Recuerdo muy
bien aquel día hace ya un largo tiempo ... Yo era maestra en la primaria de un
humilde pueblo texano, en el que todos vivíamos tranquilos, todos vivíamos
felices, todos nos conocíamos, todos vivíamos soñando con que algún día la
suerte estaría de nuestro lado ... Yo era maestra de un colegio ... La única
maestra hispana de un colegio en el que aún lo latino no era aceptado y en el
que en las altas esferas la gente con piel oscura proveniente sobre todo de
México no era bien vista. Bien lo sabe nuestra generación lo que hemos vivido
... Ir en un furgón de atrás en los micros, no ser aceptado en diferentes
lugares “exclusivos”, no tener posibilidad en forma honesta de progresar en lo
inmediato ... Para fines de los años ’80 las cosas estaban cambiando, sobre
todo porque los hispanos éramos cada vez más y no “bichos raros” desperdigados
por allí en los Estados Unidos ... Y ni qué hablar de Texas, en el que ya el
inglés y el español se entremezclaban en nuestro hablar cotidiano ... Pero
todavía faltaba mucho para que diéramos el gran salto, para que nos empezaran a
escuchar, para que tuviéramos nuestro lugar “en la tierra prometida” ... Y para
que eso comenzara a ser una realidad y no un sueño lejano, casi imposible de
lograr, tenía que aparecer alguien, alguien que nos representara bien y nos
hiciera sentir importantes ... Alguien que nos dijera que ya habían acabado los
sueños y comenzado las realidades ... Y ese alguien estaba allí ... Y no era
alguien imponente ni con poderes especiales ... Era apenas una niña, una niña
que estaba acurrucada en el césped de un parque público ... Lejos estaba la
posibilidad de que me imaginara que ella cambiaría el destino de nuestras vidas
... Y aunque lo pensara no lo podía entrever en la actitud triste y solloza de
aquella niña que era alumna mía y la única hispana del aula en la que yo
enseñaba ... Me compadecí por su pesar, pero también por saber de su condición
de latina ... Esa niña, que se llamaba Selena, era increíblemente inquieta y
alegre. Siempre tenía buena predisposición a pesar de que yo sabía cómo sufría
la discriminación que, viniendo de los niños, resultaba más implacable que
cuando son hechos por los mayores ... Es que es así ... Los niños no tienen la
hipocresía de los grandes ... Dicen sin tapujos lo que piensan o lo que dicen
en privado y en sus casas sus padres ... Y Selena eso lo sentía, pero siempre
tapaba su tristeza y su pesar con una sonrisa o haciendo las bromas más
disparatadas ... Selena tenía esa sencillez y esa simpleza que la hacían tan
agradable, magnética y simpática que hiciera casi imposible que no se le
prestaba atención, aunque muchas veces se le fuera la mano con las bromas ...
Por eso no me sorprendió lo que logró después con la actuación ... Ella podía
estar horas y horas con un auditorio entero que se paraba para escuchar sus
cosas, para contarles chistes o simplemente para cantar, si se animaba ... Pero
ahora estaba allí sola, silenciosa, recogida con sus manos tomando sus piernas
y con su cara entre ellas tratando de disimular lo indisimulable ... Iba a
dejarla sola, pero me pareció que era mejor acercarse. Había algo que me olía
mal de verla allí en el parque. Sus padres eran muy estrictos y difícilmente la
dejarían estar mucho tiempo sola por allí aunque estuviera alegre y jugando ...
Por un momento temí que no fuera algo más serio y no una simple tristeza por
alguna peleíta con alguna amiga o con algún comentario hiriente de otra persona
... Decidí acercarme sigilosamente pero tratando de que ella notara mi
aparición y sintiera que lo hacía con la mejor de las intenciones de contenerla
... Fui adelantando despaciosa y firmemente mi paso mientras esbozaba la mejor
sonrisa para cuando notara que Selena me había advertido ... Ya a pocos metros
de Selena vi que ella levantó la cabeza, pero al advertir mi presencia volvió a
meter la cabeza entre las piernas ... Confirmé que estaba triste y que no
quería compartir su dolor con nadie ... Aun así me acerqué ... Sabía que no
podía dejarla sola ... Pensé, casi como una premonición, que tal vez la
ayudaría a cambiar su suerte de cara al futuro si no la dejaba allí en la más
absoluta soledad y desamparo...
“¡¡Hola,
Selena!! ¿Cómo andas? Es raro que estés sola aquí en la plaza ... ¿Lo saben tus
padres?” ... Selena tardó un rato en contestarme ... Al rato con un firme gesto
con la cabeza me dijo que no, que no lo sabían ... Sabía que se moría por
contarme lo que le pasaba, pero algo se lo impedía ... Sabía que no tenía
sentido interrogarla, aunque sea de buena onda, para que me dijera lo que la
entristecía tanto ... Sólo me acerqué a ella y le dije: “No te preocupes. Yo no
diré nada ... Nada de lo que tú no desees que se sepa...” y la abracé. En
cuanto lo hice ella se aferró a mí y comenzó a llorar sin consuelo ... Sentía
su cuerpo vibrar en el mío y no pude dejar de sentir una enorme tristeza ...
Esa niña estaba sufriendo de veraz y se notaba que lo venía aguantando desde hacía
mucho tiempo ... Podía imaginarme que en el medio de sus risotadas y de su
largo parloteo con sus compañeros de clase disimulaba todo lo que la apenaba y
quién sabe cuánto de esas escenas las hacía la niña para tapar su dolor ...
Estuvimos un largo rato sin hablar con Selena llorando, en el que sólo se
detenía para respirar y quedarse mirando la nada misma sin decirme nada ... Al
rato se tranquilizó un poco y me dijo: “¿Sabe lo que querría hacer en mi vida?
