No quiero saber...

30 de abril de 2013


Vivir un mundo sin ti para cambiarlo con tu Amor, Selena...


A veces pienso que lo que para uno es la mayor virtud para otro puede ser el peor de los pecados ... Me pregunto si estamos realmente preparados para aceptar a los demás tal cual son. Me pregunto también si estamos preparados para mostrarnos en la vida como querríamos mostrarnos ... Hagamos un pequeño ejercicio ... Contestémonos las siguientes preguntas: ¿cómo querríamos ser?; ¿cómo querríamos que la gente nos vea?; ¿qué es lo que más anhelamos?; ¿qué nos hace más felices? Y una vez que, indagando en lo más profundo de nuestro ser, encontramos la respuesta a esas preguntas mirarnos en un espejo, ver nuestras propias Almas, y cerciorarnos de si algo de lo que mostramos y somos cada día tiene que ver con las respuestas que hemos dado. Siempre el peligro de sentirnos frustrados por no lograr hacer lo que queremos es convertirnos en resentidos ... Y, peor aún, es probable que si estamos así, al ver que alguien es feliz por lo que es y siente, seguramente lo atacaríamos para hacerlo sentir tan frustrado como nosotros mismos ... Así como el ser humano tiene más facilidad para hacer el mal que para hacer el bien, también le es más fácil eliminar aquello que nos demuestra que somos infelices que tomar su ejemplo y exaltarlo para buscar nuestra felicidad ... A veces me pregunto, viendo lo que ha sido siempre la humanidad por siglos enteros, si este mundo estaba preparado para aceptar a Selena. Por algo su vida terminó como terminó ... En este mundo los buenos mueren, la gente con buenas intenciones termina dañada, las personas que se muestran como son corren serio peligro en su andar por la vida, ya que se exponen a la oscuridad de los demás ... Selena nos demostró que se podía llegar muy lejos en la vida siendo bueno, siendo sincero, siendo auténtico, no hablando jamás mal de nadie para adquirir notoriedad, hacer del trabajo una virtud para lograr cualquier objetivo, no ser conformista, siempre buscando perfeccionarse, no pensar en que nada se podía hacer aun estando en el mayor de los desamparos ... Selena demostró que sólo necesitó de su talento, de su trabajo, de su honestidad y de su constancia para llegar a ser alguien en la vida ... ¿Cuántos en este mundo, fundamentalmente en el mundo del espectáculo, son capaces de seguir ese camino? ¿Cuántos en este mundo se muestran en la vida tal cual son sin esconder nada, sin mostrar una imagen equívoca o falsa de su vida? Selena fue la persona ideal, la artista ideal, la mujer ideal, el ejemplo ideal, la vida ideal ... ¿Y por qué le pasó esto? ¿En qué falló? ¿Cuántos de nosotros nos hemos preguntado esto y cuántos nos hemos dicho que tal vez se confió demasiado, que tal vez le faltó algo de “maldad” para manejarse con alguna gente, que no debió exponerse tanto, que debió cuidarse más para no mostrarse tal cual era? ... Y si hubiésemos tenido la oportunidad de decirle esto mismo a Selena, y de que ella nos escuchara y actuara de acuerdo a nuestro consejo, ¿Selena hubiese sido la misma?, ¿sería tan querida y admirada como lo fue?, ¿nos hubiese impactado como nos impactó?, ¿hubiese tenido más éxito? A veces pienso que todos le hubiésemos aconsejado a Selena que no sea como es para salvarse ... Y ése, precisamente ése, es un signo inequívoco de que este mundo siempre estuvo mal, que no estaba preparado para contener a Selena, que no tenía ni la bondad ni la constancia ni las ganas de hacer y de vivir que tenía Selena en todos los ámbitos de nuestras vidas...
