31 de diciembre de 2016
Todo sea para cumplir tu deseo, Selena…
“Toma, es para ti, ¡¡pero ni se te ocurra abrirlo!! … Ya
sabrás el momento de hacerlo”, me dijo Selena mientras me entregaba un cajita
que simulaba tener un anillo o algo parecido … Yo me le quedé mirando y ella
asintió, tras lo cual me dio un beso en la mejilla, me miró seriamente y tras
mi desconcierto ella se sonrió, se dio vuelta y volvió a la fiesta con sus
carcajadas y ocurrencias de siempre. Yo me quedé pensando qué hacía allí y por
qué Selena vino hacia mí … Había llegado a esa fiesta de casualidad. Era un
evento importante que se hacía en la escuela de Los Spurs y Selena era la
madrina. Era mediados de marzo de 1995, Selena estaba en su mejor momento y era
el ejemplo a seguir para todos. Por eso la ingresaron en el programa de la
vuelta de los niños al colegio y recorría el Estado de Texas ofreciendo conciertos
y charlas para ese fin. Yo era simplemente un empleado del establecimiento y
estaba allí trabajando en el momento en el que vino Selena. Yo la conocía bien
como todos los texanos, pero no seguía ni su música ni su carrera. Por eso me
sorprendió. Fue un instante, una ráfaga, un momento en el que Selena se apartó
de todos los que la rodeaban para decirme esas palabras y entregarme algo … que
no debía abrir hasta vaya a saber cuándo … Estuve un largo tiempo mirándola
tratando de explicarme lo que estaba pasando hasta que me convencí de que nada
más ocurriría … Selena sonreía, hablaba con cuanta persona se le acercaba y
firmaba todos los autógrafos solicitados … Finalmente se subió a una tarima y
desde allí dedicó unas palabras a todos los asistentes … Me sorprendió verla
con un peinado atípico en ella por esos tiempos: atado y con rodete atrás.
Habló del esfuerzo, de nunca darse por vencidos, de que es bueno no sólo vivir
de los sueños sino de cumplirlos y de la importancia de instruirse para lograr los
objetivos, además de tener Amor, mucho Amor en lo que se hace, mucho Amor en sí
mismo, mucho Amor para dar … Era la misma Selena de siempre, la que vi muchas
veces en la televisión actuando o en una entrevista … Pero había algo en su
cara, en sus expresiones, que me hacían pensar en algo … en que algo pasaba en
ella, mas no podía saber qué … Al cabo de un tiempo noté que aún permanecía con
el estuche en la mano y, como sabía que nada más ocurriría, opté por terminar
mis labores y retirarme de allí … Cuando llegué a mi casa, deposité la cajita
en un armario. Ni se me pasó por la cabeza en pensar qué tendría adentro. No es
que no me asaltara la curiosidad, sino que prefería mantener la expectativa
quedándome con la intriga de su contenido … De chico tenía la costumbre de
juntar figuritas y podía comprar cientos de paquetes sin abrir su contenido por
largo tiempo … Sentía un extraño placer manteniendo el contenido intacto por
varios días y todo ello acababa en ese magno instante de ver el contenido de
ellos en un determinado día y horario. Tal vez por eso pude guardar el estuche
sin asaltarme la idea de ver qué habría adentro … Ya llegaría el momento … Ya
llegaría el instante de saber la verdad…
Hasta que llegó el 31 de marzo de 1995 … Yo estaba por
irme a trabajar hasta que la exclamación de una mujer me hizo prender la televisión.
Pensé en un terremoto, en la llegada de un huracán, en un terrible accidente …
Hasta que vi la imagen de Selena y la inconcebible noticia … Me quedé petrificado mirando la televisión
sin mirarla … Tomé conciencia de que aquella mujer que me dio ese estuche ahora
no la vería nunca más, ni me explicaría del porqué de su actitud … Tal vez la
respuesta a ello estaba en su contenido, pero no pude ir inmediatamente a
cerciorarme de ello … Después de un tiempo me senté, apagué el televisor y me
quedé un rato largo mirando el aparato apagado. Cuando pude reaccionar, en vez
de ir al armario fui al trabajo como si nada, pero afuera nada era como si nada
… Llegué al colegio y todo era dolor, angustia, llanto, zozobra, ausencia,
desamparo … Gente llorando, gente gimiendo, gente que no podía comprender … Ese
día no se pudo trabajar y por varios días todo fue así … Volví a mi casa y
recién allí fui al armario. Tomé la cajita, la abrí lentamente y noté que en el
interior había un papelito cuidadosamente doblado. Muy lentamente fui
abriéndolo hasta que pude leer lo que decía … Quedé absorto cuando pude ver su
contenido: “Si has abierto esta caja es porque me ha pasado lo peor. Ve al correo
que hay una carta para ti. Espero que me comprendas. Con Amor. Selena”. Quería
creer que era una broma, pero sabía que no lo era. Se me pasó por la cabeza la
cara de Selena en el momento en el que me dio el estuche, reparé miles de veces
en su expresión, me dije varias veces por qué vino hacia mí y me atormentaba pensar
que ella me diera a entender lo que podía pasarle. Volví a prender la
televisión y vi el instante en el que la asesina se entregaba a la policía
luego de varias horas de estar parapetada en el garaje del motel Days Inn luego
de cometer ese acto atroz … Me fui a la cama sin comer y casi no pude dormir …
Se me venía otra vez la imagen de Selena que me miraba seriamente … Y cuando me
vencía el cansancio y el sueño, aparecía Selena que me pedía ayuda y yo no podía
entender lo que me estaba diciendo a la vez que me encontraba inmovilizado para correr en su auxilio … Más
de una vez grité en la noche … Más de una vez grité en la oscuridad sin poder
entender por qué había sucedido todo este absurdo…
Al otro día por la mañana fui al correo. Esta vez no
había momento de expectativa … No había demoras fructíferas para saber lo que
me depararía el destino … Esta vez necesitaba saber qué contendría esa carta.
