Si volvieras hoy, Selena... (A propósito del cierre de Selena Etc.)


Muchas veces se me ha ocurrido, Selena, pensar qué pasaría si aparecieras en estos días, si nos dieras la grata sorpresa de volver a verte, para saber qué pasa por aquí, si acaso te recuerdan, si acaso hablan de ti, si acaso cantan tus canciones, si acaso te siguen queriendo...

Te asombrarías, Selena, te asombrarías...

Seguramente volverías al mismo lugar del que partiste esa fatal mañana del 31 de marzo. Volverías sigilosamente, silenciosamente, del mismo modo del que te fuiste de tu casa sin que lo advirtiera tu esposo Chris. Pero cuando llegaras a tu casa, te encontrarías con la primera sorpresa. Notarías que allí ya no está tu esposo. También notarás que ni tus padres ni tus hermanos viven allí. Intrigada, mirarás a uno y otro lado. Empezarás a preguntarte qué ha sido de ellos. Y dirás: "Bueno ya ha pasado mucho tiempo. Es lógico que se hayan ido. Trataré de buscarlos". Y te preguntarás a dónde. Tú no quieres que te reconozcan, pues primero quieres ver a tu familia. Entonces dirás: "Pues claro, iré a mi boutique, iré a Selena Etc., ese lugar que yo hice mi segundo lugar, ese lugar que hice mío, tan mío como Monterrey. Allí seguro que estarán mi madre, mi hermana, Seguro que están allí. Seguro que me lo han cuidado". Entonces irás para allá. No tienes que preguntar. Sabes muy bien dónde es. Irás al principio despacio, pero tu propia ansiedad te hará apurar el paso hasta casi correr. Quieres ver a tu familia, porque en definitiva quieres ver qué ha sido de ti. Las últimas imágenes que recuerdas son terribles. Son pedazos de una película con luces y muchas sombras que se van haciendo cada vez más grandes hasta ocupar todo el lugar. Eso fue lo último que tienes como imagen: una mancha negra que cubría todo y te impedía moverte. Y aún sientes el dolor de tu puño derecho: ese que sostenías ese anillo, ese anillo que por nada del mundo querías dejar...

Y a medida que ibas yendo para tu hogar, ese hogar que albergaba todos tus sueños, te pusiste a pensar qué era lo que más anhelabas en tu vida. Tú querías a tu familia. A pesar de que tu padre era tremendamente sobreprotector y que no deseaba que nada ni nadie se interpusiera en el camino para que tú llegaras a ser la mayor cantante latina del mundo, tú lo querías. Lo querías lo suficiente como para renunciar a tu niñez, a tu adolescencia, a tener muchos amores, a tener una vida normal, para poder cumplirle su sueño frustrado de ser artista. Fuiste tú quien tomó un libro de canciones viejas y te las aprendiste para llamarle la atención, para que se fije bien en ti, para que te quiera. Ofreciste tu vida para que él estuviera contento. Fuiste su instrumento para que él lograra el éxito que tanto deseaba ... Y por ello guardaste muy bien tu propio deseo en buena parte de tu vida. Lo tendrías guardado por mucho tiempo en tu propio corazón y te juraste que hasta que no fueras muy famosa no lo revelarías. Sabías que para lograr tu sueño primero tenías que cumplir el sueño de tu padre. Y así estuviste por años. Hasta que los primeros éxitos, los premios, tu triunfo en México y el Grammy, entre tantas cosas, apresuraron los pasos. Ése era el momento y no dudaste en abrir Selena Etc. en Corpus Christi y en San Antonio. Y sin abrirlos ya estabas pensando en Monterrey y México DF. Tanta ambición te dio vértigo, pero también sabías que las oportunidades se presentan una vez y no había que desaprovecharla...

Y mientras te acercabas a tu boutique que tanto te costó abrir, pensaste en tu esposo Chris. Por un lado, sentías un poco de culpa. Aquel horrible día te fuiste sin saludarlo. Te fuiste sin pensar en él. Pero también pensaste que lo hiciste porque no querías atormentarlo con tus problemas con esa persona, y los conflictos de esa persona con tu padre. Ya bastantes problemas tenía él consigo mismo como para agregarle uno más. Lo quisiste lo suficiente como para dar la vida por él, para jugar tu Amor por él, para enfrentarte con tu padre por él, para amenazar con abandonar todo por él. Te casaste porque siempre creíste en él y lo hiciste en secreto en esta hasta a veces ingenua creencia de que todo podías hacer, todo podías compatibilizar, todo podías mediar. Para ti no había imposibles. Estabas acostumbrada a los retos y a salir airosos de él. Lo habías logrado con Chris y tu padre. Y pensabas que el problema de esa persona con tu padre no era una excepción a la regla. Por eso te fuiste ese día, porque estabas convencida de que ibas a volver y con más tranquilidad le ibas a explicar a él. Seguro que lo iba a entender...

Estabas mirando con una sonrisa tierna a unos niños jugando en la calle. Tuviste la tentación de jugar con ellos. Tenías ganas de decirles: "¿Saben quién soy? ¿Les han hablado de mí sus padres?". Y allí pensaste en ellos que bien podían tener tu edad y quisiste presentarte para decirles: "Hey, sí!!! Soy Selena. No se asusten. Nunca lo entenderán. Pero en realidad nunca me he ido". Y estabas en ello cuando llegaste a tu hogar, al lugar de tus sueños, al lugar en el que se depositaban tus grandes esperanzas, al lugar que irías indefectiblemente cuando llegaras a lo más alto en la música, al lugar que tanto miedo tenía tu padre...

