Una artista única e irrepetible

Selena Quintanilla Pérez ... ¿Qué diríamos de ella a alguien que no la conoció? ¿Cómo la definiríamos? ¿Cómo calificaríamos su vida? ... Si hay algo de los que llegamos a conocer de una u otra manera en el cual todos estamos de acuerdo es que era una artista extraordinaria, de una voz potente, de un carisma increíble, con un dominio del escenario y del público únicos, y de una gracia y de un talento que quizá nadie tuvo. Nos llenaríamos de calificativos hacia alguien que sólo tenía 23 años cuando le llegó la tragedia (el asesinato, nada más frío que decir esto). Que cuando hacemos un repaso de su vida (y de su muerte) volvemos a ese calificativo de "extra-ordinario". Lo suyo era fuera de lo común. Su vida fue única e irrepetible. Difícilmente encontremos en lo inmediato algo parecido a ella. Difícilmente se vuelva a repetir algo así, Que una mujer que surgió "bien de abajo" con un ímpetu forjado a los golpes de la vida y de los padeceres familiares, sacara a relucir todas sus dotes artísticas que hicieran que todos nos quedaríamos anodadados y subyugados por su talento. Sí, todos "entramos a su mundo" y nadie quiso salir de él. Estábamos muy bien. Y sin embargo, todo se esfumó. Y todos nos hicimos las mismas preguntas y aseveraciones. ¡23 años! ¿Qué pudo haber pasado? ¿Qué falló en toda esta historia increíble? Pasan los años y nadie se olvida de ella. Todos la extrañan. Todos la esperan. Todos siguen cantando sus canciones. Todos no pueden creer que haya sucedido lo que pasó. Todos prefieren no recordar aquel nefasto 31 de marzo... Y sin embargo, si hay un día que cambió la vida de los habitantes de Corpus Christi fue el 31 de marzo de 1995. Selena dejaba de estar entre nosotros y cada uno sintió, tanto allí como en todo Texas, México y Latinoamérica, a medida que se enteraban de esa triste noticia, es que les habían quitado impunemente sus corazones. La sensación triste que se fue dando mientras se veía a su asesina parapetada en su auto amenazando con matarse (cosa que no hizo, claro) es que ya Selena había ... muerto: simplemente así, con esas palabras que generaron siempre incredulidad, asombro, llanto, tristeza, enojo. Parece el final de una tragedia griega en la cual luego de una historia feliz se concluye abruptamente con una desgracia difícil de entender. Selena estaba en su apogeo, su música había calado hondo en la gente y trascendía el mero hecho comercial: no sólo era una hermosa voz que generaba venta de discos; ella era querida, amada por lo que ella irradiaba cotidianamente en cualquier ámbito: siempre con una sonrisa, siempre dispuesta a hablar con quien quisiera hacerlo, siempre dispuesta a atender a su gente, nunca un enojo, nunca un reproche. Era una artista de verdad. Nada hacía pensar un final así. Cuando uno ve las imágenes de su último concierto televisado, en el Astrodome de Houston, Texas, en febrero de 1995, lo único que uno piensa es que ella no tenía enemigos. Todo lo contrario. Entonces, ¿cómo pudo terminar así? Es que el enemigo no estaba en el público ... Estaba más cerca ... muy cerca de ella y desde hacía tiempo ... La que terminó con su vida resultó ser la presidenta de su fans club y administradora de su cadena de tiendas de ropa: la tristemente célebre Yolanda Saldívar. Y lo que iba a ser un año en el que Selena iba a conquistar el mercado anglosajón con un disco en inglés terminó siendo un año recordado por todos con tristreza, con la salida del disco "Dreaming of you" inconcluso al sólo incluir los temas que alcanzó a grabar y que, por este increíble final, vendió millones de copias, el juicio a Saldívar, la condena de ésta a cadena perpetua, una incesante cantidad de tributos y recuerdos, la aparición de libros y los preparartivos para hacer una película en su memoria. Habían hecho pedazos con su vida y ahora nacía el mito, la leyenda. Ya nadie cuestionaría su popularidad. Al contrario, todo lo confirmaba ... Sólo que Selena no estaba ... No estaba su risa, no estaba su canto, no estaba su figura inconmensurable para darnos la alegría perdida. Y por eso cuesta tanto, tanto olvidarla. Por eso, aún se la escucha en los medios. Por eso aún se venden sus discos como si estuviera presente. Por eso cuesta creer que haya muerto ... Tenía sólo 23 años. En dos semanas cumpliría 24. Estaba a dos días de cumplir tres años de casada, a unos meses de que saliera su disco consagratorio en inglés. Pero una mujer que decía quererla mucho decidió matarla. Las razones que esgrimió Saldívar fueron siempre vagas, muchas veces ridículas. Muchas veces perversas ... Lo único concreto es que ella acabó con la vida de Selena, acabó con sus sueños, con sus anhelos ... Lo demás son sólo justificaciones y palabras que pueden servir a abogados y periodistas ... Aunque siempre dejó en claro, desde aquella misma noche lluviosa del 31 de marzo de 1995, su profundo odio y rivalidad con Abraham Quintanilla, padre y manager de Selena. Hoy Selena tendría 36 años. Quién sabe hasta dónde hubiera llegado. Lo que sí se sabe es que, como dije, su figura fue única e irrepetible. Nadie llegará a ser como ella, sea más o menos popular que Selena. Por eso se la extraña. Por eso se espera que alguna vez vuelva. Por eso, este recuerdo ... en el cual sólo Selena es la única protagonista.

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