Desde las primeras veces en las que pude apreciar el talento de Selena y de emocionarme con sus interpretaciones, siempre me refugié en la ventana de la cocina de mi departamento para llorar, llorar mucho, sin consuelo alguno, descargando en ese llanto toda mi bronca, todo mi dolor, toda mi impotencia por la suerte de Selena. Recuerdo haber llorado mucho tiempo y no poder evitar hacerlo, acaso por sentir esa certeza de que ella nunca volverá y de que yo jamás podré ser feliz sin ella, de que nada me consolará, de que nunca podré dejar de pensar en ella porque jamás podré llegar a entender cómo alguien con tanto Amor y siendo tan joven nos haya dejado tan pronto. Y en esas innumerables veces en las que me quedaba largo tiempo en la cocina deseando no tener la certeza de que lo que ocurrió realmente haya ocurrido, miraba por la ventana, miraba las luces de la calle que está lindera al edificio en el que vivo y me quedaba largo tiempo observando, mirando las luces, contemplando los árboles, mirando la gente pasar, hasta dar con las estrellas y mirarlas e imaginarme que estaba allí Selena. Muchas veces me sorprendía el extender mi mano y mandarle un saludito, con la esperanza de que por allí Selena estaba esperando que alguien le mandara un cariño, esperando que alguien le demostrara que todavía alguien se acordaba de ella…
El dolor que siempre me generó el destino de Selena sumado a la pesadumbre mayúscula que me provocaba el hecho de certificar que ella era tan talentosa, tan bonita, tan carismática, con tan linda voz, con un despliegue en el escenario incomparable, distinto, original, único, irrepetible, me hicieron juramentar frente a aquella ventana que iba a dar todo de mí por esa mujer. Que no me iba a amilanar con que como ya pasó todo, había que agachar la cabeza, resignarse, dar vuelta la página y contentarme con que alguna vez hubo una tal Selena, que era una gran artista y que podía haber llegado lejos, muy lejos, de no ser por aquel infortunio, aquella desgracia, aquello inconcebible que acabó con todo lo que quería hacer y ser. Ver a Selena y tomar cada día de este mundo sin ella como si fuera lo mismo no me entraba en la cabeza. El sólo hecho de pensar que por allí, si por milagro, estaba en algún lugar, en aquellas estrellas, en algún punto del universo observándonos, me había movilizado a dejar consignado en esta vida y en este mundo lo que ella había dejado en mi corazón. Miraba con lágrimas en los ojos ese cielo y esas estrellas, y una y otra vez me dije que iba a expresar todos mis sentimientos, todos mis pensamientos sobre esa increíble mujer. Me juramenté poder decir cómo me cambió mi vida Selena, en qué me transformó, qué cosas comencé a valorar a partir de ver lo que era como artista y como persona. Siempre fui una persona extremadamente tímida y siempre tuve miedo a la exposición por miedo al ridículo, por temor a hacer todo mal. Siempre tuve esa sensación. Pero todos esos temores se borraron de un plumazo con Selena. Los sentimientos que me generaron esa bella y, sobre todo, talentosa mujer, hicieron que no escatimara ninguna palabra, ningún sentimiento, ninguna emoción a la hora de hablar de ella. Y como broche final dejar siempre mi nombre completo como firma de aquellos escritos. Siempre quise dejar consignado al mundo que había una persona que tenía ganas de decir todo lo que significaba para ella Selena y que quería compartirlo con todos. Que esa persona era de muy lejos y que nunca vio a Selena. Es más: descubrió a Selena luego de esa locura que acabó con ella y justamente por esa tragedia. Que se acercó a ella por querer saber qué pasó y que con el tiempo se encontró con una artista que le provocó una emoción que no se la entregó nadie. Y eso fue lo que quiso dar a conocer al mundo, con la esperanza de que por allí alguna vez lo vea Selena y se sienta orgullosa por el Amor que desplegó en tanta gente…
