Sergio
sonreía increíblemente feliz cuando vio salir a su equipo de fútbol a la
cancha. Él era fanático de Independiente y siempre estuvo orgulloso de
simpatizar con su querido club. Desde chico lo vio ganar miles de copas
nacionales y, sobre todo, internacionales. Desde chico sintió orgullo de decir
que su institución era un ejemplo no sólo en lo futbolístico sino en lo
institucional ... Vio descender a su eterno rival, Racing, mientras
Independiente era campeón. Su club tenía la mejor biblioteca de su ciudad,
Avellaneda. Su equipo era el verdugo de todos los grandes equipos del país ...
Pero la realidad había cambiado ... En los últimos años los sucesivos malos
gobiernos y la corrupción se apoderaron del club y se dio lo que nunca Sergio
se hubiese imaginado ... Su equipo descendió a la “B” para su desgracia y para
la alegría de todo el país. Ya no había motivos para sentirse orgulloso ... Ya
no era el Rey de Copas como solía decir todos los hinchas de Independiente ...
Ahora lo era Boca, que encima pasó a ser el único equipo de la Argentina que
nunca descendió ... Pero algo había pasado en el medio de los últimos 6 meses,
cuando el descenso era irremediable, y Sergio veía entre desesperado y
resignado el desenlace. Algo que hacía que en ese frío día de agosto Sergio
fuera a la cancha para ver Independiente-Defensa y Justicia inaugurando el
campeonato de Primera Nacional “B” ... Cuando salió el equipo Sergio se paró y
aplaudió ... Parecía un hincha optimista dispuesto a afrontar la dura realidad
que lo circundaba ... Pero no era así ... “Sé que hay cosas peores que un
descenso deportivo ... Sé que tendré que soportar que mi equipo esté para
siempre en la ‘B’ ... Había que atender otras cosas más importantes ... Y no
tenía opción ... Ahora soy una persona feliz ... Si algún día otro hincha de
Independiente se entera, espero que me entienda”, se dijo Sergio mirando la
hora y calculando el tiempo en el que terminaría el partido, pues ese día, pero
a la noche, tenía que ir a un concierto, para ver a una artista que hacía mucho
tiempo que esperaba y por fin la podría ver, después de tantos ruegos, después
de tantas súplicas ... Sergio veía por primera vez en su vida a su querido
equipo en la “B” en el medio de un estadio inmenso, pero con un público escaso
... Un público aún triste y amargado por ese pobre presente ... Pero Sergio
estaba feliz ... Algo bueno estaba sucediendo al mismo tiempo ... Algo bueno
había surgido a cambio de esa inmensa tristeza que acaparaba el estadio...
Una noche de
febrero de 2013 Sergio no podía dormir. Su equipo había jugado un partido
pendiente del torneo anterior con Tigre. Era vital ganar para salir del estado
de descenso directo antes de comenzar la última etapa del torneo, que comenzaba
en una semana. Pero Independiente apenas empató y el panorama no podía ser más
desolador de cara a los rivales que le tocarían después ... Recién allí
entendió en toda su dimensión lo que habían sentido los hinchas de River cuando
experimentaron el descenso dos años atrás ... No poder dormir ... Ver la
desgracia y no poder hacer nada ... Imaginarse despertar al otro día desganado
queriendo olvidar lo sucedido pero la radio, la televisión y sus propios
compañeros de trabajo con sus cargadas recordándoselo una y otra vez como una
gota que cae sobre la cabeza sin parar durante horas, días, años ... Sergio
sintió que nada peor podía sucederle ... No tenía consuelo ... Algo que lo
había identificado desde tan pequeño sucumbía y él con su club ... Cuando logró
dormitarse luego de muchos intentos, vio un hombre de pelo largo y barbudo que
le decía algo, como si lo estuviera recriminando por algún motivo. Entre sueños
se decía: “¿Qué hace aquí Marco Antonio Solís? ¡¡Yo nunca le dije que no me
gustan sus canciones y nunca le recriminé que ni se mosqueara ante la presencia
de Selena en la entrega de los Premios de Furia Musical de 1994!! ... Todavía
recuerdo que él recibió el premio en nombre de su grupo y ni siquiera tuvo la
deferencia de agradecérselo...”. Pero Sergio no podía sacar de su mente a ese
hombre que algo le decía, algo le recriminaba ... “¿Pero acaso no tienes
memoria? ¿No recuerdas lo que dijiste? ¿En serio has olvidado lo que
prometiste? ¿Si quieres podemos rever tu decisión?”, le decía Marco Antonio
Solís, o vaya a saber quién, mirándolo a los ojos. Sergio quería seguir
durmiendo pero se lo impedían esas palabras, ese imperativo ... Después de dar
varias vueltas en la cama se despertó y cuando iba a salir de ella para tomar
un vaso de agua, la cara de Marco Antonio Solís o su sosías se le interpuso en
el camino. Sergio se estremeció a tal punto que pegó un salto, trastabilló y
por milagro se salvó de caerse a un costado y quebrarse ... “¿Pero quién eres
tú? ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?”, le dijo casi aterrado. “Por empezar quiero
decirte algo ... ¡¡Que no soy Marco Antonio Solís!! No es nada contra él, pero
ya me tienen harto que se me confunda con ese artista ... Con todo respeto ...
