Donde quiera que estés, Selena, recuerda...

Te vi, Selena, te vi!! Estoy seguro. Era un día más, como tantos otros. Iba de mi casa camino al trabajo muy rápidamente, a las apuradas, con el tiempo justo para llegar puntualmente. Esto antes no me pasaba. Yo solía llegar mucho antes a mi trabajo. En ocasiones he llegado a trabajar hasta horas antes de mi horario habitual, pero desde que te conocí Selena, desde que pude verte, desde que pude apreciarte, eso se terminó. Paso tanto tiempo en las noches y en las mañanas dedicándolas a tu recuerdo y a dejar bien en alto tu nombre que ya no me da tiempo para pensar en esas locuras, en ocupar mi mente en el trabajo, en pensar en que lo más importante es solucionar mis labores diarias. Hace rato que lo más importante eres tú, Selena...

Como te decía, Selena, iba a cruzar una avenida y cuando me detuve en el semáforo giré mi cabeza a un lado para ver si faltaba mucho para que cambiara la luz y te vi. No lo podía creer. Me dije: "Yo sabía que no se había ido. Yo sabía que iba a volver. Yo sabía que Selena estaba entre nosotros!!". Iba a correr para abrazarte, pero justo cambió la luz del semáforo y los autos arrancaron velozmente e impidieron mi paso. Supe que tendría que esperar un tiempito para poder verte. Ese tiempito en realidad era una eternidad, pero traté de serenarme y me puse a pensar qué te diría primero, qué es lo primero que trataría de decirte, cuáles serían mis primeras palabras hacia ti...

Ahora que te tenía tan cerca hablando con vaya a saber quién riéndote, me inhibía correr a abrazarte y llorar como un niño sin consuelo ... Había mucha gente y no parecía que todo en esa mañana tan soleada fuera triste. Por eso pensé en que mi mejor carta de presentación sería tomar una de las tantas fotos que llevó de ti en mi mochila y ofrecértela para que me la firmes. Sí, claro!! Una de mis fotos preferidas, la de Dreaming of you. Ésa elegiría!! Y luego me acercaría con todo el ímpetu al principio y con bastante timidez después hasta llegar hacia ti. Esperaría tu mirada, tu risa cómplice, que te dieras cuenta de mi gesto que te diera a entender si podía molestarte por un ratito para que me firmaras mi foto y me hicieras la seña correspondiente para que yo pudiera llegar finalmente hacia ti. Y después, recién allí, cuando tú me dijeras "Hola!!", me dieras un beso y me dijeras cómo estoy, recién allí te diría todo lo que siento, todo lo que guardo en mi corazón, aunque jamás mi habla expresaría todo lo que siento por ti...

Jamás podría superar la imponencia de tu figura, el respeto que has generado por lo que has hecho en tan poco tiempo. Sé que te darías cuenta de lo tonto que soy cuando no puedo levantar mi vista por mi timidez, cuando balbuceo mis palabras, cuando me enredo en mis pensamientos, cuando se hace inevitable demostrarte lo tanto que te quiero pero que me da vergüenza demostrártelo de una manera tan tonta, casi de un adolescente que le declara su amor a la primera mujer. Sé que te reirías de mí, no por burla, no porque me consideraras un tonto o por mis actitudes ridículas. Te reirías porque entenderías lo que siento. Te reirías como tantas otras veces, en las que ante situaciones complicadas, de difícil escapatoria, largabas una de tus carcajadas para que todos se olvidaran del mal momento, de la situación de "callejón sin salida", del vacío difícil de llenar, y para que enseguida todos siguieran tu ocurrencia y echaran a reír también. Y pasáramos a un ambiente más lindo, más alegre, en el que todos nos olvidáramos de nuestros padeceres, en el que todos nos olvidáramos de nuestras penas, y nos avocáramos a vivir la vida, el momento, cada instante, con una sonrisa en la boca, con la mejor predisposición, con toda nuestra energía para ser mejores personas...