Hoy la vida y el denominado “progreso” o “evolución” nos hace acercar más, pero también nos aleja, nos encierra, nos aísla. Hoy tenemos miles de formas de comunicarnos. Hoy tenemos muchas cosas a nuestro alcance. Ojalá yo hubiese tenido estas innumerables formas de comunicación para poder expresarme más cómodamente con la gente, para demostrar mis verdaderos pensamientos, mis más genuinos sentimientos. En la actualidad quisiera dar provecho de estas herramientas para hablar de Selena, para que el viento del olvido y del paso del tiempo no se la lleve para siempre. No quiero que estas innumerables formas de comunicación hagan ídolos de la noche a la mañana a gente que tiene poco para ofrecer y dar realmente. Yo quiero aprovechar esos medios para decirles que hubo una vez una artista que no necesitó de todo esto para colmar las emociones de la gente, una artista que valía la pena ir a verla personalmente y no contentarse con verla de lejos en una pequeña pantalla, una artista que daba conciertos inolvidables que uno quería observar, vivir y sentir en toda su extensión, y no sólo ver partecitas de ellos o pedacitos de imágenes o sonidos … Una artista que emocionaba con sólo verla, que no necesitaba de grandes pirotecnias o de espectaculares imágenes en pantalla gigante en forma adicional para impactar, o de grandes e impresionantes coreografías. El espectáculo, la magia, lo magnífico, lo inimaginable lo generaba Selena. Sólo Selena con su presencia provocaba semejantes emociones, semejante Amor y tamaño cariño en la gente. Por eso es muy difícil imaginar no sólo que Selena sea reemplazada sino que se pueda uno contentar con suplantar su ausencia sólo con escuchar su música o con ver sus videos. El que ha visto a Selena sabe que no bastará con ello, que siendo que Selena tenía tanta magia que hasta se permitía hacer varias versiones de un mismo tema en diferentes conciertos, es difícil que uno no sienta su ausencia. El que la ha sabido apreciar sólo espera que vuelva para sentirse plenamente feliz con su sentimiento y su pasión hechos canto…
Pero el paso del tiempo, el progreso, la locura, las ansias por querer más y más nos hacen perder aquello que nos hace bien y que está tan al alcance de la mano. Con incredulidad veo cómo desde hace un tiempito se está levantando un edificio frente a la ventana de la cocina de mi departamento, y poco a poco las luces de la calle lindera, los árboles y la gente dejan de aparecer frente a mi vista. Poco a poco se pierde la luminosidad, se va achicando la poca vista que nos ofrecía la naturaleza, y se va agigantando la negrura y oscuridad del edificio. Es la mejor muestra de cómo el paso del tiempo nos va quitando poco a poco la esperanza que nos queda, la ilusión por ver un mundo mejor. Ya no es lo mismo mi vista en esa cocina, ya no tienen esas imágenes que supe ver y sentir mientras lloraba por Selena. Parecería que ese edificio me invitara, como el paso del tiempo y ciertos discursos de cierta gente, a que me resigne, a que no llore más por Selena, a que no mire más buscando aquello que parece tan lejano y tan difícil de encontrar. Ellos me invitan a que acepte que Selena nunca aparecerá y que agache la cabeza frente a esa realidad que se me presenta enfrente. También me invitan a que me contente con las nuevas “lucecitas de colores” que se ofrecen ante mí en todos lados para que colmen mi desdicha y así conformarme con “todo lo que ellos tienen para ofrecer”. Esperan a que acepte que habrá alguien como Selena o acaso que ya hay sucesoras de ella brillando en algún lugar. Y mientras miro esa realidad, observo que el cielo aún está y con él las estrellas. Y allí renuevo las esperanzas de que todavía puedo pensar y sentir que Selena está allí esperando, y que a pesar de tantas barreras y a pesar de tantos obstáculos, se la pueda encontrar para recordarla con Amor y para pedir que por favor vuelva a estar con nosotros, pues este mundo sin ella no es el mismo y nunca lo será…
A veces pienso que ese edificio no hace más que reflejar una realidad que nos hace perder de vista lo que nosotros realmente queremos. A veces creemos que con tener más cosas materiales, con colmar nuestras necesidades, con poseer más y más seremos más felices, que con tener más confort y tengamos todo a nuestro alcance seremos las personas más afortunadas. Y no es así. Y la mejor forma de ver ello es cuando muchas de esas personas lo tienen todo y no tienen otra motivación para alcanzar, cuando supuestamente han logrado todo en la vida. Es allí cuando se dan cuenta de que todo eso que tienen sin sustento no les da la felicidad que necesita cualquier ser humano. Y allí advierten que el cielo, la mirada de un niño, una flor, una canción, una foto, unas palabras, un gesto, una caricia, una sonrisa son más importantes que todo el oro del mundo. Uno puede tener todo y seguir siendo infeliz. Uno puede tener todo y perder lo más preciado, que es la vida y los afectos, en un minuto … A veces ambicionamos tantas