Ese instante, ese pequeño momento de mi encuentro con ella pasó a ser lo más
importante que me había pasado en la vida … Ahora sentía que mi vínculo con
Selena era importante, como si nos conociéramos de toda la vida, como si al ver
ese rostro podía entender qué había detrás de aquella artista famosa y tan
querida … Ante mi requerimiento, me entregaron el sobre … No tenía remitente …
Todavía no podía comprender cómo Selena sabía mi nombre y menos aún con qué fin
me escribió una carta antes de que le pasara ese absurdo, ese absurdo que
intuía que le iba a pasar … Tomé el sobre pero en esta oportunidad hice el
ritual de siempre: fui a mi casa y recién allí procedí a abrirlo. Lo hice
cuidadosamente. Me sentía extraño al tener en mis manos algo que Selena me
había dejado, tener algo de una persona que ya no vería más, como un mensaje
oculto, como unas palabras del más allá, como una canción inédita que se
descubre poco tiempo después: “Querido Jorge. Ante todo te pido disculpas. Tal
vez te estés preguntando por qué a ti. Tal vez te estés preguntando por qué a
mí. Es muy difícil explicar todo. Decidí dejarte la carta a ti porque estaba
segura de que podía confiar en ti. Sé que te preguntarás en qué me he basado
para llegar a esa conclusión. Sé que dirás que no te conozco, que no eres digno
de mi confianza, que tal vez no puedas hacer lo que te pido. Pero sé que lo
harás. Lo supe cuando te vi. Me dirás que tenía a mano a gente a quien estaba
tratando en ese momento, gente a quien ‘yo conozco’ … Querido Jorge: no siempre
a quien tratas cotidianamente es confiable. Muchas veces gente a quien conoces
de toda la vida te puede decepcionar con la peor de las traiciones ... Y en
aquella oportunidad estaba rodeada de gente con dudosas intenciones
aprovechándose de mi fama … Sin ir más lejos, se me acercó alguien para que le
diera un saludo a una cámara. Estaba por hacerlo, pero se me dio por
preguntarle a quién estaba saludando. La persona comenzó a titubear … Ahí me di
cuenta de que me estaba usando para vaya a saber qué fin y usé unas de mis
estrategias para zafar de ese embrollo … Como verás, no se puede confiar en
todo el mundo, más en estos momentos en el que soy relativamente famosa … Sé
que te seguirás preguntando por qué a ti … Porque vi tu mirada, vi tu expresión
… Y en una persona un gesto, un movimiento, una actitud valen más que miles de
palabras, de expresiones, de sonrisas … ¿No te ha pasado que al ver la
expresión de una persona en una foto te da una idea de cómo es? Pues bien: te
vi a ti y sé que eres una buena persona. Me dirás por qué no se lo he dicho a
mi familia, a mi esposo … No … No podría dejarles este pedido … No podrían
soportarlo … No podrían entender lo que hice … No me perdonarían no haber
impedido algo si yo lo intuía … ¿Sabías que desde chica tenía terribles
pesadillas de las cuales jamás hablé? Creeme: tú serás el primero en saberlo.
Siempre soñaba en que iba a morir asesinada … Jamás lo pude contar … hasta hoy
… Si estás leyendo esto es porque ya no estoy aquí … Sospecho que ella fue
quien lo hizo … ¿Y por qué no hice nada para impedirlo? ¡¡Ay, Jorge!! … La
mente humana es tan difícil … Todos tenemos una historia y en función de esa
historia actuamos de una determinada manera … Yo empecé con la música desde muy
pequeña … No era mi gran vocación … Yo quería ser diseñadora … Pero era el
deseo de mi padre y yo lo seguí, con la ilusión de que logrando su sueño lograría
el mío … Trabajé duro, me sacrifiqué, di todo, dejé muchas cosas en el camino y
lo logré … Nadie me regaló nada … Todo fue el fruto de mi trabajo … Y logré el
éxito siendo yo misma, siendo coherente con mi vida, siendo auténtica, siendo sincera
… No inventé un personaje … Así como era en la vida, así era en el escenario …
Fui de frente en mis acciones y todo en la vida lo solucioné sola … Yo sola
…Estudié, trabajé, evolucioné … Tuve miles de obstáculos, tuve avances y
retrocesos, más de una vez lloré, más de una vez pensé que no lo lograría … ¡¡Pero
lo hice!! … Y cuando lo logré, puse mi cadena de boutiques y me dediqué a mi
sueño de ser diseñadora … ¿Entiendes ahora lo que te quiero decir? No iba a
tolerar no poder solucionar los problemas por mí misma, no iba a dejar de ser
yo para buscar la solución a un problema … No es que yo pudiera con todo … Como
verás, cuando tengo que recurrir a alguien, lo hago … Pero es que … Hace dos
semanas esa mujer que seguramente me hizo esto me había mostrado un arma … Me
dijo que era para protección … Pero yo sabía que era para matarme … Y si no lo
hizo ese día fue porque no le di el motivo … Pero supe que tarde o temprano lo
haría … También sabía que de nada serviría que alarmara a mi esposo y a mi
familia … Yo tenía que solucionar esto y no me iba a permitir usar artilugios y
bajezas para lograrlo … Podría haber optado por muchas alternativas, pero todas
ellas me llevarían a un escándalo, a tener que actuar de una manera impropia, a
que la gente, mi gente, tuviera una imagen de mí que yo no quería dar … Y eso
jamás me lo permitiría … ¡¡Jamás!! … Prefiero morir en la mía … Sí, es como lo
estás leyendo … Y si lo lees, es porque finalmente no lo he logrado … Y ella sí
… ¿Pero sabes qué? Prefiero que me recuerden de esa manera antes que vivir en
la penuria de estar envuelta en el medio de palabras cruzadas, juicios,
acusaciones, escándalos, falsedades, envidias, celos, mentiras y calumnias …
No, no lo soportaría … Yo di Amor y quiero recibir Amor … Yo quiero dar un ejemplo, no meras
palabras vacías … Yo tuve que lidiar con mucha gente que no era digna de mi
respeto, pero por mi vida, por mi trabajo y hasta por el solo hecho de tener un
plato de comida en la mesa cada noche tuve que soportarlos … Pero lo hice sin
perder ni mi personalidad, ni mi dignidad, ni mi imagen … No sólo hay que ser,
hay que parecer … Y yo voy a pelear hasta el final por lo que yo creo aunque
deje todo en el camino … Espero que lo entiendas aunque sepas mi destino … mi
destino cruel … Pero como temía que me pasara esto, quiero que me hagas un
favor … Pronto viene mi cumpleaños … El 16 de abril … No sé si llegaré a ese
día … No soy de festejar mi cumpleaños por mis creencias religiosas … Pero le
prometí a una niña que la recibiría ese día porque tenía un regalo para mí. Quiero
que vayas a verla y le expliques lo que me ha pasado ahora que lo sabes por mis
palabras. Ahí te adjunto la dirección en la que vive. Confío en que lo harás. Y
sé que con ello sabrás qué hacer luego … Nuevamente te pido disculpas, pero a
veces las cosas no se pueden cambiar … no por el destino, sino por las
convicciones, aunque uno pierda con ello … Con Amor. Selena”.