Y asombrada notaste que no había nadie. Por un momento pensaste que era muy temprano o bien muy tarde. Por un instante pasaron como un huracán 14 años. Una nube rápida y negra tapó el sol y se hizo de noche. Te acercaste para asegurarte de tu sorpresa y mientras pensabas lo peor murmurabas: "No puede ser cierto. No puedo creerlo. Quiero no creerlo"...

La dura realidad se presentó ante tus ojos ... Viste ese cartel, viste que tu familia había decidido cerrarla. Miraste hacia dentro en uno de los ventanales y aún se podía ver alguna hoja con un bosquejo tuyo de algún diseño que se te había ocurrido hacía mucho tiempo. Lo curioso del caso era que tú recordabas muy bien ese diseño y qué querías de él. Se lo habías comentado a tu hermana, le habías dicho con lujo de detalles lo que querías de él. Y aprovechaste para decirle todos tus proyectos, tus ideas, todo lo que habías guardado por años y años de silencio de niña, de silencio adolescente, de silencio de mujer. Todo eso estaba representado en ese papel que estaba tirado en el piso, justo debajo de unos tarros de pintura...

Quisiste llamar a tu madre. Ella te entendería. Ella siempre estuvo de tu lado. Su apoyo era silencioso. No quería aparecer como que iba en contra de los intereses de la familia, es decir de los deseos de su esposo. Pero ella te comprendía. Ella veía en ti algo que hubiese deseado ser y no se animó. Y que desechó totalmente cuando se casó. Imaginaste que por ahí estaría muy preocupada por el cierre de tu boutique. No podías imaginar dónde podía estar ahora. No podías imaginarla a ella fuera del Barrio La Molina. Todo entró en una gran confusión hasta que viste algo...

...Era una noticia. Era una nota de una revista que tú no conocías pero que te llamó la atención porque tenía 14 años de vida. Era exactamente el mismo tiempo de tu ausencia, una casualidad de la que no podías dar cuenta. Era la revista People En Español. Y esa persona que te resultaba conocida era ... tu esposo Chris!!! Te acercaste para verlo. Por un momento pensaste: “Qué bueno. Tal vez mi ausencia sirvió para que Chris se exteriorizara y fuera un músico exitoso. Tal vez yo era un problema para él”. Pero viste ese titular, esas declaraciones y esa decisión. Te tapaste un poco para que no advirtieran tu presencia y empezaste a hojear la revista. Un mareo súbito se apoderó de tu cuerpo y casi te desmayaste allí. Tu propia fortaleza impidió, una vez más, que cayeras en el lugar inadecuado, en un momento inoportuno...

Podías entender muchas cosas. Que Chris abandonara la casa, se casara otra vez y tuviera hijos. Podías entender que tus padres y hermanos se mudaran a barrios más caros y aún vivieran de tus canciones. Podías entender que hicieran una película sobre tu vida a tan sólo 2 años de tu partida. Podías entender que vendieran cualquier cosa que llevara tu nombre. Podías comprender que editaran de la primera hasta la última grabación tuya, hasta las canciones inconclusas de tu soñado disco en inglés ... Pero que cerraran tu boutique, que cerraran tus sueños, que clausuran tus anhelos, que redujeran a polvo tu vida era demasiado ... De golpe sentiste un frío tremendo en la espalda. Te hizo recordar a algo terrible que preferías creer que era ese horrible sueño que siempre tenías y que jamás querías recordar, acaso porque imaginabas que ésa era tu destino, la cara visible de tu realidad.

Te fuiste llorando de ese lugar. Nunca te habías sentido tan sola. Tal vez aquel día nefasto sentiste lo mismo, pero no querías mirar hacia atrás. Ahora todo te resultaba doloroso. Sentiste que nadie pensaba en ti. Que todos te habían abandonado. Tu familia, tu mundo, ni se acordaba de ti. Aunque lo supieras, ni querías pensar cuándo te invocaban. Y allí ocurrió lo inesperado...

En tu tristeza habías quedado descubierta. Habías abandonado tu posición sigilosa. Ahora estabas en el medio de la calle sin rumbo, sin saber qué hacer, con un terror atroz hacia a quién recurrir ... Hasta que oíste: "Mira, es Selena. Ha vuelto!!!". A partir de allí un torbellino de gente se abalanzó sobre ti. Te abrazaban, te besaban, te agradecían que estuvieras de nuevo con ellos, que les devolvieras la alegría que habían perdido. "Sabía que no nos habías abandonado. Sabía que volverías", alcanzaste a escuchar. Y todo fueron abrazos y agradecimientos. Todo fueron muestras de cariño. No habían venido a pedir explicaciones. No había mezquindad en sus rostros. No había maldad. No hablaban ni de dinero ni de escándalos. Sólo había Amor. Había vuelto el familiar tan querido. Había vuelto "una de los nuestros". Había vuelto Selena...

La noticia corrió como reguero de pólvora. Todo Corpus Christi fue para verte, para darte todo lo que se guardó en estos 14 años. Hubo uno que se acordó de tu familia y corrió para avisarles. Pero cuando lo iba a hacer vio a todos yéndose en sentido contrario. Sólo tu madre se volteó para el lado en el que estabas tú, pero la mano de su esposo la arrastró para sí ... Nunca entendió aquello, pero pronto lo olvidó: el bullicio de la gente lo atrajo a ti y su sonrisa volvió a dibujarse en su rostro...

Y mientras deseo que lo que escribo sea cierto, Selena, te saluda, te llora y te extraña...






No hay comentarios: