Y un día me encontré sin tiempo…
Tengo mucho trabajo … Tengo que hacer tal cosa, tengo que
hacer tal otra…
Todas obligaciones, todos mandatos de otros o impuestos
por mí…
¿Y qué es lo importante para mí?
No tuve respuesta…
Y me encontré con que no tenía tiempo ni para escribir
sobre Selena…
Me estaba olvidando de Selena … Me estaba olvidando de
mí…
Me autoimpuse cosas para cubrir la mente…
No quiero pensar en la Pandemia … No quiero escuchar
cifras de muertos e infectados…
Quiero que me dejen tranquilo…
Quiero volver a la “normalidad”…
Quiero volver el tiempo atrás…
Quiero volver al tiempo en el que comenzó todo…
Quiero volver a ese momento en el que perdimos el rumbo…
Porque nada surge de casualidad…
Nada surge de la nada…
Todo tiene un por qué…
Como nunca asistimos a las muestras de un mundo en el que
primó siempre el individualismo a la colectividad…
A un mundo en el que sólo le importó la salvación
personal…
A un mundo en el que ya no importaban el trabajo, el
talento, el sacrificio…
A un mundo en el que no importó la verdad, la
autenticidad, la sinceridad…
A un mundo en el que no se valorara el mérito, el ser
mejores en nuestro actos y en nuestras vidas…
Y ya no importaron las señales…
Importaba ganar, ganar a cualquier precio…
Imponerse en la vida con la mentira, con el engaño, con
la falsedad…
Triunfar difamando, hablando mal del otro, destruyendo al
que se interpusiera en el camino a la cima…
Un mundo tan distinto del que soñó Selena…
Un mundo tan distinto del que creó Selena…
Y tuvimos señales…
Atentados, destrucciones, incendios, matanzas…
Mientras el mundo se divertía en un show sinfín…
Mostrándose y mostrando una realidad ficticia, irreal tan
alejada de nuestros sueños y nuestros sentimientos…
¿Nos sorprende lo que vivimos? ¿No tuvimos señales?
Parecen tan lejanos aquellos incendios en los que tantos
animales murieron en Australia…
O aquellos otros en Brasil…
Aquel atentado en Orlando en una discoteca…
Y un día antes mataban a una cantante que prometía,
llamada Chistina, en la misma ciudad, de la mano de un fan…
Como a ti, Selena…
Los atentados de las Torres Gemelas…
Las guerras absurdas, el hambre tras ellas, la
injusticia, la gente desamparada preguntando por qué…
¿Nos sorprende lo que nos pasa?
Es un mundo sin Selena…
Ahora el mundo se aterroriza por un virus al que no
pueden controlar…
¿Pero no hubo algo similar hace diez años?
Fue un aviso…
Un aviso que no quisimos ni ver, ni escuchar, ni atender…
Total, siempre se sale de la crisis, ¿no?
Un mundo en el que se premió la artificialidad, la superficialidad,
la apariencia…
Un mundo tan alejado de tus valores, Selena…
¿Cuándo comenzó todo?
¿Cuando a los artistas se le empezó a decir que no
importaba ser talentosos?
¿Que bastaba con inventar historias personales, de
relaciones y de amistades?
¿Cuándo comenzó a inculcárseles que es más importante
pelearse que quererse, hablar mal del otro en vez de elogiarlo o piadosamente
callar?
¿Cuándo el mundo perdió su rumbo?
¿Cuándo ya no importó ser exitoso producto de lo que se
es, de lo que se hace y de lo que se construye?
¿Cuándo empezó a importar la apariencia, las relaciones
convenientes y coquetear con el Poder traicionando sus propios valores?
Tal vez la verdad esté cuando comencemos a responder cada
una de todas estas preguntas…
Y si convenimos en que así fue como comenzó todo…
Tendremos que saber que hubo una fecha en la que empezó
el camino de la debacle…
Y de vivir las consecuencias de ese hecho nefasto…
Todo lo que vivimos comenzó … el 31 de marzo de 1995…
Allí el sueño terminó…
No sólo terminó el sueño de Selena…
Terminó el sueño de todos…
No sólo cambió el rumbo de la música latina y mundial…
Cambiaron los valores, los objetivos, los sueños…
Dejamos de pensar que lo importante en la vida era ser
feliz…
Empezamos a pensar que lo más importante era ser exitoso…
Dejamos de pensar en nuestros sueños…
Empezamos a pensar en lo que quieren que seamos…
Dejamos de sentirnos orgullosos por lo que somos y
queremos mostrar…
Empezamos a ser y a parecer lo que quieren lo que nos
dicen que en la vida hay que ganar a como sea…
Dejamos de ser nosotros…
Dejamos de pensar en el bien de los demás…
Ya no pensamos en ser felices ni hacer felices a los
demás…
Dejamos de lado el camino de Selena…
Nos olvidamos de ella…
Sólo la recordamos en los aniversarios…
La recordamos en sus canciones, en sus conciertos…
Hasta la homenajea gente que hizo, hace y hará todo lo
contrario a lo que hacía Selena…
Son las mismas personas que sólo se les ocurre
homenajearla poniéndose un vestido similar al de Selena en el mítico Houston Astrodome
de 1995…
Pero a nadie se le ocurre homenajearla siendo como ella…
Tampoco se les puede pedir tanto…
Perdimos el camino de Selena, sin duda…
Y yo aquí, sin tiempo para recordar a Selena…
Porque tengo mucho trabajo…
Teniendo que ocuparme de cosas que no me interesan, de
preocuparme de temas absurdos, de seguir caminos que nos llevan al caos…
¿Y todavía me sorprende lo que pasa?
No. No me sorprende…
Tuvimos una oportunidad y la perdimos…
Todos la vimos caer, caer sin poder llorar…
El sueño de Selena terminó…
El nuestro también…
Y yo sin tiempo…
Viendo cómo todos llegaremos a un final inexorable muy
pronto…
(Nada más desolador que la soledad. Nada más desolador
que el olvido. Nada más desolador que el destino inexorable. Nada más desolador
que un triste final. Tuvimos la oportunidad de ser felices para siempre. Hoy
padecemos las consecuencias de haber desechado esa oportunidad. Nada más queda
… Nada más queda que el Amor de Selena para sobrevivir…)
Aquí estoy, Selena … Sosteniéndome como pueda con tu Amor…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
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