Me levanté sobresaltado. Había tenido una pesadilla
enorme y eso me hizo vestirme rápidamente ... A buscarla … A salvarla ... A
evitar que sobreviniera la tragedia ... Era curioso ... Yo no conocía a Selena.
Para mí era sólo un nombre. Alguien a quien no podía permitir que nos la
quitaran de nuestras manos. No la conocía … Pero era como si la conociera de
toda la vida. No me plantee nada. No me cuestioné nada. No tenía dudas. Fui a su
encuentro como si fuera un autómata, como si me llevara las fuerzas de alguien.
Pero no era ni alguien poseído ni alguien que no sabía lo que hacía … Tenía que
hacerlo … Y hacerlo rápido. Después vendrían los convencimientos, las preguntas
y las respuestas … Saber quién era Selena y por qué debía salvarla … Y por qué
sabía que algo malo le iba a pasar … Tomé el autobús e hice el cálculo …
Llegaría para interceptarla en su casa, pensé … No me planteaba qué le iba a
decir o cómo iba a actuar … Sólo debía ir a su encuentro … Era la primera vez
que no dudaba en mi vida … La duda me había llevado a la inacción … Y por ese
entonces sentí que toda mi vida había sido un lamento … Lamento por no haber
actuado … Lamento por no haber hecho lo que realmente sentía … Lamento por no
dejarme llevar por mis sentimientos … Dejarme atrapar por el miedo a perder,
por el temor al fracaso, por el pánico ante el ridículo … Y en ese camino al
encuentro de Selena sentí que perdí todo por no haberlo intentado … Mi vida fue
como si un equipo de fútbol tuviera que ganar para lograr un objetivo pero al
no arriesgar se contentara con no perder y conformarse con eso … Conformarse y
no ser feliz por lograrlo o al menos haberlo intentado … Estaba en esos
pensamientos cuando empecé a recordar cómo había llegado a ese momento …
Pasaban ante mí imágenes de una mujer que a los 23, casi 24 años, en el mejor
momento de su carrera y de su vida, cae sucumbida ante alguien que la traiciona
con su confianza … Y recordaba que gritaba al ver que Selena iba contenta en la
autopista del éxito en su convertible rojo y que por esas cosas del destino …
¿Del destino? … se dejaba llevar por los gritos de esa sirena … que lejos de
serlo era un lobo que la atraía al peor de los finales … Y que Selena se
desviaba por un atajo de tierra pensando acaso que debía atender los reclamos
de esa mujer antes que pensar en su propia vida, gozar de su presente y pensar
en su futuro … Curioso … Esa imagen se asemejaba a lo que yo mismo estaba
haciendo en ese momento … Yo también iba al encuentro de Selena … Sólo que ella
no me reclamaba que dejara mi vida para atender la suya … No me gritaba …
Tampoco buscaba que fuera hacía ella … ¿No me buscaba? No, creo que no … ¿No me
gritaba? Tal vez no a mí … Tal vez lo hacía a quien que quisiera escucharla … A
quien pudiera escucharla … Miraba por la ventana y veía a tanta gente como yo … Yendo de un lugar a
otro … A trabajar, a estudiar … a hacer algo … Algo que a veces ni hacemos pero
que nunca nos planteamos para qué … Hacer algo para tener un poquito de
felicidad en algún momento … ¿Ese será nuestro “destino”? ¿Para eso estamos en
este mundo? Me planteaba eso mientras volvía a pensar en mi vida y en lo que
hice con ella … Nada … ¿Selena pensaba lo mismo? No creo … ¿Y por qué no lo creo?
