31 de agosto de 2015
Yo no la perdono, Selena...
Yo no la perdono, Selena ... Se está diciendo por estos
días que la asesina tiene serios problemas de salud ... De hecho se había
anunciado su muerte ... Se dice que tu hermano, A.B., la ha perdonado y está
dispuesto a ir a visitarla ... Se dice ... También tu padre ha manifestado que
a esta altura de su vida le da lo mismo que esté libre o presa ... Que ya no
piensa en ella ... Sé que ha pasado el tiempo ... Han pasado 20 largos años ...
Se dice que el tiempo cura las heridas ... Desde chicos nos han enseñado que es
bueno perdonar, que es bueno no vivir en el rencor, que no hay que desear algo
que no quieres que deseen de ti ... Desde las distintas religiones, desde
diferentes culturas, desde diversos modos de entender la vida nos han inculcado
que lo mejor es saber olvidar, saber perdonar, aceptar la realidad con
resignación ... También nos han enseñado tener piedad con las personas mayores,
con nuestros seres queridos, con gente que a pesar de lo que han hecho ya no
están en condiciones de defenderse y enfrentarse a ciertas cosas ... También
nos han dicho que para diferenciarse de ciertas personas no hay que hacer lo
mismo que lo que han hecho ellas ... Muchas cosas nos han enseñado y muchas las
hemos aceptado ... Pero otras no ... O muchas de las que aceptamos en nuestra
vida cotidiana y a través del tiempo no las aplicamos a ciertos hechos, con
ciertas personas ... Y este es el caso, Selena ... Yo no me olvido de lo que
hizo tu asesina ... Yo no la puedo perdonar...
Yo no la perdono, Selena ... Ella no sólo te hizo daño
aquel nefasto 31 de marzo de 1995 ... Ella jamás aceptó que tú y tu familia la
rechazaran ... Y no le alcanzó con matarte ... Es que los psicópatas son así
... Nunca viven en paz consigo mismos ... Sólo viven de las personas a las que
manipulan y dominan ... Ellos trabajan duro para obtener lo que quieren ... Día
a día, año tras año, cada hora, cada minuto ... Y cuando sienten que lo han
logrado, saben que la suerte está echada ... Y será a todo o nada ... En
realidad, será a todo ... Porque no conciben el nada ... Cuando sienten que han
atrapado a su presa ya no hay miedo a la pérdida ... Saben que todo se hará a
su medida ... Y tu asesina, Selena, pensó que ya te tenía ... Que desde el
mismo momento en el que fue aceptada por tu padre para ser presidenta de tu
club de fans sabía que había que aprovechar el tiempo para ser considerada de
extrema confianza y parte de tu familia. Y cuando lo fue logrando siendo la
Dama de Honor del casamiento de tu hermana, Suzette, y fue a todos lados con tu
banda hasta llegar a presidir tu boutique, Selena Etc., pensó que ya estaba
todo listo para lograr lo que quería y nunca consideró que su objetivo se
podría frustrar ... Cuando todos ustedes lo advirtieron y quisieron apartarla,
hizo todo lo posible por “convencerte” ... Sabía que si podía controlarte,
podría seguir su camino ... Podría haberte matado dos semanas antes cuando
planeaba hacerlo si tú no le dabas tu confianza, pero como se la diste devolvió
el arma que compró, previo enseñártela como forma subliminal de mostrarte lo
que pensaba hacerte, y esperó tranquila y convencida “tu fidelidad”. Pero cuando
vio que su suerte estaba echada, allí decidió eliminarte ... Es como te decía,
Selena: los psicópatas nunca viven en paz ... Y ella jamás quiso aceptar no
haber logrado su objetivo ... Por eso no le alcanzó con matarte ... Si por ella
hubiese sido, te hubiese disparado más de una vez ... Y si no lo hizo es porque
había planificado el crimen y pensó en un balazo en el que no habría testigos
... Pero como su plan en parte falló gracias a ti porque saliste de su
habitación a las corridas, su desesperación de verte viva después de su atroz
acto le hizo salir decidida en tu búsqueda para rematarte ... A todo o nada, ya
lo sabes ... Pero le bastó el ver el río de sangre que dejabas para darse
cuenta de que no hacía falta rematarte ... Que todavía tenía chances de salirse
con la suya ... Que era cuestión de esperar y de ajustar el plan a las nuevas
circunstancias ... Pero gracias a que escapaste del lugar y a que ella tuvo que
salir de su habitación fue vista por alguien que resultó ser clave en el juicio
que puso a esa asesina en la cárcel ... Pero ella no se contentó con eso ... No
... Es una psicópata ... No le gusta perder ... No quiere ver ni sentir su
derrota ... Y ella jamás soportó que tú la dejaras ... Por eso no le alcanzó
con asesinarte ... Luego de ello te calumnió ... Mintió descaradamente ...
