31 de octubre de 2015
Recordándote para volverte a encontrar, Selena...
Recuerdo muy bien el momento en el que al fin condenaban
a esa asesina ... hace ya 20 años ... Estaba como tantos otros, ansioso por
escuchar el veredicto en el medio de un gentío en las puertas de los Tribunales
de Houston, Texas, que sólo esperaba oír una palabra: “Culpable”, con una
aclaración: “Prisión perpetua” ... Recuerdo muy bien todo aquello ... Cuando
escuché por los altoparlantes la noticia, cerré los puños de mis manos y mis
ojos, levemente me senté en el cordón de la vereda, llevé mis manos ahora
abiertas a mi cara y lloré durante un largo tiempo ... Había acabado todo ...
Era muy difícil explicar mis sensaciones ... Llorando en el medio de tanta
gente celebrando algo que era muy difícil de explicar ... por lo menos para mí
... Todo fue tan rápido, tan fugaz y tan incomprensible ... Hasta aquel nefasto
31 de marzo de 1995 Selena era ajena a mi vida ... Yo estaba en otra cosa, se
suponía que iba por caminos bien diferentes a los de ella, en lo musical y en
la vida ... Selena era para mí una cantante de moda que sonaba a toda hora por
las radios y nada más ... Hasta ese día ... De pronto todo cambió ... Y desde
ese instante hasta el momento en el que estaba allí llorando desconsolado viví
con Selena lo que no había vivido en años ... De pronto comencé a comprar sus
discos, de pronto comencé a escuchar una y otra vez sus canciones en mi casa,
de pronto me encontré escuchando la radio o viendo la televisión sólo para ver
qué había pasado con Selena, quién era realmente Selena, qué hubiese sido de
Selena si no hubiese surgido tamaña desgracia ... Me pasó lo que le pasó a
varios ... Entendí que Selena era más importante en nuestras vidas de lo que me
imaginaba, que era alguien central en nuestros quehaceres cotidianos sin
saberlo conscientemente ... Tal vez desde ese día en el que se nos fue tomé
conciencia de lo que era para todos nosotros y lo que representaba ... Y tal vez
sentí culpa, mucha culpa ... Culpa de no haberme dado cuenta antes, culpa de no
haberla apreciado más, culpa porque tal vez si lo hubiese sabido antes lo
habría podido evitar ... a mi manera ... Supe desde aquel nefasto día que
Selena era alguien de los nuestros, alguien que nos había dado identidad e
integridad ... Selena cantaba nuestra música, nos hizo sentir orgullosos de
nuestra raza y les hizo ver a los Estados Unidos lo que éramos y
representábamos los latinos ... Selena era esa hermanita que había llegado y
que desde la meta tan soñada nos gritaba, nos arengaba, nos alentaba para que
nos animáramos, para que siguiéramos el camino trazado por ella y para que lográramos
concretar nuestros sueños tal como lo había logrado ella ... Que era simple,
muy simple ... Sólo había que seguir haciendo lo que estábamos realizando ... Hacer
todo con entusiasmo, con alegría, con ganas ... Ser honestos, auténticos,
trabajadores, humildes ... Ser ambiciosos pero no estafadores ... Ser
auténticos pero no tontos ... Ser conscientes de nuestra situación y que sólo
luchando se podía obtener todo ... Lograr el viejo sueño americano ... Selena
lo había logrado sola con su trabajo, sin dejar de ser ella, sin dejar de
trabajar, sin caer en bajezas para lograr su objetivo ... Era tan sencillo ...
Era tan hermoso ... Era un sueño ... Era un sueño tan idílico que alguien se
encargó de transformarlo en pesadilla ... de hacernos ver que las cosas no eran
ni tan simples, ni tan soñadas ni tan lineales ... Alguien nos hizo ver que el
mundo era demasiado chico para Selena ... Y ya se sabe ... Los mediocres, los
mentirosos, los hipócritas, los estafadores y los psicópatas no quieren que se
los ponga en evidencia ... Tampoco que se les demuestre que hay otros caminos
para el triunfo y que se prescinda de ellos ... En el país de los ciegos el
tuerto es rey ... Y en ese mundo nadie quiere que se les enseñe a ver...