cosas que no nos detenemos para ver que tal vez la felicidad está mucho más cerca y que no se necesita de tanto esfuerzo ni de volverse loco para lograrlo. A veces la felicidad nos la dan las cosas pequeñas, simples y concretas. La felicidad se detecta cuando nos sentimos bien con ello, y que sólo nos da las ganas de brindar Amor y cariño a ese sentimiento de felicidad que nos ofrece aquello. Tal vez eso represente para tantos de nosotros Selena. Ella colmaba todo con su voz, con su presencia, con su compañía, con el Amor que daba con todo lo que ella hacía. Tal vez Selena nos colmaba porque nos representaba, pero también porque nos indicaba un camino a seguir, un modelo a seguir. Selena no era sólo su música, era también lo que era ella, lo que generaba ella, lo que transmitía ella con su presencia en el escenario o en cualquier evento. Selena emocionaba porque daba todo de sí en el escenario, como lo hacía con su vida. Tal vez nos emocione todo lo que quería Selena para sí y para los demás. Selena no era una artista inventada por algún medio de comunicación. Selena no tenía que mostrarse de una manera determinada, prefijada por algún asesor experto en marketing. Selena era una artista innata que se mostraba tal cual era en cualquier circunstancia. Tal vez por eso Selena nos emocione, porque Selena cantaba lo que sentía, decía lo que sentía, expresaba sus más entrañables sueños y anhelos con total y absoluta sinceridad. Como en aquellas épocas en las que la gente le daba toda clase de manifestaciones de cariño y afecto, tal vez todos nos sigamos sintiendo conmovidos por lo que quería Selena, por lo que ambicionaba Selena, por lo que decía qué la hacía feliz y qué quería para ella en el futuro. Tal vez nos conmueva el saber que ella era feliz con su casa, con su matrimonio, con su familia y con sus animales, que era consciente de que tenía mucho tiempo para hacer todo lo que se le pasaba por su cabeza, y que era cuestión de tener siempre los pies sobre la tierra y de hacer las cosas planificadamente, sin prisa pero sin pausa, para llegar a cumplir con todo ello. Tal vez lo que más nos conmueva y extrañemos de Selena es ver la energía que tenía para emprender cada cosa, el decir que no podía estar no haciendo nada en los tiempos libres y que siempre ambicionaba con ser lo que deseó toda la vida desde que era pequeña, que era ser diseñadora y ser alguien en la vida con su canto y sus dotes de artista…
La vida, la historia, el Amor, el canto, la pasión, la personalidad de Selena representan algo tan hermoso que acaso seamos felices por siempre con lo que ella nos ha dejado. Tal vez sepamos que nuestra felicidad está allí, con ella cantando, disfrutando, riendo, logrando todas sus metas. Tal vez nos demos cuenta de que si había alguien que se merecía todo era ella, por todo el talento que tenía y por todos los sacrificios que tuvo que hacer para lograr a ser la más grande, por todo lo que tuvo que hacer para cumplir el sueño de su familia y el propio. Y tal vez por ello nos genere tanta tristeza ese final de tan linda persona. Nunca seremos plenamente felices, pues precisamente nunca Selena pudo ser enteramente feliz al no haber podido cumplir con todo lo que se había propuesto en la vida, que se tornó tan dolorosamente corta. Siempre conviviremos con esas sensaciones. El que se involucra emocionalmente con Selena sabe que la alegría y la tristeza irán siempre de la mano, y que siempre querremos hacer algo por ella aunque todo sea en vano, aunque haya tantos obstáculos, aunque la realidad de cada día sea un mazazo más que debamos soportar. Siempre estaremos tristes porque hubiésemos querido estar allí aquel nefasto día para impedir aquella locura. Acaso siempre estaremos tristes por no ser nosotros quienes tuviéramos la posibilidad de torcer el terrible destino de nuestra Selena para convertirlo en algo hermoso, digno y coherente con su historia y con lo ella había ofrecido a todo el mundo. Siempre nos sentiremos tristes porque la injusticia desde aquel nefasto día se hizo presente siempre en Selena. Ella, que había dado tanto Amor, recibió semejante violencia. Ella, que siempre fue tan respetuosa con todos, ha quedado expuesta a tantas habladurías, a tantas exposiciones, a tantas imágenes y especulaciones que a Selena nunca le hubiese gustado que se mostraran, opinaran y dijeran, y hasta quedara expuesta a una morbosidad sin límite y con toda la maldad que un ser humano