En tan sólo 3 semanas, Selena…





“¿Que te vas por 3 semanas? ¿Que te vas de vacaciones? ¿Cómo no me lo dijiste antes? ¿Me vas a dejar? ¿Qué voy a hacer?”, le decía Marisa a Gastón, mirándola entre desolada y desorientada. Ella lo quería tanto, pero él … él quién sabe … Hacía poquito habían empezado a salir y hacían de “noviecitos”, pero era Marisa la que pretendía que fuera la relación más en serio. Él … No sabía lo que quería él, pero Marisa no quería pensar en ello … Más bien quería creer que por allí con un poco de paciencia y tenacidad lograría que Gastón se tomara la relación como ella deseaba … Con compromiso … A veces pensaba si por allí tal vez él sólo quería mostrarles a sus compañeros de colegio que tenía una “novia oficial”, que había conquistado a una niña tan linda ... No quería pensar ni creer que él sólo quería “eso”, eso que ella no haría si no fuera por verdadero Amor … Pero todo indicaba que era así … Era Marisa quien lo llamaba. Era ella quien lo iba a buscar en los recreos del colegio. Muchas veces le costaba encontrarlo y cuando lo hacía se conformaba con arrancarle una sonrisa o un beso y se entusiasmaba o se le erizaba la piel si Gastón la abrazaba tiernamente y le llevaba a pasear por el parque. Marisa era una chica soñadora y creía firmemente en el Amor verdadero, en el Amor ideal. Podía pensarse ya por 1995 que era “chapada a la antigua”, pero ella creía que podía encontrar su “Alma gemela”, aquel hombre tierno que la hiciera feliz para siempre ... Y para ella ser feliz no eran sólo besos y pasión. También lo era un abrazo, una sonrisa, que le trajeran flores, que le diera un mimo desinteresado y sincero, la suavidad de una caricia, el perfume de una tarde en un parque … Y Marisa creía haber encontrado ese Amor ideal en Gastón … Él era tan lindo, tan dulce … Pero a veces creía que esa sensación eran más sus deseos que la realidad misma … Tal vez lo que ella hizo atraer a Gastón fue cuando dejó de vestirse como una niña toda formal y comenzó a hacerlo en forma más sexy, delicadamente sensual tomando como modelo a Selena. Marisa no era lo que se podría decir una fanática de Selena. La admiraba, sí, le gustaban sus canciones, pero no era de coleccionar sus discos ni ir a sus conciertos. Tal vez no se sentía identificada con aquellas amigas y compañeras de colegio que buscaban seguir un modelo o parámetro de vida a través del seguimiento de algunos artistas, deportistas o alguien de su admiración … Ella tenía su modelo que aprendió de su familia y del cual ella estaba absolutamente convencida para seguir … Marisa quería enamorarse, encontrar su hombre ideal, tener hijos y ser feliz con esa familia construida … Nada más ni nada menos … Y buscaba que ello se diera rápido y a sus 15 años creyó encontrarlo en Gastón, que le llevaba dos años … Todo encajaba perfectamente … Él se empezó a acercar a ella cuando Marisa empezó a lucir el pelo largo y suelto con flequillo. Y más aun cuando en las fiestas lucía las chaquetas, los pantalones y los boustiers de Selena, tan de moda por aquellas épocas en las adolescentes … Fue precisamente en una de esas fiestas en la que Gastón le dio su primer  beso que ella jamás olvidaría … Ella estaba hablando con sus amigas hasta que vio a Gastón venir con su banda de amigos. Ella se separó cómplicemente del grupo con la ayuda de su mejor amiga, Cynthia, y se quedó con ella simulando que conversaba alegremente mientras contorneaba su cuerpo al ritmo de “Baila esta cumbia”. Al rato Gastón se le acercó, la saludó con un tierno beso y la sacó a bailar mientras uno de sus amigos sacó a bailar a Cynthia … Marisa y Gastón bailaron un buen rato a puro ritmo y alegría hasta que pusieron un lento, que fue casualmente el tema “No me queda más”, de Selena … Ella se detuvo como para irse en busca de sus amigas, pero Gastón la detuvo con un leve movimiento de su mano en la cintura de  Marisa y con una sonrisa tierna invitándola a seguir … Ella se sonrió y dejó acercar su cuerpo mientras sentía que le temblaban las piernas … Gastón apenas mantuvo sus manos en los hombros de Marisa en silencio hasta que buscó el momento indicado para decirle que estaba muy hermosa … Marisa no decía nada pero no impedía nada hasta que Gastón se atrevió a acercar su boca y darle un pequeño beso detrás de una de sus orejas. Marisa sintió un cosquilleo en todo su cuerpo y para cuando quiso volver en sí vio cómo Gastón acercaba sus labios y ella sólo se entregó a él y dejó sentir el dulzor de su boca en la suya … Marisa no sabe cuánto duro ese momento … Sólo recuerda que fue lo más bonito que le haya ocurrido en toda su vida … Desde ese momento se convenció de que él era el hombre de su vida con el cual conviviría toda su existencia hasta que la muerte los separare … hasta que Dios dispusiera lo contrario…

