... Y nació Selena

El destino parecía indicarle que todo vendría a partir de lo imprevisto. Nadie de los Quintanilla imaginó que su tercer hijo iba a nacer niña. Tenían previsto un nombre para varón: Marc Anthony. Pero para sorpresa de todos se encontraron con una niña, niña a la que no tenían ningún nombre pensado. Recurrieron a una amiga que esperaba tener una beba y tuvo finalmente un varón. Así surgió el nombre de Selena ... Abraham Quintanilla le pareció un buen nombre y lo aprobó. Fue su primera decisión para con su hija. Selena parecía un nombre fuerte, proveniente de una diosa griega, lo que daba una identidad que no pasaría inadvertido para nadie. Ese nombre parecía marcarle la personalidad a la niña desde el vamos. Desde allí Selena no sería una nena más para la gente que la rodeaba. Era gritona, chillona, de voz fuerte que denotaba su sentimiento a flor de piel y con un carácter fuerte ... como su padre. Pero también tenía una sensibilidad para asimilar los duros retos de la vida con una sonrisa que tapaba su verdadero sentir por las cosas ... como su madre. Selena supo que, siendo la "baby" de la casa, la iban a mimar, pero también le iban a exigir. Y siempre supo adaptarse a todos tratando de lograr lo que quería para sí. Así, sabiendo que era la debilidad de su padre, quien la atendía como nunca lo había hecho con sus otros dos hijos, que hacía cosas por ella que nunca se le hubiese ocurrido hacer, como cambiarle los pañales, estar encima de ella ante todo pedido y que le hacía ver el paso del tiempo con su sensibilidad, se dedicó a ser siempre el centro de la casa: la que más gritaba, la que más lloraba y la que más expresaba sus emociones -o casi todas-, lo suficiente como para ser la que acaparaba toda la atención. Nadie se molestaba por ello. Al contrario, sus hermanos, mayores que ella, no le prestaban tanta atención como para pensar que les sacaban sus lugares y en un punto les venía bien ese rol de su hermana ... Tal vez porque eso les quitaba la presión que su exigente padre infringía sobre ellos. Así se conformaba la familia Quintanilla con la presencia de Selena que no pasaría inadvertida para nadie. Selena fue creciendo como cualquier niña, pero con la particularidad de que ella no se contentaba con ser una más en su ámbito. Ella era la que jugaba todos los juegos, era ella la que jugaba con los varones los juegos de ellos como no lo hacía ninguna niña, era ella la que sobresalía ante todos, era ella quien necesitaba ser admirada, gustada ... ser el centro de todo. Acaparar la situación con sus risas, con sus chistes. No podía dejarlo de hacer, pero haciéndolo también le permitía distraer y mantener oculto en su corazón otros sentimientos que no se podía permitir expresarlos abiertamente, más que nada porque su padre era muy estricto y severo, que no iba a permitir que determinadas cosas se expreasaran así porque sí. Selena aprendió a que si tenía una meta iba a tener que luchar mucho, luchar contra muchas adversidades afuera y adentro de su casa, que no era sólo proponérselo, pedirlo y lograr su cometido. Aprendió a que debía tener constancia, mucha paciencia, mucha persuasión. Interiormente Selena sentía así, pero hacia fuera había que disimular. Por eso siempre se la veía inquieta, impaciente, demostrando sus sentimientos con expresiones rimbombantes, con actitudes artísticas, con acaparar la situación. Sabía que su carisma podía hacer ceder a su padre, a su familia, a sus hermanos, a sus amigos ... Lo sabía. Pero no todo era fácil. Selena desde chica supo que tenía que ser cauta y constante a la hora de lograr hacer realidad su sueño, que habría que luchar mucho para alcanzarlo, que aquello que parecía imposible fuera posible ... Lo supo siempre ... Por eso cada paso que daba era una escalón enorme en pos de lograr su objetivo. Soñaba con ser diseñadora, con ser libre para hacer lo que le viniera la gana. Pero mientras había que agradar, había que estar en la mira de todos, había que lograr que nadie le dijera "no", había que seducir, tendría que lograr siempre una sonrisa. Y ella la tenía despuesta a todos, hasta llegar a las carcajadas...

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