Me podría contentar con decir que Selena fue víctima de una psicópata. Me podría contentar con afirmar que ni ella ni su familia alcanzaron a ver la dimensión del peligro que los acechaba. Podría contentarme con decir que confiaron mucho en las personas que tenían a su alrededor. Podría decir que al fin y al cabo ellos pensaban que tenían todo controlado y no era así. Podría decir que el padre pecó por confiar en sus propias fuerzas, en pensar que a la asesina era cuestión de pegarle cuatro gritos y alejarla para tenerla controlada a distancia ... Pero yo no me puedo contentar con eso. Hacerlo es convalidar que el mal siempre triunfará sobre el bien, que la falsedad será más provechosa que la autenticidad, que la hipocresía logra mejores resultados que la espontaneidad. ¿Qué hemos hecho nosotros en estos años para revelarnos frente a esta realidad y hacer de este mundo algo mejor? Selena no sólo fue una gran artista sino una gran persona que nos indicó con palabras y hechos que otro mundo era posible, que había otra posibilidad para llegar al éxito sin trampas, sin concesiones de la peor calaña, con buenas intenciones, siendo una buena persona que se mostraba tal cual dentro y fuera del escenario. ¿Cuántos siguieron su ejemplo? ¿Quién tomó la posta y enarboló su bandera para seguir su camino y con su ejemplo llegar al éxito? ... Creo que la respuesta es más que obvia. Frente a lo doloroso del final de Selena y de nuestra realidad como sociedad, preferimos pensar que tal vez Selena se equivocó, que pecó por exceso de confianza, que fue “demasiado buena” con todo el mundo ... Y para apoyarse en ello se ha dicho que se exponía demasiado con sus fans, que no ponía límites, que se daba con todo el mundo, que podía ser fácilmente atacada por alguien ... Quien dice esto con cierta seriedad seguramente ignora la historia de Selena hasta en lo más elemental. Porque a cualquiera que dice eso se le puede fácilmente responder que Selena no fue atacada ni por ningún fan alocado, ni por un grupo comando, ni por una banda terrorista, ni por un desconocido que lo hizo accidentalmente ... Selena fue atacada por una persona de su entorno de confianza más íntimo, alguien del cual ni ella ni su familia podían imaginar que haría algo semejante ... Todavía causa pavor y consternación leer a Chris en su libro cuando dice que dos semanas antes del nefasto día la asesina le mostró el arma a Selena y que ni aún así nadie vio peligro alguno ... Y cuando se consumaron los hechos, todos pensaron en el costado más sórdido de la historia. Todos pensaron en que había “algo oscuro” que explicaba los hechos. Y así pensaron que la asesina, y los difusores de ella y del escándalo disfrazado de “investigación periodística”, les darían la respuesta. Todos pensaron que era más explicable la situación convalidando “el lado sórdido de la historia” que lo que verdaderamente pasó. Y el paso del tiempo dejó bien en claro las cosas, dejó a trasluz la verdad de los hechos y la oscuridad de los malintencionados ... No hubo atentados, no hubo ingenuidad, no hubo doble vida, no hubo infidelidad, no hubo conflictos familiares serios, no hubo crisis ... Cuando el vendaval pasó y el mar volvió a su cauce quedó expuesta la verdad ... Selena sólo fue víctima de una psicópata que buscó castigar a su padre por haberla marginado de la vida de éxito de Selena luego de una gran disputa ... Y lo hizo matando a su bien más preciado ... Sólo fue eso ... La simple realidad de las relaciones humanas frente a tantas mentiras que se han dicho en pos de “buscar la verdad” ... Otra cosa tan distintiva, lamentablemente, de la condición humana...
Selena le hizo ver al mundo que se podía ser feliz con lo que se tenía y en el lugar en el que se estaba ... Selena podía haber sido no necesariamente una cantante ... Podía haber sido una gran diseñadora ... Podía haber trabajado en una oficina, en un local de ventas, en cualquier lado ... Y ella hubiese mostrado su sonrisa de siempre y hubiese dado lo mejor por superarse ... Hasta el último día Selena mostró que ella no era sólo feliz por ser una cantante famosa ... Mostró que era feliz con sus diseños, con su nueva casa, con sus proyectos para ampliar su familia, con su esposo, con el contacto con su gente, con sus deseos de vivir y de dejar vivir, con sus ganas de hacer ... Selena se mostraba como una chica más que buscaba su camino, su lugar ... Y le mostró a todo el mundo que eso era posible, que no importaba si se era famoso o no, si se tenía una profesión más rentable o no, si se estaba en los medios o no ... Selena mostró que se podía ser feliz con lo que se tenía por poco que fuera, y que nadie podía perder el deseo y los sueños de superarse ... Su vida misma fue un ejemplo para todos. A Selena nadie le había regalado nada ... Selena era de una familia humilde que quería progresar, pero que en muchos momentos la pasaron muy mal ... Pasaron penurias, hambre, incertidumbre ... Podrían haberse dedicado a mendigar, podrían haber vivido de la asistencia estatal, podrían haberse dedicado a la mala vida ... Nada de eso pasó. Desde lo más bajo Selena llegó a la fama con honestidad, trabajo y dedicación. No fue un camino fácil. Selena pasó por todas las etapas. Tuvo que renunciar a muchas cosas para llegar no sólo a ser alguien sino simplemente para vivir dignamente cada día ... Cuando Selena llegó a la fama no hubo nadie que la envidiara, no hubo nadie que se sintiera mal por su éxito, nadie le deseó lo peor ... Todos se sintieron reconfortados pues para todos Selena era “de los nuestros”. Selena era la hermanita a la que todos querían. Selena era la encarnación de sus propios sueños ... Todos pensaban: “si Selena llegó, ¿cómo no voy poder llegar yo también? Si Selena es feliz, ¿cómo no lo voy a poder ser yo también?”. Selena hizo a un mundo, a una comunidad feliz no sólo con su canto sino con su persona. No había mejor mensaje a la humanidad que mostrarse exitoso siendo honesto, responsable, trabajador, que se podía ser feliz con lo que se tenía sin renunciar a las mayores aspiraciones. Selena mostraba que un mundo mejor se podía gestar. Que sólo había que transitarlo, que sólo había que seguirlo. Y cuanto más fueran los que siguieran ese camino mejor, pues nadie podría detener esa bocanada de bondad y de constancia que se estaba gestando...