Pero ahora Marisa se encontraba desolada. Quería creer que todo era casual, muy casual, que Gastón la seguía queriendo, y que sólo se había ido con sus padres a pasar unos días en la playa, lejos, muy lejos de su hermosa e inmensa Chicago para tomar un poco de aire. Así quiso creerlo cuando Gastón se le acercó ese día para decirle que se iba por tres semanas, por esas benditas tres semanas … Y que se fue rápido como si algo la apurara, como si alguien la apurara o como si estuviera huyendo de alguien y ese alguien fuera ella misma … “No te preocupes. ¡¡Yo te llamaré!! … ¡¡Pronto, muy pronto!! Ya verás ... Verás que esas tres semanas pasarán rápido y volveremos a estar juntos, como siempre … Bueno, me tengo que ir … Mis padres esperan. Sé que debí avisarte antes, pero todo surgió de golpe … Extráname y espérame, Marisa … Yo también lo haré…”, le dijo Gastón y se fue dando unos pasos hacia atrás mientras ofrecía unos pequeños saluditos con una de sus manos con una leve sonrisa de culpa para rápidamente darse vuelta y dar unos buenos trancos en sentido contrario sin volver más su mirada a su novia … Marisa se quedó un buen tiempo inmóvil en la vereda hasta que decidió dar unos lentos pasos hacia su casa. Estaba perturbada. Quería pensar en que todo lo que le había dicho Gastón era cierto, pero no podía … Quería pensar que estaba todo bien a pesar de lo que sentía, pero la realidad y su intuición les hacían ver todo lo contrario. “¿Se iría con sus padres o se iría con otra chica? ¿A la vuelta me buscará o yo tendré que hacerlo hasta que me encuentre con la dura realidad?”, pensaba Marisa y se paraba con la intención de ir a la casa de Gastón para detenerlo, para decirle que no se fuera, para rogarle que se quedara … que ella a cambio le daría todo … todo lo que le pidiese para que estuviera con ella … hasta lo que no tenía … hasta lo que no quería … Pero Marisa no quería hacer eso. En su más profundo interior ella sabía que si pensaba eso era porque sentía que estaba todo perdido, que lo había perdido a Gastón y que cualquier intento desesperado eran manotazos de ahogado que no la sacarían de ese mar de realidad … Marisa pasó rápido de la angustia a la bronca y al enojo, y sintió un profundo deseo de ir a buscar a su novio para que “confesara”, para que le dijera por qué y por quién la dejaba, para que le dijera quién era la consabida “otra” … Llego a hacer dos cuadras con el decidido intento de decirle a ese ingrato lo que sentía por él y por su decisión, y para gritarle y hacerle un escándalo … Pero luego de esas dos cuadras se dio cuenta de que nada le serviría hacer eso … Actuaría como una burda mujer despechada y protagonizaría un escándalo que le avergonzaría de por vida … Marisa no quería ser como esas mujeres que ventilan sus vidas privadas por la televisión con la intención de defenestrar a alguien sin pudor por desnudar su propia vida … Ella no era una psicópata que buscaría hacer la vida imposible a Gastón para que aunque sea “por las malas” le diera el lugar que ella quería … Marisa quería que estuviera Gastón al lado suyo por Amor, no por miedo … Ella quería tener un novio, no un monigote a su lado … Por un momento, de la indignación que tenía se maldijo por ser tan buena y considerada, por ser ingenua, por no desear el mal a nadie, por ir en la vida con la verdad y con honestidad … Se maldecía de sí misma porque pensaba que nada estaba logrando con ello … Llegó a una esquina y se sentó en la ochava de la calle y rompió en llantos. Se tomaba la cara para que nadie viera su dolor y su angustia … Y también su furia. Terminó llorando y gimiendo fuertemente, ya no pudiendo ni queriendo disimular lo que sentía … Sabía que esto era el final y lo que peor podía hacer era insistir o hacer como que nada estuviera pasando … Marisa estaba desolada y ni quería salir de esa esquina, de su desilusión y de esa desdicha … Hasta que oyó que alguien