Instaló dudas sobre tu vida privada ... Dijo lo peor de ti para degradarte,
para humillarte, para humillar a tu esposo, a tu familia, a tus seres queridos,
a tus fans ... Fue como seguirte disparándote, fue seguir destilando su odio,
su ira ... Día a día, hora tras hora, cada minuto, cada año, cada momento ... Por
eso no la puedo perdonar, Selena ... Nunca podría perdonar lo que te hizo...
Yo no la perdono, Selena ... Recuerdo que en el juicio a
tu asesina, su abogado defensor invitaba a todos a reflexionar con una
pregunta: “Si de pronto por esa puerta apareciera Selena, ¿qué creen que haría?
Seguro que se iría a abrazar con ella, del mismo modo que la fue a acompañar al
hospital el día del ‘accidente’ ”. A aquel insólito planteo, el Fiscal del caso
le contestó: “Seguramente si apareciera Selena por esa puerta no existiría ni
este caso ni este juicio...”. ¿Tú qué crees, Selena, que harías si la vieras
ahora a tu asesina? Yo no me olvido de la expresión que tenías cuando te
despediste de nosotros ... Muchos hablaban de que te habías ido en paz, pues no
había muestras ni de angustia ni de horror ... Yo creo que nadie notó que esa
expresión que tenías no era ni de tranquilidad ni de paz ... Esa expresión era
de seriedad ... Era una expresión adusta, dura, pétrea ... Tú estabas enojada,
seguramente indignada por la mentira, el engaño, la falsedad y la traición de
esa persona ... Habías visto la verdadera cara de la asesina y de lo que era
capaz de hacer si no se hacían las cosas como ella quería ... Por haber tenido
que ver ese rostro, por haberte tenido que ver cómo se caían tus sueños, tus
anhelos, tus proyectos, por ver qué lejos estabas de esa mujer llena de vida,
de ganas, de esa sonrisa, de esa expresión de alegría que contagiaba a los
demás, yo no la puedo perdonar, Selena ... Esa persona te quitó tu vida, te
quitó tu Amor, te quitó la posibilidad de triunfar en la música, de canalizar
tus sueños de entrar en el mundo del modelaje, de tener hijos, de vivir en paz
con tu esposo y con tus hijos ... Te quitó todo ... Y nos quitó a todos la
posibilidad de creer que con trabajo, esfuerzo y honestidad todo se podría
lograr...
Yo no la perdono, Selena ... ¿Tú no has notado que nunca
mostró arrepentimiento por lo que hizo? ¿Que lo único que hizo fue victimizarse
y acusar a tu padre de lo sucedido? ¿Qué dio argumentos falaces como que tú te
querías escapar de tu familia a Monterrey y que ella había querido evitarlo ...
matándote? Si ella estaba enfrentada con tu familia, ¿qué mejor que tú también
estuvieras en conflicto con los tuyos para seguir manipulándote y manejándote?
¿Y qué mejor que, para ello sucediera, fomentarte a que te fueras a ver a ese
doctorcito de Monterrey? ¿Por qué debería dispararte en esas condiciones? ¿Así
impediría que “defraudes a tus fans”? ¿Quién podría creer que tú querrías
escaparte de tu familia, de tus seguidores, de la gente que más te quería?