... Pero pasó lo que pasó. Creo que es muy difícil explicar lo que le pasa a cada uno cuando suceden estas cosas. Siempre destacaré la sorpresa y el desconcierto de muchos periodistas y cronistas que fueron a cubrir la triste noticia en Corpus Christi ... Casi todos no sólo conocían a Selena, sino que la habían entrevistado, sabían de su popularidad y de lo que ella significaba para tanta gente. También sabían cómo era y cómo sus fans se desvivían por protegerla y darle sus mejores muestras de cariño, que en definitiva era una respuesta a lo que Selena misma hacía por ellos que no era sólo dedicarles sus mejores canciones sino tratarlos bien, estar a su servicio, haciéndolos partícipes de su felicidad, dándoles entidad llamándolos por su nombre. Y aun así los periodistas se sentían sorprendidos por la cantidad enorme de gente que iba a despedirse de Selena en el mayor de los desconsuelos. Pero esa gente no sólo estaba dolorida, no sólo estaba triste, no sólo se sentía vacía ... Esa gente se sentía desamparada. Aquellos sueños por lo que tanto lucharon y por los que Selena tanto bregó se desvanecían como pompas de jabón ... Aquel camino honesto de llegar al éxito parecía imposible de ser transitado. Aunque muchas veces no deseemos verlo, o que algunos no quieran que lo pensemos pues no sería “políticamente correcto”, la gente siente lo que significa una muerte y sobre todo la forma de esa muerte. Si a Selena le pasaba eso a muchos seguramente les pasó por sus  mentes la idea de que “no se puede ser bueno en la vida, no se puede ser honesto, a nada se llega con sólo ser trabajador y solidario. Muy por el contrario, en la vida hay que ser mezquino, falso, mentiroso, tramposo, transar hasta lo más bajo para llegar a obtener lo más básico”. El dolor de la gente y el saber qué significaba semejante pérdida se expresaron en la movilización de todos ellos. Esa gente no sólo fue a despedirse de Selena, fue a ver la muerte de un futuro, de un futuro digno idílico, la aseveración de que por ese camino nunca se podrá. Que es hermoso, eso sí, pero que no se podrá ... ¿Cuántas veces se nos ha dicho que somos soñadores e ingenuos si pensamos en un mundo mejor siendo buenas personas y con mejores intenciones? ¿Acaso no lo dijo John Lennon en “Imagine”? La gente en el más profundo de sus sentimientos y de su corazón supo lo que significaba semejante pérdida. Ya nada podría ser lo mismo. Ni ellos, ni el mundo ni la humanidad ... Siempre cito esa parte de un tango muy conocido en mi país y que cantara Carlos Gardel, “Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando” ... A la gente le pasó eso y no lo pudo superar ni siquiera con las palabras de consuelo de los demás por aquello de “todo es mentira, mentira ese lamento. Hoy está solo mi corazón”. Para la gente no sólo se fue Selena ... Se fueron sus esperanzas de un mundo mejor, de lograr ser alguien en la vida sin dejar de ser auténtico, sin dejar de ser un simple niño soñador que al final logra lo que tanto anheló con nobles armas. El final de Selena era un golpe durísimo de la realidad. Esa realidad que nos dice que es imposible soñar con un mundo ideal, con una humanidad con valores nobles ... No ... El final de Selena era la confirmación de que había que ser pragmático y conformarse con lo que hay ... “El mundo fue y será una porquería ya lo sé ... en el 506 y en el 2000 también”, decía otro profético tango. Y la gente que tanto se entusiasmó con Selena sintió eso ... Ya no había margen para soñar, ya no había posibilidad de un mundo idílico ... Sólo había que aceptar las reglas y si se quería progresar ya se sabía lo que se tenía que hacer ... No ser como se es, mostrarse de un modo distinto de lo que se piensa, destruir al que se tiene al lado o ignorarlo, tener relaciones “convenientes” para llegar y ser falso, hipócrita y nada espontáneo. ¿Que no se puede ser de otro modo? ¡¡Claro que se puede!! ... Pero ya se sabe qué le pasa a los que eligen ese camino ... Lo vemos todos los días ... Lo advertimos al ver el destino de Selena...