le decía: “¿Pero qué haces aquí amiga? ¿Por qué lloras? ¡¡Dime lo que te pasa!!” … Era su amiga Cynthia … Marisa es abalanzó sobre ella y lloró más amargamente. Cynthia sólo se la llevó poniendo su brazo derecho sobre el hombro de Marisa en silencio hasta su casa y esperó a que su amiga le dijera lo que estaba pasando en su debido momento … Y ese momento llegó en su casa, más precisamente en su habitación, cuando Marisa tuvo que enfrentar la realidad y los ojos de Cynthia para decirle lo que le estaba pasando, lo que le estaba angustiando … Cynthia la escuchó en silencio. Necesitaba que su amiga le dijera todo para saber qué podría hacer por ella una vez más, para darle una salida que sentía que su amiga no tenía o no quería buscar…

Cuando Cynthia vio y escuchó el dolor de Marisa, entendió que debía sacarla de esa situación de alguna manera … Ella sabía cosas que su amiga no debía saber pues sería peor … Ella sabía que no siempre hay que contar todo lo que se sabe, que a veces el decir todo tiene otra connotación, otras intenciones. Cynthia sabía que una cosa es ser una amiga y otra una mujer “chismosa” y “conventillera”. Esas personas pueden ser amigas, pero siempre piensan en sus cosas y cómo sacar partido de una información confidencial para hacerla pública a su conveniencia. Ella sabía que esa gente no tiene vida propia, que es gente sola y sin corazón, y que sólo pueden vivir de lo que saben de los demás, de las desgracias de los otros. Es gente sin vida propia en definitiva. Es gente que bebe la sangre de los demás para poder sentir algo, para poder vivir, para que tenga sentido su existencia … Y Cynthia sabía lo que se decía por allí de Gastón … y también de Marisa … No importaba si era cierto o no … No le interesaba saberlo pues a ella literalmente no le importaba participar en esas cosas desagradables… Pero ahora … Ahora que veía a su amiga así sabía que sería víctima letal de esas habladurías y comentarios … tenía que sacarla de ese momento y de ese lugar … Marisa se tenía que distraer y divertirse … Tenía que probar que tenía una vida y que debía aprovechar al máximo lo bueno que ella tenía … “Mira. Tenía planeado ir a ver a Selena con mi hermano. Él no tenía ganas pero lo iba a hacer para hacerme compañía pues iría sola ... ¿Qué tal si me acompañas tú para sacarle ese peso de encima a mi hermano? Y así también tú te diviertes en vez de estar aquí con este dolo … Sé que no es éste el mejor momento para ti, pero créeme que estando sola y llorando todo el día no ganarás nada. Mira sólo lo que pasa del otro lado. ¿Está tu novio llorando? ¿Está solo y angustiado? Si no es así, no mereces tú estar sufriendo. Diviértete o intenta hacerlo. Que si él está en algún lado en el que la pasa bien … ¡¡que vean que tú también lo estás!! Piensa, sólo piensa o imagínatelo … No se trata de que te tortures pensando qué estará haciendo y con quién … Se trata de lo que tú haces a cambio … Hasta imagínate lo “menos malo” … E imagínate que alguien los ve a ambos. ¿Quieres que esa eventual persona te vea llorando y a él sonriendo mientras toma sol? Respóndete a esa pregunta y dime al menos que me vas a acompañar a ver a Selena … ¿Lo harás por mí? ¿Lo harás por ti? Piénsalo mientras te preparo un café y me contestas, ¿sí?”, le dijo Cynthia con una sonrisa para luego darle un enorme abrazo. Cynthia se fue a la cocina esperando que a la vuelta Marisa aceptara su invitación y con el convencimiento de que ésa era la mejor manera de ayudar a su amiga sin que tenga que saber todo, sin necesidad de mentirle, pensando en su amiga y no en ella a la hora de tomar una decisión…

Marisa se quedó pensando en la habitación de Cynthia mientras ella estaba en la cocina y supo que su amiga tenía razón … Fue al espejo y vio su cara de tristeza y cansancio. Se convenció de que no se merecía esto, de que ella no tenía que lucir así, de que ella no debía estar así por alguien que no la quería del mismo modo … Cuando Cynthia volvió con el café Marisa lucía sonriente y le dijo que iría con ella pero que no esperara que se mostrara tan efusiva pues no era tan fanática de Selena ni de nadie, amén de que no estaba del mejor ánimo … “Amiga mía. Sé lo que piensas y no voy a pedirte que hagas algo en particular… Pero desde ya te lo adelanto ... Verás que todo cambiará para ti cuando veas a Selena actuar. Ella no es de las