Nunca se arrepintió ... Y no sólo ello ... Supo que generando intrigas y
fomentando dudas sobre tu vida atraería a muchas personas ... Se las ingenió
para que una periodista de una importante cadena televisiva difundiera y hasta
hiciera un libro con “su visión de los hechos” ... Instaló la idea de que tu
padre era un monstruo, que despreciabas a tu esposo y que eras una mujer que no
tenía felicidad ... El tiempo pasó y quedó bien en claro que mintió, que
calumnió, que manipuló ... Hasta hizo que su padre fuera al Jurado que estaba
dictaminando su inocencia o culpabilidad para decirles que si creían en Dios no
podían culparla ... Hasta utilizó a una de sus hermanas para que fuera a ver a
esa periodista para tentarla con una “exclusiva” ... El tiempo pasó y no vi ni
un arrepentimiento de esa persona, y de esa periodista con las calumnias que
publicó y dio por ciertas ... Por eso no la puedo perdonar, Selena ... No sólo
te mató ... También quiso ensuciar tu imagen...
Yo no la puedo perdonar, Selena ... No puedo evitar
pensar en aquel capítulo de Los Simpson, en el que se veía al maquiavélico señor
Burns internado y a punto de morir pidiendo conmiseración por su suerte y
desdichado destino ... Cuando apareció alguien que ofreció su sangre joven para
hacerle una transfusión, el señor Burns recobró sus fuerzas y con ello volvió a
ser la misma maléfica persona de siempre ... Por eso no la puedo perdonar,
Selena ... Yo estoy seguro de que ningún acto de conmiseración para con esa
gente genere algo bueno para uno ... Yo creo en la honestidad, en la verdad, en
los buenos actos, en las buenas intenciones ... Yo creo que uno debe hacer lo
que siente y no ser hipócrita para quedar bien con los demás ... Yo no creo en
esos actos ... Lo bueno se debe demostrar cuando tenemos la oportunidad de
hacerlo ... De nada sirve hacerlo de compromiso ... Y tampoco sirve ser piadoso
con la gente que no sólo no tuvo compasión por nadie a la hora de hacernos mal,
sino que volverían a hacerlo si tuvieran la oportunidad ... En mi vida he dado
muchas oportunidad a la gente ... Nunca tomé una decisión de cerrarle las
puertas a alguien por un error o un mal acto ... Muchas veces dejé pasar una,
dos, tres, cuatro, cinco veces ... Y cuando sentí que era suficiente me alejé
para no volver a mirar atrás ... Para no seguir revolviendo mis heridas, para
que no me causen males mayores, y para que esas personas sigan sus vidas sin mi
trato y sin mi consentimiento ... En la vida hay que ser coherente ... Si uno
considera que la relación con una persona no va más, uno debe procurar que se
mantenga así desde ese momento y para siempre ... Salvo que ocurra algo que nos
haga cambiar nuestra decisión y nos haga retomar la relación ... Pero si no es
así, no hay vuelta atrás ... Y ni la muerte o la proximidad a ella nos puede
cambiar la decisión ... El que nos hizo mucho mal no se merece nuestra conmiseración
... Esa conmiseración que ellos tampoco nos brindaron ... No se trata de una
revancha ... No se trata de aplicar la Ley del Talión ... Sólo se trata de
vivir en paz con nuestras convicciones ... Sólo se trata de vivir feliz sin
pensar en esa gente ... Sólo se trata de hacer un mundo mejor sin gastar
energías en esas malas personas, ni para tomarse revancha ... Yo nunca le haría
a esa asesina lo que hizo ella contigo ... Tampoco le deseo la muerte, y si
hubiese estado en mí la decisión de aplicar la Pena de Muerte, yo no lo hubiese
permitido ... Porque yo no debo decidir la vida o la muerte de nadie, como sí
lo hizo la asesina contigo, Selena ... Pero sí tengo todo el derecho y el deber
de expresar mi verdadero sentir sobre sus actos ... ¿Sabes, Selena, que yo no puedo
nombrar a tu asesina por su nombre de pila? Como mucho, la nombro por su
apellido ... La mayoría de las veces la nombro como la asesina, la psicópata,
la mala mujer, la persona que te quitó tu vida, tus sueños, tus anhelos... Hasta
en mis escritos, al contar una historia en la que ameritaba tener que nombrarla
por su nombre, me las ingenié para no hacerlo ... Por eso no la puedo perdonar,
Selena ... Porque ni siquiera puedo nombrarla ... Ella no tuvo piedad por ti
... Yo no haría lo mismo que ella ... Pero tampoco siento que deba tener piedad
por ella...