Te extendería esa foto en la que estás con tu mano llevada al cuello y te pediría que si por favor me la pudieras firmar. Y me quedaría en silencio, acaso esperando tu reacción, tu aprobación, tu sonrisa al verla. Sé que te reirías. Sé que dirías que ésa es una de tus fotos preferidas también. Yo te diría que esa foto la tengo en todos lados, y es el rostro y la pose con la que siempre quise recordarte, con la imagen con la que siempre quise retenerte cuando cierro mis ojos, con la que quiero evocarte, con la que siempre quiero identificarme. Me preguntarás por mi nombre y sé que me dirás que es un muy bonito. De inmediato tendría temor en cómo estoy vestido o si voy muy desalineado. Sé que no podrías evitar sacarme alguna pelusita que tengo en la camisa o en arreglarme algo que esté fuera de lugar, aunque seguramente me alabarías por algo que llevo puesto. Sé que me preguntarías qué estoy haciendo y te sentirías halagada por saber que voy a las apuradas por recordarte, por ser tú para mí la prioridad. No podría evitar decirte que todo lo hacemos por ti, Selena. Tal vez me preguntes si deseo que pongas algo en particular, y te diré que no, que me gustaría que pongas lo que tú prefieras ... Aunque después de pensarlo te diría que desearía que pusieras "Mil abrazos y mil besotes. Cuídate muchísimo y nos veremos muy pronto...". Recordarías esas palabras, entenderías a lo que me refiero y allí me animaría a decirte sobre aquella noche...

Te preguntaría qué sentiste en ese concierto, qué pasó por tu cabeza. Si sentiste que esa noche no era un noche más. Que era "la noche". La noche en la que demostrarías que se estaba terminando una época, una época de tantos años de sacrificios, de tantas postergaciones y en la que comenzaban a verse los frutos de tanto trabajo y constancia. Te preguntaría si te sentías una estrella, si sabías lo importante que eras para todos en ese Astrodome y en ese año. Si en ese Disco Medley estabas anticipando tu disco en inglés y tus futuras presentaciones. Si acaso nos estabas anticipando tu futuro, tu madurez, tu magia, que ya no eras la joven promesa, que eras una realidad. Que querías demostrarle a todos algo que nunca te atreverías a decirlo abiertamente y que sólo lo tratarías de ratificar en el escenario, en ese lugar en el que tú eras única, inigualable, irrepetible, en ese lugar en el que te permitías como en ningún otro lado expresar todo tu sentir, todo tu ser, todos tus sentimientos, todos tus pensamientos. Si acaso querías demostrarle a todos que eras la mejor y que allí estaba tu público para certificarlo, para reafirmarlo. Esas 65.000 personas venían a verte a ti y a brindarte todo tu cariño, y a ratificarte que la ligazón hacia ti no era sólo musical. Era de afecto, de cariño, de Amor. Que pocas veces una artista logra acabadamente esa combinación: popularidad y afecto. Te preguntaría, Selena, si sentías que eras tan querida y apreciada. Si te dabas cuenta de que mucha de esa gente se veía representada por ti y que tenía tantas expectativas, tanta confianza, tanto Amor. Si te dabas cuenta, Selena, que ya no eras patrimonio de una familia o de un par de amigos y admiradores. Que eras parte de cada uno de los que te amaban, de los que te llevaban en el corazón. Y que eso era Amor, un Amor que pocas veces se da, que pocos artistas reciben. Pero que a su vez ese Amor implica compromiso. Que eso implicaba estar preparado no sólo en lo artístico, sino también en lo mental y emocional para sortear los obstáculos que había que afrontar, y que eran tan dificultosos como en las épocas de tantas carencias y de padecimientos ... Los obstáculos de la fama ... Te preguntaría insistentemente si estabas preparada para afrontarlo...