artistas que estamos acostumbrados a ver … Ya verás … Ya verás y te sorprenderás … Pero lo pronto vayamos a divertirnos. Por mi parte quiero ver a Selena. Quién sabe si la vuelva a ver … Creo que pronto conquistará el mundo y ya no la veremos tan seguido. ¡¡Estoy segura de que este 1995 será el año de su consagración mundial!! ¡¡Luego de verla por televisión su performance en el Houston Astrodome sé que va a ser la artista de la década!!”, le decía Cynthia toda entusiasmada. Marisa la miraba y se sentía muy sorprendida por el entusiasmo de su amiga. Recién allí reparó que ya estaban en la mitad de marzo de 1995 y que podrían pasar muchas cosas que acaso cambiarían las vidas de todos. Con esa filosofía y manera de ver las cosas, decidió ir al concierto lo más linda que pudiera y con una fisonomía que más la representara. Cynthia le ofreció atuendos que bien podría quedarle muy bien a su amiga, y Marisa las aceptó con gusto con la condición de que la dejara sola en una de las habitaciones para arreglarse bien y sentirse bien cómoda. Cynthia le ofreció su habitación y se retiró a la habitación de su hermano que no estaba en ese momento en su casa … Marisa se quedó sola en la habitación de Cynthia, tomó sus cosméticos y comenzó a maquillarse con mucho cuidado y con minuciosidad rayana a la perfección. Luego escogió los atuendos más sexys pero a la vez simples que la hicieran lucir bella sin caer en la banalidad y en la cursilería. Una blusita clara y sugerente abrigada con una chaqueta de cuero cortita y abierta junto con unos jeans ajustados y unas botitas texanas conformaban su atuendo que la hacían sentir linda y feliz. Se miró una y otra vez hasta completar su vestimenta con unos aros grandes que sobresalían sobre su pelo muy largo y suelto. Era la primera vez que Marisa se sentía bien con su cuerpo y con su aspecto. Tal vez se sentía feliz porque había decidido mostrarse al mundo como quería y del modo que ella deseaba que la vieran, sin ataduras y sin condicionamientos de las opiniones de los demás. Ya no pensaba ni en Gastón ni en nadie … Sólo pensaba en ella y eso le hacía bien … Cuando se sintió plenamente satisfecha salió de la habitación y se presentó ante su amiga, quien exclamó de admiración y la felicitó por su decisión. En su interior Cynthia se sintió feliz porque sus palabras habían surtido efecto en su amiga y sólo debía en ese momento felicitarla para que mantuviera su actitud y no flaquera ante el primer tropiezo … Pero hubo algo que la tranquilizó aun más. Cuando le fue a decir que llamara a sus padres para decirles que iba a acompañarla para ver a Selena, Marisa le dijo que mejor quería decírselos personalmente y en su compañía. Cynthia supo de inmediato que ése era un signo inequívoco de que Marisa quería que vieran sus padres su actitud y sus deseos, y que fueran respetados empezando ella misma por respetarlos no diciéndoles su decisión por teléfono ni engañándolos con falsas imágenes sino diciéndoles en persona lo que iba a hacer … Marisa fue con su amiga mostrando alegría y firmeza. Había algo en ella que había madurado. Y seguramente así lo debieron entender sus padres en cuanto la vieron y escucharon. Sus padres sólo se limitaron a decirle que sí con una sonrisa y con el solo pedido de que se cuidara. Cynthia se anticipó a comprometerse que ella cuidaría de Marisa y ambas se fueron contentas al concierto de Selena cantando sus canciones a viva voz. Algo había cambiado en ambas y para bien. Nada malo podría ocurrir tras ello … Todo lo bueno estaba por venir …

Cuando Marisa entró al concierto pudo ver un mundanal de gente dispuesta a gozar del espectáculo que les daría Selena y los otros grupos que se presentaban esa noche. Pero hubo algo que Marisa advirtió y que no parecían notarlo ni su amiga Cynthia ni los asistentes al concierto. En la primera parte del concierto algo raro estaba pasando. Era muy difícil de precisar, pero Marisa sentía que algo no estaba bien y que de alguna manera eso se palpaba. Selena lucía espectacular con su atuendo azul y cantaba como siempre … pero algo pasaba con la gente. No la veía que siguiera las canciones con el mismo entusiasmo ni parecía estar muy motivada … Marisa pensó si acaso la mayoría de los asistentes era fanática de otros grupos y no de Selena … Pero no era así. Buscó la mirada de Cynthia y notó que ella estaba