¿Sabe cuál es mi pasión? ¿Sabe cuál es mi verdadero sueño?” ... Yo me quedé
pensando, pero me inquieté cuando noté que Selena se me quedó mirando esperando
mi respuesta ... “Pues bien ... Sé que cantas en una banda y que muchos te han
visto actuar en el restaurante de tu padre...” ... Selena me paró en seco y me
dijo: “¡¡No, no, señorita!! ¡¡No, no!! ¡¡Mi sueño es el de ser diseñadora!!
También me gusta cantar pero eso le interesa más a mi padre ... Eso lo hago por
él ... y por necesidad ... Yo quiero diseñar mi ropa ... ¡¡pero nunca, nunca lo
podré hacer!!” y volvió a romper en llantos aferrándose a mis pantalones ... Yo
estaba compungida y francamente desorientada. Sabía que me faltaba algo para
entender lo que me quería decir la niña y ya era hora de que se lo preguntara
... Selena me lo estaba pidiendo a gritos ... “¿Pero por qué no lo podrás hacer
nunca? ¡¡Eres sólo una niña con todo un futuro por delante!! ¿Qué o quién te lo
impide? ¿Acaso tu padre...?”, alcancé a decirle ... “¡¡No, señorita, no!! ¡¡Es
que me voy!! ¡¡Mis padres han quebrado y nos quedamos sin casa, sin
restaurante, sin nada!! Lo único que sé es que tenemos que ir a lo de un tío
mío a vivir ... Ya no seguiré en el colegio ... Tal vez vaya a otro ... ¿Pero
qué será de mí, de mis padres, de mis hermanos? ¿Dónde quedarán mis sueños? ¡¡Yo
no sé qué hacer!! ... Tengo miedo, señorita ... ¡¡Tengo mucho miedo!!” y volvió
a romper en llantos Selena mientras se tapaba la cara con sus manos ... Yo sólo
atiné a abrazarla y a llorar también. No sabía qué decirle ni cómo consolarla
... Todo era tan repentino y tan terminante que no tenía nada para decirle más
que lo lamentaba mucho ... Sólo se me ocurrió preguntarle: “¿Cuándo te marchas,
Selena?” ... “Mañana. Mañana muy temprano ... ¡¡Pero por favor no se lo cuente
a nadie!! ¡¡Mi padre me matará!! Apenas hoy mi madre nos lo dijo a mí y a mis
hermanos ... Ella está muy triste ... Mi padre está furioso, pero ésa es su
forma de disimular su dolor ... Él quiere que nos vayamos en el más absoluto
silencio y sigilo ... Él quiere que cuando todos despierten ya no estemos más en
sus vidas ... No quiere que lo vean marcharse derrotado ... No quieren que lo
vean enojado ... o llorando ... Es su mejor forma de asimilar lo que nos está
pasando ... Usted tampoco se hubiera enterado si no me hubiese visto por aquí
... Y si estoy aquí es porque soy como mi padre ... Me fui para que no me vean
triste ... Me fui para juntar fuerzas y mostrar un ánimo que no tengo ... Me
fui para poder tener alegría y así sostener a mi padre...”, me dijo Selena sin
llorar pero con una tristeza que se le veía en su mirada perdida hacia el
horizonte gris. Aproveché ese momento para decirle que me acompañara al colegio
que tenía que darle algo, algo que le serviría para su nuevo desafío ... En
realidad sólo quería hablarle ... Ya se me ocurriría qué darle cuando
llegáramos allí ... Ya se me ocurriría algo ... Pronto lo sabría, muy pronto
... Pero en ese momento sólo quería hablarle, sólo quería que esa niña se fuera
con alguna esperanza ... Algo me decía que si no le daba esperanzas a Selena,
todos los hispanos como ella y yo estaríamos en un camino sin retorno, en un
callejón sin salida, en un laberinto del que no saldríamos jamás...
“Mira, Selena
... Yo sé que esto que te pasa es muy difícil de entender y de explicar ... Me
sería más fácil decirte que lamento que te vayas y llorar juntas hasta que no
podamos más y nos deseemos mucha suerte a la vuelta de la esquina ... ¿Pero
acaso te serviría? ¿Qué mensaje bueno te estaría dando? Mira ... En la vida
aprendí que lo peor que uno puede hacer es negar el problema, hacer que no
existe para exteriorizarlo luego cuando la situación nos supera, cuando ya no se
puede hacer nada ... Selena ... Siempre ten en cuenta esto ... Aprende a
convivir con el dolor, aprende a vivir con lo que más te duela ... Si hay algo
que no te gusta, no lo disimules para ti ... Si hay algo que te genera bronca,
no lo tapes ... No trates de convencerte por la fuerza que no te duele, que no
te enoja lo que te sucede ... Puedo entender y hasta aceptar que no puedas
demostrar eso abiertamente hacia los demás ... Yo te conozco, Selena ... Sé que
muchas veces ríes en vez de llorar ... Muchas veces haces reír a la gente
cuando estás triste ... Yo eso lo comprendo ... Una cosa es la vida con los
demás en la que hay que lidiar con muchas cosas que tal vez no nos agradan pero
que con las tenemos que convivir ... Pero otra cosa es nuestra actitud para con
nosotros mismos ... Por eso te pido: ¡¡no te mientas nunca!! Siempre sigue tu camino en base a lo que tú
realmente sientes ... Lo que tu corazón y lo que tu Alma dicen es lo único que
importa ... Y si ellos te dicen que sueñas con ser diseñadora, pero también te
dicen que quieres seguir cantando para cumplir con el sueño de tu padre, no hay
nada ni nadie que te lo impida ... ¡¡Nadie!! ... ¡¡Sí, ya lo sé!! ... Problemas
como éste tendrás una y mil veces ... A veces más graves ... Otros no tanto ...