¿Y qué tenemos ahora? ¿Cómo es el mundo sin Selena? Un mundo artificial, en el que la imagen vale todo y el interior de cada persona no importa ... Gente que piensa que lo único que interesa es ganar, aunque sea a costa de pisotear a su prójimo, artistas que creen, y lo certifican con los hechos, que para triunfar hay que generar escándalos, inventarse romances con famosos, hablar mal de sus colegas, desnudar su vida privada en las redes sociales, gente que en sus lugares de trabajo viven compitiendo a sangre y fuego por un puesto de jerarquía, jóvenes que no ven nada bueno para el futuro y que se comportan como si fueran unos viejos resentidos por no haber hecho lo que debían en su tiempo ... La humanidad está enferma y va camino a su extinción porque no ve futuro, no tiene esperanza, no ve una luz en el camino ... Ante este panorama, ¿Selena tendría cabida en este mundo de hoy? ¿Podríamos decir que éste es el resultado de vivir un mundo sin Selena? Con estas preguntas me vuelven las imágenes de abril de 1995 con la gente en las calles y en el funeral despidiéndose de Selena ... La humanidad huele su derrota, huele su propia extinción ... Aquella gente que salió a ver y a despedirse de Selena sentía que ya no había futuro, que ya no había retorno, que ya no había esperanza ... Muchas veces me pregunté por qué muchos de ellos casi obligaron al padre de Selena a que abriera el féretro para verla, un poco porque les costaba creer que Selena ya no estaba entre nosotros ... Otro poco fue porque querían verla, sentirla, ver su propia suerte, ver su propia derrota. Si muchas veces se dijeron que la suerte y el bienestar de Selena eran el suyo propio, ahora que veían la densa realidad podían ver cuál era su presente y cuál su porvenir ... La gente sabía que al volver a su ritmo normal de vida ya nada sería lo mismo. La bendita esperanza de vivir un mundo mejor del modo más honesto se moría con Selena ... Ya nada se podía esperar. La esperanza de progresar resurgiría pero ya con otra cara, con otros valores o tal vez con los mismos parámetros de siempre, sólo que incorporando a una comunidad que hasta Selena no se tuvo nunca en cuenta. Fue tal la conmoción por la partida de Selena que los anglosajones, hasta allí ajenos a Selena y al mundo latino, no pudieron dejar de querer saber lo que tanto había apenado allá en la lejana Texas y en todo el mundo hispano. La revista People, al ver semejante conmoción, vio la posibilidad de capitalizarlo sacando una edición especial dedicada a Selena e incluyendo fotos inéditas. La repercusión y sobre todo las ventas de su número no estaban en los cálculos ni de los editores de la publicación, que sólo atinaron por acto reflejo a sacar una nueva edición de la revista. Y cuando notaron que la edición volvió a agotarse, allí dieron cuenta de que existía la comunidad latina en Estados Unidos y decidieron dar a luz la revista “People en Español”. Pero aun cuando ellos mismos admitieron que el nacimiento de la revista se debió a este “descubrimiento” del mundo latino, lo cierto es que no sólo ellos consumieron la revista sino buena parte de los “gringos” que querían saber sobre la suerte de esa muchacha que era el ícono para tanta gente. Y luego vino la venta del disco inconcluso en inglés que estaba preparando Selena, “Dreaming of you”, causando una sensación y una locura de ventas el día del lanzamiento del disco que rompieron todos los récords y todas las expectativas ... Pero nada de lo que estaba ocurriendo llegó a ver Selena. Allí todos dieron cuenta de lo que estaba generando Selena y de lo que hubiese provocado si ella llegaba a estar presente ... Pero ella no estaba y lo que se estaba generando ya no tenía el color, los parámetros y las virtudes que Selena supo desparramar en todo el mundo. Estados Unidos “descubría” el mundo latino y empezaría a darle cabida pero ya no con el ejemplo de Selena. Ella inició el camino y los tiempos se aceleraron por su trágico destino. Cuando se decidió hacer la película sobre Selena, y luego