Tal vez sea para muchos curioso, para otros una obsesión,
para otros algo inexplicable. Pero para mí es absolutamente natural. En la
computadora que tengo en el trabajo tengo fotos de Selena. Pero también en la
computadora que comparto con mi esposa y mi hija en mi casa mi carpeta se llama
“Selena” y tiene su foto. No tiene ni mi nombre ni nada que me identifique a
mí. Muchos pensarán que debería tener una foto mía o de mi familia a modo de
exhibición o de identificación. Pero no. Yo no necesito exponer públicamente
fotos que tengan que ver con mis afectos, porque los tengo conmigo y porque no
es mi idea que en ese asunto yo tenga que poner mis sentimientos hacia otros
asociados a mí. En lo que tiene que ver conmigo yo tengo que poner fotos que
hablen de mí o me describan. Tienen que tener mi sello, mi identificación.
Tienen que definirme, tienen que identificarme. Y yo me identifico con Selena.
Poner algo de Selena es poner algo de mí. Parte de mí tiene que ver con Selena.
Selena soy yo. O yo soy Selena. Parece grandilocuente o pomposo. O inquietante.
Pero para mí no lo es. Es así ... No podría poner otra cosa desde que pude
descubrir a una artista increíble y a una persona sin igual. No tiene que
cantar la música que me gusta. No tiene que tener ni mis gustos ni mis
preferencias. Tiene que estar ella allí presente, porque alguien como ella me
identifica y me representa. Digamos que desde que la descubrí me descubrí yo.
Desde que la conocí pude entender que otro mundo era posible. Desde que la
conocí supe que podía ser una persona mejor. Nadie como ella me hizo sentir el
valor de un buen gesto, de una sonrisa, de pensar que el esfuerzo de uno vale
la pena, que uno puede marcar la diferencia siendo simplemente como es y no ser
más de lo mismo. Podría decir que Selena me representa porque exalta valores
que yo ponderé siempre, pero acaso consideré que con ellos nunca podría llegar
a ningún lado: ser trabajadora, honesta, sincera, constante, positiva,
auténtica, personal, de carácter y de convicciones. Podría decir que Selena me
representa por aquellas cosas que siempre decía, cuando afirmaba que si se le
pasaba algo por la cabeza no paraba hasta poder lograrlo. Podría decir que
Selena me representa porque no dejó nunca de ser una niña que quiso jugar y
disfrutar de la vida. Y también me representa porque hubo gente que se lo
impidió. Podría decir que Selena me representa porque hasta el último instante
de su vida intentó hacer lo que debía hacer. Luchar no sólo por su vida sino
por sus convicciones. Podría decir que Selena me representa precisamente porque
no era una mujer perfecta ni nada parecido. Selena era maravillosa precisamente
porque era imperfecta, era natural, era auténtica. Se mostraba en público de la
misma manera que se mostraba en la vida. No quería darle una imagen falsa a
nadie, no quería mostrarse de un modo que no la representaba. Quería que todo
el mundo supiera cómo era y cómo pensaba sin ninguna inhibición, con todo lo
que ello implica, y que la quisieran por eso. Selena me representa porque no era
ni ingenua ni tonta porque se mostrara así y sabía demostrarlo cuando se
presentaban las circunstancias. Todo ello me representa Selena y por eso me
gusta que todo el mundo lo sepa, aunque tal vez a muchos les cueste comprender,
del mismo modo que le pasó a Selena, que ante su muerte y el intento de
explicarlo, muchos lo atribuyeron a que era muy dada e ingenua con la gente.
Confiaba mucho y quedaba expuesta, decían. Y eso que parecía una virtud quedó
para todos como el origen de su muerte. Toda una alegoría de este mundo que
nunca va a entender que las cosas son más simples de las que uno cree si se
propone hacerlas. Y por eso la humanidad sigue así y nosotros nos quedamos sin
Selena…
A veces me resulta muy difícil explicar cómo llegue aquí,
a un lugar en el que nunca me hubiera imaginado estar: escribiendo sobre
Selena, recordándola todos los días, emocionándome cuando la veo, sintiéndome
tan orgulloso al sentirme tan identificado con ella. Siempre me hago la figura,
como en esos escritos que hago en el que vuelvo el tiempo atrás sólo para
salvar a Selena, que llego corriendo, en el medio de la tragedia, de un mundo
tan lejano que nada tiene que ver con ella y que todos se preguntan qué hago yo
aquí, viéndome como el típico “sapo de otro pozo” … Y estoy tan lejos de esa
figura ... Llegué tarde a ella ... Es verdad. Pero por suerte llegué. Ojalá
pudiera agradecérselo. Selena me cambió la vida. Me hizo más bueno y
comprensivo. Me hizo más optimista y positivo. Me hizo sonreír más. Me hizo
sentir el valor de las cosas pequeñas. A través de ella pude sobrellevar
momentos muy difíciles de mi vida que sin ella hubiese sido imposible salir. Y
es curioso. Tal vez lo lógico hubiese sido que su trágico final me hubiese
hecho más pesimista y más oscuro. Me hubiese confirmado que no vale la pena ser
bueno, honesto ni trabajador, porque ya sabemos qué le pasa a esas personas.
Tal vez el motivo por el cual comencé a indagar sobre “el caso policial” que me
llevó a ella fue que me resultaba incomprensible entender lo que le había
sucedido, y el cómo y el por qué. Selena era joven y talentosa, estaba en el
mejor momento de su vida personal y artística … Era admirada y querida … Y
termina todo de ese modo tan increíblemente cruel ... Busqué y busqué una
explicación durante mucho tiempo ... La encontré bastante tiempo después ...
Era importante descubrirlo y me sirvió saberlo para explicar el motivo de su
asesina … Pero eso ya no importaba tanto, porque en el medio descubrí a Selena
y por ella a mí. Logró lo que nunca hubiese pensado. No sólo escribir sobre
ella y hacerlo ininterrumpidamente por 8, casi 9 años, sino que lo hiciera
públicamente con mi nombre completo y destacando el lugar del que provengo.
Esto último lo hice tal vez para que el mundo supiera que alguien de tan lejos,
que ni la conoció y con gustos musicales tan diferentes, la quería y admiraba
tanto que necesitaba escribirle para agradecerle por haberme enseñado tanto.
Pero el hecho de poner mi nombre fue todo un acontecimiento y una revelación.
Yo siempre tuve vergüenza. Nunca me jugué por nada ni por nadie por miedo a
hacer el ridículo o porque todos criticaran lo que quisiera hacer. Pero por
Selena eso no importaba. Por Selena valía la pena poner mi nombre con orgullo.
No importa si escribo bien. No importa si me expongo. No importa si me
descubren por este medio. Con Selena no importa si me revelo tal cual soy. Con
Selena vale la pena. No puedo no agradecerle lo que hizo por mí y necesito que
el mundo lo sepa. Selena sacó de mí lo que nadie pudo. Y eso es mérito de ella.
Ojalá pudiera decírselo y abrazarla fuertemente para sentir lo mismo que sintió
ella en su corta vida. Sé que eso no es posible. Y lo lamento mucho. Pero al
menos me queda escribirle, recordarla y agradecerle con la esperanza de que,
donde quiera que esté, lo pueda ver y se le pueda escapar, además de una
lágrima, una sonrisa. Escribirle para recordarla y para que sepa que al menos
alguien en el mundo está con ella. Recordarla y homenajearla para que nunca se
sienta sola…
Y una identificación más … Cuando Selena nació se iba a
llamar Marc Anthony … Nadie pensó que sería una nena la que nacía … Sus padres
tomaron el nombre de una compañera de sala de partos que esperaba una nena a la
que iba a llamar Selena pero al final tuvo un varón … Este último fue también
mi caso … Me iba a llamar Marisa ... Al final, al nacer varón, recibí el nombre de Sergio por consejo de una vecina de mi madre ... Hasta en eso nos une el
destino o el inicio de nuestras vidas, aunque, claro está, yo no he hecho
absolutamente nada comparado con los 23, casi 24 años, de Selena en este mundo
… Buscaré al menos en el resto de mi vida reparar mis propias falencias
recordando a Selena como ella quería, con Amor…
Te descubrí tarde, Selena, pero te descubrí … Y me
descubrí … Sólo me queda seguir recordándote hasta el día en el que podamos
redescubrirnos con un gran abrazo que selle por siempre y para siempre nuestras
vidas y nuestros destinos…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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