Al terminar de leer la carta, entendí por qué la gente
estaba tan conmocionada y dolida por lo que había pasado. La gente no sólo
admiraba a Selena por sus canciones, no sólo sabía de Selena por su difusión en
los grandes medios … La gente conocía a Selena y la quería … Para ellos era una
chica más que iba por su sueño y lo había logrado del mismo modo que lo hacían
los demás con sus quehaceres cotidianos … Selena era su orgullo y el ejemplo a
seguir … Pero ahora que había pasado todo esto … No pude dejar de sentir
angustia e impotencia y me puse a llorar como un niño por mucho tiempo … A Selena
no la conocía y ahora sentía que la conocía de toda la vida … No podía no dejar
de hacer algo por ella … Al menos debía cumplirle lo que me encomendó … Como
pude, me preparé y me fui a la casa de la niña … No sabía con qué me
encontraría … En otras circunstancias ni lo habría intentado … Pero ahora que
sabía con qué mujer me había encontrado no podía fallarle … Cuando llegué a la
casa temí que no me recibieran al ser para ellos un desconocido, pero para mi
asombro la mujer que sería la madre de la niña me recibió. Pensé que la
conmoción por lo sucedido con Selena había trastornado y sensibilizado al
extremo a todo el mundo. Al explicarle lo sucedido y mostrado la carta de
Selena, la mujer me indicó la habitación en la que se encontraba Carla, la niña
en cuestión. Concordamos con su madre en que no le mostraríamos la carta, pero
sí le diríamos que venía en nombre de ella. Me advirtió que la niña desde que
sucedió todo casi no hablaba, que vivía dibujando, pero que casi no mencionaba
a Selena ni cantaba sus canciones. Cuando ingresé a la habitación, Carla estaba
dibujando. Noté que era una paloma que estaba sujetada a una soga y que sufría
por no poder volar … Me acerqué a ella y le dije que venía en nombre de Selena,
que ella sabía que pensaba darle un regalo de cumpleaños y que para ello él
estaba allí. Carla seguía dibujando sin emitir palabra. Pensé en Selena y salí
de mi propio libreto: “No lo pensaba hacer, niña, pero voy a hacer honesto
contigo. Selena me dejó una carta con algunas instrucciones. Entre ellas me
mandó a verte a ti. Se sentía culpable al no poder cumplir con su palabra.
Espero que lo entiendas y no la culpes si tal vez no hizo lo correcto. Es
que…”. Carla paró de dibujar, me miró a la cara y extendió su mano, tras lo
cual le entregué la carta de Selena que pronto ella empezó a leer. Cuando culminó,
se incorporó, fue a buscar algo y volvió hacia mí con una enorme cartulina.
Allí se encontraba su regalo a Selena. La había dibujado arriba en su carruaje
camino al escenario en el que se desarrolló su último gran concierto personal
en el Houston Astrodome … “Yo fui a ver a Selena ese día … Estaba tan linda con
su vestido púrpura…”, me alcanzó a decir la niña mientras leía que le había
escrito: “Siempre estarás en mi corazón, Selena … Siempre serás mi ejemplo y mi
vida … Te quiere mucho. Carla”. Yo la miré a la niña y vi que se le caían
tenuemente por las mejillas unas enormes lágrimas. Fui a su encuentro y la
abracé. Carla se puso a llorar desconsoladamente. Mientras la abrazaba y le
acariciaba el pelo, le decía: “Llora, niña, llora … No guardes tu dolor … Es
mejor que lo expreses en vez de vivir con tanta angustia contenida…”. En un
momento vi que la madre había abierto sigilosamente la puerta tras lo cual yo
le indiqué que me dejara solo con ella por un instante más … Cuando la niña se
recompuso, le dije: “Carla. Ahora que has leído la carta, te propongo una cosa.
Quiero que cuando Selena esté en su nueva morada, le entregues tu regalo y le
prometamos una cosa. Sólo una cosa. No sólo le diremos que su esfuerzo no fue
en vano, sino que seguiremos su ejemplo. Que seremos como ella, que seguiremos
sus valores, que seremos genuinos, que diremos siempre la verdad, que
trabajaremos, que nos esforzaremos, que seremos consecuentes y que aunque no se
dé todo lo que soñamos, aunque perdamos más de que lo ganemos, lo más valioso,
lo más hermoso que nos puede pasar es haber hecho lo que nosotros pensábamos
que era mejor, y cada día y cada noche levantarnos con una sonrisa y dormirnos
con la conciencia tranquila. ¿Qué te parece Carla? ¿Lo quieres hacer? ¿Te
parece una buena idea? Si todo sale bien, podemos ir a verla el 16 de abril y
darle su mejor fiesta de cumpleaños. Sé que esta vez Selena lo va a festejar y
con la mejor de sus sonrisas”. La niña se abalanzó sobre mí, me dio un gran
beso, se sonrió y me dijo que así lo haría. “No hay duda de que te ha enviado
Selena. Tienes su misma expresión, su mismo Amor y sus mismas buenas
intenciones. Quiero ser como tú cuando sea grande”, me dijo Carla. “No, niña.
No seas como yo. Yo apenas soy un hombre que despertó hace poco y todo gracias
a Selena. Tú la viste y supiste apreciar antes que yo. Lo importante, lo
verdaderamente importante, es que ahora que los dos sabemos lo que nos dejó
Selena, sigamos su camino y no la dejemos nunca sola ... para su bien, para
nuestro bien … para que este mundo siga viviendo con su Amor…”, le contesté. En
ese momento, alguien dice: “¿Puedo entrar, Carlita?”. Era su madre. La niña fue
corriendo hacia ella y la abrazó con una gran sonrisa. “Es que pronto iremos a
ver a Selena … para festejar su cumpleaños”, alcancé a explicarle mientras me
incorporaba a su encuentro … Mientras me dirigía a ella pensaba en lo que me
depararía el destino y no pude dejar de sonreír … en el medio de tanto dolor …
Nada es casualidad en la vida … Por algo Selena vino a mí … Por algo Selena
entró en mi vida para siempre … Ahora sólo me queda retribuirle el resto de mi
vida todo lo que ha hecho ella por nosotros en tan sólo 23 … casi 24 años …
Espero poder hacerlo … Depende de mí … Depende de nosotros … Depende de todo
una humanidad que esté dispuesta a seguir su camino a pesar de todo … a pesar
de todo lo que nos depara este cruel destino…
(Siempre me pregunté para qué Selena fue al Days Inn
aquel nefasto 31 de marzo de 1995. Podemos hablar de inocencia, podemos hablar
de tozudez, podemos hablar de ingenuidad, podemos hablar de imprudencia,
podemos hablar de inconsciencia. Tal vez tenga razón el padre de Selena cuando
dijo en el programa de Cristina, allá por julio de 1995, que Selena era una
guerrera que peleaba por lo suyo y que ese día no hizo la excepción … También
recordé aquella gran miniserie “Yo, Claudio”, en la que antes de ser asesinado,
el Emperador Claudio, aun sabiendo lo que le ocurriría, optó por dejar que los
acontecimientos se dieran porque él consideraba que ya había hecho todo lo que
debía hacer … Si hay algo que admiro de Selena es haber mantenido sus
convicciones, sus ideales y su pasión en el medio de un mundo en el que imperan
las conveniencias, las traiciones y la falsedad … Uno podría decir muchas veces
que Selena tenía que haber calculado más, que debió especular más, que debió
haber entendido que a veces hay que ocultar mucho las convicciones ante los
demás para mantenerlas, que hay que hacerse el tonto para que los “vivos” no lo
noten, que a veces hay que hacer el mismo juego de ellos para que no nos dañen
más de lo que ya lo hacen de por sí … Pero pedirle eso a Selena era muy difícil
… Ella era pasional, auténtica, única, irrepetible … Por eso la entendemos … Se
fue de este mundo con sus convicciones, ideales y Amor intactos … Nada se puede
decir ante ello … Sólo decirle que la queremos y admiramos mucho, y que haremos
lo indecible para ser como ella aunque jamás lleguemos a estar a su altura…)
Selena: sabes lo que cuesta ser cómo tú, pero qué no
daría por serlo…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
Para que no vuelva a suceder, Selena…
“¿Tú también eres fan de Selena? ¡¡Entonces seremos
buenas amigas!!”, recordó Melina que le dijo Marisel aquella primera vez que
decidieron juntarse para hablar a solas luego de compartir unos meses de clase
en el colegio. “¿Y por qué crees que me llamo así? ¡¡Por Selena!! Bueno,
antepusieron el nombre de María, pero lo fusionaron con el de ella … Poner su
nombre fue el mejor homenaje que le hicieron mis padres a Selena … ¡¡Y yo
también la admiro horrores!!”, le terminó de decir Marisel. Melina quedó
impactada con esa chica que de pronto se le apareció en su vida y con la que
prometía una amistad de por vida … Melina tenía en aquellas épocas del colegio
secundario innumerables amigas, pero siempre aceptó ser el papel de
“segundona”. Si bien se divertía y la pasaba bien con ellas, siempre hacía lo
que le decían las demás, y le costaba imponer sus propias ideas y deseos. Hasta
se dejaba bastardear con los típicos chistes y chanzas de adolescentes. Había
pasado unos cuantos años de la muerte de Selena y Melina seguía siendo fanática
de ella como tantas otras. Pero tenía esa rara costumbre de juntarse con otra
gente que tenía gustos diferentes a los de ella, visiones distintas, objetivos
divergentes. Y aquellas amigas que ya habían olvidado a Selena y reemplazado
por otras artistas solían cargarla con su incondicionalidad a ella, más allá de
que se lo respetaran ... Pero no todo era así en la vida de Melina. Ella tenía
una gran amiga, Ernestina, que era de un grado y años distintos a los de ella y
sus amigas, pero con la que compartía sus sentimientos, sus secretos, su vida …
Ernestina no era admiradora de Selena, pero sabía escucharla, hablarle,
guiarla, respetarla en todo … Y siendo mayor que Melina, solía aconsejarla
sobre el valor de la palabra, la importancia de ir en la vida con la verdad, de
ser trabajadora y constante, y de no mentir ni mentirse, sobre todo frente a lo
que uno siente … Melina veía a Ernestina como la encarnación de Selena aunque
no lo fuera ni la admirara … Por eso pensaba que Ernestina estaba más cerca de
Selena que sus propias amigas … Hasta que apareció Marisel … A ella la conoció
a través de otra amiga del colegio, Zoe, que se fue a otra ciudad a seguir sus
estudios … Si bien Melina tenía una buena relación con Zoe y hasta llegó a
compartir muchas charlas, encuentros y fiestas, era Marisel quien tenía un gran
apego hacia ella. Para Melina, Marisel junto con otra chica del colegio,
Vanesa, eran como los Ángeles de Charlie de Zoe … Estaban siempre juntas.
Compartían todo. Solían copar el ámbito de las chicas tanto dentro como fuera
del aula. Zoe llevaba la voz cantante, y Marisel y Vanesa la seguían en todo.
Pero Zoe se fue y Vanesa hizo lo propio después debido a que sus padres se
fueron a vivir a otra ciudad. Marisel se quedó sola hasta que apareció en la
vida de Melina en este nuevo rol…
Pronto Marisel empezó a juntarse con Melina tanto dentro
como fuera del colegio. Vivían hablando de Selena. Compartían discos, letras,
fotos … Todo … Marisel solía decir que tenía dotes de cantante y a veces los
sacaba a relucir con las canciones de Selena … Melina pronto notó que no sólo
no cantaba bien, sino que tampoco sabía correctamente las canciones de Selena …
Pero a ella no le importaba … Era tan buena, tan servicial, tan amiga que lo
tomó como algo menor, sin importancia … Incluso no le llamó la atención que no
supiera tanto de Selena como parecía. Jocosamente Melina solía corregirle datos
erróneos que daba, le agregaba información, solía ponerla al día de cosas que
Marisel ciertamente ignoraba … Y tampoco le llamó la atención de que con el
tiempo su amiga le hablaba ante ella y sus amigas como una gran conocedora de
Selena a partir de memorizar y de estudiarse todas las cosas que le enseñaba
Melina … Las dos eran chicas latinas criadas de tercera generación de mexicanos
residentes de los Estados Unidos, pero mientras Marisel no sabía hablar el
español, Melina lo hablaba a la perfección. Pronto fue aprendiendo por su amiga
el idioma y ante ella solía jactarse de la pronunciación de algunas palabras.