Seguía allí sentado en la acera mirando el piso y
llorando ... Tenía ganas de decirles a todos que se callaran, que se callaran
de una buena vez ... No entendía la alegría, no entendía el júbilo, no entendía
los cánticos ... O tal vez lo entendía pero no quería dar cuenta de ello ... Yo
sólo sentía dolor ... El dolor de la pérdida ... El dolor del ya no poder
volver las cosas atrás ... El dolor de la certeza de que Selena nunca volvería
a estar con nosotros ... Nunca ... En esa palabra, “culpable”, lo pude
comprobar, lo pude sentir. Sólo quería escuchar esa palabra para quedarme tranquilo,
para no seguir con mi furia contenida, con el odio, con el rencor, con el
resentimiento ... Para yo descansar tranquilo ... Para que Selena, ahora sí,
pudiera descansar en paz ... Aunque dudara también de eso, sabiendo lo que
fueron esos últimos instantes de Selena, esos últimos momentos de dolor y de
horror ... No ... No lo podía entender ... Sólo quería escuchar esa palabra,
estar en silencio como en todos esos meses y llorar, llorar lo que no pude
hacer en todo ese tiempo en el que sólo permanecía en silencio tratando de ver,
de escuchar el relato de lo que había pasado, el relato de lo incomprensible,
el relato del dolor extremo ... Fueron meses en los que trataba de entender por
qué Selena fue asesinada, por qué Selena fue a ver a esa psicópata, por qué
Selena fue disparada por alguien que era presidenta de su club de fans y
gerenta de sus boutiques, por qué Selena recibía un tiro en la espalda en un
motel, por qué Selena antes de todo ese absurdo fue a acompañar a su verdugo al
hospital engañada por esa misma mujer porque, según ésta, había sido atacada
... Por qué ... Por qué ... Por qué ... Durante meses permanecí inmóvil
tratando de saber por qué, sin dar cuenta de que nunca tendría una explicación
satisfactoria y aunque la tuviera nunca podría entender lo sucedido ... Y de
nuevo sentía la maldita culpa ... Sí, lo sabía ... Yo no podía hacer nada ... Y
tal vez sólo pude tomar conciencia a partir del hecho desgraciado ... Pero así
se dieron las cosas ... Y así pude tomar conciencia de todo ... De lo que
perdimos, de lo irremediable, de un futuro que no sería ni idílico ni el soñado
... Darnos cuenta de un destino cruel ... Darnos cuenta de que ya nada sería lo
mismo ... Darnos cuenta de que todo sería más de lo mismo ... Darnos cuenta de
que viviríamos por siempre en el país de los ciegos...
Recuerdo que en el medio del dolor de saber que ya nunca
Selena volvería a estar entre nosotros, sentí unos golpecitos a la altura de
mis tobillos ... Al principio eran suaves y espaciados ... Luego más constantes
e intensos ... Alcé mi cabeza y vi que una niña me estaba mirando fijamente ...
