Te fuiste, Selena, cantándonos “Como la Flor, con tanto Amor, me diste tú, se marchitó, me marcho hoy, yo sé perder, pero ay, ay, ay, cómo me duele”. Y ése, que fuera tu primer gran éxito, el primer N°1, que te llevara al camino de la fama no sólo en México sino en Estados Unidos, acaso marcaría una de esas tantas señales que definirían tu destino, un destino nunca pensado, ni imaginado, pero que llegó y que se plasma en aquellas letras que supiste cantar. ¿Cómo imaginarse que una flor como tú se iba a marchar y marchitar? ¿Cómo imaginarse que ibas a marcharte aceptando tu derrota como también expresaras al cantar “No me queda más”? ¿Cómo hacer para no sentir ese cimbronazo del destino cuando dices que te duele aceptar no poder seguir compartiendo el Amor de todos, el Amor de todos los que han sabido quererte bien? ¡¡Si vieras, Selena, cómo duele perder tu Amor!! Junto a tu partida te has llevado nuestros corazones. Difícilmente podamos volver amar a alguien después de conocerte, Selena, porque todo el Amor que podíamos dar te lo llevaste tú. Como verás, tus letras que supiste cantar como nadie siempre están presentes no sólo por lo lindas sino porque nos recuerdan una y otra vez que no estás aquí…
A veces cuesta entender la realidad. A veces cuesta comprender ver ciertas cosas cuando se sabe que esa realidad que uno tiene, ve y palpa cambia en un segundo, sin pedir permiso, sin tener piedad con gente que ha sabido dar todo y que ha recibido semejante castigo del destino. Te veo en “Padrísimo” hablar de tus proyectos, Selena, te veo tan hermosa, tan segura, tan chispeante, con tantas ganas de cantar, de ser gustada, de que te apreciaran por lo que eras y representabas que ni remotamente uno podía imaginarse lo que sobrevendría después. Allá por febrero de 1995 hablabas de tu disco en inglés, expresabas tu alegría de que por fin saldría ese disco allá por mitad de ese año, de que sabías perfectamente de que 1995 era un año muy importante para todos pues estaba el grupo a las vísperas de pegar el gran salto, ese salto que los depositaba al éxito en el mercado anglosajón en Estados Unidos y de allí a todo el mundo, y reafirmabas todo el esfuerzo que implicó llegar hasta allí … Cuesta creer que en poco tiempo eso que parecía tan seguro se desmoronara como un castillo de naipes en forma irremediable. Uno, sea en ese momento como tiempo después, espera ver algo, una señal, un gesto, un enojo, una actitud desconcertante que nos explique aunque sea algo de este sinsentido, de ese sinsentido del cual -siempre quedará claro- has sido tú la única víctima, la víctima que nunca había hecho mal a nadie, que sólo dio Amor y nunca dio motivo a ninguna polémica ni a ningún tipo de envidia. ¿Cómo explicar esto entonces si encima no puedo ver nada que me indique ese cruel destino que sólo lo podemos explicar si escuchamos algunas letras de tus canciones? Duele y duele mucho el verte cantar en la emisión de marzo de 1995 del programa “Padrísimo” el tema “Fotos y recuerdos”. Es escucharte, oír bien la letra, ver tu expresión de alegría, observar la fecha de emisión del programa (8 de marzo de 1995) y no poder explicar ese nefasto día, la previa de ese día, ni que esa canción expresara el más legítimo sentimiento sin consuelo, de tristeza, de impotencia, de desazón, de llanto y de dolor interminable por tu destino, y de aferrarnos a lo único que nos queda ante tu partida: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Está media rota y ya se está borrando por tantas lágrimas que estoy derramando. Y es todo lo que me queda de tu amor: sólo fotos y recuerdos”. Y como si fuera una mueca del destino, todos los días y todas las noches hago algo que canto contigo: “Tengo una foto de ti que beso cada noche antes de dormir. Y es todo lo que me queda de tu amor: sólo fotos y recuerdos...”.