de hacer un casting público para elegir a la actriz que protagonizaría a Selena en el filme, la industria convenció al padre de Selena de que debía elegir a alguien que fuera al menos algo conocido, alguien que podría convocar por sí sola a ver la película. Así se eligió a Jennifer López, que era incluso en los Estados Unidos menos conocida que Selena, y el éxito de la película la catapultó a la fama. Esa fama que seguramente la hubiese coronado a Selena si no hubiese habido una psicópata que le quitó todos sus sueños y todas sus esperanzas ... Jennifer López siguió el camino que hubiese recorrido Selena y se convirtió en una artista famosísima ... pero fue con otros parámetros, con los principios de un mundo que no contuvo a Selena y que aceptó a esa comunidad sólo estando bajo su control ... La gente supo que ya no vivirían y sentirían propio el éxito de su artista. La gente dejó de sentirse partícipe del éxito para convertirse sólo en espectadora, en pasiva participante de la fama y de la felicidad de los otros artistas ... El mundo los había incluido pero la gente no se sintió dueña del éxito de los “suyos”. El éxito era ajeno. Su esperanza se fue con Selena y su ilusión se convirtió en mera promesa ... Alguna vez Jennifer López dijo que Selena era sin duda la mejor y que ella tenía una fuerza, un talento y unas ganas que la hacían imparable ... Pero lo cierto es que a Selena la pararon ... La detuvo un mundo que le quitó su condición de Reina y le cedió esa condición a Jennifer López para que el mundo “siguiera andando...”.
Tal vez por eso cuando conocemos a Selena, cuando la descubrimos y comenzamos a quererla, nos sentimos tan contentos por haber conocido a alguien tan maravilloso como tan tristes por no tenerla entre nosotros. Sentimos que hemos perdido más que una artista. Sentimos que perdimos la posibilidad de ser felices con ella. Yo no tengo dudas de que con Selena éste sería otro mundo. Un mundo feliz con su trabajo, feliz con su vida, feliz con sus sueños. Un mundo que sólo seguiría los parámetros de la verdad y de la justicia. Un mundo sin guerras y sin sangre inocente derramada. Un mundo con presente y futuro ... Un mundo con el talento, la sonrisa, la gracia, la personalidad, el carisma y el Amor de Selena ... Un mundo distinto sin duda ... Un mundo que tiene la posibilidad de redimirse siguiendo su ejemplo como la mejor forma de tributarla, como el mejor modo de recordarla, como la mejor manera de no olvidarla. Con hacer las cosas con un poquito del Amor que Selena esparció por todo el mundo empezaremos a desandar el camino, y hacer de éste un mundo feliz y una humanidad de sentirse orgullosa de su condición. Sólo espero que eso suceda por nosotros mismos y sobre todo por Selena para hacerle ver, donde quiera que esté, que lo suyo no fue en vano, que tuvo un propósito y una finalidad, y que ya ha sembrado sus frutos, que es el acto de cada uno de nosotros en nuestras vidas. Espero que algún día lo podamos hacer para devolverle a Selena algo de lo tanto que ella nos dio en tan sólo 23, casi 24 años...
Las cosas suceden por algo en nuestras vidas. Muchas veces ante la densa realidad nos sumergimos ante la evidencia y pensamos que todo es obra del destino y que nada se puede hacer contra él. Tal vez sea el momento de revelarse contra ese destino, contra esa realidad. Tal vez debamos forjar nuestro destino y que el mundo se adapte a nosotros y no del modo inverso ... Ése es el camino que había elegido Selena ... Y no hay nada más lindo que parecerse ella en todo ... Si todos lo hiciéramos sabríamos lo que es la felicidad, la libertad, el don de gente. Si todos nos tomáramos la molestia de ser un poquito como Selena cada día, empezaríamos una nueva era, tomaríamos un nuevo camino. Y ya nada volvería a ser como antes, vivir en un mundo cruel y hostil. Un nuevo mundo se estaría gestando con el Amor de Selena expresado con el latido de cada uno de nuestros corazones...
Contigo Selena aprendí a creer en los milagros...
Te quiere con toda el Alma...
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)

Dando y recibiendo Amor … Sólo eso, Selena…


Agustinita era una niña muy tímida ... Y muy sufrida. Había vivido siempre la discriminación, la burla, el desprecio. En su familia nunca la habían tomado en serio. Para ella tenían un lugar que ella nunca hubiese deseado. Ella quería crear, quería hablar, quería ser alegre, quería ser feliz siendo ella misma. Pero la realidad le fue indicando que Agustinita no podría hacer eso sin pagar un precio muy alto. Por eso optó por aceptar el mandato familiar y convertirse en una niña sumisa, introvertida e inaccesible. Sólo por momentos, por contados momentos, se permitía mandarse una humorada en forma de ironía para expresar lo que realmente sentía sobre lo que vivía en su ámbito natural. Tenía temor de convertirse en una mujer infeliz que casi no pudiera tener un novio pues su padre con diversas excusas se lo espantaría. Tenía miedo de dedicarse a una profesión que no sentía ni le gustaba para luego abandonarla si lograba tener al “buen muchacho” aceptado por todos para convertirse en su esposo. Agustinita desde chica supo lo que era el verdadero significado de la palabra “machismo” y de lo duro que era ser mujer en este bendito mundo. Pero eso jamás la condicionó ni la hizo renegar de su género. Muy por el contrario, ella se sentía orgullosa de ser mujer y lo expresaba en su forma de vestirse, de peinarse, de mostrarse, más que nada cuando estaba sola y no quedaba supeditada a los comentarios insidiosos de su familia o fuera de ella. Una vez su padre quiso cortarle el pelo. Agustinita lo lucía en sus cortos 8 años bien largo hasta la cintura y se sentía hermosa así. Su padre, con argumentos bastante poco fiables, la quería convencer de que era necesario ello. La niña podía escuchar argumentos “razonables” como el tema de los piojos, el peligro de ser una niña que luciera tan bonita en un mundo “tan peligroso”, pero ella entendía que su padre quería “afearla” para que no se fijaran en ella, para que no fuera deseada, para que no empezara a sentirse mujer y que sintiera con el tiempo que debería hacer su vida como cualquiera. En un punto, Agustinita sintió pena por el futuro de su padre, pero más temía por el propio. Y eso lo sintió cuando un día su padre le dijo que fuera a la peluquería para “emprolijarse” su pelo, pero que no temiera ... Que la peluquería haría lo que ella deseara. Agustinita fue confiada de la mano de su madre y cuando le tocó a ella ir a ser atendida, se encargó de señalarle que sólo quería que le cortaran el pelo para que estuviera más prolijo, que no lo quería cortito, que sólo le cortaran un poco las puntas ... Agustinita fue viendo cómo la peluquera hacía su trabajo, que era cortarle el pelo bien cortito ... Cuando notó que sus palabras eran en vano, miró a su madre y vio que ella estaba llorando ... Agustinita entendió todo y dejó que le cortaran el pelo sin chistar ... Cuando salió de la peluquería su madre no dejaba de llorar y de pedirle disculpas ... Agustinita sentía una mezcla de pena y de odio por su madre ... Podía tolerar la actitud despótica, arbitraria y autoritaria de su padre. Pero no podía tolerar la complicidad de las actitudes de los demás, so pretexto de que no podían hacer nada o porque, en este caso, su madre era la esposa que amaba a la persona que le hacía “eso” ... La niña entendió lo triste que era ser cómplice del machismo y de lo que significaba toda esa cadena de relaciones nefastas ... Cuando llegó a su casa, su padre la recibió sonriente con un hermoso regalo. Era una de sus muñecas preferidas ... De las que tanto había deseado tener ... Luego le dio un beso no sin antes decirle: “Era por tu bien, niña....” ... Agustinita entendió que esa Barbie la había pagado ella con su pelo y con su aceptación de no sentirse una niña linda, como ella quería ... Tener un regalo no siendo ella misma ... Agustinita tomó la muñeca y se encerró en su cuarto a llorar por varias horas ... Nadie se le acercó ... Su padre había dado la orden de que no la molestaran, que “ya se le iba a pasar...”