A veces me pregunto, Selena, que se siente por ti, qué buscamos de ti, qué es lo que se siente al evocarte y al recordarte, qué nos une a ti, qué es lo que vemos detrás de aquellas canciones, detrás de aquellos conciertos, detrás de aquella figura. Me pregunto qué relativo es todo, cómo puede lo presente no tener incidencia alguna en nuestras vidas y tú, Selena, estar siempre presente y estar en cada acto de nuestras vidas, en cada sentimiento, en cada sonrisa, en cada cosa que emprendamos con alegría. A veces siento que te buscamos todos los días, te esperamos todos los días, diagramamos nuestras vidas haciendo lindas cosas con nuestra mejor predisposición, acaso esperando que estés en algún lugar sonriendo satisfecha porque no se te olvida, porque se te tributa siempre, porque se te homenajea siempre, porque observas que damos sin esperar, porque exponemos nuestros corazones a la hora de recordarte, porque le gritamos al mundo todo lo que significas para nosotros con el orgullo de sentirte tan cerca, con el orgullo de quererte, con la satisfacción de dar todo sin esperar nada a cambio, pero siempre teniendo la secreta esperanza de que vuelvas a estar con nosotros…
A veces me pregunto por qué sentimos esa necesidad de decir eso que sentimos tan a flor de piel, y que es que tú eres lo más hermoso que hemos conocido, que tu vida, que tu historia, que tus sentimientos expresados en cada canción nos llegan hasta lo más profundo de nuestras almas. Que hasta que te conocimos a ti la vida era de una manera, pero contigo pasó a ser de otra, que todo tiene tu color, tu presencia, tu Amor. Me preguntó cuál era la dimensión de tu magia, por qué nos llegaste tan hondo en nuestras sensaciones y en nuestro espíritu, por qué has logrado conquistar con tanta facilidad a propios y a extraños, por qué has logrado conmover tanto a los que te conocieron y vieron en concierto como a aquellos que sólo te conocieron a través de videos, de fotos, de entrevistas. Me pregunto qué tenías para ser tan diferente de todas. Me pregunto cómo tenemos la certeza de que nadie tiene ni tendrá ese talento, esa voz, esa naturalidad, esa espontaneidad, esa franqueza, esa firmeza, esas ganas, ese sentimiento que tenías sólo tú para cautivar a tanta gente y hacerla sentir tan identificada a ti. Me pregunto qué sería de ti hoy, hasta dónde hubieras llegado, qué nos ofrecerías en la actualidad, cómo reaccionarías hoy si vieras la magnitud de lo que has logrado y de hasta dónde has llegado, si pudieras apreciar lo que la gente te expresa a la hora de recordarte como lo hago yo en este momento…
¿Por qué Selena a la hora de evocarte salen todos mis sentimientos, puedo hablar sin límite alguno, puedo escribir con tanto Amor, con tantas ganas, con tanta pasión sin que haya tenido la posibilidad siquiera de estar tan cerca de ti? ¿Por qué si me preguntan por ti se me ilumina la cara y puedo pasar horas y horas diciendo lo que siento, expresando lo que representas para mí, y exteriorizando mi dolor y mi desconsuelo por no poder entender por que no estás aquí entre nosotros? Todo esto pasaba por mi mente porque alguien me preguntó en el trabajo por qué tenía tantas fotos de “esa chica” en mi escritorio. Perdona Selena si por allí me cuesta poder reaccionar cuando alguien se me acerca con esta pregunta, tal vez porque quisiera no tener que explicar nada de por qué tengo tus fotos, de por qué estás allí tan presente en mi vida. Quisiera no tener que explicarlo, pues preferiría que todos pudieran saberlo y tenerte tan presente como te tengo yo. Y es allí cuando empiezo a decirles por qué tengo esa foto como fondo de pantalla en mi computadora, por qué tengo pegada una hoja impresa con la nota denominada “Una sola Selena”, en la que se te recuerda con cariño y se te recrea con una hermosísima imagen tuya de aquella sesión de fotos de “Amor prohibido”, por qué quiero que vean lo que exhibo, que vean que aquí tan lejos hay alguien que te tiene tan presente como si te hubiese conocido de toda la vida, como si fueras parte de mí, como si el motor de mi vida fueras exclusivamente tú. Podía sentirlo al verme explicando a aquella persona cada paso, cada detalle, cómo me has conquistado, cómo llegué a ti, cómo eras como artista, todo lo que habías logrado, todo lo que estabas por lograr, todo lo que tuviste que llegar para ser esa artista incomparable, cómo me duele ver con impotencia ese triste final, cómo no le encuentro explicación a tu ausencia difícil de entender, por qué durante años me unía a ti sólo por buscar el alivio de una explicación que me calme de tamaña locura, de tanta sinrazón y por qué después me uní a ti para siempre por verte actuar, por verte cantar, por verte sonreír, por ver lo increíble que eras como artista, que tenías todo, todo para dar y que ahora me cuesta más poder hallar una respuesta, porque aunque tuviera toda la explicación de tu partida incomprensible, ya estoy tan ligado a ti emocionalmente que cualquier razonamiento, que cualquier explicación “razonable” no podrá calmar la angustia de no poder verte, de no poder apreciarte, de no poder ver y sentir con satisfacción que todo lo que has soñado lo estás cumpliendo con creces…
