José Behar

Corría 1989. José Behar quedó impactado cuando la vio de casualidad en San Antonio. Se dio cuenta que de nada le sirvió estar horas con su amigo Mario Ruiz, quien sería presidente de EMI Mexico, mirando grupos predeterminados. La figura estaba allí al alcance de su vista y oídos, y sin que él tuviese pautado verla. Todo surgió a la salida de un concierto en el que tocaban varias bandas. Behar había ido a ver muchas de ellas para ver cuáles eran los potenciales generadores de éxitos de la empresa de la cual él hacía poco ejercía el cargo de presidente, Emi Latin. Se había ido con la idea de que tal vez algunas bandas podían servirle para ir armando una galería de músicos exitosos que agrandarían la rama latina de la Emi. Pero todo dejó de tener sentido cuando le llamó la atención el bullicio de la gente. Se iba del estadio con Mario cuando un griterío generalizado lo hizo distraer. Le preguntó a él: “¿qué es eso?”. Como éste se encogió de hombros, el mismo Behar fue a ver qué era lo que generaba tanto alboroto. Allí vio a Selena. No sabía quién era. Poco importaba. Ahora la estaba viendo. Se quedó con la boca entreabierta de asombro. No podía creer ver a esa chica de 18 años cantar con esa voz, moverse con esa gracia, tener a un público totalmente obnubilado por ella y una personalidad que la hacía mayor. Por un momento, dijo “¿quién esta chica?; ¿de dónde vino?; ¿cómo no la conozco?; ¿cómo nadie me habló de ella?”. No podía creer que semejante fenómeno con tal grado de popularidad no estuviera en la agenda de ningún gerente, patrocinador o buscador de talentos. Sólo el griterío de la gente le hizo notar el talento que tenía enfrente. Supo entonces que las tareas de márketing, las fórmulas para llegar al éxito seguro y los buscadores de talento fácil se hacían añicos ante Selena. Ella escapaba a toda lógica. Ella era visible. Semejante fenómeno estaba a su vista y no era el producto de ninguna ingeniería discográfica. Era genuina. Y tal vez por eso atraía a todos y lo atraía a él. Se quedó pensando en ello hasta el final del concierto ... Bueno, se suponía que se quedó pensando. En realidad, no podía despegar sus ojos en esa mujer. Supo que tenía a la figura de su discográfica. Por ello, no dudó un instante. Su instinto de empresario le decía que había que actuar rápido antes de que se la arrebatara otro. Su instinto humano le decía que corriera rápido atrás de ella y le ofreciera un contrato rápido que ligara a él. Por eso se acercó a ella una vez finalizado el concierto. Ni esperó a que terminara de firmar autógrafos a sus seguidores. La encaró y le dijo: “Soy José Behar. Presidente de Emi Latin. Quiero hablar contigo”. Selena no dudó. Le dijo: “Sí. Claro”, en tono de sorna. Obviamente, no le creyó. Pensó que era uno de los tantos oportunistas que se le acercaban a ella con cualquier pretexto. Aun cuando con el tiempo se pensara lo contrario, Selena no era muy confianzuda que digamos. Al contrario, su padre y su propia realidad le hacían estar muy atenta y muy desconfiada frente a cualquier situación nueva que se le presentara, por más que fuera promisoria. José Behar volvió a insistir, le juró y perjuró que era cierto que era él y no un oportunista. Le mostró la tarjeta que le acreditaba. Lo decía y lo volvía a decir. Ahora se desesperaba porque su estrella, porque esa artista notable que estaba ante sus ojos lo creía un ventajero, un mentiroso, un vividor. Behar se desesperaba. En otra oportunidad se hubiese ido maldiciendo. Pero Selena le generaba otra cosa. Lo hacía suplicar, le hacía decir cosas que buscaran convencer sinceramente a esa joven ... No podía irse así., con las manos vacías y con la desconfianza manifiesta de Selena. Se sentía frustrado y hecho un miserable. Por suerte, para él apareció la figura de Abraham Quintanilla. Esa figura fue como un salvavidas