Siempre estaremos aquí para acompañarte, Selena, siendo como tú…

Si hay algo que un artista ambiciona en su vida es ser querido. Podrá ser famoso, podrá ganar millones, pero si no tiene el Amor de su gente, si el público no le retribuye lo que ofrece, si no lo saluda al cruzársele con él en la calle de nada servirá la fama o el dinero obtenido. Algo habrá fallado, pensará, y seguramente se encerrará en su cuarto a llorar su soledad, a llorar por el sentimiento no correspondido...

Selena tenía ese miedo, ese temor de no dar lo suficiente, de no generar el suficiente Amor que luego le fuera correspondido. Y ese temor, tal vez, la impulsó a dar todo de sí, para que su público se fuera satisfecho, para que la gente la quisiera y se lo expresara en cada presentación...

Acaso Selena nunca sepa cuánto Amor había generado. No porque no la haya visto o sentido, sino que tal vez no haya sabido hasta dónde llegó su Amor. Ojalá pudiera advertirlo. Ojalá viera donde quiera que esté todas las muestras de Amor que mucha gente le da en todo el mundo. Ojalá Selena supiera que mucha gente se ha quedado vacía desde su partida. Que mucha gente le dedica toda su vida a su recuerdo...

Aún hoy sorprende cómo se recuerda a Selena. La aparición de su serie en Netflix o el disco nuevo de remixes que se ha editado hace poco, y que ha generado récords de venta y de vistas, demuestra su vigencia y los sentimientos que genera. Es increíble ver cómo artistas famosos la siguen recordando y tributando. Y más aún cómo su obra, su figura y su estilo se siguen imitando y siguiendo. Lo cierto es que la emoción que generaba Selena no lo ha brindado nadie, pues simplemente nadie puede ser como Selena. Viendo cada tributo y cada homenaje me doy cuenta de cómo se extraña a Selena, que vacío hay en la música, qué distinto es el mundo sin ella, que cuando alguien brinda tanto Amor, cuando ese Amor hace emocionar al público, cuando ese público se siente tan importante con una artista que es capaz de saludarlos personalmente, de hacerlos sentir partícipes del espectáculo, su ausencia se hace triste, intolerable, inadmisible, inaceptable. Sólo buscamos reparar algo de lo enormemente perdido. El mundo de la música se perdió una gran artista. La gente perdió una hermana que les daba lo que necesitaba: Amor.

Siento que las vidas de todos los que amamos a Selena tienen dos etapas: antes y después de conocerla. Cuando conocemos a Selena, cuando sabemos de su vida artística y personal, cuando nos consustanciamos con semejante artista, todas nuestras vidas se dedican para recordarla ... una y otra vez. No importa lo que estábamos haciendo hasta ese momento. No importa qué artistas nos gustaban. Todo pasa a ser secundario. Es que entramos al Mundo de Selena y nadie nos quitará de allí. Y sin que ella nos lo pida, sin que su familia lo pida, sin que nadie nos obligue, sentiremos la necesidad no sólo de escucharla, de admirarla, de quererla. También sentiremos la necesidad de difundir su obra, de que todo el mundo sepa quién era Selena, quién era esa persona que nos robó el corazón y que nunca le reclamaríamos que nos lo devolviera. Más bien le pediríamos que se quede con él para siempre...

El solo saber cuánto tenía para dar Selena nos hace sentir que debemos hacer algo por aquello. Que no nos podemos quedar con los brazos cruzados. Que aunque nos duela, tenemos que saber y admitir que hubo un 31 de marzo, y que desde ese nefasto y lluvioso día algo se perdió. Quedó un vacío imposible de llenar, pero que de ninguna manera eso nos va a provocar resignación. No podríamos abandonar a Selena. No podríamos quedarnos en nuestras casas tranquilos sin hacer algo por ella. No podríamos no devolverle algo del Amor que ella nos ha brindado. No podríamos ver que el paso del tiempo nos va distanciando a Selena de nosotros. No podríamos dejarla sola una vez más. No podríamos no hacer algo para ver su sueño cumplido. No podríamos vivir serenos si acaso sentimos que Selena se nos ha ido tan triste, tan sola y con toda la ingratitud como respuesta a tanto cariño ofrecido...

Selena dejó un vacío imposible de llenar, pero dejó tanto Amor en la gente que ésta no puede enterrar ese Amor, no puede olvidarlo, no puede ignorarlo, no puede cambiarlo. Tantos sueños, tantos anhelos, tanto esfuerzo, tanto Amor, tanta dedicación no fueron en vano. Tuvieron un propósito. Y ese propósito se ve expresado en la gente que desde cualquier lugar en el mundo le expresa toda clase de cariño, que atesora cualquier objeto relacionado con Selena como si fuera oro. Es la misma gente que sueña con ir a visitarla en su gravesite, que desea ir al Mirador, a su antigua casa, al museo, a cuanto lugar haya pasado ella y haya dejado su impronta, su huella, esa huella que está en el corazón de cada uno de los que la amamos...