igual que los demás, pero para su asombro no veía ni que su amiga ni nadie sintieran lo que ella percibía ... Lo corroboró cuando Cynthia la miró y le devolvió una sonrisa, y cuando vio que tanto ella como los demás cantaban las canciones a viva voz y con entusiasmo … Pero había algo … raro ... Marisa pensó que tal vez era cosa de ella, por ser no tan fanática de Selena y debido a ello lo sentía ella sola. Hasta quería cantar más fuerte o mostrar más motivación para no seguir sintiendo esa unívoca sensación … Hasta que en un momento sucedió lo inesperado … Selena se paró en el medio del concierto y dijo: “¿Pero qué pasa que están tan calladitos?” e instó a que cantaran y la acompañaran de inmediato. A partir de allí Marisa sintió que el concierto fue otro. La gente se levantó de su letargo, y mostró un entusiasmo y una sintonía con Selena que convirtió al concierto en algo único, fantástico, irrepetible. Pero lo que le seguía inquietando a Marisa era que notaba que nadie había advertido la diferencia, como si el concierto hubiese sido el mismo, como si esas palabras de Selena nunca hubiesen sido pronunciadas y que lo que ella percibió nunca hubiese existido … Marisa sabía que algo estaba pasando pero no sabía qué ... Sentía la sensación como si algo estuviera por pasar y que de alguna manera todos lo sabían sin saber qué hacer o esperando que Selena les dijera algo al respecto. Marisa sentía como si la gente tuviera preocupación y que por ello no podía mostrar alegría alguna, y que Selena se dio cuenta de ello … Y que prefirió tranquilizarlos mostrándoles que no pasaba nada, que todo estaba bien, que ella estaba bien, que no había motivos para preocuparse … Eso sentía Marisa. Había algo en el ambiente … había amenazas de un final … Y pensaba que Selena también lo sentía pero creía que nadie se había dado cuenta y cuando lo notó dispersó las preocupaciones … “Selena no quiere que nadie se preocupe. Algo le pasa pero no lo quiere decir…”, pensaba y sentía Marisa, y eso la atormentaba, más aún porque no veía a su alrededor que nadie notara lo que ella veía claramente. A medida que seguía el concierto, Marisa se dio cuenta de que Cynthia no había exagerado para nada … Selena era fantástica. En el escenario era única. Era imposible no prestarle atención. No había forma de no escucharla ni de verla sin atención. Pero había algo que personalmente la hacía admirar mucho más … Selena había superado un momento del concierto y mostraba un profesionalismo admirable, más porque ella estaba convencida de que algo le estaba pasando … “Yo me he sentido fatal en todo este tiempo y he aprendido hoy que hay que seguir viviendo a pesar de todo … ¿A Selena le estará pasando lo mismo? ¿Estará sufriendo como yo?”, pensaba Marisa en pleno concierto mientras veía actuar a Selena, y a los demás y a ella misma cantar sus canciones. Algo le hacía sentir que debía escuchar y ver a Selena personalmente esa noche … Esa noche y no después. Si no, quién sabe … Como le dijo Cynthia, quién sabe si la volvería a ver pronto, muy pronto…

Cuando terminó el concierto vio a su amiga contenta y muy excitada. “¿Y Marisa? ¿Qué te ha parecido Selena? ¿No es fantástica? Te noté un poco dispersa pero creo que te ha gustado tanto como a mí esta noche”, le dijo Cynthia. “No sólo me ha gustado sino que quiero que la veamos esta noche pues quiero que nos firme un autógrafo. ¿Qué te parece la idea, amiga?”, la sorprendió Marisa. Cynthia se le quedó mirando con extrañeza pero con gozo a la vez y le dijo que por supuesto lo haría, sólo que no sabía si lo podrían lograr, dada la cantidad de gente que había ... Las dos salieron corriendo hacia la salida de los camarines y vieron un mundanal de gente. “¿Ves lo que te dijo, Marisa? No creo que podamos lograr acercarnos a Selena. Como mucho podremos saludarla de lejos … Nada más”, le dijo resignada Cynthia. Marisa le hizo una pequeña seña en silencio de que la siguiera mientras buscaba en las afueras del lugar del concierto una pequeña puerta en la que seguramente se llevarían a Selena del estadio más allá de su deseo … Vieron varias puertas pero todas parecían selladas y estaban en lugares oscuros, sin posibilidad de que fueran posibles salidas. Marisa seguía buscando el lugar con paso firme y muy segura de que iba por buen camino, como si sólo esperara la señal para dar con el lugar indicado. Cynthia la seguía al principio con entusiasmo e inquietud, pero luego de unos minutos pensaba que se estaban alejando peligrosamente y que se estaban perdiendo de ver a Selena aunque sea de lejos. “Pero Marisa. ¿No crees que nos estamos alejando y estamos yendo a un lugar desconocido y peligroso? ¿Por qué no volvemos a la salida?”, le dijo Cynthia casi con desesperación y ofuscación. Marisa la interrumpió llevándose el dedo a la boca pidiéndole que se callara y que no la distrajera. Siguieron unos pasos hasta que de pronto se abrieron unas puertas en forma sorpresivamente violenta delante de las dos amigas y tras de ellas salía Selena fuertemente custodiada por personal de seguridad, y por la banda y su familia … Marisa sin pensar comenzó a correr tras ellos gritando “¡¡Selena!! ¡¡Selena!! ¡¡Aquí, aquí!! ¡¡No te vayas!! ¡¡Quiero que me firmes un autógrafo!! ¡¡Quiero decirte que te cuides mucho!!”. De pronto la comitiva se detuvo. Alguien les dijo que quería atender a esa persona que gritaba. Era Selena. ¡¡Era la mismísima Selena!! Marisa y Cynthia corrieron hacia ella y la abrazaron fuertemente. Todas estaban muy emocionadas. El padre de Selena se asomó para decirles que sólo tenían unos minutos para estar con Selena, tras lo cual ella le pidió con la mirada que por favor se retirara al mismo tiempo que A.B. se apresuraba para sacar a su padre del lugar. “¡¡Pero qué linda que lucen, niñas!! ¿Cómo se llaman?”, le dijo Selena. Cuando ellas le dijeron sus nombres, Marisa se adelantó y le dijo que no había sido del todo sincera con ella, que la detuvo para decirle lo que le sucedía con su novio y que quería su opinión al respecto. Cuando Marisa terminó de contarle lo que le sucedía, Selena la miró tiernamente, la tomó de sus hombros con sus manos y le dijo: “Mira, Marisa … Da Amor y recibirás Amor. Pero también da mucho Amor a quienes se merecen tu Amor … Yo doy Amor a todos pero sé elegir mis verdaderos Amores y mis amistades. Al principio Chris era mi amigo y le ofrecí mi cariño como a todos, pero cuando vi que sentía algo por él y cuando Chris me correspondió del mismo modo, no dudé en unirme a él. Y cuando tuve resistencia de mi familia no dudé en hacer todo lo que estuviera a mi alcance para hacerles ver que iba en serio mi relación con él. Lucha, comparte, diviértete y sufre con aquel que sabe apreciar tu Amor. No lo hagas ni desperdicies tu tiempo con quienes no te aprecian. No te merecen ... Eso no quita ni que seas amable ni bondadosa. Siempre acude si te necesitan, pero siempre debes saber a quienes vale la pena entregar todo tu Amor. ¿Entiendes lo que te quiero decir, Marisa?”, le dijo Selena. Ella asintió con lágrimas en los ojos y se fundió en un largo abrazo con Marisa. Luego, y mientras hablaba y le firmaba un autógrafo a Cynthia, Marisa se quedó pensando en lo que debía hacer en el futuro, no sólo con Gastón sino con su vida. Tal vez lo supo siempre, pero ahora se sentía más segura y convencida pues se lo había dicho Selena. Cuando terminó de hablar, de abrazarse y de saludarse con Cynthia, Selena se volvió a Marisa y le dijo: “Tú me has dicho que no has sido sincera conmigo. ¿Y sabes? Tienes razón. Hay algo que no me has dicho aún…”. Marisa se le quedó mirando entre intrigada y preocupada, pero Selena rápidamente le aclaró: “Es que no me has dicho por qué tengo que cuidarme mucho…”. Marisa se quedó muda y en su cabeza pasaron todas las sensaciones que tuvo durante el concierto … “¡¡No te preocupes, Marisa!! ¡¡Era un chiste, sólo un chiste!! ¡¡Dame lo que quieras, que te lo firmo!! Marisa tomó un pañuelo que llevaba anudado en su cuello y se lo dio para que Selena se lo firmara, y ella le escribió: “You know, Marisa. Be yourself. Be happy being the way you are. If you do, others will thank you and love you ... With Love Selena. March 1995”. Cuando se estaba por ir, Selena le acercó una tarjetita. “Te dejo mi dirección allá en Corpus Christi, Texas. Si alguna vez pasas por allí o bien cuando sepas la respuesta a la pregunta de a qué debo cuidarme, ¡¡no dudes en hacérmelo saber!!” Marisa tomó la tarjeta y volvió a abrazar fuertemente a Selena. Sintió que algo la había unido para siempre a ella y que todo lo que había sentido esa noche no había sido falso o equívoco ... Nada era casual en la vida y las cosas surgen por algo. Marisa sintió que por algo ella estaba allí con Selena, y algo debía hacer algo al respecto y pronto. Algo que no sabía qué. Algo que sólo podría llegar a saber hacer por intuición siendo ella misma, siendo sinceramente ella misma, como Selena…