puede tener. Alguien que fue tan sincera con todos recibió la peor de las falsedades y la peor de las traiciones. Alguien como ella, que se ganó honestamente su lugar en el mundo, sus logros en la música, la consideración de tantos expertos, el Amor de tanta gente, terminó por dar, con su terrible final, la posibilidad de que otra gente, con motivaciones deshonestas, ganara mucho dinero a costa de escribir barbaridades con la excusa de recordarla, de explicar lo que pasó, de querer revelar “la verdad” de lo sucedido … Por eso siempre estaremos tristes y perplejos … Por tanta injusticia … Porque tal vez Selena sea para muchos la expresión de lo más lindo que se puede dar con Amor, con trabajo, con talento, con honestidad, con valentía, con agallas, con cariño. Tal vez la gente se identificó con ello, y amó a Selena y le deseó lo mejor. Tal vez la gente, como con ningún otro artista, sintió que con Selena también triunfaban todos. Tal vez para todos Selena sea alguien más cercano y signifique algo más que la de ser una persona a quien no se conoce pero que gusta por sus lindos temas. Tal vez por ello no sólo la recordamos a Selena por su música, sino por todo lo que representó. Tal vez, como no lo hemos sentimos con nadie, hayamos sentido que si nosotros no podemos lograr triunfar en la vida, que lo haga Selena, que se lo merecía tanto. Que si Selena triunfa, triunfamos todos. Y seguramente es así, pues eso que le hicieron a Selena lo sentimos como propio. A nosotros también nos lo han hecho. Y por eso nuestro dolor eterno…
Por eso, cuando vuelvo a ver esa ventana y veo ese nuevo paisaje que me indica que pasa el tiempo, que me lleva a que mis esperanzas se desvanezcan como cuando se cerró “Selena Etc.”, cuando todo me indica que Selena se me va de mi vista y sus fotos se van borrando como la canción “Fotos y recuerdos”, veo ese cielo y esas estrellas. Y pienso en Selena y pienso en mis lágrimas que se siguen derramando a pesar de todo, a pesar de que el tiempo pasa y de que nuevos edificios surgen y otros se cierran. Porque Selena se instaló en mi corazón como en tantos otros y eso no lo borrarán ni el paso del tiempo, ni la modernidad, ni nuevos artistas. Lo que ha generado y genera Selena no lo logrará nadie, y allí está el sentimiento de tanta gente que cada día hace algo por el recuerdo de ella. Y aunque no tenga más sentido nada, aunque el dolor sea cada vez mayor, aunque las esperanzas de ver a Selena se derrumben como un castillo de arena, yo siempre recordaré y haré propios todo el amor, todo el empeño, toda la energía, todo el esfuerzo, todos los sueños de Selena a la hora de recordarla. Porque sé que la mejor forma de recordarla es poner en práctica todo lo que ella hizo en teoría, en los hechos y en el escenario. A la hora de recordarla me acordaré de todo lo que hizo esa mujer por ser alguien en la vida y todo lo que quiso hacer por sus sueños que eran ilimitados. A la hora de recordarla hay que poner todo el Amor que tuvo Selena aunque uno no tenga tanto Amor. A la hora de homenajear a Selena hay que ser como ella, dar sin esperar, dar por Amor, dar por convicción, dar pensando en que nada es imposible, que todo es posible a la hora de querer cumplir con los sueños. A la hora de recordar a Selena hay que pensar que siempre hay una luz de esperanza detrás de la negrura y de la realidad de tantos edificios. A la hora de recordar a Selena hay que dejar todo de sí como ella lo dejó por el Amor de tanta gente…
Por eso, siempre estaré aquí, Selena, para que sepas que detrás de tantos edificios, detrás de tanta oscuridad, detrás del paso del tiempo, detrás de la pena y del olvido, siempre estará mi mano para tenderla a la tuya, una mano que se siempre se extenderá para saludarte, una mano que te dará todos los días mil abrazos y mil besotes, una mano que será la esperanza para que tú sigas viviendo con nuestro recuerdo y con nuestro tributo, una mano que seguirá dándote la vida que tú mereces vivir, una mano que se resiste a la realidad de la “modernidad” y del paso del tiempo, una mano que sólo se extiende por Amor, por tu Amor, Selena…
Simplemente te quiere y te extraña desde una de las tantas ventanas de los innumerables departamentos tratando de darle calidez y luminosidad que sólo tú podías dar a estos fríos edificios…
Te ofrece mi corazón todos los días…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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