Tal vez eso atrase un poco tus objetivos, pero no lo impedirán si tú te
esfuerzas y valoras cada cosa que logres diariamente ... Mira ... Yo soy
maestra, pero me costó muchísimo recibirme ... Yo era muy pobre ... A mis
padres les costaba conseguir un empleo ... Les costaba ser aceptados en muchos
lugares ... Sabes que a los latinos nos cuesta el doble y hasta el triple, ¿no?
Seguro que tu padre te lo debe haber dicho muchas veces ... No me quedó otra
alternativa que dejar mis estudios por un tiempo para trabajar y ayudar a mis
padres ... Pero en cuanto logré hacerme de un dinero extra volví a mi pasión de
ser maestra y de enseñar ... ¡¡Y aquí me ves!!”. Cuando terminé de decirle eso,
Selena me ofreció por primera vez en esa tarde una sonrisa y yo me la llevé
abrazada camino al colegio ... “Y recuerda siempre esto, Selena ... Nada es
imposible ... Todo se puede lograr si tienes en claro tus sueños ... Trabaja
duro, sé honesta, perseverante, fuerte, dulce ... Y mantente tan graciosa y
carismática como siempre. ¡¡Ésa es tu carta de triunfo!! ¡¡Nunca lo olvides nunca,
Selena!! ¿Palabra de honor?”, le pregunté y extendí mi mano. Selena alzó su
mano y me dijo largando su clásica carcajada: “¡¡Palabra de honor!!” para luego
saltar y tocar su manito con la mía. A las risotadas llegamos al colegio.
Estaba feliz por haber logrado cambiar el ánimo a la niña, pero sabía que le
tocaría un camino muy difícil, casi imposible de sortear. Como pude, traté de
darle todos los instrumentos, todas las palabras, todos los medios de los que
se debía aferrar Selena para no caer en el mayor de los desánimos ... Sabía que
en el fondo Selena era una niña sensible y explosiva, pero no era frágil ...
Selena era una niña fuerte que podría soportar la mayor de las tempestades ...
Pero sentía que había que quitarle presión. Que la presión podía jugarle una
mala pasada. Que la presión podía hacerle tomar una decisión errónea, un
destino fatal ... Eso lo supe esa tarde, ese día que vi por última vez a Selena
siendo niña ... Una niña que podría lograr todo, una niña que soportaría cualquier
contratiempo siempre que no estuviera expuesta a tanta presión ... Una presión
que tal vez la haría perder el rumbo ... Una presión que podría llevarla a un
lugar como aquella plaza y que tuviera la suerte de encontrarme a mí en el
camino, o la desgracia de toparse con una persona que la llevara a un camino al
abismo prometiéndole el mejor de los paraísos ... Con el tiempo me arrepentí de
no haberle hecho hincapié en ese detalle, a juzgar por los acontecimientos tan
tristes que se dieron después ... Sé que no se puede vivir pensando en lo que
puede pasar, pero también sé que hay veces que cuando algo nos huele mal no hay
que callarse nunca ... nunca ... Es mejor pasar por un perseguido y alienado, y
no como un tonto que no se animó a decir lo que era tan claro que estaba
sucediendo e iba a suceder...
En cuanto
entramos al colegio no tenía en claro para nada sobre lo que le iba a dar.
Había puesto todo mi esfuerzo en decirle lo que quería que se llevase en su
mente y en su corazón en su viaje a su destino que no tuve tiempo en pensar en
el medio sobre lo que le daría ... Por suerte encontré sobre la mesa de mi
escritorio un cuaderno recién comprado que lo tenía reservado para las
calificaciones de mis alumnos ... Lo tomé y se lo di a Selena con esta
recomendación: “Sé que tu sueño es ser diseñadora. Por eso te doy este
cuaderno. Úsalo para empezar a hacer tus primeros diseños, tus primeros
esbozos. Cada vez que pase por tu cabeza algo, no lo dudes. Ponlo en el
cuaderno. Aunque sea apenas un bosquejo de lo primero que se te venga a tu
mente. Y cada vez que veas una página completa di a ti misma: ‘¡¡Prometo que
este diseño lo haré en cuanto pueda abrir mi propio local de ropa!!’. Estoy
segura de que esto te servirá. Tal vez tengas primero que triunfar como
cantante para luego volcarte a tu verdadera pasión. Es probable que tengas que
dar muchos pasos para lograr tus grandes objetivos. Seguramente el camino no
será lineal, y tendrás avances y retrocesos. Pero como sea, y sobre todo cuando
sientas que pierdes fuerzas y te sientas como hoy, ¡¡no lo dudes!! Abre este
cuaderno y mira lo que has hecho en él y recuerda tu juramento. Sé que eso te
ayudará en el futuro...”. Selena tomó el cuaderno y me pidió un lápiz. Un poco
consternada tomé uno de ellos que tenía en un portalápiz que había en el
escritorio y se lo di ... Selena lo tomó y comenzó a escribir o algo así en el
cuaderno mientras me miraba y sonreía ... Al poco tiempo me pasó el cuaderno y
me invitó a abrirlo ... Cuando lo hice quedé impresionada ... Selena había
hecho en la primera página del cuaderno un bosquejo de un hermoso vestido de
novia con todos los detalles ... “Es lo que tenía en mente desde hacía un
tiempo ... Espero poder hacerlo alguna vez y ser la primera en usarlo”, me dijo
Selena mientras sonreía. Yo le dije: “¡¡Claro que lo harás!!” y la abracé
fuertemente. Fue inevitable que ambas lloráramos pero esta vez el llanto era
distinto ... Era el llanto de los que saben lo que les espera pero que sueñan
con que lo superarán y que sonrientes podrán contarles a sus hijos lo vivido
como una linda anécdota ... Ese momento tan lindo fue interrumpido por una voz
que invocaba el nombre de Selena. Era su padre. Se veía que la estaba buscando
y no la encontraba por ningún lado hasta que alguien nos debe haber visto y lo
llevó para la escuela. Selena se asustó mucho, pero yo la tranquilicé
pidiéndole silencio llevándome el dedo a la boca ... “¡¡Aquí estamos, señor
Quintanilla!! ¡¡No se preocupe!! ¡¡Selena está conmigo!!”, y salí fuera del
colegio con Selena en mi mano. Cuando lo pude ver tuve una gran tentación de
abrazarlo a él también. Salí creyendo con que me encontraría con una persona
furiosa, pero en vez de ello me encontré a alguien destruido moralmente, que
apenas podía simular su dolor tratando de expresarme su preocupación por no
encontrar a su hija ... Toqué a Selena en la espalda como modo de que se
acercara a su padre y lo abrazara, mientras le decía: “Temo haberlo preocupado,
señor Quintanilla. Es que su hija se había olvidado su cuaderno de dibujo y
como era importante que me lo trajera completo la semana que viene, la llevé al
colegio a recogerlo ... No quería hacerlo de ese modo ... Lo pensaba llamar
pero como justo la vi a Selena, aproveché y aquí estamos...”. El señor
Quintanilla estaba tan triste que ni siquiera exteriorizó su enfado por el “procedimiento”.