Y después ... Vengo a preguntarte algo ... ¿Por qué estás tan angustiado con
Independiente? Ya sé que no te puede causar ninguna gracia lo que le pasa a tu
querido club, pero pensé que con tu deseo eso estaba contemplado y superado ...
Que con tu elección estas cosas serían a la larga superable...”, le dijo el
sosías de Marco Antonio Solís. Sergio lo miró atónito. Quería entender pero no
podía. Ya no sabía si lo que vivía era cierto o era parte de la pesadilla en la
que estaba ... “¿Pero de qué hablas? ¿Qué deseo, qué elección? ¿Acaso quiero
que Independiente descienda? ¿Soy masoquista? ¿Qué bueno puede haber detrás de
semejante desgracia?”, le recriminó. El imitador de Marco Antonio Solís insistió:
“¡¡No lo puedo creer!! ¿En serio que no lo recuerdas? ¿Pero ya te has olvidado
de Selena? ¿Ya no la tienes en tu corazón? ¿Ya no quieres que vuelva a vivir su
vida? ¿Acaso no has dicho que harías lo que sea por ella? ¿Que sacrificarías
todo, que darías hasta lo que no tienes para verla exitosa y feliz? ¿Acaso lo
has olvidado? ¿Aún no te has dado cuenta de a qué me estoy refiriendo?”. Sergio
se quedó duro. De golpe todo se le vino encima. Hasta él mismo no podía
comprender lo que había olvidado. Tal vez porque lo que había dicho era más una
expresión de deseos que una posibilidad, que no se podía tomar por cierto algo
que era ridículo de sólo pensarlo ... Sergio fue reconstruyendo todo de a poco
... De adelante para atrás ... Pocos meses atrás, en el torneo anterior, cuando
Independiente no ganaba y el promedio del descenso lo condenaba, alcanzó a
decirle a su esposa: “Bueno. Nos iremos a la ‘B’ ... ¿Y quién sabe? Tal vez eso
sea una señal, una respuesta a mi ruego. Yo estaré triste, pero pronto esa
tristeza se irá cuando vea que Selena ha vuelto ... Tal vez pronto la vuelva a
ver ... ¡¡Espero que sea así!!” ... Su esposa lo miró con un gesto de fastidio,
pero no era sólo por los celos que le generaba que su esposo hablara maravillas
siempre de su “rival”, sino porque su mente científica no toleraba esos
pensamientos mágicos que ella lo atribuía a signos inequívocos de atraso mental
... Pero en cuanto Sergio recordó bien esa escena, rememoró lo que había dicho
años atrás cuando la “desgracia” que sufría el club parecía algo mucho más
lejana ... “Si me dijeran que para que Selena vuelva a estar entre nosotros
tuviera que soportar que Independiente descienda y no vuelva a jugar en Primera
nunca más, no dudaría en aceptarlo. ¡¡Con tal de que Selena viva su vida me
aguantaría que esos ‘amargos’ se queden a la ‘B’ para siempre!!”, recordó
Sergio que había dicho hacía un tiempo atrás ... Sergio miró a ese tipo tan
parecido a Marco Antonio Solís y éste lo observó sarcásticamente ... “Veo que
te vas acordando lo que has dicho y sus consecuencias ... Mira Sergio. Ya me
acostumbré a los que prometen en vano. Los que declaman a los 4 vientos que
harán esto y aquello si logran tal o cual objetivo ... Y cuando lo logran ...
‘si te he visto no me acuerdo’ ... Ya soporté que en tu país un seleccionado de
fútbol completo no cumpliera su promesa luego de ganar la Copa del Mundo en
México ’86. No hace tanto soporté que un técnico de fútbol no cumpliera su
promesa de raparse el pelo si lograba que su equipo saliera campeón ... Por eso
vine más que a recriminarte a que me confirmes tu promesa y a asegurarme que la
cumplirás ... Porque es muy fácil decir que se va a hacer tal o cual cosa en el
aire, cuando uno supone que nunca se va a dar la ocasión ... Pero siempre es
difícil sostener lo que se ha prometido cuando el momento esperado se presenta
... Y ahora estamos en el baile, Sergio. Si quieres puedes retirar lo dicho, borrar
la promesa ... ¡¡Y aquí no pasó nada!! ... Te quedarás tranquilo con
Independiente ... Si ésta es tu opción, no descenderá ... Te lo aseguro ... No
es que tenga el poder que tiene el presidente de la Asociación del Fútbol
Argentino, pero puedo mover influencias ... Aquel tiro al arco fallido que como
magia entra en un ángulo, aquel penal que se cobra, aquella infracción que no
se ve ... Independiente se salvará, pero Selena no volverá ... ¿Qué me dices?