Te preguntaría si eres consciente de lo que has generado. Si te das cuenta de que hay mucha gente que te extraña horrores y que no acepta su partida. Que todos los que te queremos de verdad no podemos pronunciar determinadas palabras que estén ligadas a tu partida de este mundo y que no puede entender lo que ha sucedido. Entonces, ante tu ausencia, todos los días te dedica parte de su tiempo, de su vida, de su cariño, de su Amor, para recordarte. Que es tan absurdo todo lo que ha pasado que no se puede asumir como real. Que tenías tanto para dar que cubrimos todo este tiempo en el que no dudamos en que serías famosa, y sobre todo feliz, para recordarte y recrear todos aquellos lindos momentos que nos has dejado. Que ésa es nuestra forma de sentirte cerca, de demostrarte cuánto te queremos y que te seguimos esperando. Y que soñamos con ese momento como el que tengo yo ahora en el que sintamos que nuestra espera no ha sido en vano, que tuvo un sentido, una finalidad, y que ahora podremos ser felices para siempre con tu presencia entre nosotros…

Y a medida que tomara confianza te diría por qué no te cuidaste, por qué no te diste cuenta, por qué no pensaste en ti, en tu fuerza, en tus ideas, por qué dejaste en manos de otros tu destino. Por qué no te diste cuenta de que tú eras la forjadora de tu destino. Te diría por qué por un instante olvidaste todos tus proyectos, todos tus sueños, que tú eras la estrella, y que todos se debían a ti y no tú a ellos, por qué no te permitiste ser un poco más egoísta y pensaste primero en ti antes que en los demás. Te preguntaría si alguna pensaste si te íbamos a querer igual a pesar de todo. Te preguntaría qué tan importante era ese anillo al que lo mantuviste aferrado a tu mano hasta último momento, con tu última energía, tu último esfuerzo, tu última esperanza. Te preguntaría eso pero no buscaría respuesta. Sólo te lo diría para desahogarme, para liberar mi pena, mi pena por no verte, no verte feliz, no verte famosa, no verte en el lugar que te mereces. Te diría eso sin buscar una respuesta inútil, una confesión que no tiene sentido, una infidencia que yo no tengo por qué escuchar. A veces este tipo de desgracias, de tragedias, de hechos dolorosos habilitan a gente inescrupulosa para meterse en la vida privada de la gente para averiguar, indagar, manchar impunemente el buen nombre y honor de las personas, para hacer pasar a los victimarios en víctimas, y a las víctimas en victimarios. Así de injusta y de perversa es la vida ... En un instante la vida nos pone a las pruebas más duras. Y eso es lo que te diría, Selena. Te diría lo que ha sido Houston sin ti. Te mostrarías la alegría de esa ciudad mientras tú brillabas en febrero de 1995 en el Astrodome, y la cara más miserable hacia octubre de ese mismo año cuando las cámaras sólo registraban el rostro de una asesina que te quitó todo, absolutamente todo ... menos el Amor de tu gente ... Pero no!! No querría seguir hablando de eso. No quiero ver tu rostro triste. Yo no quiero llorar más. Yo sólo quiero verte aquí frente a mí, frente a todos ... entre todos nosotros...
Te diría para que lo recuerdes por siempre y para siempre que eres una artista excepcional, que eres la mejor, que tienes la mejor voz, la mejor sonrisa, la que baila mejor, la más hermosa, la más carismática, la más exultante, con una personalidad y gracia inimitables, con un talento increíble, que tu figura es imposible obviar, que es inevitable seguirte, que sólo a ti se te ve en el escenario que tú dominas como nadie. Que nadie podrá igualarte ni emparentarte. Que sólo tú podías cantar de esa manera, mostrarte de esa manera, presentarte de esa forma. Que yo no me engaño: que esa artista que estaba en el escenario era la misma que la que estaba fuera de él. Que esa artista tenía un corazón y un alma enormes, que ponía todo su ser en cada cosa que emprendía, que no se guardaba nada, que no quería aparecer ante los ojos de nadie por alguien que no era. Te diría, Selena, que desde los 8 años te ganaste a la gente con lo más básico y lo más hermoso que puede generar un artista, que es mostrar su sonrisa y ofrecer su corazón para conquistar el Amor de la gente. Y que cuando alguien recibe eso de alguien nadie se puede