“No debió haberlo hecho de ese modo ... Debió haberme llamado ... Pero no
importa ... No importa ya ... Le pido por favor que no se repita...”, me dijo
con la voz entrecortada. “¡¡Sí, sí!! ¡¡No se volverá a repetir!! ¡¡Jamás!!
Disculpa Selena que te haya traído hasta aquí. La próxima avisaré a tus padres.
¡¡Pero avócate a tus tareas y nos vemos mañana!!”, le dije con el mayor
entusiasmo y disimulo guiñándole un ojo ... Le di la mano al señor Quintanilla
y la abracé a Selena mientras le decía en el oído: “¡¡Suerte, Selena!! ¡¡Y recuerda
siempre lo que te dije!!”. Selena me dio un beso mientras me decía: “Prometo
que tendré mi tarea hecha y mi cuaderno completo ... Pronto, muy pronto...”.
Selena se apartó de mí, me devolvió el guiño de ojo y se sonrió mientras era
llevada por su padre ... Yo la vi alejarse y no paré de saludarla hasta que
doblaron por una esquina y ya no la vi más ... Aun con todo lo que pasó
recuerdo su cara de niña sonriente a la espera de un futuro incierto y de un camino
muy, muy duro por transitar...
Por un buen
tiempo no supe nada de Selena ... Me preocupaba por lo que estaría haciendo, si
acaso su padre consiguió trabajo y estaba más cerca de lo que pensaba ... O si
en realidad las cosas fueron empeorando ... La crisis en aquellos tiempos nos
había castigado muy duro y uno veía cómo tanta gente jamás se había recuperado
de aquello ... Temía que a Selena le hubiese pasado lo mismo ... Un día la vi
en el Show de Johnny Canales y me puse a llorar. La vi allí con el pelo cortito
cantando con tanta gracia “Oh!! Mamá!!” y noté que un buen paso había dado ...
Y no pude dejar de reírme cuando el conductor trató de que dijera en español lo
que habían hecho con sus vestidos. Dada su situación económica ellos mismos
habían pintado sus propios atuendos, pero al querer decirlo en español sólo
alcanzó a decir “Los pintaron...” y echó a reír a carcajadas. Y yo con ella. Yo
la conocía bien. Era su salida ingeniosa para cambiar de tema y no seguir con
algo que no podía dominar bien. “¡¡Qué bien!! -pensé-. Ya se está quitando la
presión de encima. ¡¡Ése es un buen síntoma!!”. Pero lo que más me hacía sentir
bien era que aún siendo pequeña ya sabía manejarse en el escenario y dominar al
público como nadie. Tal vez muchos crean que el secreto del éxito de Selena eran
sólo su figura escultural y una voz prodigiosa ... ¡¡Se equivocan!! Eso sólo lo
pueden pensar aquellos que no la han conocido bien o vieron su etapa de éxito
imparable ... Pero aquellos que la vimos desde pequeña, como la mayoría de los
tejanos, el gran éxito de Selena era su voz, su gracia, su carisma, su
simpatía, su dominio absoluto del escenario, su personalidad, su constancia, su
sacrificio, su honestidad, su autenticidad ... Uno no podía dejar de mirarla.
Ella te cautivaba, te subyugaba ... Y cuando la veías en entrevistas, se
mostraba del mismo modo que en el escenario ... del mismo modo que en la vida
... Yo lo podía certificar ... Yo la conocía aun antes de sus primeras
apariciones masivas por la televisión ... Yo no necesité verla ya consagrada
para darme cuenta de que lo lograría ... Cuando Selena fue a la plaza de
Matamoros, Tamaulipas, México, en el marco de otro de los conciertos
organizados por el Show de Johnny Canales, vi que tenía algo, ese algo que lo
tienen pocos o que no lo tiene ninguno ... Selena era apenas una adolescente,
con una figura bien distinta de la que se la conocería tiempo después, con un
atuendo metálico, y su pelo cortito y con rulos ... Estaba ante un público que
prácticamente no la conocía ... Eso achicaría a cualquiera ... No a Selena ...