Yo no la perdono, Selena ... Es mejor que sea así ... Si
hay un Dios, que la juzgue y, si lo desea, que la perdone ... Ya aquí se la ha
juzgado ... Está en la cárcel ... La gente nunca le dará una oportunidad para
redimirse ... Ni creo que ella lo pida ... Los medios le seguirán dejando decir
barbaridades mientras eso le genere audiencia provista por los morbosos de siempre
... Y ni hablar si llegara al 2025 en el que pueda salir bajo libertad
condicional ... Espero que nunca llegue ese momento ... Pero no vale la pena
perder el tiempo en ella ni en qué hacer con su destino ... No hay mejor cosa
que llegar al fin de cada día y apoyar la cabeza en la almohada con la
conciencia tranquila ... Y para mí la mejor forma de vivir en paz y en
felicidad es seguir recordándote con Amor, Selena ... Y en seguir tu camino y
tu ejemplo ... No hay nada mejor que vivir con una sonrisa y dar lo mejor de sí
para que todos compartan nuestra felicidad ... Porque “después de todo no es
tan malo sentirse bien ... Te lo agradecerán los demás”, decía una canción ...
Pero eso no quita que nos apartemos de las malas personas, de los falsos, de
los mentirosos, de los hipócritas, de los oportunistas, de los traidores ...
Para sentirnos bien, para no contaminarnos de sus malas influencias, para vivir
en paz ... Es la mejor decisión, es la mejor forma de seguir tu camino, Selena,
sin que nos tomen de tontos, y nos sigan manipulando y dañando ... Es la mejor
forma de concluir tu Obra que esa infame te quitó sin ninguna conmiseración...
Por eso jamás la perdonaré, Selena, jamás ... Y sólo te
pido perdón a ti si tú no estás de acuerdo con mi decisión...
Espero que me entiendas ...
Te quiere mucho...
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
Aquel día en el que apareciste en el cielo, Selena...
“Llévate un paraguas pues lloverá mucho luego de que
salgas de aquí”, me dijo mi madre cuando salí esa noche rumbo a mi trabajo. Me
reí mientras me retiraba sin hacerle caso a la vez que pensaba: “Mi madre cree
todavía en los meteorólogos y en que aún soy una niña” ... Ese día había llovido mucho y el cielo
parecía despejarse. Quise creer en que así sería y me retiré ... Después de
aquel triste 31 de marzo, hace ya 20 años, las lluvias intensas siempre me han
dado tristeza y siempre desee que terminen rápidamente, a la inversa de lo que
quiere siempre la mayoría ... Pero esas palabras de mi madre sumado a mi propio
accionar hicieron mella en mí y no pude evitar en mi trayecto camino al
hospital mirar el cielo cada tanto y ver si por allí ella tendría razón, y si
así fuera sabría que recibiría el sermón de siempre: “Te lo dije, te lo dije” ...
Cuando ya me había olvidado casi de ello noté una luminosidad extraña en el
piso, y eso me llevó a mirar el cielo y quedarme paralizada por un instante ...
Los nubes que se iban abriendo en el cielo se habían puesto extrañamente verdes
mientras se podía ver entre ellas una especie de cometa con una inmensa cabeza
luminosa esmeralda que atravesaba el cielo a una velocidad inusitada ...