Cuando volvió de aquel concierto, Marisa sintió que era otra persona. Se sentía segura, se sentía fuerte, se sentía convincente. Se sentía una mujer. Así la veía Cynthia. Así la veían sus amigos. Y seguramente alguno de ellos le hizo saber a Gastón sobre esta “nueva Marisa”. De pronto aparecieron los llamados, los dichos de Gastón de que la extrañaba, de que la quería mucho, de que ya volvería, de que pronto estarían juntos, de que pronto volverían a ser felices. Marisa lo escuchaba un poco con desdén, un poco con fastidio, un poco con sorna, un poco con pena … Ella ya no le aseguraba nada, hasta se permitió decirle que se tomara el tiempo que quiera, que ella estaba ocupada, que tenía que hacer mucho por Selena luego de verla en aquel concierto. “¿Sabes? Selena me ha cambiado la vida … O tal vez haya afirmado aquello que siempre esperé de mi vida y de los demás. Siento que algo debo hacer por ella. Me hecho admiradora de ella tal vez no del mismo modo que los demás … Yo la admiro como artista y como persona … Es mi modelo a seguir … No es que quiera ser igual a ella. Yo quiero ser tan personal como lo es ella. Yo quiero ser yo misma en todos los aspectos de la vida como lo es Selena en el escenario y fuera de él”, le decía Marisa a Gastón llevándolo al terreno de la conversación que más le gustaba. Hablarle de Selena, decirle lo que sentía, expresarle libremente sus sentimientos. En un punto sentía desprecio por Gastón. No la había valorado como persona, no la había amado y respetado como mujer … No se merecía su cariño. No le iba a dar su Amor. Y eso la hacía sentir libre, libre para sentir, libre para pensar, libre para expresar, libre para un nuevo Amor. Pero cuando se sentía tan bien así, ante Gastón y ante los demás, siendo ella misma, expresando lo que más deseaba, hubo algo que la inquietó … Selena le había dicho que aun con las personas que ya no se confiaba o que ya no sentía el mismo aprecio debía seguir siendo amable y considerada … Y que se debía acudir a ellos si lo solicitaban … Y eso a ella no le gustaba y le hacía mucho ruido … Si ella sentía decepción y hasta desprecio por Gastón, ¿por qué debía ser considerada y amable con él? ¿Por qué debía ir a su encuentro si él ahora lo solicitaba? … Ella no lo quería hacer. Es más: ni pensaba en tenerlo mínimamente en cuenta a Gastón en cuanto pisara Chicago de su vuelta de sus benditas tres semanas de vacaciones … Y volvió sobre su mente aquellas sensaciones que tuvo mientras veía a Selena en aquel concierto … “¿Y si a Selena le estaba pasando lo mismo? ¿Y si Selena estaba sufriendo como ella y no lo estaba diciendo? ¿Y si los demás y ella misma captaban esa angustia y sólo se tranquilizaban cuando Selena les decía que estaba todo bien? ¿Y si Selena se estaba equivocando con ser tan considerada hasta con gente que no se lo merecía? De pronto Marisa sintió que esas imágenes y sensaciones encajaban perfectamente y armaban el rompecabezas difícil de descifrar. Sintió un impulso irrefrenable por ir a Corpus Christi. Así se lo hizo saber a sus padres y ellos sólo la autorizaron si era acompañada por Cynthia. Ella le imploró que la acompañara sin más explicaciones que debía ver a Selena en su casa … Que allí se enteraría de todo … Cynthia lo aceptó porque se lo pedía su amiga sin dejar de sentir miedo y angustia por lo que le transmitía Marisa … Cuando tomó el micro que la llevaba a Corpus Christi Marisa dio cuenta del día que era. Ellas llegarían a la ciudad … el 31 de marzo por la mañana ... Vaya uno a saber por qué Marisa sintió un nudo en el estómago al enterarse de la fecha y sintió angustia por el futuro de Selena … Tan pronto llegaron a la ciudad, Marisa notó que el cielo estaba plomizo y prometía que llovería fuertemente en la noche. Marisa casi sin hablar invitó a Cynthia a que apurara el paso hacia la casa de Selena. Era cerca de las 8 y media de la mañana … Marisa casi corría mientras Cynthia trataba de preguntarle por qué estaba apurada aunque empezó a percibir por qué y comenzó a correr también. Las dos llegaron casi jadeando a la casa de Selena y se detuvieron … por un segundo, sólo por un segundo … Marisa miró fijó