Cuando traté de preguntarle qué es lo que deseaba, sólo me dijo: “Ya no llores
más ... Selena seguro que hoy está feliz y lo seguirá estando” ... Y alzó sus
brazos. Yo casi arrastrándome sin poder siquiera despegar mi cuerpo de la acera
llegué a sus manitos y dejé que me abrazara ... No pude evitar volver a llorar
... La niña no me retó por ello ... Por un instante sentí que me estaba
abrazado Selena, que me estaba consolando, que me estaba perdonando ... En
todos esos meses lo único que había deseado era poder volver el tiempo atrás para
evitar el absurdo, en todo ese tiempo despertaba cada día con el deseo de que
todo había sido una pesadilla, una absurda y cruel pesadilla ... En ese tiempo
dejé de creer en Dios, en la humanidad, en el futuro posible con trabajo,
verdad, justicia, dignidad ... Dejé de creer en todo ... Sólo iba cada tanto a
Corpus Christi al gravesite de Selena para dejarle una cartita con un mensaje,
para hablarle, para que no se sintiera sola, para que yo no me sintiera tan solo
... Sólo creía en ella ... Sentía que mi corazón estaba junto con el de ella
... Y sólo vivía por y para ella ... Podía entenderse en ese momento como ahora
que lo mío era una obsesión, una locura, un sentimiento absurdo ... Tanto en
ese como en este tiempo muchos tontos por expresar este genuino sentimiento habían
manifestado que no teníamos vida y que lo mejor que podíamos hacer por Selena era
dejarla descansar en paz ... Esos tontos de ayer como los de ahora no entendían
... No entendían nada de nada ... Selena se nos había ido y una parte de
nosotros se nos había ido junto a ella ... Ya no seríamos los mismos desde ese
mismo momento ... Y lo puedo certificar ahora sabiendo que pude seguir con mi
vida “normalmente” ... Como también pude certificar que el mundo en estos
últimos 20 años fue distinto, tan distinto a ella ... Sabía lo que habíamos
perdido en ese momento y por ello lloraba tanto ... Sabía que había llegado el
futuro ... Una parte de nosotros murió ... Lo supe cuando escuché la palabra
“culpable” ... Selena jamás volvería ... Y yo no creería más en nadie ... Sólo
podía hablarle y creerle a Selena ... Sólo podía quedar en manos de esa niña
que ofrecía mis brazos para que al fin de unos cuantos meses pudiera descansar
en paz ... pudiera llorar en paz...
Cuando sentí que ya había podido descargar todo mi dolor,
alcé mi vista a la niña y le sonreí, mientras me reincorporaba para retirarme a
mi casa ... La gente no paraba de gritar, de festejar el veredicto del Jurado,
de cantar canciones de Selena y de insultar a la asesina ... Ya no me sentía
molesto por ello ... Sólo permanecía indiferente ... Ese era un lugar y un
escenario ajeno a mí ... La gente tenía derecho a expresar su dolor, su sed de
justicia, su enojo, su alegría del momento ... Yo sentía que mi presencia ya no
tenía sentido allí ... Tenía un significado mientras necesitaba que aquello que
todos anhelábamos se cumpliera ... Que la asesina se quedaba en la cárcel para
siempre ... Ser vigías, ser garantes de que se hiciera justicia con la asesina
... Que se hiciera justicia con Selena ... Ahora que todo había terminado y que
diera cuenta de que Selena estaba ausente, yo no quería ser protagonista de su
historia ... Selena es la única protagonista de su historia ... Selena hizo
historia y está presente en los corazones de aquellos de los que supimos
quererla bien ... De los que supimos entender los que nos había dejado en tan
sólo 23, casi 24 años de existencia ... Yo no podía seguir estando allí ... Yo
no podía suplantar su protagonismo ... Ni siquiera podía representarla ...
Cuando me estaba por ir, la niña me dijo si yo había ido alguna vez a ver a Selena
a su gravesite ... Al contestarle afirmativamente, la niña me dijo: “Tengo una
cartita para dejarle ... Pero yo no puedo ir con mis padres ... ¿Me acompañas a
llevársela?”. Cuando intenté decirle que no podría llevarla sin su
consentimiento, sólo me dijo: “Llévame cuando puedas. Aquí tienes mi dirección.
Ellos lo aprobarán... ¿Me prometes que me llevarás en unos días?”. Yo me
acerqué a la niña y la abracé fuertemente ... Pude percibir en ella un dolor
contenido, una entereza incomprensible para mí en una niña de 7 años ... “Te lo
prometo ... En una semana me encontrarás allí para ver a Selena y darle su
mensaje”. La niña me miró y dio unos pasos atrás bajando sus ojos ... Cuando me
fui alejando y volví mi vista hacia ella, la niña alzó sus manos y las movía a
un lado y otro ... De pronto se me vino aquella despedida de Selena en el
Houston Astrodome apenas unos meses atrás ... En los buenos tiempos, en una
ciudad que vivía con felicidad bajo el Amor de Selena ... Yo me sonreí, le
grité “¡¡hasta pronto!!” y volví sobre mis pasos ... Todo había terminado ...
Ahora había que vivir ese mundo desolado ... Ese mundo sin Selena...