Después del primer sacudón, al mismo tiempo que veía que la gente empezaba a
señalar al presunto cometa, a sacar sus celulares para fotografiarlo o para filmarlo,
comencé a correr detrás de él al grito de “¡¡Selena, Selena!! ¿Eres tú? ¡¡Dime
que eres tú!! ¡¡Selena, Selena!! ¡¡No te vayas sin decírmelo por favor!!”. La
gente dudaba entre ver al cometa o verme a mí. Llegué a escuchar que una niña
le decía a su madre: “¿Acaso cree que Selena Gómez va en una nave espacial?”, a
lo que ella le decía: “No, hija, no habla de ella. Habla de la Gran Selena, la
que cantaba ‘Bidi bidi bom bom’, esa canción que te enseñé hace un tiempo, ¿recuerdas?”
... Yo seguí corriendo y corriendo. Era difícil entender ese fenómeno. No se
sabía qué era y nadie había anunciado que veríamos algo así esa noche ... El
cometa se desplazaba a lo largo del cielo y por momentos parecía que se podía
estrellar en un edificio ... Se lo veía tan grande y tan luminoso ... Yo seguía
corriendo y gritando ... Tenía miedo pero a la vez no quería que ese cometa se
fuera ... No quería perder la ilusión ... Quería que estuviera allí Selena para
confirmar mi deseo de hacía tantos años ... de hace 20 años ... de hace 20
largos años...
“¿Dónde está Selena, mami?”, le preguntaba a mi madre
camino al colegio ... “En una estrella, m’hija”, me contestó ... “¿Y por qué
está allí?”, le volví a preguntar. “Porque fue a alegrar a otra gente que la
necesita más que nosotros...”, me contestó pacientemente. “¿Y cuándo volverá?”,
le insistí. “Muy pronto, muy pronto, hija, pero ten paciencia. Ella nos avisará
a su manera ese día...”, volvió a contestarme manteniendo la compostura y reteniendo
sus lágrimas ... “¿Y por qué no puedo verla ahora”, le volví a preguntar. “La
puedes ver cada tanto. ¿Has visto esa estrella grande que titila cada tanto en
las noches? ... Allí está ... Ya verás
... El día que vuelva aparecerá de la nada en esa estrella ... Cuando veas que
la estrella esté más cerca y luminosa es porque Selena se está acercando ...
Mira el cielo todos los días, m’hija ... Y el día que el cielo esté más
brillante que nunca será el día en el que Selena volverá a estar entre
nosotros...”
Yo corría, corría sin parar. El cometa se me iba en
silencio y yo sólo quería una respuesta ... Su respuesta ... Hacía tanto tiempo
que la esperaba ... Aun en el más absoluto descreimiento y en la mayor desesperanza
nunca había perdido la ilusión ... La
vida me había enseñado que había que acostumbrarse a la injusticia, a la
resignación, a la mentira, a la falsedad, y que nada se podría contra ello ... Acaso
se podía lograr una alegría cada tanto, como las migajas que se le tiran a un
perro después de una gran comilona ... de otros ... Nos habían acostumbrado a
ello ... La partida de Selena nos había acostumbrado a ello ... Pero uno nunca
había perdido la esperanza ... La espera de aquel día ... del día en el que
todo cambiaría ... del día en el que todo estaría en su lugar ... en el que
Dios estuviera con nosotros y de nuestro lado ... Esos días tan hermosos ...
Volver a esos días hermosos que vivimos con Selena ,,, Ese paraíso que supimos
vivir y también perder ... Y ahora ese cometa ... Esa luz ... Esa ilusión ...
Mi madre tenía razón ... ¡¡Selena había vuelto!! Ella no nos iba a dejar solos
... Allí estaba para darnos esperanza, para cumplir nuestros sueños ... Para
cumplir su sueño ... Corrí y corrí ... Atravesé calles, puentes ... Llegué a la
vera del río y vi que el cometa se me alejaba sin la señal ... Sin la señal de
Selena ... “¡¡Selena, no te vayas!! ¡¡Selena, vuelve a mí!!”, le grité con mi
último aliento ... Y el cometa se fue esfumándose entre las nubes y el
horizonte ... Yo me quedé inmóvil ... Vi partir el cometa esperando que dé
media vuelta y nos ilumine nuevamente ... Y así me quedé por un largo tiempo
esperando al cometa, esperando a Selena, esperando mi ilusión, esperando
un mundo feliz, justo y benévolo ...