la puerta de la casa de Selena, agudizó su vista, apretó los dientes y caminó decidida a tocar el timbre. Cynthia la siguió sin atinar a decirle nada … A mitad del camino la puerta se abrió de golpe … Marisa quedó petrificada cuando vio que Selena salía apurada del lugar … De pronto Selena vio a las chicas, se detuvo y quedó impactada por la mirada de ruego de Marisa … Fueron segundos que parecieron años … Selena se adelantó hacia Marisa y la abrazó fuertemente mientras se le escapaban unas lágrimas en los ojos … “No es necesario que me digas que sabes por qué me dijiste en Chicago que me cuidara mucho … Ya sé la respuesta … Acabo de saberlo con tu mirada … Lo siento mucho …Debí darme cuenta antes…”, le dijo Selena con tristeza, y esta vez fue Marisa quien abrazó a Selena. Ambas soltaron aquello que tanto venían conteniendo y comenzaron a llorar por varios minutos. Cynthia se acercó a ellas y las abrazó llorando también. En un momento apareció Chris pero se detuvo sin querer interrumpir ese momento … como si él entendiera perfectamente lo que estaba pasando … De pronto algo encandiló a todos e hizo interrumpir ese momento … El sol apareció de la nada entre las nubes presagiando que ese día no sería como todos pensaban, como todos intuían, como todos aseguraban … Marisa vio cómo los rayos del sol iluminaban y resaltaban las lágrimas de Selena a la vez que ella sonreía … “Pasen chicas. ¿Qué les parece si desayunamos y luego paseamos por Corpus Chisti? Y si se portan bien … ¡¡me las llevo a Los Ángeles para verme en mi próximo concierto mañana!!”. Marisa y Cynthia exclamaron de alegría, pero Cynthia tomó conciencia de la situación y le dijo: “Pero nuestros padres…”. “¡¡A sus padres los invito también!!”, le dijo Selena mientras estallaba en carcajadas. Chris les dijo a todos que sólo esperaran en la mesa que él se encargaría del desayuno. Marisa reía y lloraba también de felicidad … Era feliz .,. Estaba con Selena … Se sentía segura … Se sentía mujer … Su intuición la llevó al lugar exacto en el momento indicado. Nada es casual en la vida .... Pensó en esas 3 benditas semanas de vacaciones de Gastón que antes la habían hecho llorar y ahora la hacían tomar conciencia de tantas cosas ... Nada es casualidad en la vida ... Esas vacaciones vinieron por algo. Ahora era libre de verdad. Libre como mujer. Libre como lo estaba Selena ahora… y feliz porque su intuición de mujer salvó a Selena de un destino tan trágico como absurdo e injusto… Cuando Marisa detuvo su mirada en Selena que reía a viva voz, pensó e intuyó que todo lo que le depararía el destino sería bueno y que todos sus sueños se harían realidad. Que los sueños de su amiga se harían realidad … Que los anhelos de una comunidad serían plenamente logrados … Con Selena … Con Selena con ellos … Con Selena triunfando y marcando un ejemplo … Marisa sabía que nada ni nadie la detendría, porque nadie podría detener ese hermoso destino que Selena construyó con tanto Amor, honestidad, sacrificio y dedicación…

(En 3 semanas, en un día, en unas horas , en  miles de años … El tiempo no importa … La vida nos da muchas oportunidades y pocas señales para darnos cuenta de nuestro momento para aprovecharlo y no dejarlo pasar … Hay que estar atentos, bien atentos y debemos dejarnos llevar por nuestro instinto y por nuestra intuición … Sin pensar tanto, sin mirar a nadie, sin pensar en nadie, salvo en nosotros mismos … Si lo hiciéramos, otro mundo habremos construido, más feliz, más genuino, más auténtico, y aquellas buenas personas, aquellas personas que aprovechan sus vidas para hacer el bien propio y de los demás tendrían su lugar privilegiado en este mundo, cosechando lo que ellos mismos han sembrado … Si la humanidad hubiese tenido esos valores, hoy Selena estaría con nosotros … Lo que debemos aprender de ello es que ante una nueva señal, no dudemos, no pensemos de más … Actuar, actuar para vivir, actuar para ser feliz, actuar por el bien y para el bien, actuar con el ejemplo de Selena y tenerla siempre viva en nuestros corazones y en nuestro actuar de cada día…)

Selena: yo siempre estaré a tu servicio … Yo siempre estaré atento a tu señal para acudir a ti todas las veces que me necesites y hacerte feliz con el recuerdo lindo de tu persona cada día, cada noche…

Te quiere con toda el Alma…

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