para él. Esta situación le hizo agradecer por siempre a Behar. Se abalanzó sobre él y le pidió que se reuniese con él lo antes posible porque su idea era contratarla para la Emi Latin. Quedarían en encontrarse al otro día. Behar se fue muy contento a su casa. A partir de allí, Selena sería su artista, su niña mimada, la artista de la cual se la pasaría hablando día a día, hora a hora, minuto a minuto... Mario se volvió con él escuchando los proyectos que tenía José para con Selena. No quería apurarla. Para él era fundamental mantener ese ángel, ese genuino talento, esa espontaneidad que no respondía a los cánones de las discográficas. Igualmente, su lógica de presidente de la Emi Latin le hacía pensar que para ella tenía pensado el mismo camino que hacía con otros artistas: grabar sus temas, armar sus discos, promocionarlos y que se pasaran por la radio. Behar no ponía reparos en el material de Selena. Al contrario, los alentaba. Creía firmemente en el éxito de Selena y Los Dinos. Sólo era cuestión de tiempo, pensaba él, para que el despegue se diera. En un punto se dudaba que el secreto de Selena consistía en aquello que él mismo había visto cuando la vio por primera vez. El éxito de Selena venía de la misma gente que la seguía, que la esperaba en cada pueblo, que la conocía desde hacía tiempo, que veía en ella el sueño de tantos de ser exitosos en suelo americano y que ella se lo merecía. Behar pronto se daría cuenta que el éxito estaba allí, era cuestión de que explotara en cualquier momento con algún tema, con algún hit más que por la promoción incesante de su estrella como si no fuese conocida. Cuando al otro día se reunió con Abraham, A.B. y Selena se sintió realizado. Le estaba ofreciendo a Selena su primer contrato importante. Le estaba dando a ella la protección de una discográfica importante para lanzarse con toda la pompa de una estrella. Le estaba dando la posibilidad de poder grabar regularmente y sacar discos en forma constante. Al siguiente año lanzó “Ven conmigo” y con él Selena empezaría a plasmar en discos el éxito que tenía en la calle. Era el inicio de un camino artístico coherente con su figura. Behar sería acaso la tercera persona que en la historia de Selena confiara plenamente en ella, luego de Abraham y de Johnny Canales. Behar la protegía, la entendía, sabía que tenía un talento particular. A Behar poco le importaba esa particularidad de que mientras él le hablaba, como todo latino, en español, ella le contestara en inglés, porque su castellano era muy precario aún. A Behar le costaba entender ese fenómeno extraño pero no era cuestión de entender, era cuestión de creer. Pero estaba dispuesto a darle todo lo que necesitara. Le había cambiado la vida, no sólo a nivel profesional sino en el plano personal. Nunca imaginó que iba a encontrar algo semejante. Él esperaba hacer su trabajo de siempre: descubrir talentos y promocionarlos. Pero Selena era distinta, era un talento en sí. Sólo era cuestión de mostrarla y darle tiempo. Sí, él sabía que era particular y siempre se decía que habría que ir despacio. No era cuestión de que todo se arruinara por hacer las cosas apuradas y mal. No quería que su tesoro se desperdiciara. Por ella se olvidó del resto. Sólo hablaba de ella. Muchos se fastidiaban con él porque sólo hablaba de Selena: “Selena esto, Selena aquello”, decían con sorna de él. Behar sentía por ella lo que muchos sentían y sintieron por Selena: adulación. No estaba en la lógica de nadie su presencia. Pero él pretendía darle lógica yendo sin riesgos, no haciéndole perspectivas a corto plazo. Todo se iba a dar. ¿Para qué apurarse? Pero el éxito llegó mucho antes de lo que él imaginaba. El diría más tarde: “Yo sabía que iba a tener un éxito. Pero no imaginé que iba a ser tan pronto”. Y llegó “Como la Flor” ... Llegó el N° 1 ... A.B. venía trabajando en un tema