Esperé recuperar mi infancia feliz, aquellos lindos tiempos, a Selena ...
Esperé un largo tiempo ... en el más absoluto silencio ... Y con lágrimas en
los ojos vi cómo el cometa se convertía en una estrella más, en una luz tenue
que apenas podía divisarse en el cielo gris y plomizo ... En una estrella más
en la que tal vez podría estar Selena...
Por largo tiempo me quedé mirando la ventana a esa
estrella que brillaba en el cielo ... Luego de unos años de la partida de
Selena pude ver en un video el concierto de San Antonio que diera Selena en
abril de 1991 y cuando la vi interpretando “Where did the feeling go?” estallé
en llantos y corrí hacia aquella ventana ... Pensaba una y otra vez: “No puede
ser cierto ... Dios no debió haber permitido esto ... Quitarnos a Selena ...
quitarle a Selena la posibilidad de triunfar, de disfrutar, de simplemente
vivir ...”. Se la veía tan joven a Selena allí ... Tenía 19, casi 20 años ...
Lucía con el pelo cortito, y con el famoso y polémico conjunto “de las vacas”
... Se podía ver lo gran artista que iba a ser, lo gran cantante que ya era ...
Tenía un futuro enorme, un presente increíble ... Veía las estrellas y reparé
en una, como tantas veces ... Quería creer que Selena estaba allí como lo había
hecho desde unos 5 años atrás ... Pero ya no podía creerlo ... Empezaba a ser adolescente
... Ya no era la niña ilusionada ... Comenzaba a ser mujer y a darme cuenta, lamentablemente,
de cómo eran las cosas ... “No me puedo engañar, Selena jamás volverá ... Sólo
la podré tener en mi corazón, quererla como siempre, llorar por su ausencia,
entristecerme por su destino y por el nuestro ... Pero ella jamás volverá” ...
Y mientras lloraba, gritaba, gemía y clamaba por ella, mi vista seguía fija en
esa estrella ... Aun en mi inicial descreimiento, aun en mi entrada a la vida
adulta, yo quería creer que Selena estaba allí, distante, hermosa, alegre ...
Quería seguir creyendo que esa estrella me daría una señal, que brillaría más
en algún momento o que titilaría con mayor frecuencia, y que cuando ella llegara
hacía mí se cumpliría la promesa de mi madre ... Y que Dios castigaría mi
descreimiento y mi ofensa a Él ... Y que aun así yo me convertiría en la mujer
más feliz del mundo ... Y con esa pequeña y lejana ilusión me permitía secar
mis lágrimas, recomponer mi postura, mirar esa estrella con una sonrisa, y alzar
mi mano para saludarla y darle miles de abrazos y miles de besotes a Selena...
Con la ilusión de que ella haría lo mismo del otro lado ... Con la ilusión en
el medio de la desazón, de la desolación, de la más absoluta soledad ... Y con
ese sentimiento me iba con la cabeza baja a tratar de dormir ... Con la
ilusión, con la vana ilusión de que al día siguiente todo sería diferente y que
al otro día la “nueva realidad” me diría que todo, todo lo que pasó luego del
nefasto 31 de marzo de 1995, era mentira, una pesadilla absurda de la que
pronto, muy pronto, me iba a despertar y olvidar para siempre...
Me quedé mirando un largo rato el cielo negro y nublado
... Efectivamente, una vez más le erraron los meteorólogos ... No volvería a
llover ... Las nubes se iban disipando y se podía ver con más nitidez el firmamento
... El cometa ya no se veía ... Mi vista quedó fija en la pequeña luz que fue
dejando de ser para quedar como una pequeña estrella que aparecía y desaparecía
cada tanto, para dejarnos un vestigio de su nueva ruta y destino ... Cuando
pude recobrar mis sentidos y mis movimientos, atiné a tomar mi celular ... Iba
a llamar a mi madre ... Le iba a decir, a manera de chanza, si acaso vio cómo
estaba el cielo, si había notado que ya no llovería y que se había equivocado
una vez más, cuando escuché a alguien decir: “¿Has visto a Selena como yo?”. Me
di vuelta y para mi sorpresa vi a mi madre que adelantando sus brazos hacía mí
me decía: “Sabía que estarías aquí buscando a Selena como yo...”. Cerré mis
ojos, rompí en llantos y abracé a mi madre con todas mis fuerzas ... Nunca lo
había podido hacer antes...