Si hay algo que desearía en mi vida es que cada habitante del planeta tuviera la oportunidad de ver todas las presentaciones de Selena en vivo y de escuchar todas sus canciones sólo para que se pueda difundir su obra en todo el mundo. Me hubiese gustado que el sueño de Selena cristalizado en “Selena Etc.” continuara de alguna manera para que el nombre Selena estuviera presente en cada creación, pues sería un modo de cumplir con su gran sueño personal. Todo supervisado por su familia pero todo en acción y en estado presente. Me resultan muy gratificantes los últimos recuerdos que se han hecho de Selena. Porque se han renovado y porque se buscó resaltar no sólo a la artista sino a la persona. Pero creo que se puede lograr esto que pregono, y por lo que tanto sueño y tanto lucho… Es un fin noble y todo lo referente a Selena se puede alcanzar, más si está hecho con Amor. Nada es imposible. Todos podemos cumplir con nuestros más anhelados sueños ... Y más si se trata de Selena...

La tristeza que tenemos por la ausencia de Selena no tiene palabras, no tiene dimensión, pues todos nos sentimos identificados con aquella joven y talentosa artista, que no es sólo eso: es nuestra hermana a quien tanto queremos, a quien tanto extrañamos. Por eso la seguimos esperando, la seguimos queriendo, la seguimos evocando. No podemos ser indiferentes ante una persona por quien seguimos llorándola como si se nos hubiese ido nuestro ser más querido, nuestra persona más amada. Selena fue nosotros en el escenario y nosotros somos ella en el recuerdo. Y en ese recuerdo no basta con que digamos que era la mejor. Debemos demostrarle que es la mejor. Que sienta, donde quiera que esté, que será siempre querida, que nunca será olvidada pues está en los corazones de cada uno de los que la aman de verdad ... Que no podemos sentir resignación ni bajar los brazos. Que todo esfuerzo es por y para Selena, para que le podamos sacar una sonrisa, para que sepa que siempre estará acompañada...

Por eso también me es inevitable evocar nuevamente dos momentos de aquel memorable concierto de Selena el 26 de febrero de 1995: uno de ellos fue el de su entrada al Houston Astrodome ... Luego de una pequeña entrevista, Selena supo que ese era el momento. Ella se incorporó y lentamente se dirigió al carruaje que la llevaría al escenario. Podía escucharse el griterío, el amor, la devoción, la actitud incondicional de la gente. Podía oírlos, podía percibir lo grande que empezaba a ser. Atrás quedaría la niña que cantaba en restaurantes, la adolescente que empezaba a despuntar en el Show de Johnny Canales, la muchacha que a los 16 años ganaba su primer Tejano Award a la mejor cantante, la joven de 18 años que era contratada por la EMI Latin. Ahora era Selena, la misma que había ganado un Grammy a los 22 años, la figura de diferentes marcas comerciales, la misma que encabezaba fundaciones para que los chicos se integraran en los colegios, la artista que en plena Texas en los años 90 encabezaba las campañas contra la violencia contra las mujeres. Selena era ahora una megaestrella, la misma que había logrado llegar a tener, en un recorrido difícil de explicar y de imitar, un éxito increíble. Y todo gracias a ella, a su voz, a su personalidad, a su imagen impresionante, a su talento, a su lucha, a su tenacidad. En un punto sabía que era popular desde hacía tiempo, pero ese día se daría cuenta de que las cosas no iban a ser lo mismo. Que más allá del camino que ella quisiera hacer, ya nada volvería a ser lo que era. Que ella no podía retrotraer o desandar el camino. Ya estaba en el corazón de la gente. Esas 65.000 personas la venían a ver a ella y estaban dispuestas a seguirla a todas partes. 2 años atrás en el mismo estadio y ante 57.000 personas Selena se dirigía a su público de Houston. Ahora con 10.000 personas más saludaba a Houston y "a nuestros hermanos de México". Selena sabía de dónde venía su público, cuántos eran y qué esperaban de ella. Selena no los iba a defraudar. Selena sabía que ese concierto era el resultado de muchos años. Era el pasado, el presente y el futuro. Se venía un disco en inglés en breve. Se venían muchos conciertos que abarcaban desde Estados Unidos hasta la Argentina. Lo cierto es que estaba allí en el Astrodome. Y Selena estaba dispuesta a enfrentar ese show con el mismo profesionalismo de siempre. Con la misma dedicación. Con el mismo respeto. Pero en cuanto las puertas del estadio se abrieron en su cara, sabía que no había vuelta atrás. Se abrían las puertas a la consagración. Y hacía allí iba a afrontar las consecuencias, pero sabiendo que nacía una estrella y lo estaba viviendo como nunca en esa noche del Astrodome...