Me pone muy bien poder decirle a cualquiera que, a pesar de todo, a pesar de los infortunios, a pesar de estar tan lejos, a pesar de tener una historia tan distinta, yo me identifico plenamente contigo, que todo lo que siento por ti está bien presente, que me siento orgulloso de poder exteriorizar a todo el mundo lo que eres para mí, que es todo, absolutamente todo. Que me siento identificado con tu dolor, con tu sacrificio, que por aquel mandato familiar tuviste que soportar una vida que no elegiste, pero que a pesar de todo igual le pusiste tu mejor sonrisa, tu mejor predisposición, tu Amor infinito. Me siento identificado con esa adolescente que estaba sola en el autobús por las noches de pueblo en pueblo en busca de un destino mejor mirando las estrellas, ese cielo negro de incertidumbre, y permitirse soñar, soñar con que algún día se iba a dar lo que uno tanto quiso, lo que uno tanto soñó. Me siento identificado con esa mujer que siempre se permitió pensar en que todo era posible, en que aun estando muchas veces en la mala, se podía enfrentar la peor de las adversidades poniendo todo de sí con Amor, con humildad y con honestidad. Me siento identificado con esa mujer que era capaz de estar todo el tiempo ocupada sin interrupción para hacer todo, para no esperar que las cosas vengan solas, sino de luchar para lograrlas. Me siento identificado con esa mujer que supo encarar los problemas más difíciles siempre con predisposición a enfrentarlos, no rehuyendo de nadie, no huyendo de nadie. Me siento identificado con esa mujer que se emocionó con aquel Premio Lo Nuestro 1993 a la mejor cantante regional méxico-americana, con su mano en el pecho, con sus lágrimas, con esa expresión de alegría y llanto a la vez. Me siento identificado con esa mujer que cada cosa lograda la tomaba como un logro inestimable, porque cada paso adelante costaba mucho lograrlo, y porque muchas veces un paso adelante podía significar dos atrás…
Y en esas palabras que le explico a aquella que te descubre por todo lo que yo le dije y que le genera la curiosidad de ver por su cuenta lo que eras, yo le digo que me atormenta tu ausencia, que nunca podré vivir en paz en este mundo sin tu presencia, que nunca entenderé aquel lluvioso y nefasto día. Le diré que tu ida en este mundo pone en evidencia que el mal no tiene una sino varias caras, y que muchas de ellas no son ni tan visibles ni tan evidentes. Le diré que tú y tu familia han sido víctimas de una persona que se las ingenió muy bien para ganarse la confianza de todos, esperando que ustedes le cuenten todo mientras ella no les contaba nada de sí. Le diré que lo que te pasó a ti fue mucho más increíble y mucho más inconcebible que lo que le sucedió a John Lennon. Él no conocía ni tenía forma de conocer a su victimario. En cambio, tú sí conocías a tu victimaria. Y no sólo tú. También tu familia. Le diré que tu padre la tomó para fundar un club de fans a pedido de ella, pues a nadie de ustedes se les había ocurrido armarlo aunque ya para 1991 ya eras una artista muy conocida y querida, sobre todo en Texas. Y que de a poco se ganó la confianza de tu hermana, de ti y hasta de tu esposo. Y que ese nefasto día planificó el hecho con toda la meticulosidad y con toda la perversión de un alma tan mala y tan falta de corazón. Primero te hizo pasear para que todos vieran que ese día las dos estaban juntas y bien, y después de logrado su cometido volver al motel en el que se alojaba para asestarte la peor de las traiciones, para anoticiarte de algo del cual nunca te imaginarías que te iba a hacer. Ni tú ni tu familia. Le diré y me preguntaré como no te supieron cuidar y te expusieron ante un problema que, ya planteado, aconsejaba alejarte de aquella mujer. Cómo no se extremaron las precauciones. Que siempre era preferible tenerla lejos diciendo tonterías que nadie creería, que tenerla cerca en el mayor de los peligros. Le diré y me preguntaré que estando en tu mejor momento qué hacías allí desviando tu camino para caer en la peor de las trampas. Que cómo teniendo tanto por hacer le diste prioridad a esa persona. Pero también le explicaré que gente como esa mujer hay mucha, mucho más cerca de lo que se cree, y que a veces creemos que es fácil de controlar, que es cuestión de gritarles un poco y listo, que ya lo entenderán. Y no es así. A veces hay que saber poner límites precisos. Que a veces es mejor que esté gritando lejos que esté adulando cerca. Que la experiencia a veces no sirve. Que el método que sirve para muchos no sirve para uno. Que siempre hay que estar bien atentos con esta gente, pues su verdadera cara sólo es mostrada cuando ya nada se puede hacer...