que hablaba de esas flores de plástico que se vendián en los conciertos y que no se marchitaban. Una vez que compuso la música, recurrió una vez más a Pete Astudillo para que le diera la letra. Siempre venía bien Pete, que es el que más sabía castellano, para darle forma a lo que pensaban Selena y él. Así nació “Como la Flor”. Y esa canción, que en un punto representaba a Selena, a la que le gustaba llevar una flor blanca en sus conciertos pues era su flor preferida, se convirtió en un éxito total y rápidamente alcanzó el N° 1 en ventas. Así Selena trepó a las radios y al anhelado despegue, que estaba ahí, a un paso, se dio. Encima era una canción que tanto se identificó con Selena que terminó siendo un himno, una canción de la cual “Como la Flor” y Selena no se podían separar. Selena sintió que tocaba el cielo con las manos. Ella sentía como todos esa satisfacción de lograr el éxito total después de tantos años de lucha. Pero para ello tenía un condimento adicional: era el logro personal, era un éxito que la identificaba con una canción que la representaba de cuerpo y alma al punto que con el tiempo su letra parecía hasta indicarle su futuro. Era un éxito que la ponía en lo más alto reviviendo su anhelo de sus sueños personales. Cada vez más sentía que su futuro dependía de ella si se lo proponía. Que los obstáculos eran más fáciles de vencer. Sus objetivos personales se podían lograr. El “nada es imposible” se estaba cumpliendo. Pero aún faltaba mucho, aunque el horizonte estaba a la vista de ella... “Como la Flor” acercó al público a Selena y el éxito a Behar. Ese hit que faltaba se logró y así a 3 años de ser contratada por EMI Latina, Selena lograba el N° 1. A partir de allí “Como la Flor” fue la “canción de Selena”. Comienza una nueva etapa. Con ese tema Selena adquere nuevas energías y confianza para lograr avanzar peldaño a peldaño sus logros personales. Atrás quedaron los tiempos de ser la niña que sostenía a la familia con una piedra en la espalda como mochila. Atrás quedaron las etapas de demostrar sus dotes de cantante. Ahora la gente la identificaba. Ahora la gente la tomaba como ejemplo. Había más gente que la vivaba. Pronto sentiría que su entorno le quedaba chico. Que ella tenía un potencial enorme que se alimentaba con el cariño y la admiración de sus fans. Eso le daba una energía que se notaba e cada representación, en cada concierto. Ahora Selena miraba otros horizontes. Ya no tenía que sentirse cohibida por falta de confianza. Ahora se sentía que podía decidir con más firmeza en algunas cosas. Ahora podía tomar a la banda como un instrumento para sus propias decisiones. Con semejante éxito a Selena le quedó claro el papel fundamental que tuvo José Behar en su vida. Por eso, en cada premio, en cada ocasión en la que debía agradecer, siempre estaba en la lista José Behar. Cuando recibió el Premio Gammy 1993, le hizo un primer, largo y sentido agradecimiento a José Behar. Luego a su familia. Por eso es curioso que en la película producida por su padre no se nombrara ese momento. Y se mostraran saludos o agradecimientos que Selena nunca había hecho. Selena tenía muy claro a quién debía agradecer en cada premio. Siempre estaban la discográfica, los patrocinadores, los organizadores de la banda y el público. Es decir todos los que tenían que ver con su éxito. Por eso nunca faltó José Behar. Porque él le dio la oportunidad para llegar a ser la N°1. Y para ello necesitó no sólo a un buen gerente discográfico, sino un gran admirador de su talento, una persona que sintiera lo mismo que la gente que la admirara. Pocas veces se da esa conjunción en una persona que está en la negocio de la música. Y así como un encuentro fortuito le permitió conocerla, José Behar hizo posible el sueño de Selena de ser una artista consagrada…

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