Cuando sucedió la tragedia, vi a mi madre gemir y llorar
sin comprender en su habitación ... Yo sí lo entendía en mis escasos 7 años ...
Pero no atiné a decirle nada ... Yo estaba muda, inmóvil ... No podía expresar
ante ella ni ante nadie el vacío que sentía por dentro ... Tampoco podía
consolar a mi madre, que ni siquiera sabía cómo darme la mala nueva ... Yo
sentía que debía demostrar fortaleza y que para ello no tenía que mostrar
sentimiento alguno ... Me encerré en mi habitación sin que mi madre lo notara
... Lloré un largo rato en silencio atenta a la llegada de ella ... Cuando al
rato se acercó sequé rápido mis lágrimas y la esperé sentada en mi cama ... Mi
madre entró a mi cuarto con cara de compasión y tratando de mantener la
compostura ... Pero cuando vio la expresión de mis ojos sabía que no tenía que
decirme lo más duro, lo más terrible para mí y lo más difícil de explicar para
ella ... Nos abrazamos en silencio sin decirnos nada ... Luego rezamos y nos
fuimos para Corpus Christi ... De aquellas noches y de los días sucesivos sólo
recuerdo haber portado una vela e ir caminando en silencio del brazo de mi
madre para darle mi última despedida a Selena ... Cuando volvimos de aquel
triste día, mi madre sólo me dijo: “No te preocupes, m’hija ... Selena se fue,
pero sé que volverá ... Algún día volverá y ese día volveremos a ser felices”
... Yo hice una mueca y apoyé mi cabeza sobre su regazo ... Le creí ... Le
quise creer ... Poco importaba entonces ... Sólo importaba mantener la ilusión
... Sólo importaba creerle a mi madre ... Sólo importaba estar en silencio para
no estallar en el mayor de los dolores que una niña de 7 años no podría
soportar ni expresar...
“¿Cómo te sientes ahora?”, preguntó mi madre ...
“Aliviada, supongo que aliviada...”, le contesté ... “¿Por qué no quisiste
llorar nunca por Selena delante de mí”, me inquirió nuevamente ... “Nunca
podría hacerlo ... Alguien debía ser fuerte o parecer fuerte ... Y tuve que
serlo yo ... Es como le pasó al señor Quintanilla luego de aquel triste día
respecto a su familia ... Si él flaqueaba, los demás se desmoronarían ... Yo
sentí lo mismo ... Tú estabas destruida por la muerte de mi padre .... Selena
te había dado eso que te faltaba: ánimo para seguir, ánimo para enfrentarse a
lo imposible, ánimo para cuidarme y educarme ... Pero cuando ella partió ... Si
yo me hundía como tú, las dos seríamos naves sin rumbo ... Tenía que mostrar
fortaleza para seguir adelante ... Tenía que ser yo el motivo para seguir por
nuestro camino ... Por más que fuera tu
hija y me quisieras mucho, si tú te caías, sólo recibiría lo peor de ti ... Y
recibirías lo peor de mí ... Tuve que callar mi dolor y darte alegría con mis
travesuras, mis ocurrencias, mi labor en mis estudios, mis preguntas, mi Amor
... Y para eso debía dejar de lado lo negativo ... Tuve que ser como Selena en
un punto ... Mostrar alegría aunque no la hubiera ... Postergar mis grandes
sueños para mejores momentos, enfrentar la vida aunque estuviera muerta de miedo
... Y así fue ... Tú mantuviste la casa y a mí ... Hoy soy lo que quería ...
Una médica que ayuda a que los demás se sientan mejor curando sus dolencias ...