Una y otra vez diré que en la vida no puedo entender que se pueda perder la carrera cuando los principales obstáculos ya se han superado, cuando lo más duro ya pasó, cuando sólo es cuestión de andar el camino que uno mismo se ha trazado. Diré que a veces pienso que a ti Selena te ha pasado como a aquellos que han corrido una carrera de 400 metros con vallas y que se han superado todos los obstáculos, y cuando sólo falta ese pequeño tramo sin vallas para terminar, se sucumbe por el infortunio, por el sinsentido, por un tropiezo fatal, por una agresión que no se esperaba o que no se previó. Diré que querría correr en el tiempo para avisarte, para que no cometas ese error, que no desvíes el camino de la autopista que te deposita en el panteón de la fama en los Estados Unidos para ir por el sendero que te lleva a la puerta 158 del Days Inn. Diría que la dimensión de lo que habías generado se notó en la reacción que provocó tu absurda partida y que no se circunscribió sólo al público latino, sino que fue muchísimo más allá. Porque el que no te conocía sabía de tu existencia y de la sensación que generabas. Todo Estados Unidos y no sólo el público latino quedó impactado por lo sucedido. Todos comentaban lo que aconteció sin poder salir de su incomprensión y de su dolor. Y las ironías de la vida hicieron que la revista People decidiera hacer la edición en español de su publicación, denominada People en Español, al agotar dos ediciones especiales dedicadas a ti. Y que Jennifer López llegara a Hollywood luego de protagonizar la película dedicada a ti, cuando en Estados Unidos tú eras la latina más famosa … Diría que has trazado un camino que lamentablemente otros terminaron… Y que eso genera el mayor de los dolores, pues al ver triunfar a tantos artistas, al apreciar lo que ellos cosecharon lo que tú sembraste, uno sólo querría verte a ti en ese lugar ganado por derecho propio. Le diré a aquella persona que me preguntaba por ti y me diré que me duele tanta injusticia, tanto daño. Me diré que me gustaría poder viajar en el tiempo para decirte que no des ese paso, que no saltes al vacío, que no vayas donde dice esa nefasta mujer, que sólo pienses en ti, sólo en ti, y en tus sueños…
Uno se llena de toda clase de sentimientos cuando se habla de ti, Selena. Diremos que acaso queremos poder rescatarte a pesar de todo, que queremos decir y expresar lo que sentimos al verte y al evocarte. No hay nada más hermoso que poder decirte que nunca vivimos con nadie lo que vivimos contigo, que nuestra relación contigo no es hasta “que se nos pase” el entusiasmo y el idilio. Lo tuyo contigo, Selena, es para siempre. Porque sabemos que en tu ausencia se fue no sólo la gran artista, la cantante famosa, la voz que genera tanta popularidad. Antes que nada, estabas tú, Selena. Antes que nada eras una mujer de casi 24 años, de tan sólo 23 años, y que en ese corto tiempo te permitiste ser no sólo una mujer soñadora, sino una mujer emprendedora. Que tras de tu figura de mujer sonriente y siempre dispuesta a dar todo por su público, estaba esa mujer que latía, que sentía, que suspiraba, que soñaba, que lloraba, que reía a carcajadas, que quería hacer todo pero que sabía que tenía un largo tiempo para cumplir con todos sus objetivos. Que antes que nada eras una mujer que aprendió a sufrir los avatares de la vida desde muy pequeña, afrontando situaciones que mucha gente recién las padece cuando son adultos. Que antes que nada eras una mujer que habías aprendido desde que estuviste por primera vez con un micrófono frente a un público que todo dependía de ti, que tú sola eras la dueña de tu destino, y que si tú ponías en práctica tus propios ideales y cautivabas al público con tu voz, con tu carisma, con tu personalidad, con tu estilo, con tu honestidad, nada te detendría. Que tras de tu figura estaba una mujer que siempre estaba nerviosa, que siempre temía defraudar, que tenía terror a quedar sola y no ser amada. Que tras aquella mujer que se convertía en una artista mundial afamada eras una mujer simple, de carne y hueso, que querías tener tu lugar, tu espacio para emprender tu pasión por el diseño, tus ganas de tener tu propio espacio con tu esposo y