El otro momento fue cuando al final de dicho concierto cantó "Como la Flor"... Selena diría que cantaría una canción que fuera el primer éxito para la banda, tanto en Estados Unidos como en México. Y comenzaría con una introducción que comenzó a hacerlo allá en Monterrey en 1992 y que lo haría por siempre. En el medio de ella, cuando canta "Yo sé perder...", retuvo su voz esperando la reacción y el cántico de la gente. Éste comenzó a gritar vitoriándola. Ella contemplaba a la gente en el estadio conmoviéndose por el público hasta que encuentra en su mirada a una de las cámaras de televisión que la enfocaba en primer plano. Entonces ella se ríe y alza su mano en señal de saludo. La imagen es vista por el público asistente y renueva su júbilo. Será una imagen que les quedará por siempre en sus retinas. Selena retiene el canto, mira previamente a uno y otro lado de las tribunas, a uno y otro lado del escenario, canta "pero...", vuelve a mirar, sonríe y canta "Ay, cómo me duele". La gente delira y ella prosigue con la canción. Selena se movía para uno y otro lado, bailará, cantará, arengará a la gente nombrando a Houston, Texas, y a "todos nuestros hermanos de México". Agradecerá a todos por "haber hecho esta noche posible", anunciará que han quebrado un nuevo récord de asistencia de público y dirá aquellas palabras tan recordadas: "Mil abrazos y mil besotes a cada uno de ustedes. Cuídense muchísimo y nos veremos muy pronto. Hasta luego. Chau. ¡¡Buenas noches. Gracias!!". Ella volverá a agradecer a Houston, a su público, y se retirará del escenario. Luego, se subirá al auto que la hará recorrer todo el estadio para saludar a cada tribuna. Otra vez un grupo de tejanos la retirarán cuidadosamente del escenario, la ayudarán a sentarse, le darán una toalla para secarse y echarán a andar el auto. Selena agradecerá y comenzará a saludar a su público. Selena pasó acaso por todas las emociones: el júbilo, el saludo afectuoso, la arenga como diciendo "¿Qué quieren, eh? ¿Qué más quieren?", el agite de manos rápido para enfatizar su saludo, la mirada alegre y melancólica, la emoción por semejante despedida que le hace tirar la toalla al público para que alguien la tenga como recuerdo, el saludo interminable, el griterío incesante. Todo llega a un punto en el que la gente no desea que eso termine. Son esos momentos en los que la comunión entre el público y el artista es grande y fuerte. La emoción que genera Selena al público y éste a ella se representa en gran medida en ese instante. Selena llega a la entrada. Procede a despedirse definitivamente. La ayudan a bajar al campo del Astrodome y a retirarse, pero la emoción hace que hasta último momento ella salude, y aun cuando está retirándose, asoma su cabeza para seguir saludando hasta el último espectador. Era un momento increíble generado por un espectáculo impresionante, potenciado por ese Amor declarado entre Selena y su público. Con el tiempo esta sensación obviamente se potenciará más y más, más allá de que Selena hiciera otras presentaciones...

Son estos los momentos que tenemos nosotros en nuestros recuerdos y en nuestros corazones. Esta comunión de Amor entre Selena y su público jamás se borrará, nadie lo podrá impedir. Por eso estamos aquí, seamos de Estados Unidos, de México o de cualquier país. Hablemos español o inglés. Nos guste un estilo de música u otro... Estamos por el Amor de Selena y porque para nosotros nunca se ha ido. Y sabemos con total certeza de que algún día nos encontraremos con Selena para decirle todo lo que sentimos por ella con el corazón abierto, con el mismo corazón con el que le expresamos todo nuestro Amor... Y para demostrarle a Selena que se puede ir a dormir tranquila porque su gente la ama y tiene lo que muy pocos artistas pueden lograr: el cariño de su público, ese que la mantiene viva... en sus corazones...

Mientras ese sentimiento este presente, Selena no se irá jamás. Y nunca se irá porque nació de ella misma y prosigue en el corazón de cada uno que la quiere de verdad. Es muy difícil de entender para algunos, seguramente… Sólo se trata de Amor. Amor de verdad. Amor que se siente, que se vive, que perdura. “Siempre seré tu primer Amor”, cantaba Selena con los Barrio Boyzz en el tema “Donde quieras que estés”... Así lo es. Selena es nuestro primer Amor y nuestro único Amor…

Por eso, Selena, donde quieras que estés, sabes que siempre habrá alguien que te recuerde con Amor. Te recuerde con respeto. Te recuerde de la mejor manera: siendo como tú…

Siempre será la mejor manera de tributarte…

Te quiere mucho…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

 

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