¿Retiramos lo dicho? ¡¡Dímelo tú!!”, le dijo Marco Antonio Solís o su gemelo
mirándolo fijo confirmando una respuesta ... Sergio lo miró entre angustiado y
desesperado, y le dijo: “Pero si confirmo mi promesa, ¿cómo aparecerá Selena de
pronto? ¿La harás venir en un OVNI? ¿Aparecerá de pronto como si nunca se
hubiese ido? ¿Cómo cubrirás ese tiempo de ausencia?”. “Ya te dije Sergio ...
Sea que tu decisión vaya en uno u otro sentido, yo sabré mover las cosas, sabré
lo que tenga que hacer ... Ya lo verás ... Mira ... Tienes que saber que ni yo
contemplaba lo posibilidad de que Selena pudiera volver ... Escuché muchos
ruegos, infinidad de promesas ... Pero sólo la tuya me atrajo ... Estabas
ofreciendo algo en serio a cambio ... Tú sí estabas dispuesto a padecer algo
significativo de por vida ... a cambio de que Selena viviera su vida ... Y yo
ahora te estoy ofreciendo dicha posibilidad ... Pensé que no dudarías ... Pero
olvidé que eres un ser humano y que tienes tus debilidades ... Piensa un
poquito y dime lo que has decidido ... Igual, quiero que sepas que este
compromiso no es para siempre. Lo tendrás que renovar periódicamente hasta que
se cumpla ... Y una vez hecho, ya no hay vuelta atrás ... Salvo que hagas otra
promesa y me convenzas otra vez”, le dijo el sosías de Marco Antonio Solís y se
incorporó. Sergio se le quedó mirando con su cara inclinada para arriba ya que
permaneció sentado. Sabía lo duro de la decisión. Podía desdecirse o
retractarse, pero ¿cómo afrontar la vida habiendo tenido la oportunidad de ver
a Selena feliz viviendo su vida y haberla desechado? Sergio siempre había dicho
que estaba convencido que otro sería el mundo si estuviera Selena ... Que todo
sería distinto, que todos serían felices ... ¿Cuánto podía importar el hecho de
que Independiente estuviera en la “B” si estaba Selena que acaparaba la vida y
la felicidad de todos? Podía sonar duro, difícilmente de entender para los
demás, sobre todo para los otros hinchas de Independiente, pero para Sergio
Selena era mucho, mucho más importante que su querido club ... Sergio miró a
Marco Antonio con una sonrisa de tristeza, pero con aire de suma satisfacción,
y le dijo: “Creo que no era necesaria tu
aparición para saber lo que decidiría tarde o temprano. Me será inevitable el
sufrimiento. Seguramente lloraré, pero nunca ni mi tristeza ni mi llanto se
compararán con lo que sentí por la pérdida de Selena ...Siempre voy a elegir el
camino que más la favorezca a ella ... Ya sabes lo que tienes que hacer ...
Sólo te pido que me des una señal que me indique cuando ella vuelva a estar
entre nosotros ... Es lo único que te pido...”, le rogó Sergio. El imitador de
Marco Antonio Solís sonrió, puso sus dos manos en los hombros de Sergio y le
dijo: “Sabía que me dirías eso ... Por lo demás, despreocúpate. Ya tendrás
noticas mías, pero sobre todo, ya tendrás noticias de Selena”. Y tan pronto
como lo dijo, chasqueó los dedos de su mano derecha y desapareció. Sergio ni se
inmutó por la súbita salida de Marco Antonio ... Se quedó solo en la oscuridad
de su habitación. Sintió frío, mucho frío. Se acurrucó con unas sábanas y
espero bajo ese resguardo afrontar lo que vendría en el futuro ... Sólo pidió
fuerzas para poder soportarlo con la única finalidad de volver a ver al mundo
sonreír con Selena...
Sergio vivió
días, semanas, meses de terror. Su equipo sucumbía y la realidad del descenso
era un hecho ... Cansado de su angustia, de su elección, de las cargadas de los
hinchas de otros equipos, de ver tan tristes a otros hinchas de su equipo, le
agarraban arrebatos de querer romper su pacto, de salvar a su querido club,
pues ahora se sentía responsable, culpable, un traidor. Si se enterara alguien
de lo hecho por él más de uno le endilgaría su egoísmo, su decisión impiadosa,
su falta de Amor por el club. Lo harían enloquecer por ser tan mal tipo, tan
mala persona. Y si bien Sergio estaba tan acostumbrado de que hablaran mal de
él por atrás, de que lo difamaran, de que lo calumniaran, siempre asumió que
eso que le pasaba era producto de que era inflexible a la hora de que le
respetaran su opinión, de su postura ante la vida y ante las cosas, de que lo
dejaran tranquilo, de que lo dejaran ser. Y muchas veces en ambientes
mediocres, en los que lo corriente es la rutina, las actitudes impostadas, las
lealtades a grupos y a conductas
maliciosas que nada tienen que ver con su persona y que muchos con orgullo
llaman “códigos”, son intolerables las actitudes independientes, personales,
auténticas, autónomas. Sergio desde chico sabía de la “uniformidad” y de lo
pecaminoso que era salir de esos esquemas tan rígidos. Pero mal que mal Sergio
nunca se sentía culpable por tener reacciones impiadosas contra esos ambientes
y sus integrantes, y nunca miraba para atrás luego de alejarse de todo eso que
lo afectaba. Y menos se sentía culpable ... Pero en este caso ... Ante esta
situación no podía tolerar vivir con esa angustia, con esa sensación de
sentirse un hereje. Esto sí le pesaba ... Cierta noche, Sergio volvió abatido
luego de una derrota que lo ponía en el piso a Independiente. Estaba dispuesto
a buscar a Marco Antonio Solís o quien fuera para decirle que abandonaba todo,
que ya no podía soportar ni su propia Alma ... Pero para su sorpresa y
sobresalto vio, al abrir la puerta de su casa, que Solís estaba sentado en un
sillón bebiendo una copa de cognac al lado de un fogón. Hasta ese momento no
sabía Sergio que tenía cognac, una chimenea y un sillón en su casa ... Pero ahí
estaba Marco Antonio, esperándolo ... con un diario en la mano ... “¡¡Sí, ya
sé!! Perdieron otra vez ... Y bueno ... ¿Era lógico, no? Tampoco era que tenían
un partido sencillo ... Mira ... Yo no quiero torturarte más. Sabes que eres
una persona libre ... ¡¡Libre!! Sabes que puedes cambiar de opinión cuando
quieras ... Sólo te pido que actúes de acuerdo con lo que dice tu corazón ...
Yo no estoy aquí de capricho ... Yo estoy porque tú me invocaste, porque evalué
tu pedido, y sabía que era sincero y válido ... Y muy altruista ...¿Qué mejor
que hacer algo por Selena y nadie más? ... ¿Qué mejor que desprenderse de una
de las cosas que más quiere para darle la vida que se le truncó? .. No ... No
quiero hacerte cambiar de opinión ... No estoy siendo demagogo para conmoverte
... Yo no gano ninguna comisión por tratar de que recapacites ... ¡¡Creeme!!
Mira ... Mira este diario ... Es del 2 de abril de 1995. Es de Los Ángeles ...
No te tengo que decir que Selena se iba a presentar a dar un concierto allí el
1 de abril. Ese 2 de abril la noticia debía ser lo que debió haber ocurrido en
aquel concierto ... Pero no fue así. Supongo que ya sabes lo que pasó, pero
míralo tú mismo ... Míralo, por favor, y dime lo que te generan esas imágenes y
el relato de la noticia. Sólo míralo y si quieres no me digas nada. De todos
modos lo sabré con observar tu rostro ... Sólo te pido que lo mires. Tómate el
tiempo que necesites. Yo sabré esperar”, le dijo Solís. Sergio tomó el diario y
no pudo dejar de llevarse la mano a la boca y ponerse a llorar. Veía fotos de
miles de personas llorando en el estadio en el que debía asistir Selena,
convertido en un lugar de recogimiento y de misa en el que un sacerdote
oficiaba el evento en su memoria. Sergio veía en las imágenes y en el relato la
mayor expresión de dolor, de desconcierto, de desconsuelo, de derrota, de
desesperanza. En los rostros de esas jóvenes podían verse el fin de una
ilusión, el fin de la alegría, el volver a la vida sin un pedacito de corazón,
sin un pedacito de Alma. El escritor de una editorial que reflejaba el momento
no dejaba de expresar el dolor de la ausencia, de la pérdida de la alegría, del
dolor de haber perdido acaso el bien más preciado, la mujer más encantadora que
haya existido en el mundo y en todos los tiempos ... El autor de la nota
principal exaltaba el hecho de que a Selena no le habían regalado nada, que
surgió bien de abajo y que todo lo que logró fue gracias a su talento, a su
constancia, a brindarse el todo por el todo a su público, no sólo en el
escenario sino fuera de él. Que tal vez no sabía si era la mejor cantante, la
mejor artista, la mejor bailarina. Pero sabía que Selena era única,
irrepetible, inimitable, auténtica, vivaz, con ganas de vivir y de hacer feliz
a la gente. Que era querida porque era más que una simple cantante devenida en
famosa por un par de hits. Selena era ante todo una gran persona, llena de
sueños y de ilusiones, que no era falsa ni le gustaba dar una imagen equivocada
de ella. Y tal vez por eso se hizo querer tanto, y que la gente siempre
necesitaba expresarle su cariño y su deseo de cuidarla ... Sergio leía y no
podía dejar de llorar. En la nota como en toda la cobertura de ese triste
evento se veía el desconcierto, la desorientación ... Aún no se entendía que la
asesina fuera alguien de su entorno y, por ende, no se podía comprender cómo
alguien tan encantador como Selena terminara de ese modo ... “Es injusta esta
vida ... Hay cosas que no se comprenden ... Selena era la fiel confirmación de
la existencia de Dios, que sólo nos permitió dejarla verla un poquito para que
no se olviden de Él ... Pero lo cierto es que hoy, mañana y por siempre jamás
nos olvidaremos de Selena...”. Cuando terminó de leer la nota, Sergio tiró el
diario y rompió a llorar. Marco Antonio Solís se incorporó y lo abrazó
visiblemente conmocionado ... “No necesito que me digas nada, Sergio ... Ya sé
lo que sientes ... Sólo quería que sientas qué es lo más importante para ti ...
Lo otro es triste y feo ... Ya lo sé ... Pero en todo caso el entorno y los
comentarios de la gente lo hacen más insoportable ... Pero a ti lo que
realmente te duele es la ausencia de Selena y sé que no pararás hasta lograr
que algún día ella tenga esa vida que casi no tuvo, que pueda tener la felicidad
completa que tanto merecía...”. Sergio asintió con su cabeza y tras decirle que
nada cambiaría su decisión, le pidió que lo dejara ir. Necesitaba un tiempo
estar solo, sin nada ni nadie que lo perturbara, sin que nadie lo torturaba con
sus pensamientos y sus decisiones...
Poco tiempo
después Sergio pidió licencia en su trabajo y se fue lejos, muy lejos ...
Siempre habló de islas desiertas y qué hacer en ellas ... Pues eso mismo hizo
... Se fue a una isla cerca de San Martín de los Andes, y vivió allí por unas
semanas con lo justo y lejos de todo y de todos. Aun así sabía en qué fechas
estaba y ya tenía calculado que para su vuelta todo habría terminado ... En esa
estancia en esa isla desierta Sergio pensó cómo al ser humano le gusta y
necesita alienarse con cosas que él mismo inventa ... entre ellas el fútbol ...
Y más recientemente Internet. Nadie quiere pensar para qué uno está en el
mundo, y qué hace todos los días por uno y por los demás. Nadie quiere pensar
que se va a morir y por ello ocupa su mente en muchas cosas supuestamente
importantes para no pensar en ello. Y por ocuparse de esos menesteres se
preocupa por tonterías y no vive ... Sergio pudo apreciar que si uno tomara
conciencia de lo que hace todos los días, de si es feliz con lo que vive,
cuándo fue la última vez que se rió, la última vez que lloró, la última vez que
se abrazó tiernamente con alguien, la última vez que dijo “Te quiero”, quedaría
estremecido. Sí, es mejor alienarse y no pensar en ello ... Es mejor Facebook
que las islas desiertas ... También pensó Sergio que era más fácil odiar que
amar, que el mundo había perdido la brújula y que el mundo aceptaba la
hecatombe porque sentía que ya nada se podía hacer ... Como nunca Sergio en esa
isla desierta se convenció de que la partida de Selena tuvo mucho que ver con
esa densa realidad ... Que con ella presente las cosas serían diferentes, el
mundo sabría cuál sería el camino y sus habitantes serían felices, muy felices
... Sergio decidió volver a la “realidad” con la esperanza de que al menos las
cosas volverían a ser como antes y que el mundo sería mejor con Selena como su
principal estandarte...
Antes de
llegar a su casa pasó por un kiosco de diarios y no pudo evitar mirar de
refilón alguna tapa de algún medio que le mostrara fielmente la realidad. Posó
sus ojos en el inevitable “Clarín” y para más especificaciones buscó la
confirmación en ”OIé”. Ni quiso mirar los titulares. El solo hecho de ver las
fotos con los jugadores de Independiente yéndose cabisbajos del campo de juego
era suficiente ... Juntó fuerzas para no llorar y para distraerse miró a una
mujer que leía en un bar el Suplemento de Espectáculos de Clarín. Era tanta su
necesidad de pensar en otra cosa que se acercó a la ventana en la que se veía a
la mujer leyendo pensando: “¡¡Qué cosa!! Con todo el bombardeo mediático diario
igual la gente sigue creyendo en el mismo matutino...”. Pero a medida que se
acercaba había algo en esa tapa del Suplemento que le llamaba la atención, que
le resultaba familiar ... Se acercó más y más a tal punto que incomodó a la
muchacha que se sentía intranquila con su mirada ... Sergio estaba por desviar
su vista para no molestar a la mujer hasta que vio algo que le llevó la mano a
la boca ... Era Selena ... ¿Era? ¡¡Sí, era!! No quiso esperar más ... Tampoco
quería incomodar a la mujer ... Fue al kiosco y compró el Clarín. No iba a
mirar la tapa por el dolor de Independiente, pero se detuvo igualmente allí
pues vio una foto grande de Selena en un recuadro con el título: “¡¡Por fin
Selena viene a la Argentina!!”. Y más abajo informaba: “Después de su
espectacular éxito en Estados Unidos, Europa, Oriente y de innumerables giras
por toda Latinoamérica que por problemas de calendario siempre excluyeron a la
Argentina, Selena se presentará en dos meses en tres shows que brindará en el
estadio River Plate. ‘Entre otras cosas voy a disculparme con el público
argentino al que prometí ir desde 1994. ¡¡Y daré todos los shows que me pidan!!
En principio serán tres, pero si tienen que ser siete, ¡¡que sean siete!!’,
dijo Selena y desató su contagiosa carcajada que la hace tan encantadora...”.
Sergio apretó el Clarín y lloró, esta vez de emoción. Ni fue a su casa. Fue
corriendo para el estadio en el que vendían los primeros boletos. Pero cuando
estaba por hacer la debida cola, que era de casi 10 cuadras, alguien le tocó
suavemente con un dedo su hombro ... Era Marco Antonio Solís o su imitador ...
“Aquí tienes un boleto ... No ... No es un boleto ... Es un pase gratis y libre
para todos los shows. Ya lo sabes: pueden ser tres, ¡¡pueden ser siete!!”.
Sergio se rió con ganas y se abrazó largamente con Marco Antonio. “¿Ves,
Sergio? Estás feliz. Selena está aquí y eres feliz. Tu rostro lo dice todo.
¡¡Disfrútalo!! Esto era lo que querías. Que Selena pudiera ser exitosa y
dichosa...”, le dijo. “¿Pero cómo se dio todo? ¿Cómo es que..?”, intentó
preguntarle Sergio, pero Solís lo detuvo. “No preguntes. Sólo disfrútalo. En
todo caso, si la ves cuando venga a la Argentina pregúntale tú, a ver qué te
dice”, le dijo y se marchó no sin antes decirle que guarde bien el pase, que se
cuide mucho y que ya se verían pronto ... Sergio guardó el pase y desde ese
entonces hasta que vino Selena a la Argentina sólo se dedicó a esperarla. No
quiso saber otra cosa que no fuera de Selena ... Salvo cuando quiso saber
cuándo comenzaría el Torneo Nacional “B” ... Cuando se puso a buscar en
Internet toda la trayectoria de Selena, parecía de película. Todo lo que había
antes había desaparecido. Sólo se mantenía intacta su historia hasta el 31 de
marzo de 1995 ... Casi ... Después de ello ... Como si nada hubiese pasado. Ni
siquiera aparecía esa mujer odiosa, como si nunca se hubiese cruzado ni con
Selena ni con toda la familia Quintanilla ... Después era ver, asombrarse y
emocionarse ... El disco en inglés la había catapultado y su éxito fue
arrollador. Tanto lo fue que casi no tuvo fechas de concierto libres. El padre
de Selena le dio prioridad a Estados Unidos, Europa, con Francia a la cabeza, y
Oriente, con Japón como el país que más la había aplaudido ... Como podía iba a
México, por los compromisos que siempre tuvo desde 1992, y cuando tenía una o dos semanas iba a
Centroamérica, con base en Puerto Rico, Nicaragua y El Salvador, y Sudamérica,
con idas a Venezuela, Colombia y Perú. También a Selena la tenía muy ocupada su
pasión por el diseño que encima tuvo tanto éxito como su profesión de cantante.
Sus diseños estaban entre los más cotizados y vendidos ... Sergio no podía
creer en lo que se había convertido Selena, pero en realidad su incredulidad
estaba en que siempre vio la “otra realidad” ... Ahora que veía ésta, la
realidad por la que Sergio tanto había bregado, nada podía ser tan sorpresivo.
Esto era lo que Selena lograría, éste era el camino que transitaría Selena si
la dejaban avanzar. Sergio sólo estaba viendo el destino de Selena que alguien
se lo había birlado impunemente. Por suerte Sergio ahora podía verlo y
disfrutarlo ... por su propio ruego ... y gracias a Marco Antonio Solís, o
quien fuera ... Selena era la estrella internacional que estaba haciendo feliz
a tanta gente ... Sergio no podía estar más contento...
El partido
entre Independiente y Defensa y Justicia terminó 0 a 0. Si uno veía el partido
no se podía esperar otra cosa. Pero a Sergio no le importó. Era ése “el día”.
