Pronto te vamos a encontrar, Selena…

Cuando escuché la noticia del otro lado del auricular no lo podía creer ... “¿Que Selena qué...?”, alcancé a decir. Del otro lado sólo escuchaba gritos de ansiedad y de desesperación. A esa altura de las circunstancias para muchos simplemente se estaba ante una primicia y había que hacer la cobertura de la tragedia lo antes posible. No sé si a la productora del noticiero en el que trabajaba le importaba Selena o no, si le gustaba o no, si siquiera la había entrevistado alguna vez o no ... En ese momento a ella sólo le interesaba salir primera con la noticia y hacer la mejor cobertura del momento ... Ya no interesaba Selena por sí sino por lo que le había sucedido. Comenzaba  a darme cuenta de las cosas y en cuanto colgué sólo pensé en Selena y me puse a llorar. Me costaba creer que a ella, justo a ella, le pudiera haber pasado semejante cosa ... Tuve que rápidamente recomponerme de la situación y salir a donde me mandaban, a “disfrazarme” de periodista a la búsqueda de primicias y de información, buscar indicios, y hacer conjeturas o análisis. Ya la noticia no era Selena sino lo que le había pasado... Ahora los protagonistas eran la asesina (alguien a quien yo desconocía de su existencia hasta ese nefasto 31 de marzo de 1995), los abogados, los periodistas de “chismes”, los “protagonistas del momento” que venían a decir “lo que sabían de Selena” y tantos otros que aparecerían con el correr de los días. Pues esto prometía que iba a durar mucho y si por allí no había ninguna novedad, había que inventarla o traer a alguien que dijera “algo” que generara interés y audiencia ... Cuando llegué al canal recuerdo que ya la orden era levantar toda la programación para cubrir “el caso Selena” ... “¡¡No sabes lo que es esto, María!! ¡¡Los teléfonos no paran de sonar!! La gente ha escuchado la primicia del canal y llaman porque literalmente no lo pueden creer. Aún no salen del estado de shock ni aun cuando las esperanzas se agotaron con la confirmación de la noticia ... ¡¡Todo el mundo quiere saber sobre Selena!! A nadie le importa nada más. Puede haber una revolución social ahora mismo, puede haber una matanza general y caer el gobierno ... A nadie le importaría ... Sólo quieren saber sobre Selena y difícilmente quieran saber de otra cosa mientras esté la asesina parapetada en una camioneta sin saber si se quiere suicidar, si intentará escapar o si se va a entregar. ¡¡Es una locura lo que está pasando!!”, me decía Leticia, compañera de tantas aventuras como periodistas. Me quedé pensando, mientras me hablaba mi amiga, qué era lo que pasaba con todos, por qué estaban quedando tan golpeados por esta absurda muerte. Sabía lo popular que era Selena, la había entrevistado más de una vez y era una mujer más que encantadora, pero siempre sentí que para todos era una artista más del momento que gustaba por sus canciones y punto. Tenía esa mirada lógica en mi caso de que todo pasaba por los medios y de que la gente sólo veía en Selena lo que se mostraba a través de sus conciertos, de sus videos y de sus entrevistas, y que si la gente estaba tan ansiosa por lo que le había pasado era porque era muy popular, porque pasaba por su mejor momento y porque era joven, muy joven ... Veía a mi alrededor a los buitres ávidos por buscar información para “ofrecérsela al público” y pensaba que la gente estaba en sintonía con ese necesidad. Razoné: “A la gente le atrae el morbo y sólo querrán saber los pormenores del crimen. No me sorprendería que pronto Selena pase de víctima a victimaria...”. Al rato se me acercó mi jefa y me dijo: “Tienes que ir pronto a Corpus Christi, Texas ... Las cosas están muy pesadas allí y tienes que averiguar todo lo que pasa. ¡¡Todo!!”. Asentí en silencio y a las pocas horas estaba sentada en un avión en busca de vaya a saber qué ... Muy poco antes me había enterado de que la asesina se había entregado ... Vendrían los funerales y las explicaciones. Saldrían a escena muchos protagonistas pero la más importante, la única que valía, ya no estaba ... Pero ni yo sabía de lo que significaba para tantos ... hasta que fui a Corpus Christi. Allí comencé a entender por qué para tantos Selena era la encarnación del famoso “sueño americano...”.
A veces todos vivimos tan en nuestro “mundo de burbuja” que no nos damos cuenta de que la realidad está con sólo salir a la calle, mirar el sol y observar a la gente. Para ese entonces la realidad para todos pasaba por dos planos: uno, la asesina, y su detención luego de haber confesado lo que había hecho; otro, el dolor de la familia de Selena y los preparativos para lo peor, que era despedirse de ella ... Todavía no se sabía por qué la asesina había hecho esa aberración ... Se hablaba de celos, de disputas, de robos, pero nada concreto se sabía ... Lo único concreto que se conocía, y que con el paso del tiempo tampoco terminó siendo la verdad absoluta, era que Selena había ido en busca de ella y que se encontró con la muerte misma esperándola ... Nadie sabía por qué había ido para allá sola, máxime que la estaban esperando para seguir grabando el disco en inglés que estaba preparando. Pero luego me enteré de algo que me generó más dolor aún ... “Selena se tenía que presentar hoy en Los Ángeles para realizar un concierto ... Parece que están preparando una misa a cambio de ello y el estadio se llenará igual...”, me dijo un colega que se había conectado con alguien de esa ciudad y me comentó del alboroto que había con la gente ... “Me contó que los organizadores iban lógicamente a cancelar el concierto, pero fueron tantos los llamados y la presión de la gente que decidieron abrir las puertas del estadio para que el público asistiera igual, como si fuera a realizarse el concierto. Luego a alguien se le ocurrió traer un sacerdote para convertir ese evento en una misa para así todos poder canalizar su dolor...”, me siguió contando el colega. Yo quedé impactada. Esto excedía la popularidad de Selena, ni lo que representaba para los medios, para la prensa y para la gente que consumía a ambos ... Decidí abandonar mis reuniones con periodistas y con protagonistas que me pedían dar más información para el caso de Selena con el fin de observar lo que pasaba con la gente, qué era lo que me estaba perdiendo que me impedía entender la magnitud del dolor en ellos ... Y allí lo comprendí todo ... Eran caravanas y caravanas de autos y de gente de a pie que venía de todos los pueblos de Texas y alrededores para lo que sea: para despedirse de Selena, para encontrar una explicación, para que le dijeran que no era cierto lo que le habían dicho por allí ... Había un dolor y un desconcierto en la gente que partía el corazón a cualquiera ... Me fui a la estación de ómnibus y vi salir de allí a una niña discapacitada en sillas de ruedas totalmente descontrolada llorando a los gritos pidiendo por Selena mientras dos de sus amigas trataban de sujetarla para que no se cayera sin que pudieran evitar su llanto y su dolor ... Decía sin parar de llorar que Selena la había visitado en el hospital hacía unos meses para darle ánimo, para decirle que todo se podía lograr en la vida, que no había imposibles, que todos los sueños se podían lograr ... “¿Y ahora qué voy a hacer si Selena no está, si a Selena le hicieron esto, si ella misma no pudo cumplir su sueño? ¿En quién voy a creer ahora? ¡¡Sin ella mi vida no tiene sentido!!”, decía la niña una y otra vez ... Tuve ganas de decirle que no viera las cosas de ese modo, que ya se le iba a pasar, que el mundo seguiría andando y que la podría recordar a Selena por lo que hizo ... Pero en ese momento cualquier cosa que pudiera decir era en vano ... Nadie tenía consuelo y sentí que para ellos habían perdido más que a una artista, que Selena no sólo era admirada sino muy querida ... Que Selena era como una hermana, como la mejor amiga, como una madre, como una hija, como una esposa, como el Amor imposible, como el sueño de todos ... Sentí que todos se sentían igualmente muertos ... Siempre me fue difícil sacar de mi mente esa sensación, además de no querer que se me fuera nunca esas imágenes para entender muchas cosas, para saber que hubo una artista no sólo famosa sino tan apreciada por todo el mundo ... En vez de indagar sobre cosas que no se sabrían hasta mucho tiempo después y que tendrían ocupados a tantos periodistas, me puse a preguntar sobre lo que había hecho Selena, desde cuándo la querían y por qué ... Empecé a entender que aunque se tenga toda la tecnología y toda la infraestructura para cubrir la “noticia”, hay cosas que se saben sólo si se está allí, con la gente, en el medio de ellos, viviendo sus cosas, sus alegrías, sus tristezas ... Selena era muy conocida y querida en todo Texas desde que tenía 15 años. Había ganado infinidad de premios en los Tejano Music Awards y desde muy, muy pequeña recorría en un autobús cada pueblo ofreciendo un concierto ... Vi localidades enteras en las que sólo habían sido visitadas por Selena, y desde allí mismo venían para despedirse. Sólo con ese dato me pude dar cuenta de algo al cual nunca lo hubiese entendido porque me hubiese sonado escalofriante ... El padre de Selena había decidido hacer el funeral a ataúd cerrado con la posibilidad de que el público accediera a despedirla por última vez sólo en esa condición ... Pero mucha gente, sobre todo jóvenes, y sobre todo gente de esas localidades perdidas en el mapa, exigieron que se abriera el ataúd, porque la querían ver. Para ellos Selena era un familiar más … No era cualquier persona. Tal vez la vieron pocas veces, pero la vieron en persona y eran muy felices con su presencia ... Aunque fuera doloroso, querían verla, aun en ese estado, para cercirorarse de que todo era cierto, de que no se trataba de una pesadilla, de una broma … O simplemente lo querían hacer para decirle adiós, para darle las gracias por todo lo que les había dado ... Finalmente, el padre de Selena accedió y el ataúd fue abierto, sin pensar que vendrían aves de rapiña que, con la excusa de “buscar la noticia”, irían a sacarle fotografías y hasta la filmaran en ese estado ... Cuando muchos me dijeron después de lo absurdo de esa decisión, una vez más les tuve que decir cómo se había llegado a eso ... Ellos también se quedaron boquiabiertos ... Como yo hasta ese momento no sabían de la magnitud de la fama de Selena...
Ver el espectáculo de la despedida a Selena será algo que jamás olvidaré ... Jamás ... Tenía que ver esto para entender que yo no sabía nada de Selena, que no entendía su fama, que no sabía cómo era, lo tan amada que era por todos. Recordé una y otra vez lo que había pensado apenas supe la noticia, en la que no me podía explicar por qué la gente de pronto “enloqueció”, por qué necesitaba “consumir” Selena todo el tiempo, por qué llamaban a los medios exigiendo explicación a lo que informábamos, preguntándonos con dolor e indignación si era cierto lo que estábamos comunicando, si todo era una broma de pésimo gusto, si no era todo una absurda equivocación. Y recordé que yo sólo podía entender  esto en parte si pensaba en el morbo, en la necesidad de todos de saber de las “desgracias” de los demás, de las historias macabras y ocultas que tienen una explicación que hace que muchos se ocupen más de esas vidas que de las propias ... Me di cuenta de que aun habiendo tenido a Selena enfrente no tenía idea de ella ni de lo que representaba ... Que sólo veía la realidad a través de lo que mostraba una cámara de televisión ... Ver esa gente ... ese dolor ... Me estremecía ver una ciudad multitudinaria en silencio, que sólo era interrumpido por gritos, por llantos, por los cánticos de algunos sobre temas de Selena para recordarla de algún modo en ese terrible momento ... Allí di cuenta de lo inconmensurable de la figura de Selena ... Llegué a Corpus Christi pensando que la fama de Selena existía pero en un grado bien menor ... Y en verdad no fui la única que lo pensó ... Todos los periodistas y cronistas estábamos impactados y muy emocionados por lo que vivíamos ... Era imposible sustraerse de lo que pasaba a nuestro alrededor ... La gente hacía peregrinaje por todos los lugares que tenían que ver con Selena ... Algunos estaban indignados porque no podían ingresar al funeral ... Era gente que venía de muy lejos y que quería despedirse de Selena ... Como ya casi no se podía entrar al lugar en el que se despedía a Selena porque el cupo se había traspasado, muchos optaron por pasar por el local de “Selena Etc.”, por el estudio de q-productions, por la tristemente célebre habitación 158 del motel Days Inn ... Si no hubiese estado allí tampoco hubiese entendido esta última decisión, pero estando allí lo comprendía ... La gente llegó a hacer un santuario en esa habitación ... Les dejaba flores, les dejaba cartitas llenas de palabras de Amor y de dolor ... De sólo pensar que en esa habitación la habían baleado me hacía retorcer el estómago, pero a la gente eso no le importaba. Todos necesitaban despedirse de Selena. Todos querían llevarse algo de ella para que la pérdida no fuera aun más dolorosa ... Lo que veía era la encarnación del tema “Fotos y recuerdos”. Recordaba la letra de la canción grabada por Selena apenas un año antes y me preguntaba si acaso era una premonición ... Tal vez lo era, tal vez no ... Lo cierto es que percibía que a la gente no se le iría fácilmente el dolor por la pérdida de Selena y sólo podía compensarlo con retener cosas de ella, con cantar sus canciones, con tenerla siempre presente en su corazón. Sentía que para ellos Selena era su esperanza. Selena había hecho posible el famoso “sueño americano”. Todos sentían que aquello por lo que tanto soñaron podía ser posible ... Ahora que Selena se había ido sus esperanzas morían como ella misma ... Ya nada sería lo mismo ... Se podía llegar a la fama, se podía triunfar, pero no tal vez de la manera en la que lo había logrado Selena ... Empezando de cero, sin que le regalaran nada, y logrando todo con honestidad, con trabajo, con talento, con autenticidad ... Con Selena se podía llegar a triunfar tal cual se era en la vida ... Con Selena se podía llegar al éxito fruto del trabajo y de la constancia ... Pero sin ella no se podía pensar en ello ... Y mucho menos si se había cómo había terminado su vida y en manos de quién ... Con el tiempo entendí en su magnitud el impacto de todos, de aquellos que la conocieron bien y de los que apenas la habían comenzado a disfrutar, de aquellos que la conocieron desde pequeña y de aquellos supieron de su existencia cuando se enteraron de su absurdo e inesperado final ... Para todos fue demasiado doloroso e impactante lo que sucedió aquel nefasto 31 de marzo de 1995 ... Si tal vez hubiese sido un accidente hubiese sido menor el dolor, porque a pesar de que la gente se hubiese movilizado igual habría una sensación de inevitabilidad de su destino ... Tal vez llorarían por su vida truncada siendo tan joven, pero no estarían tan contrariados, como en este caso ... ¿Cómo explicar en Selena un asesinato perpetrado por la presidenta de su club de fans y gerenta de sus boutiques con un tiro en la espalda en la habitación de un motel? Esto era inexplicable y doloroso para cualquiera. Hacía generar curiosidad para quienes no la conocian, y generaba más dolor y desconcierto en aquellos que sí la conocieron ... Era muy inentendible y lo fue por muchos, muchísimos años ... Hasta que el paso del tiempo fue cicatrizando las heridas de todos y las nuevas generaciones la fueron viendo a Selena como algo muy, muy lejano ... Respetable, pero lejano ... Respetable, pero confundible con otras artistas que tenían su mismo nombre o aspecto … Antes de que retiraran a Selena del lugar de despedida recuerdo que estuve muy cerca de ella ... No lo iba a hacer pues nunca lo había hecho en otras oportunidades pues me generaba mucho rechazo ... Pero hice la excepción pues se trataba de Selena y porque todo el dolor de Corpus Christi se me había impregnado en el corazón ... Me acerqué a ella y la miré fijo por varios minutos ... Tenía un rostro tenso, serio ... Aparentaba tranquilidad, pero no la tenía ... Esa expresión era de enojo y de decepción ... Estoy segura de que nunca se imaginó de que le harían eso y de que lo debió haber notado apenas un instante antes de que sonara ese vil disparo ... No pude contener el llanto ... Sentí un terrible deseo de tocarla para sentirme más cerca de ella, pero no pude ... Temí sentirla fría y no podía tolerarlo ... Hacerlo hubiese significado admitir lo que nadie en Corpus Christi podía hacer ... Con lágrimas en los ojos sólo pude decir: “Hasta pronto, Selena. Te dejo en el aire mil abrazos y mil besotes. Cuídate muchísimo. Sé que nos veremos muy pronto...”. Y me fui corriendo sin parar de llorar y sin volver a mirar atrás... Me quedé por un largo rato sentada en la puerta de acceso hasta que supe que la llevaban a su nueva morada. Sólo seguí el auto corriendo atrás de él mientras veía a miles y miles de personas que le arrojaban flores blancas a modo de despedida. Ya no había llantos ni gritos. Sólo silencio. Ya nada más se podía decir. Selena los había dejado solos. La alegría podía volver pero jamás sería la misma, y mucho menos sin ella...
Cuando volví al hotel en el que me estaba alojando no tenía ganas de escribir más nada. Ya había sido ayudada por muchos colegas en cuanto a brindar información sobre lo que se decía sobre “el caso Selena”. Llamé al canal y les pedí que sólo me dejaran escribir sobre lo que había vivido ese día, pues ésa era la noticia, no sólo para mí sino para todos los periodistas que estábamos presentes. Mi productora y mi jefa me entendieron. Ellos se dieron cuenta también de la magnitud del dolor y supieron que no había más que contar que sobre lo que le pasaba a la gente. A esa altura de las circunstancias el “caso Selena” traspasó el mundo latino y pasó a ser de interés general para los “gringos” de Estados Unidos. Nadie se hubiese imaginado que Selena iba a estar en las tapas de los diarios más importantes del país, y que generara desconcierto, interés y dolor por lo que le había sucedido aun entre la gente que no sabía nada de ella y menos de su música. Sólo así se entiende que en tan poco tiempo se generara un furor generalizado en saber sobre Selena, indagar sobre su historia, conmoverse por su vida, buscar una explicación a tanto absurdo ... Nunca hubiese imaginado a Selena en la revista “People” y mucho menos que dos ediciones que le dedicó esa revista se agotaran y generaran el nacimiento de la revista “People en Español”. Sé que tanto los directores de la revista como tantos otros dijeron que con el “fenómeno Selena” descubrieron el mundo y el poder latino, algo que ellos ignoraban que existiera. Pero yo creo que en ese momento lo que había generado Selena excedía a la comunidad latina. Estoy segura de que muchos consumidores de la revista “People” como de cualquier cosa relacionada con Selena no lo eran y querían saber sobre lo sucedido. Si no, no se explican muchas cosas. Ni siquiera la insensatez de Howard Stern de ridiculizar su muerte en su programa de radio, algo del cual lo obligaron a disculparse públicamente ... Pero ni siquiera ese insulto a Selena hubiese tenido cabida si Howard Stern no notara, como tantos, que Selena estaba en boca de todos y no del público latino. Selena había logrado lo que nadie. Que todos hablaran de ella, que todos se interesaran por ella, que todos se conmovieran por ella. Pero ya Selena no estaba para verlo y disfrutarlo. Muchos hablan de que nunca hubiese llegado a esto si no le pasaba lo que le pasó. Los que dicen eso ignoran lo que era Selena, lo que generaba Selena, el potencial de Selena, el talento de Selena, el carisma de Selena, la juventud de Selena ... Ella lo iba a lograr, todo esto que se generó se hubiese dado de todos modos ... Pero Dios o el destino quiso que fuera así ... Vaya a saber por qué ... Lo cierto es que en ese 1995 y en los años sucesivos se vivió una locura por Selena que parecía no tener fin. Al poco tiempo salió su disco inconcluso en inglés, “Dreaming of you”, y generó una locura en ventas agotándose la primera edición casi al minuto de que las tiendas de discos abrieran sus puertas. El posterior juicio a la asesina siguió teniendo a Selena en primer plano hasta llegar a la película, que llegó a emitirse cuando se estaban por cumplir apenas dos años de su absurda partida. Cuando la vi, no sólo lloré como nunca lo hice en mi vida, sino que sentí una rara sensación, que también lo percibí en la gente. Sentí como ellos que a partir de ese momento debíamos admitir que ya Selena no volvería y de que debíamos resignarnos a ello, con todo lo que eso implicaba y con lo que detesto la palabra “resignación”. Y la consagración de Jennifer López en esa película no hacía más que confirmar esa sensación que comenzaba a ser realidad...
Recuerdo que mi jefa me pidió que fuera a Houston, Texas, en octubre de 1995, para cubrir el juicio a la asesina. No es que me pidió que comandara el cubrimiento de ese evento, pues ya tenían a la persona indicada que se encargaría de sacarle “jugo” a ese juicio que le significaba su consagración como la principal “periodista estrella” del canal ... Sólo me pidieron que hiciera “notas de color” que ilustraran el momento que se vivía en los alrededores del edificio del Tribunal en el que se juzgaría a la asesina. Se sabía que iría mucha gente para mostrar su agravio para la asesina y el Amor por Selena. En cuanto llegué todo lo que veía me producía una enorme tristeza y desagrado. Si bien la gente concurría allí para que se hiciera justicia por Selena, había una enorme diferencia entre lo que viví en abril en Corpus Christi y en ese momento en Houston. En un lugar la protagonista era Selena, y sólo se respiraba Amor y dolor por ella. Pero en el otro lugar había varios protagonistas: la asesina, los abogados, los jueces, los periodistas y los analistas. Y se respiraba odio, rencor, bronca y dolor que se canalizaba en insultos lógicos para la asesina. No era esto lo que hubiese querido Selena pero lo entendía perfectamente. Pensaba en el concierto de Selena en febrero del mismo año en la misma ciudad y sentía qué lejos había quedado aquello, qué distinto lucía Houston sin la presencia de Selena y sin su brillo ... Me costaba hacer la cobertura ... Era una mezcla de sensaciones que no me hacían emocionar, no me hacía sentir cómoda. Sentía que Selena estaba lejos y que la gente sólo quería que se declarara a la asesina culpable para no pasar del dolor a la indignación. El dolor y la frustración habían pasado a la furia y a los gritos histéricos. La necesidad de justicia ponía a esa mujer impresentable en el centro de la escena, algo que seguramente disfrutaría a pesar de ser sometida a juicio. Y encima notaba que mi trabajo de poco valía pues la “periodista estrella” había montado el programa de manera tal que ella se robaba todo el protagonismo y sólo dejaba la cobertura de las notas de los demás cuando no tenía más nada que decir o tenía que hacer otra diligencia ... Un día me levanté y decidí no ir al Tribunal. Me tomé un micro que me llevaba a Corpus Christi. Necesitaba ir a ver el gravesite en el que se encontraba Selena y volver a respirar el aire de Corpus Christi. Cuando llegué, sentí una sensación de ciudad abandonada. Hacía frío, estaba nublado, parecía que iba a llover. Era la reproducción de aquel nefasto 31 de marzo ... La gente estaba en sus casas en su mayoría …Un poco por el frío, otro poco porque estaban mirando la cobertura del juicio en Houston ... Me crucé con algunas personas que merodeaban por las calles y no pude evitar mi veta periodística. Les pregunté por Selena y todos me contestaban lo mismo: que no lo podían entender, que les costaba asumir su partida, que no estaban mirando la televisión porque el juicio les hacía mal, y les generaba más dolor y más odio hacia la asesina ... Seguí caminando y podía sentir el vacío de una ciudad que había perdido la felicidad, que aún estaba golpeada, que le costaba recuperarse de semejante golpe ... Cuando llegué al gravesite, dudé mucho en seguir adelante. Creí que no iba a poder tolerar la densa realidad y certificar que Selena efectivamente estaba allí y no entre nosotros, pero seguí adelante a pesar de todo. Cuando estuve allí vi que una niña leía una cartita a Selena. Por esa época la gente solía dejar notas a Selena que se la dejaban allí como muestras de afecto y con la ilusión de que Selena algún día las leería. En un momento la niña se quebró y no pude seguir leyendo. Rompió en un llanto interminable. Yo me acerqué a ella y ofrecí mis brazos para que pudiera encontrar algún consuelo. La niña sin dudar se aferró a mí y siguió su llanto desconsolado. Sólo decía una y otra vez: “¿Por qué, Selena, por qué? Yo la veía siempre caminando por las calles, andando en auto o en moto y siempre estaba con una sonrisa. Más de una vez me regalaba cuanta golosina tuviera en mano o me invitaba a compartir una merienda con ella y con Chris, o simplemente para jugar con sus perros. Ella era una bonita persona. Era mi hermana. ¿Me entiende? Yo la sentía así. Y como mi hermana adoptiva que era quería que le fuera bien. ¡¡Y le iba muy bien!!...”. La niña volvió a quebrarse y siguió llorando. En un momento le pedí la notita que había escrito y comencé a leerla. No pude evitar llorar también. Era la expresión de un dolor que nunca se le iría, que jamás lo asimilaría ... Al final decía algo que le pedí que lo volviera a leer ... para mí y para Selena: “Querida hermana, querida Selena: yo sé que estás en algún lugar que muy pronto vamos a encontrar...”. Cuando lo terminó de leer le dije que lo volviera a decir a Selena y lo pusiera en un costadito del gravesite. La niña lo leyó, lloró un poquito más, pero luego calló y volvió a decir: “Pronto lo vamos a encontrar, Selena...”. La niña corrió a dejar la notita y vino hacia mí. Yo la abracé y la llevé hasta su casa. Cuando llegamos a la puerta le repetí una y otra vez que recuerde esas palabras y que actúe en la vida con esa convicción. Ella me lo prometió con una condición: que nos encontráramos cada mes en el gravesite para decirle algo a Selena, para escribirle, para expresarle nuestros sentimientos. Yo acepté esa condición y así lo hicimos durante un largo tiempo, hasta que ella creció y cada uno debió alejarse para transitar caminos diferentes y por el implacable paso del tiempo que nos iba poniendo en esa realidad, en esa densa realidad de Selena...
Ni me molesté en volver a Houston. Le pedí a un amigo que recogiera mis cosas y que me las enviara a mi domicilio. Me fui en ómnibus hasta el canal y presenté mi renuncia. “Por lo pronto, me fui de Houston porque la ‘estrella del programa’ no me necesita. Además, en Corpus Christi entendí muchas cosas que nada de lo que vea en Houston comentada por los ‘especialistas’ me podrá explicar. Necesito cambiar. Mi vida ya no tiene cabida en el periodismo. Por eso me voy...”.  Las autoridades me quisieron retener, pero yo rechacé el convite. Por un tiempo trabajé en un pequeño diario en las afueras de mi ciudad y empecé a estudiar psicología. Luego me dediqué a la asistencia social para ayudar a quienes más lo necesitan, para gente que espera que alguien haga algo por ellos en vez de esperar que sean ellos quienes nos den todo a cambio de nada … Eso ya lo había hecho Selena ... Yo no tenía ni el talento ni el carisma, ni la alegría, ni las ganas de vivir de Selena. No podía llegarle ni a los talones a una persona tan linda como lo era ella. Pero al menos podía hacer algo parecido a ella desde mi lugar. Vivía de pueblo en pueblo ayudando, dándoles ánimo y una esperanza a los que más lo necesitaban. No era lo mismo, pero era algo. Selena me dio mucho, me dio un ejemplo y un modo de vivir. Y sentí que ésa era la mejor forma de devolverle algo de lo que tanto me dio, y la mejor forma de recordarla intentando ser, aunque sea en una mínima dosis, como ella. Hoy día la gente me sonríe al verme, y en cada sonrisa de un niño veo la sonrisa de Selena. Y en cada sonrisa de un niño veo una señal de Selena para confirmarme que ella está en algún lugar que pronto vamos a encontrar...
(Selena … No tengo mucho para decir después de leer esto … Me gustaría no tener que escribir estas historias, pues ello certificaría que estás aquí con nosotros … Yo sé que pronto te vamos a encontrar … De eso no tengo ninguna duda … Muy pronto…)
Selena: vives y vivirás en mi corazón … Siempre…
Te quiere con toda el Alma…

Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

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