“¡¡Oye chica, te felicito!! ¡¡Tienes un gran futuro!!”, le decía con aire de
sabiduría Marisel a Melina y ésta se reía por cómo lo decía. Era como
escucharle decir: “¡¡Osheshica, felicity. Vienes on gran fiucher!!”. Pero
Melina se lo dejaba pasar. No le llamó la atención que al poco tiempo ella se
expresaría como Marisel y que hablaría de Selena por lo que su amiga le decía …
En poco tiempo Melina pasó a hablar sólo con Marisel. Al chasquido de sus dedos
ella concurría al instante. Hablaban, se divertían, se reían, chusmeaban y
compartían todo … Ellas solas … Melina pasó a tener de muchas a solo una amiga
… Seguía siendo una segundona, pero ahora de una sola persona … Una persona que
empezó a decirle de a poco qué decir, qué hacer, de qué hablar, con quién
juntarse, de quién desconfiar, a quién despreciar … Pero todo eso Melina no lo
notó ni lo quiso notar … Empezaba un calvario del que daría cuenta bastante
tiempo después … Pero en ese momento … Marisel era su amiga, su guía, su
alegría, su vida, todo … Ella era tan simpática, tan buena, tan servicial …
Hasta se había olvidado de Selena … Tal vez si la hubiese tenido presente en ese
momento se hubiese dado cuenta … Pero Melina no la tenía consigo aunque la
nombrara miles de veces en el día … Melina tenía a Marisel y ella era la única
que le podía brindar aquello que tanto necesitaba…
Melina no se daba cuenta de nada … Melina no quería darse
cuenta … A todo lo que iba advirtiendo con el tiempo fue notando que aquella
buena onda que Marisel tenía con ella junto con sus otras amigas había
desaparecido. Pero eso no se dio instantáneamente … Fue dándose de a poco …
Melina empezó a advertir que cuando ella hablaba con determinadas amigas ella
no sólo no participaba sino que se alejaba. A Melina no le importó porque en
definitiva ella podía seguir hablando con sus amigas … Pero después empezó a
notar que cuando estaban juntas y aparecía una tercera persona, según quien
fuera ésta, ella se retiraba sin decir nada … Y aquello que aparecía aislado o
circunstancial, comenzó a hacerse corriente y constante conforme su amistad se
consolidaba … Una vez Melina estaba hablando con Marisel y un amigo mientras
caminaba por la calle y advirtió la presencia de Ernestina que venía caminando
en la misma vereda yendo en sentido contrario. Melina fue corriendo a
saludarla, pero para su asombro e incomodidad, notó que Marisel se llevó del
brazo a su amigo y siguió conversando con él desairando a ella y a Ernestina …
Marisel conocía a Ernestina y más con todo lo que Melina le contó de ella …
Melina se sintió incómoda por la situación, pero trató de disimularlo … ante
Ernestina … Cuando volvió con Marisel y su amigo, Melina no dijo nada, pero era
Marisel la que le estaba diciendo todo al ni siquiera preguntarle por su
encuentro con Ernestina. Unos días después se atrevió a preguntarle si le
pasaba algo con ella. Marisel puso cara de compungida, miró hacia arriba, para
luego mirarla de frente y decirle: “No me gusta Ernestina. Me dijeron que
maltrata a sus novios y habla mal de sus amigas. Yo no confiaría tanto en ella.
Como tampoco de tus otras amigas que te tratan de segundona…”. Melina intentó
relativizar su acusación, pero no se atrevió a cuestionarla ni a defender a su
amiga. Melina sabía que nadie había hablado mal de Marisel. También sabía lo
que era Ernestina. Pero no se atrevió a pelearse con ella … La necesitaba … La
necesitaba más que a nadie. Pensaba además que ella tenía razón … Marisel no la
trataba de segundona … Y hablaba de sus mismas cosas y con su mismo idioma …
Compartían a Selena … Para Melina era volver a vivir aquellas épocas en las que
podía compartir su felicidad de niña con sus padres juntos y dichosos, y no
como en esos momentos en los que estaban peleados, se habían divorciado y se
convirtieron en enemigos declarados … Sí … Melina se convenció de que Marisel
cubría sus carencias, sus necesidades, sus afectos … No necesitaba a nadie más
… Sólo necesitaba a Marisel … Dependía de ella … Marisel le diría quiénes eran
buenos y quiénes no … Marisel le diría a quién hablarle y a quién no … A veces
sin tener que decirle nada … Bastaba que sólo Melina viera a quién le hablaba
Marisel y a quién ignoraba … Marisel le diría con quién relacionarse … Marisel
la guiaría en su camino a la felicidad…
Melina no se había dado cuenta en lo que se había
convertido … Para ella todo estaba bien … Ella hacía lo correcto … Ella estaba
bien … Ella era feliz … Los demás no lo eran … “Y no lo eran porque eran unos
tontos y unos envidiosos”, como le decía Marisel … Melina no se daba cuenta de
que cada vez se aislaba más, cada vez era más distante, despectiva y
despreciativa con muchas personas … las mismas personas que odiaba Marisel …
Con el tiempo Melina adoptó sus formas, sus modos, sus actitudes … Cuando
hablaban de Selena ella la escuchaba a su amiga como si ella fuera la que más
conocía, admiraba y la que estuvo siempre más cerca … Pasó a ser la segundona
de ella creyendo o queriendo creer que estaba a la par … Incluso solían reírse
a las carcajadas cuando Melina le decía y repetía: “¡¡Osheshica, felicity.
Vienes on gran fiucher!!”, para que Marisel le retrucara: ¡¡No es así!! Es
‘¡¡Oye chica, te felicito!! ¡¡Tienes un gran futuro!!’ ”. Y volvían a reír a
carcajadas. A Marisel le encantaban esos momentos en los que podía exponer ante
las otras compañeras la ascendencia que tenía sobre Melina … Y para Melina sólo
se trataba de repetir aquellas carcajadas que solía exponer Selena ante una
ocurrencia … Un día Marisel había traído una torta para celebrar su cumpleaños,
y le pidió a Melina que cortara la torta y la repartiera a “sus amigas” …
Melina casi como una autómata les ofreció a algunas un pedazo de torta y a
otras no … todo de acuerdo a los deseos de Marisel … Y sin que ella tuviera que
decirle nada … Ya que Melina sabía quiénes eran los “buenos” y quiénes los
“malos” … Y toda su ligazón al pasado se cortó cuando ella iba a los gritos cantando
en la calle el tema “tus desprecios” junto con su nueva y única amiga, y volvió
a toparse con Ernestina … En los últimos tiempos había dejado de verla, de
llamarla y de hablarle … Y las veces que la veía la saludaba de lejos … Melina
la vio, volvió su mirada a Marisel y siguió cantando … Sintió un gran gesto de
lealtad a su nueva amiga no saludarla a Ernestina … Ella se quedó consternada
pero no sorprendida … La había visto actuar en los últimos tiempos y era una
obviedad que ella terminaría haciendo semejante gesto de desprecio … Pero para
Melina era normal … Y para Marisel era un gran gesto que le demostraba que
Melina era suya, toda suya…
Hasta que un día Melina despertó … de casualidad, como
tantas veces, como la única en este caso … Fue a buscar algo en el ropero y se
le cayó un libro. Era el libro de Chris “Para Selena. Con Amor”. Había empezado
a leerlo, pero con toda su historia con Marisel lo había olvidado, como tantas
otras cosas. Empezó a leer desde donde lo había dejado señalado, justo en el
momento en el que Chris contaba cómo Saldívar se había metido en sus vidas y
ellos no se habían dado cuenta del peligro al que se habían expuesto. Melina