Ella se desenvolvió con una soltura, con una prestancia, como una artista que
ya era una estrella internacional y que podía mover al público cuando y como quería
... La vi allí interpretar “La bamba” de un modo tan particular, arengando a la
gente, pidiendo que canten, que la sigan, que griten, tomando a su hermano A.B.
para bailar, mostrando unas ganas, una alegría, un estilo ... Era la misma
Selena que yo conocía ... Se mostraba tal como lo hacía con sus compañeros del
colegio, acaparando la atención, y mostrando una energía y unas ganas que tal
vez tapaban días, meses, años de penurias y de incertidumbre. Cuando la veía
actuar con esas ganas podía imaginarme cuánto la necesidad jugó un factor
fundamental para olvidarse por un rato del miedo, del dolor, de las privaciones
... Pensaba si acaso mi consejo de que diera todo el éxito por la banda con el
fin de lograr su sueño de ser diseñadora estaba dando sus frutos ... Y yo
estaba segura de que era así ... Esa chica daría todo por alcanzar su gran
pasión ... Todo lo que vino después no me asombró ... Ya había logrado compartir
escenario con el grupo consagrado La Mafia, ya había logrado su primer premio
tejano como mejor vocalista ... ¡¡A los 16 años!! Y así seguirían los premios
en forma ininterrumpida ... Bueno, por el tiempo que la dejaron ... Me
sorprendía que nada la condicionaba. Con el correr del tiempo lo que parecía
que no podría lograr era un obstáculo fácilmente sorteable para Selena ... Y
eso sí me superó hasta a mí ... Yo estaba acostumbrada a que por más talentosa
y guapa que fueras, una mujer no podía superar a los varones en el mundo de la
música tejana ... Siempre eran consideradas unas segundonas para el mundo
machista de mi tierra ... No se las tenía en cuenta ... Selena los pasó como
postes haciéndolos rodar varias veces ... Pasó a ser la tejana más exitosa y la
fiel representación de su música ...
Cuando uno pensaba que ése era su límite pues su no dominio del español
le impedía llegar a México y al resto de Latinoamérica, Selena rompió esa
infranqueable barrera con talento y encanto ... A ningún mexicano se le pasó
por la cabeza alguna objeción a su español no bien hablado o a alguna palabra
mal pronunciada ... Selena con una sonrisa los dejaba encandilados ... Había
muchos grupos tejanos muy talentosos y con posibilidades seguras de éxito en
cualquier lugar de Latinoamérica ... Pero nadie pudo lograr lo que Selena había
logrado ... Y no es que no fueran talentosos ... No es que no fueran buenos ...
Pero es que nadie, nadie, absolutamente nadie, era como Selena ... Selena tenía
ese “algo”, eso que sólo lo llevan los artistas diferentes, únicos e
irrepetibles ... Ese algo que yo se lo vi desde pequeña, ese ángel que se
empezó a mostrar desde sus primeras presentaciones ... Con el correr del tiempo
Selena sólo iba cosechando lo que había sembrado con creces ... De Texas a
México, de México a Miami, de Miami a Nueva York. De los Tejano Music Awards a
Premios Lo Nuestro ... ¡¡Y un Grammy a los 22 años en 1994!! ... ¡¡Con lo que
le costaba a cualquier latino en aquella época obtener ese premio del que sólo
había una terna, una sola posibilidad de ganar ... No como ahora, que si me
apuran lo gano yo también ... Dicho con todo respeto por tanta gente que se lo
merece ... Pero en aquella época ... Luego vinieron la enorme cantidad de
discos vendidos, la cantidad de hits, las increíbles presentaciones, los
multitudinarios conciertos ... Parecía un cuento de Cenicienta ... Pero no lo
era ... Era mérito, puro mérito de Selena ... Nada es casual en la vida ... Ni
lo bueno ... Ni lo malo ... Y nada de lo que le sucedió a Selena fue casualidad
... Todos estábamos muy contentos, los que la habíamos conocido y los que no
... Muchas veces quise acercarme, pero deseché la idea. No quería acercarme a
la artista. No quería aparecer como una aprovechadora de su éxito con la excusa
de que “yo la tuve como alumna en el colegio”. Si alguna vez se daba la
ocasión, bienvenido sea. Y si no era así, era porque Dios lo dispuso. Yo tenía
la secreta esperanza de que Selena recordaría sus palabras en su despedida y vendría
a verme. Y más lo desee cuando me enteré de que en el medio del éxito y sin
esperar la consagración mundial Selena inauguraba su boutique en Corpus Christi
para luego hacerlo en San Antonio. Podía imaginarme lo contenta que estaría y
más de una vez quise ir a verla a su ciudad para abrazarla ... Pero yo me
despedí de ella siendo una niña ... ¡¡Qué se iba a acordar de mí!! ¡¡Quién sabe
por todas las cosas que había pasado para llegar a ser lo que era!! ... No ...
Era imposible ... Y era lógico ... Selena tenía múltiples ocupaciones y mucha
gente a quien agradecer ... Pensé que lo mejor sería verla algún día, y
abrazarla y esperar si por allí me reconocía ... Y si no sucedía, no importaba
... Diosito así lo habría querido ... Y yo no iba a alterar su voluntad...