A la semana fui a la casa de la niña ... Dudé en hacerlo
... Pensé que aquellos sentimientos compartidos aquel día del veredicto se
habrían esfumado y que con todo dolor debíamos asumir esta nueva vida sin tener
a Selena a nuestro lado ... Eran momentos de elaborar el duelo ... Eran
momentos de asumir ese vacío y de saber que muchos, en el afán de querer saber
por qué había sucedido el absurdo, terminarían en la trampa de empezar a
escuchar lo que diría la asesina, lo que dirían los aprovechadores de
circunstancias que ya habían visto el negocio de seguir “el caso Selena” y que
tratarían de seguir lucrando con nuestro dolor hablando de la vida privada de
Selena y de difundir cualquier difamación con el fin de explicar el por qué,
ese bendito por qué del destino de Selena ... Y yo ya no quería escuchar ni ver
más ... Ya tenía bastante con lo que había vivido ... Revolver mis heridas con
más “noticias” no tenía ningún sentido ... Nada había cambiado para mí ... Nada
me haría creer en algo ... Pensé que lo mejor no era ir a la casa de la niña
... No quería ver más ... No quería sentir más ... Quería avanzar en otra
dirección ... No quería más dolor ni más enojo ... No iba a ir ... Pero pensé
que aún creía en alguien ... En Selena ... Y podía seguir viéndola sin
intermediarios, sin sus supuestos intérpretes ... La seguía necesitando ...
Para hablarle, para desahogarme, para no sentirme solo ... Para no dejarla sola
... Además, estaba esa promesa ... Y recordé los ojos de la niña ... Eso me
hizo ir hacia ella ... Ir hacia Selena ... Cuando llegué a su casa, ella me
estaba esperando en la puerta con una amplia sonrisa en su rostro ... “Sabía
que vendrías”, me dijo, a lo que agregó: “No te preocupes por mis padres. Ellos
no están, pero me dejaron ir contigo. Aquí te dejaron su permiso” ... Yo no
sabía si creerle, pero algo me dijo que lo que me pedía debía hacerlo ... Así
me lo decían su mirada, su sonrisa, su tranquilidad, su ruego ... Fuimos en
micro casi en silencio ... Cuando estábamos por llegar, me preguntó: “¿Quieres
leer la carta que le he escrito a Selena? ... No es muy larga ... Léela en voz
alta para saber si la he escrito bien ...”. Al mismo tiempo que me lo decía me
extendía su carta ... Yo la tomé mientras miraba su rostro lleno de ansiedad y
de emoción ... Casi sin dejar de mirarla tomé su carta, fijé mis ojos en ella y
comencé a leer: “Querida Selena. Sé que estás contenta a pesar de todo lo que
ha sucedido. Porque siempre luchaste para que lo imposible fuera posible.
Porque siempre trabajaste duro por cumplir tus sueños y para vernos felices. Sé
que en el fondo de tu corazón debe haber algo de tristeza. Incluso debes estar
cada tanto enfadada ... Como todos nosotros ... Pero sé que confías en nosotros
como siempre confiamos en ti ... No es que estás contenta sólo porque esa mala
mujer está donde debe estar ... Estás contenta por ver que salimos a la calle
por ti para que haya justicia pero también para recordarte, para seguir tu
camino y no dejarte nunca sola ... Y sé que esperarás que sigamos tu camino
aunque no estés allí con nosotros ... Que entenderás que lloremos por ti, que
cantemos tus canciones y que hagamos homenajes a tu Legado ... Pero siempre
esperarás que cosechemos lo que has sembrado y a su vez que sigamos sembrando
las semillas que nos has dejado ... Sé que sonreirás donde quieras que estés y
que te sentirás orgullosa mucho más por nosotros si hacemos esto que si sólo
lloramos o te homenajeamos ... Te prometo que seguiré tu camino y haré que
todos lo sigan ... Y aunque me quede sola en ese intento, yo nunca te
abandonaré ... Nunca ... Porque aunque sea una sola persona la que siga tu
ejemplo, eso te hará enteramente feliz ... Mil abrazos y mil besotes ... Te
quiere mucho ... Ya lo sabes ... S.”. Terminé de leer la carta con lágrimas en
los ojos. Sólo le dije: “Es muy bello lo que has escrito”. La niña asintió en
silencio sin pronunciar palabra y así seguimos hasta llegar al gravesite para
ver a Selena...