puso mucha atención en aquello que decía el esposo de Selena y que explicaba
algo que Melina no podía entender … Cómo no se habían dado cuenta antes …Melina
leía que a Chris le costó mucho tiempo comprender lo sucedido … Que tuvo que
reconstruir lo que habían sido los últimos años en su relación de Selena, de él
y de todos los Quintanilla con Saldívar para poder explicar todo … Y en
recordar aquellas cosas, esos pequeños detalles, esas conductas que llamaban la
atención, pero que en la vorágine de la vida los dejaron pasar … Y Melina
comenzó a sentir que se le hacía un nudo en el estómago cuando Chris contaba
cómo a partir de una simple relación la asesina comenzó a tener ascendencia
sobre Selena y sobre todos. Pero decidió tirar el libro al piso y ponerse a
llorar cuando el esposo de Selena contaba cómo en una fiesta Saldívar,
aprovechando un problema que había en el baño, fue a decirle a Selena que para
ella los amigos de Chris habían provocado los destrozos y bajo ese argumento
Selena fue a ver a Chris para cerciorarse de ello. El esposo de Selena
recordaba que él le dio sus explicaciones y que Selena se los aceptó, pero lejos
de quedarse contento Chris se preocupó que Selena fuera a él para quedarse
conforme. Chris notaba que en condiciones normales Selena le hubiese dado
personalmente las explicaciones a Saldívar sin ir a él … Melina sabía que algo
similar le estaba pasando a ella con su amiga Marisel … Y ella la estaba
engañando … O se estuvo dejando engañar … Recién allí dio cuenta de todo … Que
había sido manipulada por Marisel … Que sólo pensaba por ella … Que se había
alejado de sus amigas, sobre todo de Ernestina … Que no tenía vida propia … Y
hasta le había cedido la iniciativa y sus virtudes a ella … Ella ahora “no
sabía nada” … Lo sabía todo Marisel … Todos la tomaban como el centro de todo …
para bien o para mal … Nada se hacía sin su consentimiento … Todo se hacía a su
voluntad … A Melina le agarró terror de sólo pensar en alejarse de ella … No
podría hacerlo sin recibir represalias … La mejor comprobación de ello fue la
suerte de Selena … Hasta sus amigas le dirían a Marisel lo que estaba haciendo
si se le ocurriera alejarse … sobre todo Viviana, una de las pocas amigas que
tuvo en su momento, pero que tenía un gran respeto por lo que “significaba
Marisel”, hasta hacerse una de las pocas personas de su confianza que la llevó
decir alguna vez: “qué no daría porque se sentara al lado mío” …. Melina sentía
que no tenía salida … De pronto recibió un mensaje en su celular … Era de
Marisel … Ni quiso mirarlo … Apagó su celular
y se puso a llorar desconsoladamente … Sabía que no iba a poder mirarla
a la cara con ese nuevo sentimiento que tenía … Tendría miedo, terror, angustia
… ¿Cómo decirle que ahora sabía que era una mentirosa, una manipuladora, una
psicópata? ¿Cómo decirle que ya no le creía? ¿Cómo seguir su vida alejándose de
ella y acercándose a sus otras amigas? ¿Acaso Marisel se lo permitiría? ¿Cómo
hacer para acercarse a Ernestina de nuevo? Melina pasó horas entre sollozos y
en pensar en una alternativa a ese callejón sin salida … No la hallaba …
Simplemente podía pensar en esa posibilidad … pero con alguien saliendo malherida
… Y esa malherida sería ella sin duda … Se le ocurrió prender su celular y vio
cientos de mensajes … Todos de Marisel … Se le ocurrió ver los primeros … Eran
de alguien preocupada sobre su paradero … Y luego los últimos … típicos de
alguien desesperado … de alguien que empieza a sospechar y a amenazar … Melina
se sobresaltó … Tomó un abrigo y se fue inmediatamente de su casa … Temía que
Marisel estuviera camino a su casa y al ver su rostro … hiciera lo mismo que
Saldívar le hizo a Selena … En cuanto salió comenzó a correr .. No había nadie
atrás … Pero Melina corrió igual … recreando de aquel nefasto 31 de marzo de
1995 esa corrida desesperada de Selena al lobby del motel Days Inn … Sólo que
ella estaba en la calle … Y parecía que Marisel no estaba cerca … En ese
momento Melina decidió apagar el celular … No quería tenerla cerca ni por ese
medio … ¿Pero qué podía hacer? ¿A quién recurrir? No podía volver a su casa
para explicarle a su madre cuando volviera de su trabajo sus propios miedos …
Tal vez Marisel llegaría antes … Y de todos modos le tendría que explicar a su
madre qué estaba pasando … Melina se sentó en el cordón de la vereda de una
calle lejana y se puso a llorar de nuevo … No tenía salida … No tenía ninguna
salida … Hasta que algo se le iluminó en su mente y pensó que tal vez …
Ernestina vino a su mente … Se incorporó y fue a su casa … Era su única opción
y apostaría a ello … antes de que fuera demasiado tarde…
A medida que se acercaba a la casa de Ernestina, Melina
iba aminorando el paso … Sabría la reacción de ella al verla … Tal vez no la
querría recibir … Aparte, ¿qué le podía decir? ¿Cómo explicarle el día en el
que ni la saludó? ¿Qué argumento darle si no lo tenía? ¿Acaso le diría que
cumplió órdenes de Marisel? ¿Acaso le diría que unos meses de “su amistad”
haciendo lo que ella quería eran más valiosos que años de su relación con
Ernestina en la que Melina podía sentirse segura, escuchada y no verse como una
segundona? En eso pensaba cuando llegó a la puerta de la casa de Ernestina …
Estaba por seguir de largo cuando, por esas cosas de la vida y del destino, y
de que nada es casualidad, Ernestina se le apareció de frente … Iba camino a su
casa … Melina se quedó congelada … Ernestina fijó su vista en ella mientras se
le acercaba … Cuando estuvieron frente a frente, cara a cara, Ernestina le
dijo: “¿Qué esperas aquí? ¡¡Entra a casa!!”. Melina asintió en silencio y fue
tras ella a su casa … Sentía alivio pero a la vez una enorme mochila sobre sus
espaldas … No sabría cómo encarar la situación … Pero al menos se sentía a
salvo … y perdonada…
“¿Vienes a hablarme de Marisel, no?”, le preguntó
Ernestina apenas entraron a su casa y de ofrecerle un café … Melina no sabía
qué decirle, pero asintió mirando el piso … “¿Y qué harás al respecto? Sabes
que no es fácil salirse de su yugo...”, le volvió a decir Ernestina … “¿Pero
cómo sabes que es así y lo que yo deseo? ¿Acaso ella o alguien te habló?”,
alcanzó a preguntarle una perpleja Melina … “Ay, Melina, Melina … Has actuado
de una forma muy ingenua … Pero créeme que te entiendo … Al menos yo sí te he
escuchado y sé lo que sientes … Marisel dudo que te haya dado una oportunidad …
Sólo tomó lo que le convenía y lo hizo suyo … ¿Y cómo lo sé? Ni tuve que
averiguarlo … ¿Qué crees que ha hecho mientras te dejaba “tranquila” por unas
horas? Ha venido a mi curso … ¡¡Sí, a mi curso!! Por supuesto que a mí me ha
obviado … Pero se puso a hablar con muchas de mis compañeras … Les hablaba de
lo que le convenía, de lo que les interesaba … ¿Y sabes qué? Muchas se quedaron
encantadas con ella … Marisel es hábil, muy hábil … como todo psicópata … Y
logra lo que ella quiere … Ser el centro de todo … Algunas la aman … Otras la
odian … Pero todas hablan de ella … Y eso es lo que ella quiere … Por supuesto
que a ti ni te nombró … No hace falta … Ella sabe que te tiene … Ya te
presentará a “sus otras amigas” a su debido tiempo … ¿Te suena todo esto, no?