Era un día de
mucho calor en la ciudad ... Era uno de esos días típicos tejanos, en el que el
sol parece abrazarte hasta ahogarte y hacerte pedir que te suelte por el Amor
de Dios ... Yo estaba yendo camino al colegio y pensé que no iba a llegar nunca
... Había momentos en los que sentía alucinaciones y pensaba si no estaba en
pleno desierto de Sahara en vez de Texas. Como no vi ninguna palmerita, ni un
charco de agua ni beduinos, seguí mi camino hasta el colegio. Todavía era
temprano por lo que no había llegado nadie. Entré a mi aula de siempre, colgué
mi ropa y cuando estaba por arrojarme a la silla algo me hizo detener como si
hubiese recibido una puntada en la cintura o como si hubiese chocado contra una
pared ... Vi sobre el escritorio un cuaderno ... Pero no era cualquier cuaderno
... Era un cuaderno familiar ... Miré a mi alrededor y no vi a nadie ... “Tal
vez sea de algún alumno que se lo ha olvidado”, dije sin convencimiento y
alarmada por el tipo de argumento que había pensado ... Eso también me sonaba
familiar ... Cuando lo abrí pegué un salto enorme ... En esa primera página
estaba ese bosquejo, ese dibujo de vestido de novia que había hecho Selena ...
Ni llegué a levantar mi vista cuando escuché: “Te prometí que volvería cuando
lo hubiese logrado todo. Te lo prometí cuando hubiese hecho realidad mi gran
pasión gracias a ti y a tu consejo...”. Y vi entrar a Selena por la misma
puerta en la que yo misma había ingresado antes ... Pegué un grito que jamás
supe su significado y corrí hacia Selena. La abracé con una enorme fuerza que
casi la estrujo y me puse a llorar como una niña ... Los tiempos habían
cambiado ... Ahora era yo la que lloraba sin parar y Selena era la que me
consolaba y protegía ... “¿Creías que me había olvidado de ti? ¡¡Nunca!! Te
tuve siempre presente. Tus palabras fueron la fuerza para seguir en los
momentos más difíciles de mi vida...”, me dijo Selena mientras me mostraba en unas
de sus páginas mis consejos escritos por ella de puño y letra ... “Pasé por
momentos muy duros. Muchas veces quise escribirte o volver a verte ... Pero
quería que el momento fuera cuando se me diera el sueño de mi boutique propia
... Ése era mi estímulo para verte. Cuando más esfuerzo hiciera, cuando más
rápido lograra los objetivos, más rápido sería mi encuentro contigo ... Tenía
que demostrarte que cumpliría con mi palabra ... Tenía que demostrarme que lo
lograría a pesar de todo ... Tú sabes que no puedo parar hasta lograr lo que me
propongo ... ¡¡Y lo logré!! ¡¡Y aquí estoy!!”, exclamaba Selena con total
emoción. Yo no podía parar de llorar. Selena cada tanto me abrazaba y me hacía
recordar cada momento de aquel día en el que se tuvo que ir de la ciudad ...
“Pero para que veas que no sólo no me olvidé de ti sino que sé en qué has
andado en todos estos años, te tengo una sorpresa ... Ya sabes cuál es mi
primer bosquejo y lo has visto ahora ... Yo siempre soñé que ese vestido sería
para mí, para cuando me fuera a casar ... Por si no lo sabes, terminé casándome
en secreto y sólo por civil con Chris ... ¿Te imaginas por qué, no?”, me dijo
Selena y echó una de sus clásicas carcajadas. Yo asentí con una sonrisa mezcla
de complicidad y de alegría ... “Pues bien. El vestido lo hice igual pensando
en que algún día alguien lo necesitaría ... Y cuando pensé en ir a verte quise
averiguar en qué andabas y allí lo supe...”, dijo Selena e hizo una seña a
alguien que entró con una caja. La persona era una mujer de unos quince años
más grande que Selena. Ingresó pidiendo permiso mostrándose muy amable y
cordial ... Pero había algo en su expresión que no me gustaba ... “Sé que
tienes una hija que está pensando en casarse muy pronto y que pensaba en breve
comprarse un vestido de novia. Pues ya no lo tendrá que hacer. Eso sí ... ¡¡Que
quede como un regalo tuyo!! ¿Prometido?”. Y alzó su mano ... Yo quedé
petrificada. Apenas levanté mi mano pero no pude seguir y me puse a llorar
tomándome la cara con mis manos. Selena se acercó a mí y me abrazó dulcemente.
“Sabes que sin ti yo no hubiese podido hacer nada ... Es lo mínimo que puedo
hacer por tu inestimable ayuda... También debes saber que ni el éxito ni la
fama me han cambiado ... Yo no soy más que ti ... Yo sólo estoy haciendo bien
mi trabajo como lo haces tú ... Y sin haberme enseñado lo que tú me enseñaste
no me tendrías aquí...”. No sé cuándo duró el abrazo ... Sólo sentí en aquel
momento que nada había cambiado ... Que éramos las mismas personas de hace
quince años ... Selena seguía siendo esa misma niña ... Esa misma persona con
un enorme corazón y la misma sencillez ... Selena era una de las nuestras que
lo había logrado, que no sólo cumplió su sueño sino el de todos ... Selena no
dejaba de ser esa niña, esa hermana, esa mujer, esa persona sensible que lo
tenía todo siendo como era y con un enorme talento ... Y lo había logrado en la
Tierra de los Sueños, en el Paraíso Prometido ... Por primera vez sentí que
nadie nos podía detener. Con Selena sería posible tantos sueños postergados,
tanta justicia dejada a un lado, la igualdad de oportunidades ... El Amor, la honestidad
y el trabajo como modo de lograr que un mundo sea posible, un mundo lleno de
esperanza y de futuro...
La mujer que
estaba con ella le mostró el reloj como un modo elegante de decir que estaban
retrasadas y que debían marcharse. Selena hizo un gesto de asentimiento y rio en
un gesto elocuente de nervios. Allí notó que no me la había presentado y lo
hizo ... Me quedé tan concentrada en ese “algo” de lo que esa mujer no me
gustaba que no pude registrar ni su nombre ni su apellido. Pronto fui sacudida
por la misma Selena que me extendió su mano con su cuaderno y me dijo: “Toma.