Cuando llegamos al lugar en el que estaba Selena sentí un
gran dolor. Corría un viento despiadado que nos impedía mantener el paso firme,
como si él mismo tratara de evitarnos tanto dolor y sentir tanta desolación. No
sabía qué le iba a decir a Selena ... Creí haberle dicho todo ... Pensaba
decirle que estaría siempre a su lado porque sólo en ella creía y era la única
persona en la que podría confiar desde ese momento y en el futuro ... Que no la
iba a dejar sola y no quería sentirme tan solo ... El viento evitaba que
pudiera pensar con claridad, y la cercanía a Selena después de lo vivido me
impedía tener los pensamientos y los sentimientos claros ... De pronto la niña
me tomó fuertemente de la mano y allí entendí que estaba frente a Selena ... No
podía describir en ese momento tanta tristeza y tanta desolación en el medio de
un sol que me golpeaba con fiereza y un viento que me partía el Alma ... Creí
que iba estallar de nuevo en llanto y caer en el mayor de los escepticismos
hasta que la niña dijo dirigiéndose a Selena y sin despegar su mano de la mía:
“Hola, Selena. Vinimos a visitarte pero también venimos por un compromiso. Aquí
te dejo una cartita. Sé que la leerás. Y nosotros dos te prometemos que de aquí
hasta el día en el que nos encontremos de nuevo contigo cumpliremos lo allí
escrito. Que te recordaremos con alegría y que seremos como tú en todos los
aspectos. Sé que esa es la mejor forma de recordarte y que por ello nos
esperarás con una sonrisa. Te prometo que así será Selena...”. La niña se
detuvo mirándome fijo y esperando mi compromiso. Apreté con fuerza sus manitos,
sentí al hacerlo que Selena estaba allí conmigo y le dije: “Yo también te lo
prometo, Selena. Hasta ahora sólo he llorado por ti. Pero tú me has cambiado la
vida y te lo agradeceré siempre recordándote como tú lo querías, con Amor, y
dando lo mejor de mí en cada acto de mi vida. Te lo prometo, Selena. Y también
se lo prometo a la niña que me trajo a ti...”. Al terminar con mi promesa, me
abracé con ella e intercambiamos risas y llantos por un largo tiempo. “Gracias
por haberme dado estas fuerzas que ya no tenía ... Gracias por...”, alcancé a
decirle a la niña ... Pero ella me detuvo poniendo su dedo índice sobre mi boca
... “Ya lo sabes ... Tienes un compromiso ... Y la mejor forma de agradecerlo
es haciendo lo que me prometiste...”. Yo asentí sin decir palabra ... Estuvimos
un largo rato cada uno a solas con Selena y al tiempo, cuando ya atardecía, nos
volvimos en silencio pero contentos por la tarea que teníamos por delante, por
todo lo que teníamos que hacer ... Por todo el Amor que teníamos que dar a este
mundo ... para recordar a Selena...
Nunca más volví a ver a esa niña ... Pero es como si hubiese
estado todos los días a mi lado ... No hizo falta vernos más ... Entendí de qué
se trataba todo ... Incluso de quién se trataba ella ... Nada es casualidad en
la vida ... Y por eso estoy aquí a 20 años de que Selena se nos fuera sin que
pudiéramos comprender ... Recordando a Selena siendo como era ella, siendo como
esa niña, siendo como lo que me había comprometido a hacer...
(A veces las cosas se nos presentan de un modo inesperado,
pero siempre suceden por un motivo ... A veces por un motivo noble ... Un día
Selena apareció en mi vida ... Nunca imaginé que ella sería la persona que me
marcaría para siempre ... Y allí mismo supe que tenía una misión en la vida ...
Recordar a Selena para agradecerle que haya hecho de mí una mejor persona ...
Recordarla para que se sigan sus valores, su camino y sus sueños ... Recordarla
para que nunca esté sola y para que nosotros no estemos tan solos en este mundo
abandonado)
Mi corazón, Selena, siempre estará donde tú estás
ahora...
Te quiere mucho...
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)