras metas, ser como ella misma
fue durante toda su vida ... su corta vida ... Escucho de nuevo los gritos, las
corridas, la histeria. “Ya se llevan a Selena. ¡¡Está por aparecer en cualquier
momento!!”. Tomo mi rosa blanca y me incorporo como un rayo, pero antes de
salir al encuentro de Selena tomo unas hojitas caídas de un árbol y tapo
cuidadosamente el nombre de Selena en la tierra, no sin antes darle un besito
de despedida. Desee con locura que esas hojitas mantuvieran por largo tiempo su
nombre aunque supiera que poco duraría ... Mis deseos de que mi ilusión se
cumpliera hace que pueda salir de allí y esperar con ansias pero con dolor el
coche que se lleva a Selena ... Allí lo veo venir ... No es que vea el auto ...
Sólo me doy cuenta de su venida por la enorme cantidad de flores que caen sobre
el auto proveniente de ambos lados de la calle, arrojada por la gente que no
puede dejar de llorar y de gritar ... Veo a niños corriendo por delante y por
detrás del auto que vuelven a arrojar las flores al auto que habían quedado
perdidas en el piso ... El auto se acerca y me quedo inmóvil ... Siento un
fuerte dolor en el estómago ... Siento una angustia que me impide mover ...
Miro la flor y no me quiero desprender de ella ... Es lo último que me queda de
Selena ... Si la arrojo sé que no habrá vuelta atrás ... Y vendrá la odiosa y
repugnante resignación, y el paso del tiempo y el olvido ... No puedo moverme
... No quiero moverme ... No ... No lo voy a hacer ... Veo que el auto se me
acerca ... Me queda poco tiempo ... Siento un dolor enorme ... No puedo no
despedirme de Selena ... Pero no quiero darle mi flor ... Pero ella me dio todo
... No puedo ser tan egoísta ... Pero no puedo darle mi flor ... Sé que Selena
me entenderá ... Pasa el coche en mi cara ... Veo el nombre de Selena en el
féretro ... Veo la cara de Selena que me dice: “Ya lo sabes ... Yo sólo quiero
que me recuerden con Amor ... ¿Lo sabes, no? ¿Lo harás tú por mí? ¿O me
olvidarás y me dejarás aquí sola?”. Veo mi rosa. Veo el auto que se va... Y sin
mirar la arrojo al auto ... Veo que queda pegada justo en el vidrio en el que
se veía su nombre ... No quiero ver más ... Empiezo a correr en sentido
contrario por la calle. Choco con miles de personas. Caigo y vuelvo a
levantarme ... Grito para mí: “¡¡Selena no murió!! ¡¡Selena no se fue!! ¡¡Selena
vive!! ¡¡Tengo que encontrarla!! ¡¡Selena no murió!!”. Voy corriendo sin rumbo.
No sé qué hacer. Siento que no puedo
vivir el mañana. Siento que no estoy preparado para vivir este mundo sin Selena
... Este mundo sin su Amor ... Corro y corro sin sentido. Quiero encontrar a
Selena sabiendo que es en vano ... Quiero desmayarme o que me pise un tren ...
Quiero levantarme de esta pesadilla ... Quiero huir de esta densa realidad ... ¡¡No
quiero morir!! ... ¡¡Quiero huir!! ¡¡Quiero huir de este mundo bastardo!!
Quiero correr, correr y correr, y no ver más nada hasta que Dios me dé una
explicación por su decisión, la cambie y me traiga de nuevo a Selena ... Sigo
corriendo ... Allá a lo lejos creo ver a Selena, y voy para abrazarla y decirle
lo tanto que le quiero ... Corro y corro ... Veo a Selena que me saluda y me
pide que me acerque pero yo cada vez la veo más lejos ... No quiero llorar ...
No quiero resignarme ... No quiero aceptar esta vida, este mundo, este destino
... Caigo de rodillas y me pongo a llorar. Tapo mi cara con mis manos llena de
tierra y lloro sin parar ... Ya no doy más ... Empieza a oscurecer ... Empiezo a actuar sabiendo que
indefectiblemente habrá un mañana, un mañana triste, un mañana sin sentido, un
mañana sin Selena ... Camino un largo rato camino a mi ciudad ... Voy a mi
pequeña morada que hice un rato atrás y apoyo mi cuerpo sobre ella. Veo que aún
el nombre de Selena se mantiene intacto. También sus corazoncitos ... Con
lágrimas en los ojos armo un pequeño santuario alrededor de mi obra ... Pongo
unas pequeñas maderitas a un costado y arriba para protegerla del frío, de la
lluvia, del sol, de todo ... Lo hago cuidadosa y espaciosamente ... Selena se
merece eso ... Ya es de noche ... La luna me ilumina ... Escucho los grillos, y
el dolor y el silencio de la gente ... Me incorporo ... Miro una y otra vez mi
pequeño santuario ... Noto que me falta algo ... Tomo una piedrita y escribo en
las maderitas con mucha paciencia “Selena vive ... en nuestros corazones”. Me
incorporo, me juramento venir todos los días a visitar a Selena allí ... Sé que
está el Gravesite ... Pero para eso hay tiempo ... No estoy preparado aún para
ello ... Por lo pronto iré a la morada que le construí, y le daré mil abrazos y
mil besotes todos los días ... Me doy vuelta y me encamino para mi casa ...
Cada tanto vuelvo sobre mis pasos y le doy un nuevo saludo, nunca el último, un
nuevo saludo ... Cuando vuelvo hacia mi camino veo una silueta a lo lejos que
me sonríe ... Me dice algo ... No sé bien qué ... Creo que me dice “Gracias”
... Yo trato de acercarme ... Pero la silueta se me aleja ... Empiezo a caminar
... Pero no la alcanzo ... Comienzo a correr ... La silueta va hacia mi casa
... “Selena ... ¿Eres tú? ¡¡Dime que eres tú, por el Amor de Dios!!”. La
silueta no me responde. Llego a mi casa corriendo. No prendo las luces ... No
quiero molestar a Selena ... Me tiro a mi cama exhausto ... Vuelvo a llorar ...
Miro la luna por la ventana y quiero que aparezca Selena o que jamás vuelva a
haber un mañana ... De pronto siento que alguien me acaricia y yo me siento en
paz. No procuro saber quién es ... Sólo quiero dormir ... Y volver a ver a
Selena en mi morada ... Creo escuchar que alguien me dice: “No lo olvides. Recuérdame
con Amor. Por lo demás, no te preocupes. Yo te cuidaré. Siempre estaré
presente. Yo siempre estaré en tu corazón ... Ahora duerme ... Si me quieres,
lo harás ... Y tú eres un buen chico ... Sé que lo harás”. Yo asiento con una
sonrisa y me dejo llevar por esas caricias. Mañana será otro día. Hay algo bueno
que tengo que hacer ... Tengo que ir a visitar a Selena y decirle que la quiero
mucho. Por lo demás, no sé qué será de mi vida ni qué haré ... Pero al menos
podré dormir tranquilo ... Sé que podré descansar en paz ... al menos esta
noche...
(Lo que realmente
nos duele nunca se ausenta de nuestras vidas, de nuestros sentimientos ...
Siempre se añoran los tiempos felices y se busca que algún día vuelvan ...
Mientras tanto, se busca un consuelo, algo que nos permita vivir con una
sonrisa ... Pero aquello que nos marcó con fuego nuestras Almas y nuestros
corazones no se olvida jamás ... Ni se quiere borrar ni sustituir ... La
pérdida de Selena es una herida que jamás se cicatrizará ... Apenas si la podremos
aliviar para que no nos duela tanto, pero no lo suficiente para que no la
veamos más ... Tal vez si algún día veamos a Selena procuraremos curarla ... Y
recién allí, sólo allí, tendremos un mañana con sol, con ese sol que brillaba
hasta el 31 de marzo de 1995 ... Y seremos nuevamente felices, felices con Selena
... Y el mundo estará lleno de vida y de esperanza ... Ese día algún día
llegará ... Dios nos concederá ese deseo como demostración acabada de su
existencia)
Selena:
siempre guardo tu nombre en mi corazón, mi santuario en el que vives, el lugar
en el que nunca se te olvidará...
Te quiere
mucho...
Sergio
Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
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