resistir. Te diría que así que como no estudiaste ni canto, ni danza, tampoco estudiaste cómo ganarte a la gente, no consultaste a ningún especialista ni buscaste a un asesor de imagen para que te dijera qué es lo que le gusta a la gente recibir. Tú lo aprendiste a los 8 años con un micrófono en la mano frente a un auditorio. Y nadie más sabio que un niño para saber lo que es el Amor en el estado más puro y ofrecerlo sin límite alguno, sin especulación. Y así fuiste siempre, como aquella niña que da Amor y espera Amor. En cada presentación, en cada concierto, en cada acto de tu vida no dejaste de ser esa niña. Y ése fue el secreto de tu éxito, ése es el motivo por el cual la gente te sigue queriendo y no te olvidará jamás ... Porque aunque tú apenas hablabas el español, el Amor y el sentimiento que le ponías a cada palabra, a cada expresión, a cada gesto generaba una emoción que pocos pueden lograr, incluso aquellos que hablan el español perfectamente. Porque algunos entenderán un idioma. Otros comprenderán otros. Pero el Amor sólo tiene un idioma que es entendido y sentido por todos por igual. Y tú, Selena, sólo tú, eras el Amor, la pasión, el sentimiento hecho canto...
Así es, eso fue todo lo que me sucedió y pasó por mi mente hasta que por fin cambió de luz el semáforo. Efectivamente, duró una eternidad. No aguantaba más ... ¿Pero por qué no encuentro a Selena ahora? ¿La he perdido entre la multitud que va y viene sin parar, sin saber qué es lo que hace y para qué? ¿Esa gente que me empuja ambicionando cosas que les durará un soplido y que cuando se quieran acordar ya no la tendrán más? ¿Por qué está tan apurada la gente? ¿Acaso no se dan cuenta lo que tienen frente a sus narices? ¿No saben distinguir lo bueno y lo malo, lo importante de lo insignificante? ¿Acaso no ven a Selena, aunque tal vez no la conozcan? ¿Acaso no se dan cuenta en sus apuros cuando se topan con alguien que no es común? ¿Acaso no se dan cuenta del color cuando todo es gris? Empiezo a mirar para un lado y para el otro, comienzo a correr para una calle, a la mitad me arrepiento y voy por otra. Comienzo a gritar tu nombre, pero no sólo no te encuentro sino que los que se dan vuelta son todos los que no comprenden a quién llamo desesperadamente y por qué. Allí me doy cuenta dónde estoy y de que ha pasado un largo tiempo. Me doy cuenta por lo alto que está el sol ya. Resignadamente miro el reloj y me alarmo por la tarde que se ha hecho. Allí doy cuenta de la realidad y camino resignadamente a mi lugar de trabajo. No sé qué voy a decir como argumento para justificar que llegué tarde ... No sé mentir y no tengo ganas de hacerlo en este momento. No tengo problema en decir que llegué tarde porque te estuve buscando, Selena...
Ya llegando a mi trabajo, recibo otro cachetazo de la realidad, que si bien lo recibo todos los días cada vez que paso por allí, ahora toma otra dimensión ... Exactamente en la esquina de mi trabajo está una de las sucursales del Days Inn. Pasar por allí hoy es como recibir esa puñalada, ese inmenso dolor en la espalda. Es como saber que nunca te podré encontrar. La presencia de ese lugar sólo me deja lugar para recibir ese mensaje descorazonador, desesperanzado, desolado ... Y así de triste entro al trabajo ... Ingreso, apenas hago un gesto como todo saludo y me siento. No tengo ganas de hablar, tampoco de dar excusas. Sólo espero que mi propia cara hable por sí sola y no pregunten. Prendo la computadora y veo tu figura, en esa pose inolvidable cuando detuviste tu canto cuando interpretabas "Si una vez" en el Astrodome. Tuve muchas ganas de llorar. Me contuve, pero cuando supe que mis lágrimas corrían por mi rostro me levanté y me dirigí a la ventana y la abrí de par en par. No me importó el aire frío que golpeaba en mi rostro ni el sol que enceguecía mi vista. Me asomé todo lo que pude y volví a mirar las calles, los edificios, el cielo ... buscando y rogando encontrarte ... buscando y deseando poder decirte todo lo que siento por ti, todo lo que sentimos todos los que te amamos, Selena...
Yo te sigo queriendo, extrañando, esperando que tú vuelvas con nosotros...
Simplemente, te quiere con toda el Alma...

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

No hay comentarios: