Cómo quisiera saber si tú también piensas en mí...

31 de julio de 2012



Yo sólo lo hice por Amor, Selena…

“¡¡Ay!!”, llegó a exclamar Selena y yo me sobresalté. No hacía mucho me había levantado y la vi allí revolviendo ropa en la recámara. Pero eso no hizo que dejara de dormir plácidamente. Ahora ese grito me alarmó de veras. En un momento lo había entendido todo. Ayer, 30 de marzo, mi padre se había instalado en nuestra casa para pasar unos días con nosotros. Se ve que Selena se había olvidado de que mi padre en esa fea mañana estaba allí y justo cuando se estaba por ir lo vio salir de la habitación de huéspedes. Selena una vez que salió del estado de pánico y entendió lo que pasaba comenzó a soltar una de sus clásicas carcajadas. Mi padre no paraba de pedir disculpas por haber ocasionado con su presencia un terrible momento. Yo estaba por levantarme pero Selena me detuvo y me dijo: “¡¡No es necesario que te levantes, Chris!! Yo ya me iba. Sigue durmiendo. O en todo caso … ¡¡trata de calmar a tu padre!!” y se siguió riendo con ganas mientras se iba de la casa. Yo le di un beso en el aire como toda despedida mientras le decía a mi padre que hiciera lo que tenía que hacer que pronto saldríamos a hacer las compras para la cena de esa noche, que consistiría en ala de tiburón, mi plato preferido, que lo cocinaría mi propia esposa. Me di vuelta como para disfrutar mis últimos minutos de sueño antes de comenzar otro día. Pensé que podía durar mucho más ya que el mal tiempo y la posibilidad de que lloviera pronto me harían abrazar a la cama y no levantarme nunca más. “Nunca más”, pensé y eso me estremeció. Abrí un ojo y pronto se me abrieron los dos en tono de total alarma. Recordé a dónde iba Selena. Recordé también lo que habíamos vivido ayer. Por un instante volví a darme vuelta a la cama tratando de convencerme de que nada malo podría ocurrir. Como mucho, un mal momento, sólo una discusión más producto de una nueva mentira de esa mujer. Pensé que volvería a repetirse la misma escena de ayer, cuando acompañé a Selena al Days Inn ante una nueva convocatoria para entregarle esos benditos papeles que le requería Selena y siempre con la condición de que fuera a solas. Pero lo de ayer ya me había molestado. Era tarde y no iba a permitir que Selena tuviera que volver sola e irritada por una nueva mentira de esa mujer. También tenía miedo. ¿Pero miedo a qué? ¿Qué podía temer? ¿De que a Selena le pudiera pasar algo por el camino? ¿De que algo le pudiera hacer esa mujer? ¿Pero qué le haría? ¿Esa mujer que ayer vi en la cama del hotel llorando mientras Selena la observaba con los brazos cruzados era motivo de que yo temiera? No. No podía ser. Sin embargo, quise seguir durmiendo, pero no pude. Algo me tenía mal, pero no sabía qué. Repasé una y otra vez lo sucedido el día anterior, y aunque no sentía motivo para preocuparme, había algo que no me gustaba. Ya no se trataba de que me estaba hartando de las mentiras de esa mujer. Pensé si no había algo más, si no había otros motivos detrás de querer ver a toda costa a Selena a solas. Hasta hoy no dejaba de pensar lo mismo que me decía Selena: que estaría más tranquila diciendo sus mentiras a solas con ella y que Selena le siguiera la corriente que estar delante de mí o de cualquiera de los Quintanilla a sabiendas de que ninguno de nosotros le permitiríamos que nos siguiera demorando con la entrega de los papeles con tan absurdas excusas. Hasta ese momento concedí seguirle el juego porque lo peor que podía pasar era que esa mujer nunca le entregaría los papeles y que nosotros la tuviésemos que despedir … Pero ahora, ahora tenía otros temores, pero algo me bloqueaba, algo me impedía saber la magnitud de mi temor. Cuando lo pensé bien, recordé que el día anterior a última hora cuando Selena y yo nos disponíamos a dormir … Recordé que nos despedimos como todas las noches, diciéndonos “Te amo” y hablando un ratito de nuestros planes, de nuestros proyectos. Pero también recuerdo que ese lindo momento fue interrumpido por un nuevo llamado de Saldívar. Otra vez quería verla a solas. Selena quería ir, porque en nuestra visita de ayer, ella le entregó unos papeles, pero no todos lo que Selena quería, por lo que ella quería volver, pero yo le hice ver que no tenía sentido insistir, que Saldívar seguiría con sus mentiras. Selena me entendió resignadamente y no insistió pero ese llamado volvió a encenderle las alarmas y su ansiedad por terminar con todo ese asunto cuanto antes. Y el asunto para Selena era esos benditos papeles. Selena era terca, terca como su padre. Selena tenía sus objetivos pero también sus métodos y no se salía de ese libreto. Ella sabía desde hacía un tiempo que el tema con Saldívar estaba terminado. Primero se lo hizo ver Martín Gómez, el diseñador de “Selena Etc.”, que le habló de los malos tratos de Saldívar no sólo con él sino con todas las personas que tenían contacto directo con Selena. Luego se lo hicieron ver los fans, que primero se quejaban de las promesas sin cumplir de Saldívar como presidenta del club de fans ante las oficinas de “Selena Etc.” y a través del correo del club de fans, pero ante la falta de respuesta de Saldívar como responsable de ambas áreas, que por otra parte se las había ingeniado para que ninguna queja la supiera más personas que ella misma, se quejaron a q-productions, y allí se enteró el padre de Selena. Él la recriminó públicamente ante la familia en una reunión organizada por él y en la que participaron Suzette y la mismísima Selena, luego de la cual le prohibió todo acceso a Saldívar en lo que tenía que ver con sus negocios. Pero no lo hizo lo mismo en el área de “Selena Etc.”, el negocio de Selena. Eso lo manejaría Selena y ella no quería echarla. Un poco porque aún quería creer que esa mujer no era tan mala como parecía, o al menos que no era tan mentirosa. Aparte, Selena quería manejar “el tema Saldívar” a su modo. Ella pensaba que era mejor tenerla registrada para así asegurarse de que todo lo que eventualmente le había robado sería devuelto. Con echarla, pensaba, no lograría nada. Por otro lado, Selena creía que lo peor que podía pasar era darle la seguridad a Saldívar de que la echarían. ¿Cómo podrían solucionar el problema si nosotros le dábamos la seguridad de que ella ya no tenía futuro ni en “Selena Etc.”, ni en el club de fans ni en ningún otro lado? Yo siempre pensé que no tenía sentido plantear el problema así, que era mejor dejar todo en manos de un abogado y que él se encargara de solucionar todos estos inconvenientes … Al fin y al cabo, todo esto no hacía más que ocupar más tiempo en problemas de los que no tenía ningún sentido seguir ocupándonos. Estuvimos en los últimos dos años ocupadísimos con la enorme cantidad de compromisos que adquirió Selena producto de su meteórico ascenso en su carrera como cantante. ¿Tenía sentido preocuparnos ahora, justo ahora, por una pobre mujer insignificante cuando teníamos tanto por hacer? Estábamos en un momento justo, en el que estábamos a punto de lograr lo máximo. Selena estaba preparando un disco en inglés, y si le iba bien, su carrera a la fama mundial sería un hecho. Nosotros estábamos por mudarnos a nuestra nueva morada que sería el comienzo de la consumación de nuestros proyectos. ¿Tenía sentido demorarnos por la locura de una mujer que parecía no tener límite en sus insistencias? Pero ahora que lo pensaba … Esa mujer, esa mujer había estado en todos lados, estaba en todos nuestros asuntos, donde quiera que fuéramos estaba ella. Recién ahora caía en la cuenta de que tenía el control de muchas cosas, de muchos asuntos importantes que tenían que ver con Selena. ¿Saldívar aceptaría así porque sí que fuera despedida aunque tuviésemos las mejores tácticas para deshacernos de ella? ¿Y qué haría si no aceptaba su derrota? ¿Hasta dónde podría llegar? Me levanté de la cama abrumado. Estaba más que preocupado. Hasta ese momento pensaba que esa mujer sólo quería estirar la agonía, que buscaría en la compasión de Selena y en la imagen de lástima que desplegaba una nueva oportunidad, una forma de seguir en nuestras vidas a como sea …¿Pero era así? ¿Era tan así? Hasta ese momento había visto a Saldívar como una simple mujer que durante mucho tiempo se le había tenido confianza porque era servicial, bondadosa y hasta inofensiva con Selena. Y ahora que todos pretendíamos alejarnos de ella no dejábamos de creer en esa imagen que teníamos de ella … ¿Pero era esa la imagen real de Saldívar? ¿Era ella una pobre mujer que no sabía cómo retener a Selena luego de un error o era algo peor, mucho peor que eso? Ella venía acumulando poder desde hacía un largo tiempo. Saldívar había llegado a tener el control de muchas cosas sobre Selena y de Selena misma. Hasta diría que había llegado a tener el control de toda la familia Quintanilla. Aún puedo recordar la recriminación de Suzette cuando hacía poquito su padre puso en evidencia a Saldívar de todo … Claro, Suzette llegó a ponerla como dama de honor en su casamiento, además de invitarla a Selena en la misma condición … ¿Esa mujer aceptaría quedarse sin nada después de haberlo tenido todo, o casi todo, de Selena? … Caminaba por mi casa con mucha angustia. No sabía qué hacer. Pensé en llamar a Selena pero no me parecía oportuno … Además, ¿qué le podría decir? Que tenga cuidado de esa mujer porque no sé lo que haría … Selena se reiría y me diría que no me preocupara … Como me dijo cuando se despidió hoy … Le dije a mi padre que me acompañara a comprar de una vez por todas lo necesario para la cena de esta noche. Tenía que despejar mi mente de una bendita vez… Salimos con mi padre y traté de hablar de cualquier otra cosa, pero fue inútil. Yo estaba angustiado y mi padre me preguntaba por los proyectos que tenía con Selena. Para tratar de olvidarme un poco de todo, le dije que estábamos por mudarnos, que Selena me hablaba de tener cinco hijos en el futuro, que eso me hacía reír un poco, que tendríamos que compaginar nuestro deseo personal con el profesional, ya que este año era muy importante para Selena pues debía terminar el disco en inglés, ir a numerosos programas a promoverlo, luego hacer giras por todo Estados Unidos y en toda América Latina para seguir promoviendo nuestros éxitos en español, y lo que haríamos en el futuro … De pronto se me vino la mente el arma … Sí, el arma que había comprado Saldívar y que se lo había mostrado a Selena … Casi por instinto pegué un volantazo al auto y volví a dirigirme a mi casa. Mi padre me gritaba pero yo no le entendía ni atendía. No es que buscaba algo en mi casa, pero era el único lugar al que se me ocurría ir … Tal vez buscaba algo, tal vez fui a cerciorarme de si en el contestador del teléfono de nuestro hogar había algún mensaje, algún aviso de algo … O tal vez quería cerciorarme de que no había nada … Rogaba que no hubiera nada, como rogaba que Selena no hubiese ido a ese bendito lugar de ayer … El arma … ¡¡Claro, el arma!! ¿Cómo no lo pensé antes? Querría no tenerlo todo claro, porque si era así … estaba en manos de Dios … ¡¡Sí, ahora lo entendía todo!! ¡¡Esa mujer es una psicópata!! ¡¡Esa mujer quiere matar a Selena!! Me mordía por no gritar a los cuatro vientos lo que sentía y pensaba, pero aun en mi desesperación no quería alarmar a mi padre … Esa mujer compró el arma para matar a Selena y bien pudo haberlo hecho hace dos semanas, una, ayer, ¡¡hoy mismo!! Claro, ¡¡ahora lo entiendo!! Cuando el padre de Selena la amenazó con denunciarla a la policía, ella pensó en que se quedaba sin nada y allí empezó con sus excusas de ver a Selena a solas. Sí, Selena me lo había contado. ¡¡Me lo contó todo!! Fue el 15 de marzo. Fue en una de sus tantas convocatorias para darle los papeles que “aclararían todo” lo referente a su situación con nosotros. Fue allí cuando le dijo, para generar lástima, que tal vez lo mejor sería renunciar para no provocar más problemas, y cuando Selena la tranquilizó diciéndole que todos la querían mucho y que no quería que se fuera, allí se puso tan contenta que dejó su imagen de lástima para pasar a la euforia y al desprejuicio. Debió haberse sentido lo suficientemente impune como para sentir que ya nada ni nadie podría con ella y como para darle un pequeña pista a Selena. Por eso le dijo si quería ver lo que tenía en el bolso y ante la respuesta afirmativa de Selena, esa mujer le mostró el arma. Es como si le hubiese dicho: “¿Ahora entiendes? Si me hubieses dicho que me ibas a despedir yo no hubiese dudado en matarte. Esto te esperaba a ti. ¿Qué creías? ¿Qué te podías deshacer de mí tan fácilmente? ¡¡Estás avisada para la próxima vez!!”. Sí, esa mujer es una psicópata. Es peor, mucho peor de lo que imaginábamos. Allí le dio una pista, típica de un psicótico, a sabiendas de que Selena no iba a darse cuenta del significado en el acto, pero una pista lo suficientemente clara para esa mujer, esa muestra de placer que sólo estos locos lo entienden. Me viene a la mente lo que hizo el asesino de John Lennon. Él no se contentaba con lo que iba a hacer en la noche del crimen. No podía matar a Lennon no sin antes hacer algo que le permitiera a Lennon pensar, aunque sea por un segundo, si esa persona que le apuntaba con el arma no la había visto antes, no la había visto y no le había prestado mucha atención. Por eso fue a la mañana a esperarlo en la puerta del Dakota para pedirle un autógrafo y que se lo firmara en su último álbum. ¿Qué mejor que pedirle un autógrafo para luego esperarlo esa misma noche en el mismo lugar para matarlo no sin antes anunciarse, no sin antes darle una oportunidad para que Lennon se acordara de él? ¡¡Sí, claro!! Esa mujer está haciendo lo mismo, ¡¡exactamente lo mismo!! Y puede que lo esté haciendo ahora, en este mismo momento, como pudo haberlo hecho hace dos semanas, ¡¡como pudo haberlo hecho ayer!! … Llegué a toda velocidad a mi casa. Ni presté atención a los gritos de mi padre. Me abalancé al contestador. Se me paralizó el corazón cuando vi que había un mensaje allí. Con todo el terror apreté el botón y quedé a merced de lo peor que pudiera escuchar. Pero para mi desconcierto y a la vez alivio vi que era el mensaje de un amigo mío que trataba de ubicarme. Me pregunté por qué no me había llamado al celular y allí advertí que no lo tenía. Eso me inquietó más pero de pronto sonó el teléfono. Al atender fue como recibir el llamado de Dios. ¡¡Era Selena!! Me dijo que estaba en mi camioneta, porque para variar no había encontrado las llaves de su auto, y al llevarse mi camioneta, también se llevó mi celular. Iba a preguntarle dónde estaba y con quién tratando de mantenerme en la mayor de las calmas. “Estoy aquí con ella. Vengo del hospital y por suerte no le encontraron nada…”, me dijo, para decirme luego en tono mucho más bajo: “Ya comprobé la última de sus mentiras. La dejo en el hotel y me vuelvo a casa…”. Yo entré en pánico. Estaba seguro, casi convencido, de que esa mujer lo haría apenas pisaran el hotel, y aunque quisiera yo no llegaría. Pensé en cualquier excusa que la desviara o la detuviera en el camino. De nada serviría explicarle mis temores y certezas. Ella no lo creería. Para Selena todo estaba resuelto y ya nada la detendría en su objetivo. No tenía forma de explicarle por celular y menos estando ella cerca que era Saldívar la que tenía todo resuelto y que nadie impediría lo que tenía decidido hacer unas cuantas semanas atrás. Gritar, alertar, implorar de nada serviría, estando el peligro tan cerca y a un disparo. En un segundo se me pasaron todas las imágenes, todo lo que sobrevendría después si se daba lo que esa perversa quería. Pensé en la bata que dejó Selena en la bañera, en las cuentas que habíamos dejado pendientes del día anterior, imaginé un nuevo mensaje en el contestador, esta vez de algún familiar, por caso de una tía, que me avisaba de que debía concurrir de inmediato al hospital porque algo le había ocurrido a Selena, pensé en nuestro tercer aniversario a cumplirse en sólo dos días hecho añicos, pensé en el escenario en el que mañana nos presentaríamos en Los Ángeles para dar nuestro siguiente concierto devenido en un santuario en el que se le harían ofrendas y recuerdos a Selena, pensé en el campo que compramos con Selena abandonado ante la ausencia de ella, pensé en lo que sería mi vida sin mi esposa, sin ninguna motivación para querer seguir a pesar de todo. Me sentí caminando en una cornisa en la que, ante cualquier tropiezo, cualquier error, me llevaría al horror. Y tenía a Selena, o la voz de Selena, en la palma de mi mano … y a la asesina, o eventual asesina, al lado, a unos escasos metros del objetivo … “Oye, Selena … ¡¡No sabes lo que me pasó!! No encontré la aleta de tiburón para la cena de esta noche. ¿Se te ocurre otro lugar en el que se la pueda comprar?”. Selena comenzó a reír con ganas. “¿De veras es lo que me dices? No puedo creer que te haya pasado esto. Mira. Acabo de pasar por un lugar en el que podría comprarlo, ¿pero qué te parece si…?”, me dijo. “Mira, Selena … ¿Por qué no vas tú? Es que yo estoy con mi padre y pensábamos ir a visitar a uno de nuestros parientes que está a una hora de aquí … Disculpa que te pida esto. ¿Tú estás lejos del Days Inn?”, le dije casi susurrando. “¡¡No!! Estoy sólo a quince calles … Está bien, por ser tú cuando vuelva del motel paso y te la compro. No tardaré…”. Entré en la más absoluta desesperación. Sabía que si seguía camino, era el fin. No podía alarmarla, pero en cierto modo tenía que hacerlo. Me sentía como la protagonista de la película “La niebla”, de John Carpenter. Me contenía para no gritar, pero casi no lo podía evitar. “Selena. Sigue conduciendo como si nada. No digas nada. No comentes nada. Sólo di que te detendrás en la pescadería y ni le des tiempo a que haga nada. Ella no devolvió el arma aunque se lo pediste y no sé qué hará con ella. Sólo detente y por nada del mundo vayas al Days Inn. Dime que lo has comprendido y espera a que vaya por allí”, le dije con desesperada calma. “Está bien, comprendido”, dijo Selena con una voz que disimulaba el temor y cortó. En cuanto cortamos la comunicación, salí corriendo al auto y fui en búsqueda de Selena. Ni me fijé en mi padre ni reparé en lo que estaba haciendo. Yo estaba presa del pánico pero decidido a lo que tenía que hacer. Fui violando todas las reglas de tránsito en busca de la calle que iba del hospital al Days Inn. Con desesperación llegué al lugar sin saber con qué podría encontrarme. Tenía terror de que la asesina se hubiese avivado de todo y hubiese disparado o al menos amenazado a Selena. También tenía miedo por la actitud de Selena. Yo le había adelantado algo de lo que podría suceder …Estacioné lo más disimuladamente posible y me dirigí a la pescadería. Me fui acercando lo más alejado del centro de la puerta para que no me vieran desde adentro. Cuando por fin entré, para mi desesperación no vi a Selena ni a esa mujer en el lugar. Busqué entre la gente que estaba en el comercio y no las podía ubicar. Corrí hasta la puerta en busca de la camioneta en la que iba Selena y no la encontraba. Preso de la desesperación comencé a gritar por ella y nadie me contestaba. Estaba por tomar mi auto para ir al Days Inn cuando vi que un vehículo a toda velocidad pasó tan cerca de mí que casi me pisa. Estaba por insultar cuando vi que era Selena ... Se ve que me quiso dar una señal de extrema advertencia al no poder pedirme auxilio a los gritos. Decidí ir al motel por un camino alternativo para llegar antes. Avancé lo más rápido que pude hasta que llegué al lugar y a la habitación que tan bien conocía desde ayer. Seguía con la agitación y con el terror de que las cosas sucedieran antes de que yo pudiera hacer algo. Al poco tiempo de estar allí escuché acercar a dos personas que discutían pero una de ellas trataba por todos los medios que no se las escuchara, pues la otra lo hacía con toda la intención de que lo notaran. Selena había encontrado por primera vez en la sobreactuación su forma de supervivencia ... La pérfida buscaba evitar el escándalo hasta que llegaran a la habitación y así cumplir con su cometido … Cuando estaban por ingresar yo me adelanté y dirigiéndome a Selena le dije: “¿Pero qué pasa aquí, Selena? ¿Otra vez aquí como ayer? Te busqué en la pescadería. Como no te vi, supuse que estabas aquí”. “¿Con qué tú eras, eh? Debí suponer que todo era una trampa. ¡¡Vamos!! ¡¡Entra a la habitación!! ¡¡Aclararemos las cosas de una buena vez!!”, me dijo la pérfida blandiendo su arma. Yo miré a Selena y su cara de ruego me hizo saber que la salvé por un pelito pero ahora estábamos por sucumbir los dos en poco tiempo ... Sólo me consolaba del momento que si pasaba lo peor, al menos nos iríamos los dos juntos … Simulé que acataba su orden y esperé el momento en el que pensé que podría hacer algo … sin lastimar a Selena … Cuando pasé detrás de Selena entrando a la habitación giré temerariamente y manotee el arma de la mujer y cayó. Cuando estaba por tomarla ella se me adelantó y la pateó, tras lo cual fue en busca de ella para acabar todo de una vez. Miré desde el suelo a Selena y sólo corrí a abrazarla. Era lo único que me quedaba. Que pasara sobre mi cadáver antes de que la tocara. Selena se abalanzó sobre mí, me dio un beso y me dijo: “¡¡Te amo, Chris!!”. “¡¡Yo también, Selena!! ¡¡Que el Señor se apiade de nosotros!!”, le dije mientras buscaba una última salvación antes de que la asesina viniera a por nosotros. Cuando ella tomó el arma y estaba dispuesta a entrar a la habitación a cumplir con su cometido, apareció mi padre, ¡¡sí mi padre!!, al grito de “¡¡Tú no vas a ningún lado, mala mujer!!”. Estaba por gritarle que se apartara de allí cuando de pronto vi que detrás de él estaba el padre de Selena y la policía. La pérfida abrió sus manos en señal de ruego pero la policía no tuvo ningún miramiento. La esposaron de inmediato y se la llevaron. Yo estaba sin habla con Selena abrazada a mí y llorando. Mi padre se acercó y me dijo: “Tú te fuiste sin decirme nada. Sabía que algo no andaba bien y fui en busca de Abraham y le conté lo que pasaba. El resto es historia conocida…”. Abracé a mi padre con fuerza y agradecí que el Señor lo pusiera justo en mi casa el día anterior. El padre de Selena se abrazó con su hija y lloró como nunca lo había hecho y le prometió que no la expondría jamás a semejante situación si él tomaba la decisión de despedir a alguien cercano a ella ... Había algo que aprendí ese día. Las cosas suceden por algo. Nada es casualidad. Aprendí que no sólo había que dar cuenta de las señales de alarma sino que debía actuarse en consecuencia y rápidamente, sin esperar otras señales más claras, pues si no se lamentaría para siempre no haber hecho lo que correspondía. También aprendí que había que estar a la altura de las circunstancias. Que si Selena ya era una estrella y una promesa mundial no tenía que exponerse a ciertos problemas generados por psicópatas que encima conocíamos. Bastante teníamos con los desconocidos como para que nos dejáramos madrugar por los que ya conocíamos bien… Cuando pudimos recuperarnos de lo peor, le pregunté a Selena: “¿Quieres ser una estrella?”. Me contestó afirmativamente. Le volví a preguntar: “¿Quieres ser una famosa diseñadora?” Me dijo que claro que sí. Y por fin le pregunté: “¿Quieres ser feliz?”. “¡¡Por supuesto!!”, me contestó. “¿Entonces qué esperas?. Sólo mira para adelante en la vida y déjate acompañar por los que quieren lo mejor para ti. No sigas jamás a esa gente que sólo pide y nada te da más que problemas. ¿Me lo prometes?”. Selena se abalanzó sobre mí y me exclamó: “¡¡Claro que te lo prometo!!!”, sin dejarme de darme miles de besos. Fuimos a nuestra casa sin dejar de estar abrazados. Cuando entramos sólo le dije: “Fijate en el baño. Te has olvidado de guardar la bata. Ya es hora de hacerlo. ¡¡Y prepárate que tenemos que cenar con mi padre y que mañana tenemos que dar nuestro mejor concierto!!”. Selena se fue cantando al baño mientras yo miraba hacia afuera. Todo parecía haber cambiado de golpe. El día lucía de pronto despejado y con el sol a pleno. Eso también era otra señal. Una señal de que íbamos por buen camino. Una señal de que sería feliz por siempre y para siempre con Selena, siempre con Selena… (Te acompaño en el sentimiento, Chris. Cada una de las palabras que expresas en tu libro es el sentir de todos los corazones rotos por la ausencia de Selena. Ojalá nunca hubieses tenido que escribir ese libro como yo de escribir sobre Selena aun a riesgo de no conocerla jamás. Porque si así hubiesen sido las cosas, Selena estaría viva, feliz, sonriente y con los sueños cumplidos al lado tuyo, Chris. Y eso, sólo eso era lo más importante. Yo también hubiese dado lo que sea por cambiar ese triste final. Yo aún no pierdo las esperanzas, como tú tampoco, Chris. Yo sigo esperando el día en el que me levante y vea a Selena con su sonrisa de felicidad por todo lo hecho y por lo bueno por hacer…) Yo no pierdo las esperanzas, Selena. Por eso estoy aquí… Te quiere con toda el Alma, por siempre y para siempre… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)

Algo bueno deja ese bendito paso del tiempo, Selena…

Muchas veces he pensado que el paso del tiempo es algo lo suficientemente devastador como para ser superado, máxime si muchas cosas han quedado en el camino, si tantos sueños se quedaron sin cumplir. Siempre sostuve que el paso del tiempo va borrando poquito a poquito todo lo que se fue construyendo hasta no dejar más que apenas unas pocas huellas que algunos atentos o afortunados advierten. Siempre estuve convencido de que el paso del tiempo fue el enemigo más temido que ha tenido Selena en todos estos años de ausencia. Quizá el saber de su historia y de lo que quedó de ella tras su absurda partida me hizo temer que nos quedaríamos con esos viejos discursos y relatos que nos dirían que alguna vez hubo una tal Selena que alegró a tanta gente, y que fue una artista extraordinaria y mejor persona ... Porque al principio el tener tan cerca, tan vívido el recuerdo de Selena hace que todo se vea como algo presente, algo que sigue allí vivo, muy vivo, en el Alma de la gente y de toda una generación que creció y vivió con ella. Pero después, justamente después … el paso del tiempo nos obliga a seguir, a seguir a pesar de todo, a vivir esperanzados con otros sueños, con otras personas. Nuestro propio instinto de supervivencia y nuestros deseos de vivir a pesar de todo, y de no pensar que hay algo que nos llevará para siempre de este mundo, nos lleva a transitar el camino y a tener a Selena como se pueda, con fotos, con recuerdos, con sus discos, con su mensaje de vida. Pero el paso del tiempo nos puede poner en una de sus trampas, que es congelar la imagen, transformar al ser humano que nos hizo despertar las mayores de las pasiones y los más nobles sentimientos en el frío de los monumentos, de los homenajes en las fechas importantes, de esas palabras repetidas que de tan repetidas le quitan lo más lindo que nos ha dejado Selena, que no fue sólo su Legado musical sino su bella persona, ese ser lleno de vida, lleno de proyectos, lleno de ganas, ganas de crecer, ganas de innovar, ganas de hacer algo por uno y por los demás todos los días. En lo personal, la peor sensación del paso del tiempo es ver cuando las personas actúan en el recuerdo de quien fuere como si nada hubiese cambiado, como si se pudiera actuar en la vida imaginando que Selena hoy haría esas cosas por las que más se recuerda, por la que se la homenajea … Nada más errado … Sé que es una sensación estrictamente personal, pero me genera mucha tristeza cuando en algún homenaje a Selena ver expresiones de gente cantando o bailando sea en Corpus Christi, sea en San Antonio, sea en donde fuere, aquellas canciones de Selena. También me da mucha tristeza esos discursos de homenaje con lo que Selena hizo, con lo que Selena fue. Siento como ver una estatua de Selena. Puede ser muy linda, puede ser la mejor expresión de lo que era Selena como artista, pero esa estatua como esos homenajes se van deteriorando por ese bendito paso del tiempo, ese bendito paso del tiempo que erosiona todo y le quita vida a lo que toca. Sólo la presencia de Selena podría impedir ese efecto devastador, pero no sólo por su presencia sino por todo lo que ella generaba. Tal vez por eso me genera tanta tristeza los homenajes y los recuerdos sobre Selena. Porque le falta esa energía, esa energía que sólo Selena podía dar, como su Amor… Creo también que aquello horroroso que se le ha hecho a Selena condicionó sobre cómo recordar a Selena. Porque la vida es tan, tan injusta, que no sólo se llevó de este mundo a una mujer tan joven que sólo generaba alegría a su alrededor sino que se la llevó de la peor manera: lastimándola en un contexto en el que inevitablemente se generarían dudas y conjeturas. Los que saldrían a defender la imagen de Selena tendrían que construir un relato, una versión de los hechos que resaltarían la figura de Selena en la que no habría ni manchas ni dudas, pues si así se exhibiera alimentaría más la incertidumbre de aquellos que noblemente se preguntaban por qué había sucedido aquello, como las habladurías de aquellos que maliciosamente querrían ver un lado sórdido en la vida de Selena que le llevó a su trágico final. Y ese panorama sólo hizo que por mucho tiempo se pensara que había dos formas de ver las cosas sobre Selena: o se creía en el padre de Selena o no. Tan simple como eso. Siempre diré que bien hizo el padre de Selena en apresurarse en difundir su visión de las cosas, porque las reacciones contra él por lo ocurrido, una vez pasado el mayor de los dolores, no se harían esperar, y no hay peor cosa que la visión de uno surja como contestación a una severa acusación, en vez de ser la primera versión de los hechos. “El que pega primero, pega dos veces”, se suele decir, y eso fue una virtud del padre de Selena. Porque si el Señor Quintanilla hubiese dado su punto de vista luego de escuchar las barbaridades de la asesina o luego de la publicación del libro de María Celeste Arrarás, hoy él estaría ciertamente en desventaja, aunque estuviera más cerca de la verdad y del cariño de la gente que todos aquellos que se quisieron aprovechar de la suerte de Selena no sólo para ganar mucho dinero, sino para instalar dudas y para dejar una imagen de Selena que distaba enormemente de ser la verídica. Aún recuerdo el final de libro de Arrarás y me pregunto qué dirá ella misma de lo que escribió sobre sus conjeturas sobre lo que le ocurrió a Selena, ahora que pasó tanto tiempo, ese bendito tiempo … Ella debería dar tantas o más explicaciones que tantos otros que tienen que ver con la vida y con el final de Selena… Durante mucho tiempo la gente se acostumbró a esas dos visiones sobre Selena, aunque una de ellas fue enormemente mayoritaria, fundamentalmente porque Selena era tremendamente popular y querida. Creo que muchos de nosotros nos quedamos con esa imagen de Selena que se plasmó en la película sobre su vida que paradógicamente hizo famosa a Jennifer López, una artista que ya tenía su popularidad, pero que aun así no alcanzaba las adhesiones que tenía Selena. El paso del tiempo también borra esas realidades como el hecho de que evidentemente Selena hubiese hecho el camino que JLo terminó realizando. También es muy cierto que a Jennifer López la película le hizo ver que ella debía pensar y estudiar cada decisión, cada paso que haría en su vida para no cometer los mismos errores de Selena, e imitar aquello que tan bien hacía Selena. Y seguramente al decir uno esto, más de una persona pensará en la carrera musical de Jennifer López. Y en realidad no me refiero sólo a eso. También me refiero a la otra faceta de Selena, la más creativa, la que más tenía que ver con ella, que era la de ser diseñadora y creadora de sus propios productos, de su propia marca. Si uno observa detenidamente la carrera de JLo verá que ella hizo no sólo el mismo recorrido musical que hubiese hecho Selena, sino que lanzó su propia línea de ropa, de diseños, de perfumes. Ella hizo de su nombre una marca, de ser Jennifer López a ser simplemente JLo. Ella supo construir su carrera no sólo con el éxito de la película “Selena” sino con haber aprendido lo bueno y lo malo de lo vivenciado por Selena y su familia. Una película que Gregory Navas, director y guionista de le película, trató de que no fuera sólo la corporización de una visión de Selena, que se resumiera en la exaltación del “mito” y de la “leyenda”, sino de insertar imágenes que permitieran “colar” entre la historia contada en función del relato del padre de Selena otras imágenes que permitieran apreciar aun más lo que Selena era como persona. Ya el mismo Señor Quintanilla, en el programa de Cristina Saralegui, al año de la partida de Selena, admitió que Gregory Navas lo persuadió a que en la película debía mencionar lo que le había pasado a Selena, que debía darles un mensaje a aquellos admiradores que se preguntaban por qué había sucedido aquello. Y el director de la película no se contentó sólo con convencerlo de ello y con seguir disciplinadamente el relato familiar. Por eso nunca me pareció casual que allá por 1997 Gregory Navas, entre escena y escena de la película, nos mostrara cómo se sentía Selena en plena adolescencia viendo a una pareja besarse mientras ella iba del concierto al autobús y del autobús al concierto sin tener casi tiempo para estar sola con sus sentimientos más profundos, y que una vez pasada esa sensación y ante la aparición de una cámara manejada por Suzette actuara como si nada sucediera, como si todo fuera felicidad en su vida, como si no pasara nada en particular por su Alma. Tampoco me pareció casual que luego de que relatara la disputa entre Selena y su padre por Chris, ella, con la excusa de aceptar un reto (al que nunca se negaba), se lanzara desde una altura enorme en ese juego peligroso de ”bungee jumping”, con todo el riesgo que corrió por haberlo hecho (y que mucho tiempo después Chris admitiera en su libro que fue tan real como que salió lastimada de semejante “chiste”). Y en lo personal no me pareció nada azaroso que al final de la película pusiera dos imágenes pegadas, una al lado de la otra, que graficaban un hecho que se estaba dando por aquel nefasto marzo de 1995. Una, el padre de Selena felicitándola, luego de escucharla grabar “I could fall in love”. E inmediatamente después, la escena en la que la asesina le regala el bendito anillo a Selena como premio por sus éxitos y por la grabación de su disco en inglés. Todas estas escenas marcaban la necesidad, aunque sea como muestrarios en cuentagotas, de poner no sólo la imagen de la cantante exitosa, de la artista excepcional, sino del ser humano, de la mujer que soñaba, que dudaba, que lloraba, que reía, que sentía … Porque por sobre todas las cosas Selena era una mujer con profundos sentimientos, y una visión de la vida y de las cosas que su propio destino no le permitió poder expresar en su real dimensión. Cuando pudo expresarlo, no tuvo tanto tiempo. Sólo se vieron bosquejos de sus objetivos, y de lo que quería para sí y para los demás. Y aun así tantas eran sus ganas de hacer, de expresar, de vivir, que dejó muchas más cosas que el tiempo y le vida le permitieron … El paso del tiempo fue mostrando lo que esas dos “visiones” de Selena impidieron verla en su real dimensión … Lo que era Selena: una chica, una simple mujer que tenía una vida por vivir y que mientras tuvo oportunidad de hacerlo lo hizo intensamente. Pero para 1997 la perdida y el dolor, como la malicia, las ambiciones y los intereses, estaban tan presentes como para permitirse explorar sobre este aspecto tan esencial en Selena como su propio Legado artístico y musical … Por eso no fue casual que en ese 1997 salieran a la luz la película sobre Selena y el libro de Arrarás. Una sostenida por el relato de la Familia Quintanilla. El otro, por la visión y el relato de la asesina. Dos visiones, dos intereses que reflejaban un momento, un sentir, una época … Pero no todo. Había algo que faltaba y que se corporizaba en la figura de Selena. Ella, que fue la única víctima, la principal protagonista de la historia y paradógicamente, la gran ausente, no estaba, y con ella no estaban sus sentimientos, sus sueños, su palabra. No estaba su versión de lo que ocurrió aquel nefasto y lluvioso 31 de marzo de 1995, no estaba lo que sentía sobre lo que se decía de ella, no estaba su sonrisa, no estaba su voz, no estaba su encanto. Todos hablaban de ella, pero no estaba Selena para decir lo que pensaba y sentía en ese momento. Esa sensación, que estuvo en el ambiente durante tantos años, fue tapada por visiones, por comentarios, por análisis de especialistas, por el juicio a la asesina, por los comentarios insultantes y psicóticos de la asesina, por las dudas y las certezas. Lo principal, lo más valioso, que era Selena, estaba ausente, escondido, sin nadie que lo representara. En el juicio a la asesina, el abogado defensor se permitió preguntar qué se suponía que haría si Selena misma apareciera por unas de las puertas del Tribunal. El Fiscal, como buen tino, le contestó con total lógica que si Selena apareciera por esa eventual puerta, entonces ese juicio no existiría. Yo más bien diría que más de uno se hubiese paralizado si Selena hubiese aparecido por esa puerta, no tanto por el susto que se pegarían muchos sino por el temor de lo que podría decir Selena, ese mismo temor y cobardía que la hicieron partir de este mundo… Durante muchos años todo el que ha admirado a Selena convivió con estos dos mundos, más allá de que se compartiera o no con ellos, más allá de que algunos de esos mundos realmente lo representara …Con total lógica me atrevo a decir que uno que realmente quiere a Selena está más cerca de una de esas visiones que de la otra, pero el hecho de suscribir más a uno de esos mundos de ninguna manera implica aceptar ciegamente esa visión … Siempre quedaron dudas, siempre quedaron preguntas sin respuestas … Y por supuesto esas respuestas nunca estuvieron en el otro mundo … El paso del tiempo lo ha marcado una y otra vez, y se encargó de demostrar que las dudas de uno de los mundos nunca fueron subsanadas ni con la resolución del juicio, ni con ciertas certezas, ni con la confirmación de que no había ninguna duda sobre la integridad de Selena, ni con la concreción de que lo que decían la asesina y su familia eran mentiras, absolutas mentiras, mentiras que llevaron al equívoco de la Familia Quintanilla y a la pérdida de Selena. Siempre estarán presentes las preguntas “¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo no se dieron cuenta? ¿Por qué ese día? ¿Por qué la asesina compró el arma, la devolvió y la volvió a comprar? ¿Por qué la familia la convocó para pedirle explicaciones, luego la pensaban echar y luego decidió dejarla trabajando con ellos? ¿Cómo no pensaron que algo la asesina iba a hacer algo si estaba la posibilidad cierta de ser echada luego de ser acusada? ¿Qué pasó entre el 10 y 28 de marzo? ¿Qué pasó para que la asesina tomara de nuevo el arma? ¿Qué pasó el día anterior al nefasto día? ¿Por qué Selena se fue a verla? ¿Por qué nadie se preocupó al no estar en su casa ni en el estudio ni en un lugar conocido? ¿Acaso la esperaban esa mañana en el estudio para grabar? ¿Por qué se insistió tanto en que nadie se alarmó porque Selena “siempre llegaba tarde”, pero nadie se preocupó porque ella no llamó a nadie y ella siempre cumplía puntualmente con sus compromisos? Éstas y tantas otras preguntas estuvieron siempre presentes luego de que el mundo paró de llorar por Selena y buscó una explicación, una mínima explicación que le permitiera entender algo, algo que le permitiera pensar que fue inevitable esa desgracia, y no que fue algo que se pudo haber evitado y que por ceguera o impericia no se pudo evitar. El paso del tiempo, ese bendito paso del tiempo, se encargó de mantener esas preguntas aun cuando esos dos mundos quisieran con sus versiones dejar verdades reveladas sin ningún margen para dudar de nada … Y mientras el profundo dolor y la negación de aceptar que algo así podía pasarle a Selena mantuvo en vida esas dos visiones, el paso del tiempo fue quitándole todo sentido a que, para hablar de Selena, sólo se podía opinar, con diferencia de matices, en uno u otro sentido. Ya para el 2007 que uno siguiera viendo expresiones en favor de uno u otro “bando” sonaban anacrónicas, sin sentido, que todavía se escucharan o leyeran cosas del estilo “dejen en paz a Selena” como una manera de criticar a la Familia Quintanilla o con la excusa de criticar los recuerdos a su legado sonaban ya anacrónicos, como también sonaba atemporal que para recordar como se debía a Selena había que aceptar con los ojos cerrados cada afirmación y opinión de la Familia Quintanilla ante cualquier duda que hubiera. Nada más que claro que la única persona autorizada para hablar de Selena era ella misma, pero Selena no está desde 1995 … Por eso creo que todos, con el paso del tiempo, se dieron cuenta de que la mejor forma de recordar a Selena, desde lo más hermoso hasta lo más desgraciado, no era precisamente dejándola “descansar en paz”. Eso sólo si ella hubiese elegido ese destino. Y todos sabemos que no lo fue. Tampoco para recordarla hay que atenerse sólo a lo que ha dicho su propia familia. También se puede uno apoyar en aquella gente que tanto la quiso. Más bien que ellos son la opinión más autorizada para hablar de Selena, pero no es la única. Hay mucha gente con tantas ganas de decir, con tantas ganas de recordar a Selena como era y con Amor, como ella quería, y tratando de encontrar respuestas a tantas preguntas que quedaron flotando desde el 31 de marzo de 1995 … El paso del tiempo … ese bendito paso del tiempo … que se encargó de que muchas “verdades” fueran relativizadas al poco tiempo, cuando se hizo el juicio a la asesina, y cuando se fueron desmoronando tantas declaraciones que parecían decir mucho y terminaban no diciendo nada … Nada es casual en la vida … Hace muy poquito el padre de Selena prometió que sacaría un dvd en coproducción con la Disney para explicar lo que sucedió aquel nefasto día …Una promesa que atiende el clamor popular de tantos años, de tanta gente que aún ama a Selena y que la quiere tanto …Una promesa que demuestra que no se dijo todo lo que sucedió aquel día … Sólo espero que no se lo haya hecho por preservar la figura de Selena en aquellos tiempos, ya que revelar algunas cosas, por mínimas que fueran, en aquel contexto hubiese despertado toda clase de especulaciones y de miserias, y que hoy, con el paso del tiempo, no genera más que tranquilidad para todos por saber que no se pudo evitar la tragedia, y que con ello realmente Selena puede estar descansando en paz aunque nunca con la felicidad que mereció tener después de tantos sacrificios y privaciones… Siempre pensé que el paso del tiempo era negativo y más aún en el recuerdo de Selena. Había empezado a resignarme a que iba a ser muy difícil poder preservar la figura de Selena intentando explicar más y rescatar a Selena como persona, como una mujer de carne y hueso que tenía planes, certezas, contradicciones, dudas, alegrías, enojos … Me da placer ver no sólo que sale más material de Selena, aun sabiendo que me parece increíble que no se pueda ver nada, absolutamente nada, del concierto del Astrodome 1994 por egoísmo de los dueños de los derechos de emisión de dicho concierto. Pero el hecho de ver que de parte de la Familia Quintanilla haya planes de realizar cds, dvds y toda clase de actividades que hacen al Legado y al recuerdo de nuestra Selena es altamente gratificante para mí … Pero en los últimos tiempos estoy contento por algo, algo que va más allá que ver tributos a Selena. Me pone contento de escuchar voces, voces de gente que recuerda a Selena como persona, gente que busca una explicación a lo que ha sucedido tratando de dar su interpretación genuina y sincera de las cosas, y de contribuir así al recuerdo de Selena. Alguna vez escuché decir al padre de Selena que él no autorizaba a la mayoría de los libros publicados sobre Selena porque muchos de sus autores ni siquiera se acercaron a ellos para preguntarles sobre Selena. Entiendo su posición, pero no la comparto, pues se pueden hacer buenos libros sobre alguien sin tener que hacer entrevistas directas sobre algunos protagonistas de la historia como se hacen malos libros habiendo tenido contactos concretos con los que han tenido que ver con la historia. Uno sabe que el padre de Selena le ha dado entrevistas a María Celeste Arrarás. ¿Eso significa que el de ella fue un buen libro y fiel representación de lo que pasó con Selena y una respetuosa exposición de su figura? … Más allá de la respuesta a esa pregunta, estoy convencido de que hay que escuchar a todos y respetar a cada uno. Hay que saber escuchar la opinión de todos y sacar sus propias conclusiones. Yo estoy viviendo un momento particular y muy triste en mi país en el que constantemente se fomenta la descalificación y hasta el insulto para quienes no piensan igual que el que emite una opinión … ¿Tiene sentido vivir las cosas de esa modo, entender sólo las cosas con una visión, con una palabra, con una manera de ver la vida sin tocar una coma la opinión del que se cree más autorizado para emitirla? ¿Tiene sentido vivir con un relato, con un pensamiento único los acontecimientos que tienen más de una pregunta, más de un cuestionamiento, más de una interpretación? Definitivamente no. Por eso me ha generado una gran sorpresa la aparición de los libros de Cristina Castrellón y de Chris Pérez, pues en ambos casos no esperaba mayormente nada novedoso. Y me generó una gran impresión. Y no porque coincida con el pensamiento de sus autores, sino porque han planteado sus libros desde un lugar tan esperado por cualquier fan de Selena: que hablen de ella como persona, que hablen de sus sueños, de lo que sentía, de lo que esperaba para sí y para los demás. También aprendí a no ser prejuicioso con el pensamiento y con la creencia de los demás. Digamos que eso ya lo aprendí con Selena, ya que mis gustos musicales hasta conocerla distaban mucho de lo que ella cantaba, pero luego lo aprendí con estos libros. Realmente el libro de Castrellón ni lo pensaba leer. El sólo ver el título hacía que lo rechazara … ¿Para qué voy a leer algo de alguien que me dice que escuchó a Selena mandar mensajes desde el Más Allá si ni siquiera soy creyente? Es más, desearía ser creyente sólo pensando y deseando que Selena esté en algún lugar. El sólo pensar que eso no es así me da terror … por ella, sólo por ella … Pero después de casualidad vi el prólogo y pensé que el libro podía ser interesante porque esos “mensajes” sólo cubrían un tercio del libro … El otro tercio … es más que apreciable. Sé que es un libro polémico. Sé que a muchos de mis amigos no les gustó … Yo tuve la suerte que lo leí sin prejuicios y con ello rescaté muchas cosas. Era la primera vez que leía algo de Selena desde un lado netamente personal, que me hablaba de Selena no sólo por lo que hacía en el escenario sino por lo que hacía cotidianamente, que me hablaba de sus dudas, de sus deseos de independizarse, de hacer más cosas con sus deseos personales, como agrandar su familia, como dedicarse a la moda. También valoré su curiosa interpretación sobre los dichos posteriores al nefasto día de la asesina, del doctor Martínez y de su empleado. No sólo echó por tierra sus argumentos con una visión más que aceptable de la realidad que vivía Selena en aquellos últimos meses sino que me di cuenta de que en muchos temas sobre Selena di por sentadas ciertas interpretaciones y dichos que al menos debí cuestionarlos y no darlos por hechos. Y lo más increíble aun es que mi visión de este tema hasta leer el libro de Castrellón no provenía ni de la familia Quintanilla ni de nadie cercano a ella. ¡¡Hasta allí di por cierto lo dicho en el libro de Arrarás!! Y si bien no doy como verdad revelada lo dicho por Cristina, él sólo leer su interpretación me obligó a pensar, lo cual no es poco. Y creo que en pocos libros como en declaraciones diversas se ha puesto énfasis en el carácter premeditado del accionar de la asesina como de los motivos por los cuales lo hizo. Eso sí, lo de los mensajes … quiero creer que utilizó ese recurso para decir determinadas cosas sin represalias judiciales … Aun así, pienso que es poco serio … Sólo lo puedo tomar así si lo veo como la necesidad de opinar de ciertas cosas, como el cierre de Selena Etc. por parte del padre de Selena … Pero fuera de eso, y a pesar de muchísimas diferencias, me sentí identificado con esa “tercera posición”, una expresión ni que implique avalar los insultantes argumentos de la asesina para criticar al padre de Selena, ni que signifique avalar la posición de la Familia Quintanilla sin “tocar una coma” a su relato … Eso me hizo pensar que el paso del tiempo me estaba dando una buena señal … Que la distancia en espacio y sobre todo de tiempo sobre la vida y final de Selena permitía ver las cosas de otro modo, más cercanas a la verdad y sobre todo a Selena. Y más lejos de esos dos mundos que respondieron a una época pero que ya suena anacrónico en este siglo XXI... Y sorpresivamente grata fue mi impresión sobre el libro de Chris Pérez. Es increíble, pero no tenía tampoco expectativa en la lectura de su libro. Es más: tardé mucho en ordenar por Internet la compra de su visión sobre lo vivido con Selena. Y si lo hice fue más porque fue el novio, el compañero y finalmente el esposo de Selena. Y también porque en la revista “People en Español” leí el adelanto de su libro y noté que decía cosas que presagiaban que no sería un libro más que no aportaría nada nuevo … Allí di cuenta también que me ganaron mis prejuicios. Pensé que su relato no se iba a apartar mucho de la opinión y visión general de la Familia Quintanilla. Pero debí haber pensado que Chris es de aquellas personas que son el prototipo de las personalidades calladas y reservadas. No parece decir mucho por afuera pero puertas adentro y en su hábitat natural muestra lo que es, y defiende bien sus pensamientos y sus convicciones. Y a la hora de expresar por primera vez y abiertamente lo que vivió con Selena, no se guardó nada. Debí pensar que una persona que tuvo que enfrentarse con una personalidad tan fuerte como la del padre de Selena para defender su Amor no podía ser alguien sin fortaleza, y sin ideas y sentimientos tan poderosos. ¡¡Y pensar que en el libro de Arrarás se lo ha descalificado tanto, se lo ha despreciado tanto, se lo ha manchado en su buen nombre y honor con calificativos que ni el peor de los machistas varones hubiese hecho!! No llegué a terminar el libro. Estoy por la mitad y hasta pensaba en retrasar mis escritos sobre Selena para terminarlo, pero viendo la agradable sorpresa que me está generando leerlo, me hizo ir a la computadora y expresar esto que venía conteniendo desde hacía un tiempo. Temo que al final del libro lloraré tanto como otras veces, pues el libro de Chris, como pocos, rescata a Selena como persona, describe sus sentimientos, las cosas que pasaban por su mente y su corazón, las peleas con su padre para ganarse un lugar, el estrés que le generaba estar ante tanta presión cuando empezó a ser famosa, la necesidad que tenía por jugar, por divertirse, por estar un poco despegada del mundo de la música para ser ella, ella misma. Rescato la descripción que hizo Chris imaginándose que detrás de lo que Selena mostraba cada día, siendo un volcán que se devoraba todo, estaba esa Selena silenciosa y reflexiva que se permitía mirar sola en la ventana del bus que la llevaría a otro concierto para pensar y soñar, pensar en lo que quería para sí y para los demás. Y una de las cosas que más me impactó, y que sé que responde más a la verdadera imagen de Selena que la que se dio siempre, es cuando describe lo que vivió un día en el que un fan, viendo que Selena estaba en un lugar público comiendo, le tiró sobre la mesa un papel y con el imperativo de “¡¡Fírmala!!”, la obligaba en ese mismo momento a firmar un autógrafo. Según Chris, Selena la miró a esa persona y le contestó amable pero firmemente que se lo iba a firmar en su debido momento, cuando ella tuviera tiempo para hacerlo y no cuando se le ocurriera y pidiéndoselo de mala manera. Si uno recuerda, fue precisamente eso lo que le dijo Selena a Cristina Saralegui en aquella entrevista que le hiciera a mediados de 1994: ella nunca se negaba a firmar autógrafos y si estaba ocupada con su familia pedía amablemente que la esperaran un poquitito para hacerlo. Selena, según Chris, tuvo un enfrentamiento con su padre por ese episodio de la fan maleducada … Es que Selena distaba mucho de la imagen de ingenua y confianzuda que siempre se le endilgó para explicar lo del nefasto día. Cada vez que recuerdo lo que dijo José Behar el día que se anunció ante Selena para ofrecerle un contrato para la Emi entendí que Selena era buena pero no tonta, encantadora pero con carácter firme, bondadosa pero defensora de la justicia y de la verdad. Selena siempre se mostró en el escenario como era en la vida. Y en el escenario mostraba actitud, personalidad, carisma, encanto. Por eso rescato ese recuerdo de Chris. Pues él se propuso recordar a Selena no sólo por lo que era como artista, sino por lo que era como persona, algo tan o más encantador … Algo que responde más a estos tiempos, que demandan rescatar a la Selena persona, a la Selena fuera de las cámaras y de los escenarios, una Selena que nos acerque más al porqué de lo sucedido, algo que nos aleje del bronce, del mito, de la leyenda, algo que nos retenga a Selena en nuestros corazones y mantenga su Legado para siempre … ¿Y qué mejor que rescatarla sintiéndose en su cuerpo, en su piel, en sentir sus tristezas como gozar de sus alegrías, de participar de cada acto de su vida como algo propio, de sentir sus dudas, de participar de sus miedos, de compartir su bronca ante una injusticia? Por eso me pone contento leer su libro, pero a la vez me pone triste, porque ya sé cuál será su final que, como ya dije, será más triste que lo vivenciado en otras oportunidades, pues aquí su relato sale de lo más profundo de sus sentimientos, y de lo más profundo y del corazón mismo de Selena. Un corazón que latía con tanta fuerza, un corazón que salía de su propio cuerpo movido por tantas ganas de hacer, con tantas ganas de crear, con tantas ganas de ver realizados tantos sueños postergados por tantos, tantos años y que recién se le estaban empezando a cumplir cuando ocurrió lo que ocurrió… Chris lo dice en su libro cuando se refería a su primera presentación de Selena en Monterrey en 1992. Fueron tantas las vivencias en esa primera gira que sintió que no estaban aún preparados para semejante situación. Tal vez esa sensación haya sido una constante en la carrera meteórica al estrellato de Selena que explique lo sucedido aquel nefasto día… Quisiera en lo sucesivo ver que los recuerdos sobre Selena sean de este tono, con mucho sentimiento, con total sinceridad, sin intereses creados, sin guardarse nada … Ya han pasado 17 años de la partida de Selena. Increíblemente no falta mucho para que la asesina pida que la dejen en libertad condicional … sólo 13 años. Quisiera que para mucho antes que eso toda la obra de Selena esté a disposición de la gente, que todo lo que ocurrió aquel nefasto día se sepa en su totalidad de una buena vez. Que lo que no se tiene que saber pues responde a la vida estrictamente privada de Selena se mantenga de ese modo, pero todo lo que Selena dejó en el corazón de su gente y todo lo que explique en su dimensión lo que significaba Selena y por qué tuvo ese cruel destino se sepa de una vez. Será doloroso. Lloraremos una vez más, como tantas otras veces, pero quedaremos satisfechos de haber hecho algo más por el Legado de Selena y mucha justicia por lo que era como persona. No diré que con eso podremos sí decir que Selena ahora descansa en paz, pero sí diré que con todos nuestros corazones haremos que ella sonría de una vez sintiéndose siempre querida y nunca, nunca sola… Selena: Yo sólo quiero lo mejor para ti. Yo sólo quiero ser un digno instrumento de tu recuerdo… Te quiere mucho… Sergio Ernesto Rodríguez (Buenos Aires, Argentina)