Selena se presentaría por primera vez en Buenos Aires. Viajó con una sonrisa en
la boca hasta el estadio River Plate y a medida que se acercaba podía ver un
mundanal de gente que se iba yendo en procesión al concierto. La gente cantaba,
la gente estaba feliz. Sergio no tenía ninguna duda de que Selena estaría por
más de tres noches en Argentina. Cuando entró al estadio con su tique especial,
iba a intentar ver si acaso podía verla de cerca, decirle que la quería,
confesarle que hacía mucho, muchísimo tiempo que la esperaba .... Pero la
cantidad de periodistas, fanáticos, colados era tanta, tanta, que ni quiso
intentarlo. Sergio era de ésos que prefería disfrutar del artista y no estarle
encima molestándole con actitudes insidiosas y pesadas. Sólo que como Selena era
especial y la situación era demasiado particular, quiso ver si tendría alguna
oportunidad. Pero prefirió esperar. Sabía que tendría tiempo .... ¡¡Y vaya si
lo tuvo!! ¡¡Selena estuvo ocho noches en River!! Sólo se tomó descanso luego
del cuarto concierto. Cada noche fueron dos horas y cuarto de espectáculo de
una artista sin igual. Sergio la vio en todas las noches ... No se cansó nunca
... Selena estaba más madura. Era una artista completa pero conservaba la
espontaneidad y el carisma que tuvo desde pequeña. Cantaba como ninguna,
bailaba como ninguna. Había evolucionado muchísimo, pero aun así seguía estando
intacto lo que más la distinguía. Su gracia, su repentización, su talento, su
sonrisa, sus saluditos personales, su autenticidad, su humildad ... Eso la
hacía única, eso la hacía una artista diferente ... Recién en la última noche,
y luego de un concierto inolvidable, Sergio, en pleno éxtasis, decidió ir a
verla. Sabía que iba a ser más difícil que las otras noches, pero lo iba a
intentar ... Vaya a saber cómo se filtró por el sector de periodistas, y cuando
miraba a uno y otro lado tratando de localizarla en el medio del gentío, se
encontró casi cara a cara con ella. Sergio quedó petrificado. Selena lo miró y
le dijo “Hola”, con una cara y con una sonrisa como si lo conociera de toda la
vida. “Supongo que vienes a pedirme un autógrafo ... ¡¡Vamos!! ¡¡Dame tu papel
y lápiz que te ganaste el premio de recibir el primero!! ... Sergio empezó a
buscar papel y lápiz pero fiel a su estilo sólo encontró papeles arrugados y
una birome echa un bollo en el bolsillo de atrás en su jean, provocándole una
gran mancha azul. Selena no pudo evitar reírse a carcajadas, pero lo
tranquilizó: “No te preocupes. ¡¡Yo te consigo!!” Y le pidió papel y lápiz a
A.B., que justo pasaba por allí y le alcanzó ... Selena iba a empezar a
firmarle el autógrafo, pero la curiosidad de Sergio la interrumpió: “¡¡Pero
Selena!! ¿No vas a preguntar mi nombre? ¿Acaso lo sabes?”. “Sí, claro que lo
sé”, le respondió firmemente Selena. Sergio se quedó duro ... “¡¡Es que lo vi
en el documento que sacaste cuando buscabas papel!!”, tras lo cual Selena
volvió a reír a carcajadas ... Luego lo miró fijo y con aire intrigante le
dijo: “Puedo firmártelo en español, pero intuyo que lo prefieres en inglés. ¿No
es así, Sergio?” ... Sergio le iba a decir qué cómo sabía eso, pero prefirió
dejar que las cosas discurrieran así como sucedían ... No había nada que pensar
... Menos elucubrar ... Sólo había que disfrutar a Selena, a Selena viva, viva
y feliz, viva y exitosa, viva y con él enfrente disfrutando de su felicidad y
de su opción ... Selena le extendió el papel a Sergio y le dijo: “Ahí lo
tienes, pero te pido un favor. Leelo en mi presencia. Si tienes alguna duda, me
preguntas, ¿sí? Sergio asintió y miró lo que decía el autógrafo: “You think you
can change destiny? Do you think the future is in our hands? I'm sure it
is. I know that if we wanted to, we could do all we dreamed. And I'm also sure
you think the same way. I can see it in your eyes. With Love Selena. August 31, 2013”.
Sergio no pudo evitar que se le escapara una lágrima de sus ojos y cuando alzó
la vista vio que Selena lo miraba tiernamente mientras sonreía ... Nunca había
visto a Selena así ... Sergio no pudo evitar el impulso y abrazó a Selena y
lloró sin poder parar. Selena lo mantuvo abrazado un buen tiempo mientras le
acariciaba la cabeza y le decía: “Veo que crees que se puede modificar el
destino ... Gracias, Sergio ... Te estoy eternamente agradecida ... Por este
lindo momento que me has brindado”, tras lo cual le dio un tierno beso en la
mejilla y le dijo: “Lamento dejarte, pero ya sabes, ¡¡el público espera!!” ...
Sergio lo entendió perfectamente exteriorizando su mejor sonrisa. Antes de
despedirse, Selena le alcanzó una tarjeta con su dirección de su casa, de sus
correos, de sus teléfonos. “Llámame. Quiero que vengas pronto a Corpus Christi.
Quiero mostrarte todo lo que he logrado en estos largos años...”. Sergio tomó
la tarjeta y volvió a abrazar a Selena para despedirse. Ya se estaba marchando cuando
a los gritos Selena le preguntó desde cierta distancia: “Una curiosidad,
Sergio. Sé que el fútbol es muy popular aquí. ¿Cómo se llama el equipo con el
que simpatizas?”. Sergio bajó la cabeza y Selena volvió a reírse a carcajadas.
“No, ¡¡deja, deja!! Me lo imagino ... Creo que ya lo sé. Disculpa. ¡¡Es un
chiste!!! Sabes que las bromas son mi debilidad...”. Sergio cambió su cara de
tristeza por una amplia sonrisa y le dijo casi a los gritos: “¡¡No hay
problema, Selena!! Sabes que a ti todo se te consiente. Lo más importante
siempre serás tú ... Sabes que...”. “Sí, ya lo sé -le interrumpió Selena-.
¡¡Todo sea por Selena!! ¡¡Te espero pronto!! Mil abrazos...”. “Y mil besotes”,
completó Sergio, y le dio varios besos y saludos en el aire que eran devueltos por
Selena hasta que el torbellino de gente se la llevó y ya no la pudo disfrutar
más...
Sergio salió
del estadio con las manos en el bolsillo. Caminó unas cuantas cuadras silbando
bajito casi en la oscuridad mirando al piso observando el andar de sus zapatos
... Estaba feliz, muy feliz, pero necesitaba disfrutar de ese momento en la más
absoluta soledad. Lo necesitaba, lo necesitaba mucho después de tantas
emociones. Luego de una media hora se encontró con la Avenida Cabildo. Estaba
averiguando cómo ir a su casa hasta que escuchó que alguien le decía. “¿Acaso
no te vas a despedir de mí, también?”. Era Marco Antonio Solís, o quien fuera
.... Sergio le iba a preguntar cuál era su verdadero nombre, pero lo desechó de
inmediato. Se estrechó en un fuerte abrazo y sólo le dio las gracias por haber
hecho su sueño realidad. “No tienes nada que agradecer. Tú te lo merecías ...
Selena se lo merecía. Yo sólo fui un instrumento para lograrlo. Lástima el
costo, pero creo que valió la pena, ¿no?”. Sergio lo miró con una mueca de
tristeza pero con la satisfacción de la mejor elección. “Bueno, Sergio, me
despido ... Por ahora ... Ve a descansar. Lo necesitas ... ¡¡Ah!! Una cosa ...
¿Hoy fuiste a ver a Independiente, no? ¿Estás seguro de que era el Torneo
Nacional ‘B’?”. Sergio lo miró con cara de incredulidad y seriedad. “Pues
claro. ¿Qué sería si no?”. “No. Pensé que era la Copa Argentina ... ¡¡Pero no
importa!! Ve a descansar. Ya tendremos más tiempo para que me digas todo lo que
viviste en la semana y lo que vivirás ... ¡¡Vete a dormir ya!!”, le dijo Marco
Antonio tras lo cual se dieron nuevamente un fuerte abrazo ... Sergio ni pudo
saber qué sucedió desde entonces. Estaba muy cansado. Había bajado
considerablemente la adrenalina y estaba destruido ... Apenas llegó a su casa
se tiró a la cama y al instante durmió profundamente ... Tiempo después, Sergio
comenzó a escuchar a alguien que le decía: “¿Estás seguro de que viste a
Independiente en la “B”? ¿Ese partido con Defensa y Justicia no era por la Copa
Argentina? A Selena la viste y ¡¡hasta hablaste con ella!! ¿Viste a
Independiente descender, aunque sea en fotos? ¿Estás seguro? ¿No será que...?”.
Sergio se levantó de golpe a los gritos, miró a su alrededor y no vio nada.
Cuando se iba a acostar de nuevo vio la cara de Marco Antonio Solís que se reía
y le decía: “¿Estás seguro? ¿Estás seguro como la viste a Selena?”. Sergio pegó
un salto. Estuvo varios minutos temblando hasta que se tranquilizó. Prefería
quedarse con esa última duda .... Él estaba feliz así. Ya lo que faltaba saber
lo sabría. Marco Antonio se lo haría saber tarde o temprano ... Sergio se
durmió nuevamente en la certeza de que nada malo le iba a suceder. Sergio
estaba feliz y tal vez, tal vez, cuando se despierte sería más feliz aún. El
destino se puede cambiar, ya se lo había dicho Selena. Y si Selena se lo había
dicho nada podía temer. Todavía podía esperar algo mejor. Sergio se durmió con
la seguridad de que sería más feliz cuando volviera a despertar... Y si no era
así, no importaba ... Lo más importante, lo único importante, era que Selena
estaba de nuevo en este mundo, estaba con él, era feliz, era exitosa. ¿Qué más
podía pedir? Nada, absolutamente nada. Y eso nadie se lo podía quitar ...
¡¡Nadie!! ... Por suerte...
(Siempre hay
cosas más importantes. Depende de cada uno ... En la mayoría de los casos ...
Pero Selena siempre será la excepción ... Quien más, quien menos, todos la
queremos entre nosotros ... Todos la queremos ver feliz ... Y cualquiera que la
haya conocido, que la haya disfrutado, que la haya querido, que sepa cómo
comenzó ... y cómo terminó ... no dudaría en dar lo que sea para verla de
nuevo, de darle una nueva oportunidad para ser feliz ... No para uno ser feliz
con ella, no para usar y abusar de su bondad ... No ... Darle oportunidad para
que viva su vida aunque uno nunca tenga la oportunidad ni de verla, ni de
disfrutarla, ni de tener siquiera la oportunidad de decirle personalmente que
se la quiere mucho y para agradecerle tanto ... Darle la oportunidad para que
pueda ser feliz aunque uno lo tenga que ver a la distancia ... Todo sea por
Selena ... Siempre será todo por Selena...)
Selena ...
Gracias por haber cambiado mi vida
Te quiere
tanto...
Sergio
Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
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