No la conozco … Pero por algo voy en busca de ella … Selena es especial … Sé
que lo es … ¿Y por qué lo es? Es que … sí … Recuerdo que se me vinieron esas
imágenes … Llegué a ver lo que fue después de lo que estaba por suceder … Gente
llorando … Gente desconsolada … Selena no parecía ser una artista más para el
común de la gente … No parecía ser sólo la “artista” del momento … Sí, ahora lo
recordaba bien … Yo me había enterado del crimen … Y sorprendido me puse a
investigar quién era Selena … No podía saber en ese momento de qué se trataba
todo … Sólo podía recordar que la gente la quería como un familiar más, que era
un ser encantador, que había luchado desde muy chica para ser una artista
exitosa y que todo lo hizo con mucho esfuerzo … Nadie lo había regalado nada …
Todo lo tuvo que construir con trabajo, talento, dedicación, ganas,
atrevimiento, honestidad, carisma … Me puse a llorar en ese momento … Por ella
y también por mí … Selena, en 23, casi 24 años, había hecho tanto … Y yo no
había hecho nada … Se me dirá que yo no tuve las privaciones que ella tuvo …
Pero tampoco tuve su carácter, sus ganas de superarse, su enorme de deseo de
cumplir sus sueños, de lograr todo aquello que se le pasaba por su mente … Sólo
me quedaba relacionarme con ella por su honestidad, decir siempre la verdad,
ser trabajar, ser honesto … Tenía muchas similitudes en realidad, pero no había
hecho nada … Pero aún estaba a tiempo … De hacer algo por mí … De hacer algo
por ella, que era mucho más importante … Ahora entendía por qué la gente la
quería tanto … Sí, ahora lo recuerdo bien … Se me vinieron las imágenes de una
multitud yendo a despedirse de Selena … Pero lo más impactante era que ver gente
trasladándose de diferentes lugares de Estados Unidos y México sólo para verla
… Verla por última vez … Y verla era en el sentido literal del término … Supuse
que para la gente ver a Selena y verla en ese estado era ver también su propio
destino … Una vez más, ¿destino? … Un final previsible e inexorable para todos
… para toda la gente común y trabajadora … Para toda la gente como Selena …
Sólo que ella se había convertido en alguien especial porque había llegado …
Había triunfado … Y el éxito de Selena era el éxito de todos … Y este final …
¿Este final? … era la certificación de ese destino inexorable … No necesito ya
aclarar sobre el destino … No … Algo debía hacer … Para torcer ese destino …
Hacer algo por Selena … Hacer algo por mí … Miré de nuevo la hora … Y me alarmé
… Creí que no llegaría a tiempo … De pronto se me vino a la mente dos
posibilidades … Ir al Days Inn o al hospital … No sé cómo se me vino a la mente
eso … Pero sabía que podía optar por ello … Pero era peligroso … Lo sabía, no
sé por qué pero lo sabía … Claro … Era esa persona … La asesina … En los otros
escenarios estaría ella y sería difícil actuar, interceptar a Selena, hacerle
ver algo que no estaba viendo teniendo encima a esa psicópata … No … Debía
apurarme … Una vez que llegara el autobús a Corpus Christi debía correr …
Correr a la casa de Selena … Correr y no pensar … Correr y pensar en Selena …
Vi algo por la ventana y sabía por alguna razón que debía bajar allí mismo …
Así lo hice … Y en cuanto puse los pies en las calles de Corpus Christi empecé
a correr, a correr y a correr…
No sabía para dónde iba, pero estaba convencido … Algo me
movía a no detenerme por nada … Que cada segundo valía oro … Que si no lo
lograba sería el fin … El fin de una ilusión … El fin de un sueño … El fin de
todo … El fin de la vida de Selena … Y el fin de mi vida… Corrí
desesperadamente … Miraba la hora y supe que no tenía tiempo … Rogaba con que
Selena se hubiese retrasado y aún no hubiese salido de su casa … Si no, todo
sería cuesta arriba … En mi carrera contra el tiempo llegué a dudar … Pensé en
que tal vez debía parar y cambiar el rumbo para el Days Inn o al hospital, pero
tampoco tenía garantía de nada, más estando esa mujer en el medio … Y yo debía
alcanzar a Selena sola … Sola … La duda siempre fue la peor sensación que he
tenido … Me inmoviliza … Me quita fuerzas … Me saca del objetivo … Y fue lo que
me pasó … otra vez … Me detuve jadeante un instante … Sólo un instante … Estaba
por cambiar mi decisión cuando escuché un chillido y sentí un topetazo … No
reparé que estaba casi en el medio de la calle cuando en ese instante me detuve
dispuesto a cambiar … de destino … Caí hacia un costado sin entender … Me quise
incorporar rápidamente tratando de que ello no me detuviera, no me hiciera
perder tiempo, no me hiciera pensar en el error … Pero no pude … Sentí un dolor
tremendo que me dejo tieso en el lugar … Vi que alguien se acercaba a mí para
socorrerme … Supuse que era la persona que me había atropellado … Cuando llegó
hacía mi desesperada tratando de saber cómo estaba se me iluminaron los ojos …
Era Selena … Traté de decir algo pero no pude … No es que no pudiera hablar …
Pero sentí que no hacía falta … Me quedé mirándola … Y ella hizo lo mismo … Fue
un cruce de miradas que pareció eterno pero que sólo duró unos segundos … Al
cabo de ellos, Selena me dijo: “No te preocupes. Llamaré una ambulancia para
que te atiendan cuanto antes…”. Fue allí cuando la tomé del brazo con fuerza y
le dije: “No vayas … No me dejes. Acompáñame … te lo pido por favor … No me
dejes solo”. Selena me miró con ternura, pasó la mano por mi cabeza y me dijo:
“El destino nos puso aquí. No te dejaré solo … Sé que viniste por mí…”. Al
escuchar sus palabras sólo me reí y cerré los ojos … Ahora podía dormir tranquilo
… Ahora podía vivir con la satisfacción del deber cumplido … Con la
satisfacción de haber hecho algo en mi vida…
Abrí los ojos y estaba en el hospital … Cuando comenzaba
a desesperarme y a gritar por Selena alguien apareció para decirme que allí estaba
conmigo … Era Selena … “Yo también tuve un sueño anoche … Pero fue extraño …
Fue de esas tantas pesadillas que tuve toda mi vida … Pero algo distinto pasaba
… Y ya no terminaba todo con un grito mío en el medio de la noche … Gracias …
Te debo mi vida … No sé qué hacer para compensarte y reparar lo que no pude
evitar esta mañana … Me siento en deuda contigo… Me siento …”. Tape su boca con
la palma de mi mano y le dije: “Yo te debo a ti … Todo … Lamento no haberte
conocido antes, pero sé que tengo un largo tiempo para hacerlo … Pero prométeme
una cosa … Sólo una cosa … Haz lo que debas hacer y jamás desvíes tu camino por
cumplir con algo que tú no deseas hacer … Ya eres Selena con todas las letras …
Sé feliz con tu vida y con tu trabajo … Si haces eso te lo agradeceré toda la
vida y podré disfrutarte siempre…”. Selena me abrazó y en el medio de las
lágrimas me dijo: “Te lo prometo. Por mi vida que te lo prometo” … “Sé que lo
harás, Selena … Ahora sólo disfrutemos de este momento único e irrepetible para
que sea lo que nos guíe nuestras vidas de aquí en más … Ya nada nos va a
detener…”, le dije y nos sonreímos. “Así será”, me dijo Selena y nos quedamos
así un buen tiempo más. Cuando vi salir el sol por la ventana sabía que el
destino había cambiado y que había que disfrutarlo … Ya vendrían tiempos
mejores … Tiempos con Selena … Y un destino … Sí, un destino … Lleno de
felicidad…
(Somos artífices de nuestro destino. De lo que hagamos y
de lo que no dependerá nuestro futuro y nuestro destino. No sé si se está a
tiempo para todo. Más bien diría que no … Que lo que no se hizo en su momento
ya no se podrá hacer después por más que haya tiempo y un poquito de vida para
hacerlo … Pero siempre se está a tiempo para sincerarse y hacer las cosas que
nos acerquen a nuestro ser … A hacer lo que deseamos y nos hace tan felices …
Nos cuesta tanto ser felices … Nos genera tanta culpa … Nos hace sentir tan
culpables … Para ello siempre hay tiempo. Depende de nosotros … De nosotros
depende cambiar o confirmar nuestro destino.)
Y mi destino es ser feliz contigo, Selena…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
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