Este cuaderno ya no me pertenece. Es tuyo. Quiero que lo conserves. Y te
acordarás de mí en el futuro por la última página ... ¡¡Vamos!! ¡¡Fíjate en
ella!!” Cuando lo hice vi que había otro vestido de novia. Yo la miré intrigada
y me dijo: “Ya te dije que el otro vestido de novia lo había imaginado para un casamiento
que no se dio ... Y ahora pertenece a tu hija ... Pero ahora tengo pensado
hacer la confirmación de mis votos de casamiento con Chris. Eso será cuando
cumpla 5 años de casada. ¡¡Sí, ya sé!! Falta aún unos años, pero ya tengo
armadas las primeras invitaciones, cómo será la fiesta y mi vestido de novia.
Ya lo tengo en la cabeza ... ¡¡Y el bosquejo lo tienes tú en exclusiva!! ¡¡Ah!!
Y Aquí tienes las invitaciones para toda tu familia. ¡¡Ya ves cómo organizo las
cosas con suma anticipación!!”, me dijo Selena y fue ella quien me abrazó con extrema
emoción. “Quiero que sepas que siempre te llevaré conmigo ... Y quiero que
sepas que necesitaré de ti y de tus consejos para cuando encare mi otra etapa,
mi última y consagratoria gran etapa” ... Esta vez el abrazo volvía a tener esa
misma connotación de quince años atrás. Volvía a abrazar a esa Selena llena de
miedos y de incertidumbre ... Esa Selena llena de presión ... Pero ahora no
daba cuenta de dónde venía esa presión ... Pensé en si era el trabajo, las
múltiples responsabilidades, o todo eso junto y algo más ... Allí volví a ver a
esa mujer tan pero tan amable, pero tan, pero tan asfixiantemente presente ...
Algo no me gustaba de ella pero no sabía bien qué ... O sí lo sabía, pero no lo
quería admitir pues hacerlo haría que debía decírselo a Selena ... Y yo no
quería romper el hechizo del encuentro ... “Me gustaría Selena que no te
expongas a tanta presión. Me gustaría que...”, traté de decirle. “¿Presión? ¡¡Por
ello no te preocupes!! Ella me saca de todos estos problemas. ¡¡Gracias a ella tengo
un mejor control de todo!!”, me dijo Selena señalando a su “asistente y amiga”
... Yo asentí con una mueca y ante una nueva seña de la mujer, Selena me dejó un
estuche y me dijo: “Quiero que conserves esto. Es la primera pieza de mi
colección de Huevos Fabergé. Sé que contigo está en buenas manos. Utilízalo
para lo que necesites...”. Estaba por rechazarlo, pues sabía lo que
significaba, pero ella tomó mis manos con dulzura y suave, pero firmemente me
recalcó: Ya sabes ... Para lo que lo necesites...”. Se despidió de mí
prometiéndome que volvería muy pronto. Lamentó que no pudiera quedarse para
cuando los niños entraran y enloquecieran al verla ... Pero prometió que pronto
lo haría, por mí ... El día en el que se casara mi hija ... El 30 de abril de
1995... La vi partir como aquel día 15 años atrás. Sólo que ahora no era una
niña y no iba con su padre de la mano ... Ahora la llevaba a la rastra esa
mujer ... Pero Selena seguía igual ...
Ella no había cambiado nada ... Alzó su mano y me dio mil abrazos y mil besotes
en el aire ... hasta que llegó a la misma esquina y no la vi más ... No la vi
nunca más...
Cuando llegó
la noticia ese nefasto 31 de marzo no lo quise creer. Vino mi hija llorando al
colegio a darme la noticia. Yo repetía una y otra vez: “No puede ser ... No
puede ser ...”. Afuera llovía torrencialmente. Poco a poco llegaba la mala
nueva por la radio, por la televisión, por los comentarios de los maestros, de
los niños, de todo el mundo ... Los llantos de todos me puso en estado de shock
... Pero sobre todo quedé estupefacta cuando escuché el nombre y apellido de la
asesina que estaba parapetada en una camioneta amenazando con “suicidarse”
rodeada de policías ... Allí recordé que se trataba de la persona que
acompañaba a Selena cuando me fue a ver ... Esa mujer que no me caía para nada
bien ... “Intuición de mujer”, dicen. “Sentido común”, diría yo ... Se había
determinado suspender las clases ... Ni hubo necesidad de que ninguna autoridad
lo dijera ... El vacío y el dolor de todos impedían que alguien quisiera hacer
algo ese día, y por varios días, meses y años más ... Recuerdo que me incorporé
como pude y volví al aula luego de que me sacara de allí mi hija para darme la
mala nueva ... Sólo les dije que se nos había ido una hermana y que había que
tenerla siempre en el corazón por el resto de nuestras vidas para recordarla con
Amor ... “como ella hubiese querido” ...
Luego de decirles eso ni esperé a que se fueran ... Me fui campo traviesa sin
rumbo fijo en el medio de la lluvia torrencial y me puse a llorar sin consuelo.