con tus animales, que querías respirar tranquila luego de tantos años de incertidumbre arriba de un autobús. Diré que antes que nada tú, Selena, eras una mujer que quería ver la puesta del sol en tu casa con la satisfacción de haberlo logrado todo, y de estar en paz con todos los tuyos y con tu público gracias a tu Amor. Y si hay algo que quiero que todo el mundo sepa, Selena, era que tú eras eso antes que nada: una buena mujer, que se merecía todo. Y si no estás aquí para sentirlo y disfrutarlo, que al menos estemos nosotros para contarlo como lo he hecho con esa persona que se preguntaba por qué te tengo allí en todos lados, tan dentro de mi corazón…
Es que a la hora de recordarte no alcanza con decir que eras una artista magnífica. Definitivamente no alcanza con eso. Si alcanzara con eso, sólo diría que vieran tal o cual video en cualquier página de Internet. Pero una imagen no define todo lo que eras. La magnitud de lo que has logrado se expresa no sólo en tu voz, no sólo en tus canciones, no sólo en tus conciertos, sino también en tu mirada, en tus expresiones, en el trato que tenías con el público, en eso que generabas sólo tú con tu presencia. Tal vez una de las imágenes más logradas de la película “Selena” es cuando se muestra tu entrada al Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995. Es la mejor representación de lo que creabas con tu presencia. Lo magnífico no eran sólo las 65.000 personas que asistieron a dicho concierto, no era sólo tu estupenda performance en el escenario, no era sólo la calidad del concierto. Era esa relación que habías logrado con la gente, esa comunión de Amor entre el artista y el público que pocos, muy pocos, lo logran, y que en tu caso es enteramente tu mérito. Eso no se logra ni con promociones de las discográficas, ni con direcciones férreas de managers, ni con consejos expertos de consultores de marketing. Eso lo logran los artistas que tienen magia, talento y mucho, mucho Amor en lo que hacen, y cariño y respeto por las personas que están allí esperando algo más que una linda voz y hermosas canciones. Y la gente no ama a cualquiera, no se entrega al primero que aparece con un hit. Ama al que realmente brinda todo de sí con honestidad y respeto. Y eso eras tú, Selena. Eras de esas artistas que se cuentan con los dedos de la mano. Eras de esas artistas que se van extinguiendo en estos tiempos de éxito fácil, rápido y desechable al poco tiempo, en estos tiempos fríos y de falta de tu calor, Selena…
Por eso me lleno la boca hablando de ti, por eso hablo de ti como aquella persona que le entrega todo el corazón a alguien que le ha brindado todo el Amor con su voz, con una melodía, con una mirada, con una sonrisa. Se sabe que el que te quiere, queda subyugado y te tiene en su corazón para siempre. Que el que te quiere se enamora de ti y expresa a los cuatro vientos ese sentimiento que generas con tu encanto. Es lo que me pasa contigo, Selena, y por ello mi evocación de todos los días, mi recuerdo diario, y mi declaración de Amor y de respeto cada vez que hablo de ti, cada vez que pongo una foto tuya en el trabajo, en mi casa, en Internet, en donde sea. Es lo que me pasa contigo cuando me preguntan por ti y me dicen por qué te tengo allí entre mis afectos. Es lo que me pasa contigo cuando te recuerdo, cuando hablo de ti, cuando escribo sobre ti con todo el corazón que sólo a ti te pertenece…
Sólo espero que todos los días veas lo tanto que te queremos, lo tanto que te extrañamos, lo tanto que te apreciamos. Certificar que ello es así me generaría la mayor de las alegrías, pues eso confirmaría que al menos estás feliz observando y sintiendo lo tan amada que eres, al ver ese sentimiento que tanto necesitabas tener a la hora de ingresar a un escenario y brindarle al público la mejor de tus representaciones… No hay nada más que quisiera que eso fuera así, por ti, Selena, sólo por ti… Y mientras espero ello, yo te sigo evocando para que algún día contestes a mis palabras con uno de tus saluditos…
Simplemente te quiere, te extraña, te añora, te evoca y desea verte algún día…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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