Ya lo has visto … Sólo que hasta ahora no has querido ver lo que han hecho de
ti … Debo confesar que luego de aquel día en el que no me saludaste adrede se
me dio por preguntar unas horas después a algunas de tus compañeras de curso
sobre ti … Muchas no te reconocen … Dicen que las desprecias como las desprecia
Marisel … Que ya ni optan por hablarte … Saben que sólo le hablas a ella y a
las amigas que te indica ella … Y por supuesto que esas chicas la adoran …
Ellas sólo dicen que deseen sentarse el lado de su banco … Veo que ahora te has
dado cuenta de todo … E imagino que no la quieres ver más”, le hizo notar
Ernestina. Melina, totalmente devastada, sólo atinó a decirle que de casualidad
vio de nuevo el libro de Chris y que … “¿Temes terminar como terminó Selena? No
sé si te pasará lo mismo, pero que te lastimará si tratas de alejarte no dudo
que lo hará … Pero tal vez debas pagar el precio de la libertad si es que
deseas liberarte de esa chica … Al menos puedo aconsejarte que hagas eso antes
de terminar muerta en vida o ser una mujer sin Alma ni personalidad…”,
sentenció Ernestina … “¿Pero qué quieres que haga? ¿Qué puedo hacer? ¡¡Ya
cometí el error!! ¡¡Ni me atrevo a prender el celular!! ¡¡Ya me mandó miles de
mensajes!! … Los primeros de desconcierto … Los últimos de furia … Ni quiero
volver a mi casa … ¡¡Seguro que fue para allá!! ¿Quién sabe lo que le dirá a mi
madre? ¡¡No sé lo que pueda hacer!! ¿No puedes ayudarme en algo? ¿Sólo tienes
palabras de reproches hacia mí?”, le rogó Melina … Ernestina la miró con
seriedad … “¿Tú me pides clemencia y ayuda? ¿Te has olvidado de lo que me has
hecho? Me has despreciado, me has negado el saludo, seguramente avalaste sus
calumnias, aplaudiste sus mentiras, te dejaste llevar por todo lo que te dijo …
¡¡Hasta se apropió de tu Selena!! Ya ni hablabas de ella … Sólo hablabas de
Marisel … Y ella habló de Selena hasta en mi curso … ¡¡con tu sabiduría y con
tus sentimientos!! ¿Usó tu energía para su provecho y me reprochas a mí? Tú
deberías disculparte y pensar si acaso seguiste el camino de Selena o de su
asesina en este último tiempo…”. Melina se puso a llorar: “Sí, sí, ya sé.
¡¡Perdoname, por favor!! ¡¡Sé que hice todo mal, pero estoy desesperada!! ¡¡No
sé qué hacer!! ¡¡No quiero volver a ella!! ¿Qué pretendes? ¿Que haga como
Selena y vaya a su encuentro para que me mate, me lastime o lo que sea? Selena
cometió ese error y mira cómo lo pagó…”. “No, Melina, no … Selena no hizo eso
que tú dices … Selena siguió haciendo lo que su asesina deseaba. A su pedido
fue al motel sola. A su pedido fueron al hospital. A su pedido no fue revisada.
A su pedido volvieron al motel. Y cuando Selena le dijo que ya no seguiría su
camino … en un territorio ajeno al de ella, Saldívar ejecutó su deseo
premeditado … en ese contexto ... No, Melina, no … Tú tienes que encontrarte
con ella en tus términos y en tus condiciones … Eso ya es distinto de lo
sucedido con Selena … Si tú te encontraras con ella a su pedido y tú le dijeras
tu deseo, eso sería contraproducente … pero si tú te encuentras con ella para
hablar de lo que deseas en tus términos eso sería una cosa muy distinta … Tal
vez salgas lastimada igual, pero sería distinto…”, le aconsejó Ernestina … “¿Y
entonces, qué me sugieres que haga?”, le preguntó Melina. “Lo que debió haber
hecho Selena aquel 31 de marzo. Pegar primero antes de que lo haga ella. Eso es
todo … Ahora ve a tu casa y enfrenta la situación…”, terminó diciéndole
Ernestina. Melina comprendió que eso era lo mejor. Se incorporó y se abrazó a
su verdadera amiga. Juntas se mantuvieron abrazadas por un largo rato.
“¡¡Perdóname, amiga!! ¡¡Fui una tonta!! … No volverá a suceder…”, le prometió
Melina. Ernestina asintió en silencio y le dijo: “Ahora ve y me cuentas cuando
todo haya terminado…”.
Melina fue a su casa mientras abría su celular … Vio
cientos de miles de mensajes más de Marisel … El último decía: “¡¡Si no me
contestas, no te saludaré nunca más!!”. A ese último Melina le contestó:
“¡¡Hola, amiga!! … Tuve un pequeño accidente … Te espero en casa en una hora.