“¿Por qué, Dios? ¿Por qué te la llevaste? ¿Qué hizo de malo? ¿O qué hizo de
bueno para que necesites de ella? ¿Es que no puedes solo que necesitas de su
Amor? ¿Por qué Dios nos dejaste a esa asesina? ¿Por qué no me advertiste cuando
la tuve tan cerca y comencé a sospechar? ¿Por qué le hiciste esto a Selena? ¿Acaso
no has visto lo que tuvo que hacer no sólo para triunfar sino simplemente para
comer? ¿Cómo le hiciste eso? ¿Cómo nos hiciste eso? ¿Cómo voy a creer en ti
ahora? ¡¡Te llevaste nuestro Amor, nos dejaste sin Alma y nos dejaste al
mismísimo demonio con nosotros!! ¿Qué te hemos hecho para merecernos esto? ¿Qué
te hizo Selena para hacerle esto? ¡¡Dímelo, Dios, por favor, dímelo!! ¡¡Te lo
ruego!!” Y caí desplomada ... Cuando desperté vi a mi hija que rogaba que me
despertara de una vez ... Estuve inconsciente por varias horas ... Casi muero
de una neumonía ... En ese momento no me importaba si vivía o moría ... Como tantos
otros sentí que me habían quitado el Alma ... Tuve que hacer mucho esfuerzo
para convencer a mi hija que se casara en la fecha que había sido estipulada
... un mes después de todo ... y con el vestido que Selena había hecho ... El
primero que había diseñado siendo niña ... Ese 30 de abril me enteré de que
Selena había donado una suma considerable al colegio en el que enseñaba con la
condición de que el aula en el que dictaba clase llevara mi nombre y que todo
fuera comunicado una vez que mi hija se hubiese casado ... Cuando me enteré
sentí que moría de nuevo ... Para todos fue una fiesta muy triste y para
conmemorarla tuvimos que ser lo contrario a lo que hacía Selena ... Ese día nadie
pudo demostrar abiertamente y con sinceridad lo que hubiese querido decir y
hacer ... Allí supe que nunca podríamos homenajear a Selena a la altura de lo
que ella era ... Allí supe que nadie podría llegar a ser como era Selena...
Un día fui de
improviso al Gravesite en el que estaba Selena ... Nunca hubiese querido ir
allí. De hecho no fui al funeral ... Nunca me hubiese permitido ver a Selena
allí y así ... Cuando llegué al lugar sentí que mi corazón estaba en el lugar
en el que ella moraba. Quise aguantar pero no me pude. Rompí en llantos durante
mucho tiempo. En el medio del llanto y del dolor, hice un pequeño hoyo al
costado del gravesite y enterré el Huevo Fabergé que Selena me había dado ...
“Te devuelvo Selena el Huevo Fabergé que me obsequiaste con tanto Amor ...
Contra mi voluntad quisiste que lo conservara para lo que lo necesite ... Pues
bien ... Sin ti este obsequio ya no tiene sentido ... Me diste más de lo que
necesitaba y merecía ... Además, este regalo me da culpa. Hubiese preferido
decirte lo que me generaba esa mujer y no prestar atención al regalo ... ¡¡Al diablo
con el obsequio, Selena!! ¡¡Yo te quería a ti, sólo a ti!! ¿De qué me sirve
tener esto o el valor de este regalo sin ti? ... Si quieres que lo conserve,
ven a buscarme y devuélvemelo. Sorpréndeme como aquel día y déjame el Huevo Fabergé
en mi escritorio, ¿sí? ... Ven y dame más novedades sobre tu confirmación del
casamiento. ¿Me harás Dama de Honor? ¡¡Eso te pido, Selena!! ¡¡Eso te pido!! ¡¡Ven,
maldita sea, y dímelo, por favor!!” ... Y volví a llorar sin consuelo. Me
maldije no haberle dicho sobre la presión, la sensación que tuve al verla así
siendo niña y que ahora de grande lo volvía a sentir, que eso me preocupaba y
que esa pérfida me inquietaba. ¿Por qué no me di cuenta antes? ¿Por qué todos
no nos dimos cuenta antes? Ahora era tarde. Todo era muy tarde .... Y Selena
era la única víctima de esta increíble historia ... Historia llena de Amor,
historia llena de dolor ... historia llena de locura ... Historia de cualquier persona
... Porque Selena era eso ... Una gran artista pero una chica como cualquiera
de nosotras ... Y eso nos enorgullecía ... Ahora lo pienso y tal vez si hubiese
actuado como una diva que se hubiese creído una grande se hubiese salvado ...
Eso sí, se hubiese salvado pero no hubiese sido Selena ... Por algo en su lugar
está Jennifer López ... Tal vez eso es lo que Dios quería ... Que Selena
estuviese en el Cielo y en la tierra Jennifer López ... Me fui esta vez sin
mirar atrás ... No me fui dándole saludos con mis manos y dándoles mil abrazos
y mil besotes ... Desde aquel día hasta hoy estoy esperando que Selena me los
venga a dar ... Y sé que algún día ella vendrá ... Dios no puede ser tan cruel
... El mundo no puede ser tan injusto ... Yo espero que un día Selena me vuelva
a sorprender para decirme que nada era cierto ... Que todo fue una pesadilla
... Una cruel y burda pesadilla ... Sólo espero que suceda ... Sólo eso me mantiene
viva a pesar de todo...
(El que
quiere a Selena de verdad la espera todos los días, la vive todos los días, la
siente diariamente ... El que quiere a Selena sabe y siente que su vida nunca
fue la misma desde que la conoció ... Y sólo quiere que esté presente para que
cada uno de nosotros pueda agradecerle ... Y para sentirse contento de que está
viva y de que es feliz ... Selena no era sólo una artista ... No era sólo una
gran cantante ... Selena era nuestra hermana, nuestra hija, nuestra madre ...
Selena fue y es una de las nuestras ... Selena es lo más hermoso que hemos
conocido ... Por eso la seguimos esperando ... Por eso esperamos verla feliz
... No hacerlo es aceptar su trágico destino ... No hacerlo es aceptar nuestra
propia muerte ... Y el que ama a Selena no quiere eso ... porque sabe que a
Selena no le gustaría aceptar esa densa realidad por más dura e irreversible
que fuera ... Para Selena lo imposible era posible ... Para nosotros está viva
... en nuestros corazones ... Por ahora ... Sólo por ahora...)
Selena:
siempre estaré aquí esperándote...
Te quiere
mucho...
Sergio
Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
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