Cuesta entender verte ese 8 de marzo de 1995 haciendo de presentadora en el programa “Padrísimo”. No porque no entendiera por qué estabas allí. Muy por el contrario, lo sabía perfectamente. Ya eras una estrella consagrada. Estabas allí una vez más en agradecimiento porque en ese programa te habían ayudado mucho a difundir tu música y a apoyarte para llegar a ser lo que eras en ese momento. Estaba muy fresco aún lo que habías generado en el Houston Astrodome ante 65.000 personas. Era lógico que hasta te dieran el espacio no sólo para cantar sino para presentar el programa ante la ausencia obligada de su conductora. Lo que no se puede entender qué podría haber detrás de tu sonrisa para explicar lo que vendría después. No se puede entender, pues hasta parece que tu destino estuviera guionado por un escritor de Hollywood, y producido y dirigido por un reconocido cineasta. Todo parece escrito, todo parece estar presente sin que nadie captara la señal del destino. Todo parece estar implícito cuando la conductora se comunica contigo para felicitarte por tu performance en su programa y te dice que espera que se repita la experiencia deseando que no sea la última vez que se dé esa hermosa emisión … Cuesta creer, ver y escuchar esas palabras y saber perfectamente que ésa sería tu última aparición en “Padrísimo”, sin que nadie pudiera imaginar que así sería. Y si por allí alguien hubiese sabido de esa circunstancia, todos nos hubiésemos preguntado qué problemas surgieron para que no te presentaras más allí, o hasta hubiésemos imaginado que el éxito fue tan grande que nunca tuviste ni la oportunidad ni el tiempo para volver al programa alguna vez. Era el miedo que tenía Johnny Canales en lo que también sería tu última aparición en su show. En aquella oportunidad, él recordaba que tú cantabas desde que eras muy pequeña, remarcaba que en aquellos tiempos no sabías hablar el español y que siempre te aconsejaba sobre la necesidad de hablarlo en el futuro para que te quisieran en México, y te felicitaba pues en ese momento ya te habías convertido en la artista latina más importante y en el crédito mayor que hubiera dado Corpus Christi y todo Texas. Y con el miedo de que esa fama hiciera que ya no fuera posible que volvieras al “Show de Johnny Canales”, él te rogaba que nunca te olvidaras de él y de todos los que estaban allí admirándote y dándote todo su cariño. Tú le dijiste que no se preocupara, que nunca te olvidarías de él ni del público y que muy pronto volverías … Fue tu última aparición allí y con ello no fue posible, entre tantas otras cosas, que llegaras a la Argentina, tal como lo adelantaste allí…
Cuesta entender verte en el Houston Astrodome el 26 de febrero de 1995 y comenzar tu show con ese increíble y memorable Disco Medley. Tal como lo habías dicho apenas unas horas antes en el Programa “Onda Max”, ese inicio era un simple muestrario de lo que iban a ser tus futuros conciertos. Estaba en marcha el disco en inglés, ya se sabía en qué iba a consistir y el público de Estados Unidos, te conociera o no, debía estar preparado para lo que les ibas a ofrecer en el futuro. También ese momento y ese inicio eran una prueba de fuego para ti, porque buena parte de la expectativa y de la reacción de la gente ante semejante inicio te daría la pauta sobre dónde estabas parada y hasta dónde podrías llegar con esa interpretación que apenas era una muestra, una pequeña dosis de todo tu potencial como artista. Ya en breve les mostrarías hasta dónde llegaba tu talento y tu versatilidad con ese disco que quién sabe cómo se iba a llamar en realidad. Casi seguro les mostrarías y los sorprenderías con “I could fall in love” que ya lo habías grabado y que sería tu tema de presentación del disco. Pero antes de todo esto les mostrarías cuál era la medida, cuál era tu verdadero potencial con esa presentación interpretando ese Disco Medley de los años ‘70. Es cierto que varias veces les cantaste en inglés pero siempre era un par de canciones mechadas con tu repertorio en español. Ahora iniciabas con varias canciones en una suerte de potpurrí que te permitía lucirte con todo tu potencial que no sólo consistía en que se notara tu buena voz, sino tu baile, tus desplazamientos, tu encanto, tu carisma, tu personalidad, tu temple, tu pasión, hasta dónde no te pesaba semejante marco dado por tanta gente y tanta expectativa. Tú no sólo superaste la prueba sino que los impactaste. Sorprendiste a propios y a extraños. Ganaste la admiración de tus fans, de la gente que te conocía pero no era admiradora tuya y de la gente que recién te conoció a partir de allí. Fue tu carta de presentación que generó la admiración de gente que te conoció mucho después. Fue hasta el momento obligado de inicio para la película que se hiciera en tu nombre y memoria. Pero fue eso. Sólo una muestra. Un indicio de lo que podías haber hecho pero que nunca pudiste repetirlo y mostrarlo en total plenitud. Y cuando tenías la oportunidad de volverlo a hacer en un concierto propio, no se pudo dar. La cita iba a ser el 1 de abril de 1995, tan sólo un día después del nefasto día, tan sólo un día antes de tu tercer aniversario de casada, a sólo dos semanas de tu cumpleaños número 24 … Cuesta creer…
Cuesta creer que tu vida, Selena, haya sido un trabajo duro para llegar a asomarte al mundo, para demostrarle lo que eras capaz, hasta dónde podrías llegar, todo lo que querías ser y hacer, para después despedirte sin sentido alguno. Y que te fueras dándonos en tus canciones y en tus actuaciones esas pequeñas muestras que no dejan más desconcertados y más doloridos. A veces ante cosas tan desgraciadas uno no tiene manera en algunos casos de demostrar si aquello que se asomaba realmente era una realidad o sólo era una de las tantas promesas que sucumben en la realidad y en el tiempo. En tu caso, Selena, llegaste a demostrar no sólo que habías llegado a la fama y al éxito, sino que no tenías límite y que todo lo que te habías propuesto lo ibas a lograr pronto, más que nada porque tenías al público de tu lado, y tenías un enorme talento, ganas de crecer y de que te quiera todo el mundo. Ese público estaba encantado contigo, te quería, te apreciaba, se sentía identificado contigo. Y cuando eso se da, difícilmente eso se revierta. Tenías que defraudarlos y mucho para que las cosas se te volvieran en contra, y a esa altura de tu carrera, Selena, estaban dispuestos a perdonarte todo, sin necesidad de que sucediera alguna desgracia para sentir esa sensación. El público no iba a empezar a quererte por pena ante tu destino luego de un largo tiempo de indiferencia o de admiración sólo por algún hit. La gente te quería, y en algunos casos te amaba desde hacía mucho tiempo, como sucedió en Texas. Ya la gente te admiraba y se sorprendía de tu talento desde que eras adolescente, y tenía contigo un cariño muy especial. Desde los 16 años recibías premios y te ganaste el Amor de tu gente pues tú ibas a darle un concierto a su pueblo en vez de que ella tuviera que trasladarse kilómetros y kilómetros para verte. Tú construiste tu fama muchos antes de que los grandes medios de comunicación se dieran cuenta de lo que eras como artista. Lo que para ellos en 1994 era una novedad, para muchos ya era una realidad desde hacía un largo tiempo. Y cuando habían empezado a aparecer los grandes reconocimientos, los grandes premios como el Grammy, las apariciones en público en las grandes cadenas televisivas, cuando aparecías como actriz en telenovelas, cuando eras invitada asidua en los grandes festivales, cuando ya te codeabas con las grandes artistas del momento, te marchaste, sin poder demostrar que tu talento era infinito y que tu poder para conquistar todo el mundo era ilimitado y construido en base a tanto Amor que no tenía nadie de tu género. Realmente cuesta entender…
Es imposible no verte o no escuchar tus últimas grabaciones y sentir un nudo en la garganta y una pena en el corazón, pues parece que permanentemente estuvieras cantando tu destino, como si estuvieras desafiando esa ley inexorable que nos llega a todos y que se ensañan incluso ante almas tan nobles como tú, Selena … Uno te escucha en una de tus últimas grabaciones, que ni siquiera pertenecía a un disco tuyo ni de tu banda, sino que fue hecho en homenaje a un artista, y cuesta entender y duele escuchar esas palabras que salen de tu boca. En “A boy like that”, el escucharte decir “Un hombre así matará a tu hermano. Encuentra a alguien que es como tú. Un muchacho así te dará tristeza. Cuando termina te deja sola, triste y sola”, es ver que se te acerca tu destino, es como si uno pudiera verlo, es como querer gritarte que seas tú la que tome ese consejo, que tal vez haya que cambiar los géneros y nos demos cuenta de que una mujer así puede matar a una hermana, y que una mujer así puede dejar a una mujer triste y sola , con un destino trágico y una vida hermosa con tantos sueños hecha añicos … y una familia atónita sin poder reaccionar jamás frente a tamaña afrenta. ¿Qué estarías pensando en ese momento, Selena? ¿Acaso estarías contenta de tu vida y de tus sueños que nunca te hubieses imaginado que esa letra llena de muerte tuviera que ver contigo? Puede ser. Es lógico que en tu corta edad nunca pensarías en algo así y menos para ti, que jamás pensaste que recibirías como respuesta a tu Amor semejante bofetada. Puede ser. “Puede ser” fue el último tema que grabaste. Un tema que hasta costó un tiempo saber de su existencia, y cuya letra sueña extraña cantada por ti. Una letra que hasta muestra una historia que muchos quisieron hacernos creer que a ti te había pasado en tu vida real. Así es la vida. Cruel, inentendible y muy injusta. Cuesta creer aún hoy, Selena…
Uno te escucha cantar “Acuérdate de mí” y siente escalofríos. Es muy difícil no asociar esa canción a tu suerte, a tu destino que nunca uno podía imaginarlo en aquel momento en el que lo cantaste. Cuando te escucho tan joven cantar “Este día me acordé de ti. Al oír nuestra canción, volví por un momento a los tiempos más felices que pasé contigo, mi amor. A veces yo pienso si tú también recuerdas los momentos de nuestro amor. Cómo quisiera saber si tú también piensas en mí. Pensando en ti yo te quiero aquí. Acuérdate de mí, mi amor”, siento como si hoy mismo tú misma lo cantaras y nos imploraras que te recordemos por esos tiempos hermosos en los que nos dejaste todo. Es inevitable en tu recuerdo no sentir eso al saber tu destino, al saber que partiste de este mundo sin comprender, al saber que corriste y lloraste por tu destino irremediable preguntándote acaso cómo te recordaríamos, si acaso te olvidaríamos o si tal vez te miraríamos con indiferencia llevados por las dudas sobre ti generadas por muchas cosas pérfidas que se dijeron sobre tu persona, y que la morbosidad y la maldad de cierta gente, siempre presentes en este caso, en especial de esa mujer que te asestó la peor traición, triunfarían y estarían por encima de tu amor ... No, Selena, nunca lograrían eso. Tal vez te fuiste sin poder entenderlo, sin poder pensarlo y sin poder sentirlo porque en ese día premonitoriamente lluvioso estabas tan triste y sola, pero todos nos llevamos aquellas palabras que tú cantaste maravillosamente y que te definían como nadie lo que eras como artista y como persona. Te fuiste como si nos cantaras “Yo fui aquella quien te amaba cuando tú necesitabas amor. Yo fui aquella quien te abrazaba cuando tú sentías mucho dolor. Y ahora que yo te necesito no te puedo encontrar. Quizás todo ha cambiado. Quizás me has olvidado. Pero quiero que recuerdes que siempre fuiste todo para mí”. Y ese sentimiento nos lleva a recordarte siempre, a demostrarte no sólo lo que representas para nosotros, sino para decirte que tú siempre estuviste presente cuando estábamos solos y ya nada esperábamos de nada ni de nadie. Tú estuviste siempre allí con tu voz, con tu talento, con tu risa, con tu dulzura, con tu presencia, con tu saludo. Sé que nos necesitas, sé que no nos puedes encontrar aunque nos busques. Pero ten por seguro, Selena, que no nos hemos olvidado. Incluso te sorprendería que gente como yo, de tan lejos y que te ha conocido tiempo después, está aquí para agradecerte, para hacerte compañía, para desafiar el tiempo, el destino, tu destino, y para esperarte a pesar de todo. Y para en tu recuerdo cantar y sentir contigo “Yo fui aquella que pensaba en ti cada momento. Yo fui aquella que te vi partir como los vientos. No puedo comprender por qué me dejaste. No puedo comprender por qué me lastimaste. No importa el dolor. Tú sigues siendo mi amor”…
Y aunque nunca salga el sol, Selena, yo siempre cruzaré la montaña, atravesaré todos los caminos, lucharé por tu Legado contra toda lógica y contra el paso del tiempo. Porque tú, sólo tú, Selena, robaste mi corazón, y nada se puede hacer frente a eso más que gritarlo a los cuatro vientos para que todo el mundo sepa lo que eras como artista y como persona. Tú nos enamoraste, tú nos encantaste con tu presencia, sólo contigo quiero estar y ni tu ausencia lo impedirá. Tu siempre gritaste a cuanto quisiera escucharte en cada concierto “Ámame, quiéreme” y nos pediste “No te vayas” ante cada canción. Tú sabías que eras la mejor, pero necesitabas que te lo dijeran con un aplauso, con un reconocimiento, con una muestra de cariño y de Amor. Y eso que pedías lo has logrado con creces, pues el que siembra siempre cosecha, y para pedir que te quisieran primero aprendiste a querer tú. Por eso las muestras de Amor antes y después del nefasto día. Por eso nuestro afecto, nuestra sonrisa, nuestro dolor, nuestro llanto, nuestra muestras de afecto. Aunque nunca entenderemos por qué te hicieron esto, por qué nos hicieron esto, siempre estaremos aquí para hacer tu sueño posible, para que tu Amor termine por conquistar todo el mundo y para que algún día te encontremos y te podamos decir que todo lo que tú hiciste, Selena, valió la pena, y te lo podamos certificar con una sonrisa y con lágrimas en los ojos. Nada nos pondría más contentos que ver tu expresión de satisfacción al apreciar que al menos no te hemos olvidado, y que tu Amor pudo y valió más que tanta locura y tanta insensatez…
Y aunque me cueste entender todo, aunque una y otra vez salga de mí una mueca de dolor, de tristeza, de no poderme explicar cómo no estás aquí luego de ver alguna actuación memorable de tu parte, yo sacaré fuerzas de donde no tenga, sacaré la energía de ti que nos sigues transmitiendo en cada actuación, en cada reportaje, en cada sueño, en cada anhelo que supiste expresar, para recordarte y para cumplir ese sueño de ser la mejor artista latina de la historia y de que todo el mundo te lo reconozca con un aplauso, con un beso, con un agradecimiento, con un cariño expresado de la manera que mejor se pueda; es decir, que se te recuerde como tú querías, Selena: que todo el mundo te recuerde con Amor…
Siempre estaré aquí, Selena, todos los días, todos los meses, todo el año para hacerte compañía, para no dejarte nunca sola y para que sepas que siempre tendrás el Amor de tu gente, ese Amor que sólo tú podías transmitir del mismo modo que tus canciones. Y aunque no tenga más fuerzas, aunque no tenga más palabras, yo siempre estaré recordándote y diciéndote cosas bonitas, palabras que salen de mi corazón, ese corazón que es enteramente tuyo…
Simplemente te quiere con toda el Alma…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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