¡¡Allí te contaré todo!!”. Cuando vio que Marisel cambió su tono y prometió ir
a su encuentro, Melina apuró el paso a su casa. Cuando llegó a ella, buscó los
contactos de sus amigas en su computadora y les dijo lo que le había pasado en
esas últimas horas, les pidió disculpas y les prometió que mañana hablaría con
ellas personalmente en el colegio, ya que en ese momento tenía que tratar un
tema muy importante. Al rato llegó su madre. Melina corrió a abrazarla y le
dijo que la quería muchísimo, tras lo cual se puso a llorar. Cuando su madre
quiso preguntarle qué pasaba, Melina le dijo que ya se enteraría de todo cuando
Marisel llegara a su casa. Inmediatamente sonó el timbre. Melina sintió un terrible
nudo en el estómago, pero afrontó la situación. Hizo un gesto de espera a su
madre y fue hacia la puerta. Una sonriente Marisel estaba del otro lado. Cuando
la recibió, ella se le tiró encima, comenzó a preguntarle qué había pasado, qué
tan grave fue el “accidente” para no contestarle. Melina sonrió y sólo le dijo:
“Ya te enterarás…”, tras lo cual la hizo entrar a la cocina donde estaba su
madre. Melina la hizo sentar a Marisel. “No es que me haya pasado algo físico.
Mi accidente es en mí … en mi Alma … Todo comenzó porque me topé con el libro
de Cris sobre Selena … ¿Lo recuerdas? Supongo que sí … Cuando leí la parte en
la que la asesina fue instrumentando el engaño a Selena, a él y a toda la
Familia Quintanilla, allí di cuenta de todo … De todo lo que me ha pasado en
este último tiempo … Marisel: fueron lindos los momentos que vivimos, pero no
te quiero ver más … Puedes hacer lo que quieras. Ya les avisé de mi
determinación a mis amigas. Mañana iré personalmente a pedirles disculpas. Tú
puedes decirles los que quieras a ellas y a las otras … De todos modos, tú
tienes otras amigas que te adoran … Y tendrás más … Y no te preocupes … Yo
después de hablar con mis amigas ya no hablaré más de ti … Es mi trato para que
me dejes en paz … Ya puedes irte … Madre: señálale el camino de regreso…”.
Marisel se quedó desconcertada. Estaba furiosa pero no podía expresarlo …
Estaba en un ámbito que no era el suyo, tenía que responder en vez de imponer y
no tenía alternativa allí … Por ello sólo se dio vuelta ante la indicación de
la madre de Melina y se fue sin emitir palabra … Cuando su madre cerró la
puerta, Melina corrió hacia la puerta para cerciorarse de que Marisel se había
ido. Vio que una silueta a toda velocidad se alejaba de su casa … Luego Melina
se volvió a su madre y estuvo abrazada un largo rato a ella llorando sin parar
… Su madre sólo atinó a acariciarle la cabeza y a rogarle que la dejara
acompañar al colegio al otro día … Melina no protestó … Se sentía como una niña
de 4 años a pesar de que unos instantes atrás había actuado como una adulta …
Quería que no la lastimaran más…
Al día siguiente Melina fue al colegio acompañada de su
madre … Para su asombro vio que la mayoría de sus amigas la esperaban afuera …
Corrió hacia ellas y se abrazó largamente con ellas. Les pidió disculpas …
Lloraron, rieron, recordaron los tiempos en los que eran felices siendo
simplemente como ellas eran y no simulando lo que no son … “¿Me dejarán hablar
de Selena como siempre o me dirán que las aburro hablándoles siempre de lo mismo?”,
les preguntó Melina. “Sería bueno que no sólo les contaras sobre Selena sino de
lo bueno de seguir su camino a pesar del destino y para aprender de los errores
para no volver a cometerlos…”, la interrumpió Ernestina, que estaba en un
costadito observando todo y que al terminar de decirle eso salió a abrazar a su
amiga. “¡¡Gracias, amiga!! ¡¡Nunca más te abandonaré!! Una vez más te pido
perdón y siempre estaré en deuda contigo…”, le volvió a prometer Melina. “Si me
tienes que abandonar, que sea por tu deseo y no por lo que te digan los demás …
Eso debes recordar…”, le corrigió Ernestina. “Eso haré, amiga”, le terminó
diciendo Melina, tras lo cual cada una fue a su clase prometiendo verse a la
salida…
Cuando Melina entró a la clase vio que Marisel no estaba
… Luego notó que sus amigas le sonreían y ponían cara de no entender su
ausencia … Vio a las otras … que estaban serias y que miraban al pizarrón sin
decir nada … Melina se sonrió por dentro y respiró aliviada … Estaba segura de
que Marisel no volvería nunca más … O casi segura … Pero no quiso pensar más en
ella … Ahora había que volver a su camino, al camino de Selena …sin caer en la
trampa de los arrebatadores de los sueños, de los que sólo viven de la energía
y buenas intenciones de otros, de los psicópatas, y de los que sólo son felices
usando y dañando a los demás…
(Me pregunto si nos damos cuenta de lo que hacemos todos
los días y si lo que hacemos lo realizamos por nuestros propios deseos o por lo
que nos indican otros … Es difícil ser libre, es difícil ir en la vida
sosteniendo un ideal, un pensamiento, un gusto personal … porque hay una
sociedad afuera que nos condiciona, nos uniforma, nos censura, no acepta a la
gente tal cual es … Es más difícil controlar a la gente cuando uno hace lo que
quiere con uno y respeta las decisiones de los demás … Muchas veces declaramos
ser libres, respetuosos y tolerantes … ¿Lo somos? Muchas veces decimos que
queremos un mundo mejor con justicia, con igualdad, con todos sus habitantes
felices … ¿Hacemos algo al respecto? Deberíamos revisar nuestras propias
conductas para ver qué tan buenas personas somos y qué tan nobles son nuestras
actitudes … Es fácil hacerle homenajes a Selena y cada tanto hacer un especial
de ella cada año, de unos pocos minutos … Es más difícil seguir su ejemplo y su
camino todos los años, cada minuto, cada instante … Ser buenos, trabajadores,
honestos, constantes, decir la verdad, sostener un ideal contra viento y marea,
decir pero también hacer … Pero también hay que recordar lo que le pasó para no
caer en el error de creer en aquellas personas que dicen respetarnos, pero lo
que sólo quieren es que nos convirtamos en sus marionetas que ejecutemos sus
deseos, que no seamos nosotros mismos, que vivamos la vida lejos de nosotros
mismos … Selena no era perfecta … Eso la hacía única e irrepetible también,
además de su talento, de su carisma, de su canto, de su personalidad, de su
bondad, de su honestidad, de ser auténtica, de sus canciones … Pero no era
perfecta y cometió un error … un error que resultó ser fatal … De eso también
hay que aprender … Para no caer en manos de esa gente que parece querer nuestro
bien, pero termina siendo nuestra peor pesadilla)
Selena: siempre te recordaré y siempre serás mi guía para
poder ser feliz a pesar de este mundo tan ingrato que te dejó partir…
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)
(Buenos Aires, Argentina)
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