Y eso te lo debo a ti ... Y a Selena ... Por eso ahora puedo llorar ... Ya no
tengo nada que esconder ... Y después de esto ... Estoy más que contenta porque
cumpliste tu promesa de que algún día Selena iba a volver...” ... Mi madre me
abrazó por un largo rato, y lloramos y reímos al mismo tiempo como nunca nos
permitimos hacer ... Luego me tomó del brazo y avanzamos por el camino en
silencio...
Mi madre tomó mi pequeño brazo y sólo atiné a cerrar los
ojos ... Estábamos viendo en el cine el final de la película “Selena” ... Ella
estalló en llanto ... Yo no quería ver ni rememorar aquel día nefasto ...
Apenas abrí un poco mis ojitos para ver si ya había pasado todo y sólo veía
escenas veloces de movimientos de policías, de la absurda asesina prometiendo
hacer algo que todos queríamos, y que su cobardía y su psicosis se lo
impidieron hacer, de la familia de Selena en el mayor dolor ... Y de Selena ...
Y Selena que se nos iba irremediablemente ... Allí sentí que esa promesa de mi
madre no se podría cumplir ... Por más que lo quisiera ella .. Por más que lo
quisiera yo ... Por más que lo quisiéramos todos ... Empecé a sentir, como bien
se decía en la película, esa mezcla de “asombro, enojo y llanto” ... Ya no
habría vuelta atrás ... Selena se nos fue ... La asesina estaba en la cárcel
... Ahora nos quedaba rememorar la vida de Selena en una película ... Después
de ello ... Después de ello vendría la aceptación de la densa realidad ... No
habría estrella, no habría ilusión, no habría porvenir, no habría esperanza ...
No volvería Selena ... Apreté con fuerza la mano de mi madre para contenerla y
contenerme ... Mantenía mi silencio mientras corrían mis lágrimas por debajo de
mis ojos sin que yo atinara a secarlas ... Ahora vendría lo peor ... Vivir la
vida sin Selena como si nada hubiera pasado ... Pero ya no sería lo mismo ... A
partir de ese momento Selena sería el mito, la leyenda ... Y las demás artistas
triunfantes, una realidad ... una realidad que nunca podría superar el mito ...
A partir de allí supe que Selena era un ángel, un ángel que Dios nos dejó verla
un poquito para certificar su propia existencia....
“¿Quieres ir a buscar a Selena, ahora que sabemos dónde
está?”, preguntó mi madre. “¡¡Seguro!!”, le contesté enfáticamente ... Mi madre
tomó mi brazo, y salimos corriendo juntas cantando y riendo ... Ahora que todo había salido a la luz,
sólo nos quedaba una cosa para ser enteramente felices ... Encontrar a Selena
... Y ella estaba cerca, muy cerca...
(A veces debemos contener el dolor para seguir viviendo …
No siempre es bueno expresar lo que se siente … Hay que saber esperar el
momento … Cuando lo que perdemos es tan fuerte, sólo nos queda poder
reconstruirnos, tomarnos el tiempo para aceptarlo y salir adelante como se
pueda … Primero uno debe aceptar la triste realidad, curar las propias heridas
y salir adelante … Eso nos permite poder luego ayudar a los demás … No siempre
las más grandilocuentes muestras de dolor o de cariño son las más genuinas o
las más valoradas … A veces el silencio, los pequeños gestos, una sonrisa, la
aceptación del otro, el estar cuando el otro realmente lo necesita son más importantes
que las actitudes convencionales … Lo que sale de nuestro corazón es más
valioso que lo que “se debe hacer” … Para recordar a Selena no basta con los
recuerdos de aniversarios, con las grandes y obvias expresiones de cariño y
valoración … Si no se hacen con Amor partiendo de nuestras propias Almas no
tendrán el valor que debería … No tendrá
la importancia de darle a Selena algo de lo mucho que nos dio … Un pequeño
gesto … Como tratar de hacer lo que ella hacía todos los días … Ese es el mejor
homenaje que se le puede hacer … Para poder aceptar el dolor, para asimilar su
partida, para tenerla siempre cerca, para recordarla como ella quería … Con
Amor, con el mismo Amor que ella supo dar…)
Siempre estaré contigo, Selena … Para valorarte como
artista y, sobre todo, como persona…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
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