. Cuando Agustinita volvió no dijo nada y tardó mucho en volver a la “normalidad”. Silenciosamente se dejó crecer nuevamente el pelo y muchas veces disimulaba su longitud en su casa teniéndolo atado mientras lo lucía con todo su esplendor en el colegio o en alguna fiestita. Pero un día su padre “se acordó” y le dijo la “conveniencia” de que fuera a la peluquería ... Agustinita no dijo nada y esperó el momento en el que su madre la llevara para ese lugar de tortura. En el medio del camino se detuvo y le dijo: “Te lo digo en serio, madre. Si me cortas el pelo pego un grito y huyo a la casa de una amiga. Quiero volver a casa y que le digas a papi que no me lo quise cortar. O miéntele y dile que la peluquera no me lo recomendó o que tú misma no quisiste hacerlo. Pero yo no voy a tener el pelo corto nunca más, ¿me entiendes? ¡¡Yo no voy a sentirme una infeliz con la burla de todos nunca más!!”. Cuando terminó de decirle eso la niña estalló en llantos y su madre sólo la abrazó. Sabía que aquello era un límite que no había que sortear ... En silencio se llevó a Agustinita a su casa y le pidió que se quedara en su habitación hasta nuevo aviso ... Pasó un largo rato. En algún momento la niña se acercó a la puerta y apoyó su oreja para ver si podía oír algo. Sólo escuchaba protestas de su padre e imploraciones de su madre ... Volvió a su cama mirando fijo la puerta pensando en lo que haría si no resultara que su deseo fuera respetado. Al rato apareció su madre con una sonrisa y le dijo que era hora de cenar ... Nada más ... Cuando la niña llegó a la mesa su padre no la miró ni le dijo nada, pero cuando se sentó sólo alcanzó a decirle. “¡¡Está bien!! ¡¡Tú ganas!! …pero espero que nunca tengas problemas con los estudios. Si no, ya sabes lo que te espera...”. La niña asintió en silencio pero por dentro se sentía feliz. Dada la situación había ganado una batalla. Ya habría tiempo para ganar la guerra, si es que habría alguna en algún momento...
Cierta vez, alguien le había dicho a Agustinita que ella siempre llamaba la atención, que ella era lo suficientemente bonita y lo suficientemente inteligente como para que todos la tuvieran en el centro de la escena. Y ese alguien le sentenció: “Y sería bueno que tú lo asumas como tal...”. Agustinita siempre creyó que lo mejor era permanecer en la vida a un costado, pero con el tiempo comprobó que esa aseveración era cierta pero por todo lo contrario. En el colegio comenzó a entender lo perverso y malvado que podía ser el ser humano y desde muy pequeña edad ... Agustinita era la única latina de su clase y ése era suficiente motivo como para que todos sus compañeros la discriminaran. Pero, peor aun, ni siquiera la propia discriminación fue el motivo más importante por el que el grupo que “lideraba” la clase la marginaba y le hiciera “la vida imposible”. No sabía por qué. No lo podía entender ... Las chicas la tenían de “punto”. Le indilgaban cosas, le echaban la culpa de todo, la menospreciaban, la calumniaban. Y como ella no era de reaccionar ni de contestar en esos términos tan bajos, le facilitaba las cosas a sus malas compañeras para que siguieran con sus malos hábitos ... Llegaron al colmo de empezar a difundir que ella era una “buchona” de su maestra, que le contaba todo a ella sobre lo que hacían sus compañeras. Y cada vez que la maestra estaba enojada con algo o se le agarraba con alguien, le atribuían a Agustinita toda la responsabilidad. Por supuesto que nadie se lo decía en la cara. Sólo una persona que la odiaba le había mostrado abiertamente su enemistad, y todo surgió porque Agustinita no quiso hacer algo malo a una compañera de colegio a pedido suyo. “Ya sabes lo que pienso. En la vida todo es blanco o negro. Si tú no me apoyas, serás mi enemiga, ¡¡y pagarás por todo ello!!, le dijo María Florencia a Agustinita, y como ella se negó pagó por todo. Pronto muchas de sus antiguas amigas comenzaron a darle la espalda; muchas con quienes antes compartían juegos, sentimientos, secretos inconfesables, comenzaron a retirarle el saludo. Su ahora enemiga se las había ingeniado para ganarse una por una a sus compañeras, y con ello sumaba un enemigo más para Agustinita. María Florencia las había “convencido” de que ella no era confiable. “Ya saben chicas ... Es una latina ... Una ‘morochita’ mexicana de quien sabe qué familia. ¡¡No le hablen!! ¡¡No la miren!! ¡¡Castiguémosla!! Ella seguro que irá a la maestrita a quejarse. ¡¡Y nosotros le haremos la vida imposible!! ¡¡Esto es una guerra y tenemos que ganar!!”, les decía el pequeño monstruo. Las demás asentían, un poco por convencimiento, un poco por conveniencia, un poco por miedo. Hubo compañeras que fueron más lejos y hacían méritos para ganarse el favor de María Florencia, entre ellos despreciar y hasta “chusmear” bajezas de su ex amiga. Otras que no se mostraban tan distantes de Agustinita, la desconcertaban con actitudes tan bajas como las otras, pues mientras un día se mostraban muy compañeras dando charla y hasta haciendo ilusionar a Agustinita con que el calvario iba a terminar, en otro se mostraban distantes y fieles al “enemigo declarado de Agustinita”. Un día entró al colegio a las corridas porque llegaba tarde y se topó con María Florencia que venía en sentido contrario. Desvió rápidamente su camino aun cuando estaba a cierta distancia, pero lo que le llamó la atención era que su “enemigo declarado” hizo un movimiento extraño, como si tuviera que frenar “bruscamente” ante su paso, una actitud francamente exagerada, si se tiene en cuenta que ni cerca estaba. Pero se le pasó por su mente un día en el que en un recreo María Florencia se le acercó a Agustinita en un bebedero para decirle que no se le ocurriera empujarla más. Ella no entendía nada, y fue tal su consternación y su furia por la acusación que llegó a decirle que si insistía con esas actitudes llamaría a la policía. Su “enemigo” le preguntó qué quiso decir con eso, pero Agustinita no le contestó. Ella quiso asustarla con ese tema, pero no sólo no lo consiguió sino que le generó un fuerte dolor de cabeza. María Florencia había entendido que Agustinita la iba a acusar con las autoridades del colegio y decidió anticiparse. A la vuelta del segundo recreo vio que su “enemigo” hablaba a solas con su maestra. A Agustinita no le llamó la atención y hasta se preguntó qué problemas tendría la maestra con su compañera de colegio para que la citara a hablar. En el medio pensó si era posible que estuvieran juntas acaso porque María Florencia la acusara de algo malo ... Como a la hora la maestra la llamó a Agustinita y le explicó que su “compañerita” la había acusado de maltrato, de amenazas y de violencia verbal. Como nunca Agustinita se sintió impotente. La había calumniado justo la persona que siempre decía que era ella quien lo hacía, y aunque demostrara que su “enemigo” había mentido, nunca podría levantar el mote que le habían puesto ... María Florencia fue citada por las autoridades máximas del colegio para ratificar con pruebas su acusación. Ella intentó defenderse afirmando que sus testigos eran “silenciosos”, porque tenían temor de hablar. Cuando Agustinita se enteró más tarde de este hecho, se preguntó de qué podrían tener miedo sus compañeras, si todas estaban del lado de María Florencia. Lo cierto es que su “enemigo” rompió en llantos, admitió su mentira, pidió perdón, mas nunca lo hizo frente a Agustinita. Sólo a las autoridades del colegio y frente a sus otras compañeras de colegio. Y si lo hizo fue para asegurarse de que el colegio no les diría a los padres de María Florencia sobre lo sucedido. Una vez asegurado eso le dijo a sus compañeras de colegio que eran ciertas sus acusaciones, pero como no tenía pruebas tuvo que dar “un paso atrás” ... Un paso atrás en las apariencias, pues en las sombras y en la vida cotidiana le seguiría haciendo la vida imposible sumando más gente del colegio en contra de Agustinita. Ella pensó que en otras circunstancias nunca hubiese podido superar semejante situación. Para Agustinita la falsedad, la mentira y la hipocresía eran pecados difíciles de aceptar y de perdonar ... Su difícil situación familiar, el calvario en el que se había convertido su situación en el colegio y su soledad parecían escollos imposibles de sortear. Pero ya para ese entonces hubo algo que cambió la vida de Agustinita para siempre, un cambio para bien, un cambio con Amor, ese Amor que tanto necesitaba dar y recibir. Agustinita había conocido a Selena y eso cambió su vida para siempre. Nada de lo que había sucedido hasta entonces podía hacerle sombra. Nada que le estuviera pasando, por más malo que fuere, podía perturbarla. Estaba allí su ejemplo, su modelo a seguir, su sueño de que todo se podía lograr con Amor, con esfuerzo, con trabajo. Esos ideales que Agustinita seguía y confiaba a ciegas. Con Selena, pensaba Agustinita, nada malo podía pasarle. Con Selena allí, sólo le quedaba un largo camino de felicidad...
Agustinita conoció a Selena de la mano de una de sus compañeras de colegio, pero de otra clase, de las que María Florencia aún no tenía influencia. Ésta le acercó el disco “Entre a mi mundo”, que incluía los hits “Como la Flor” y “La carcacha”, y Agustinita quedó fascinada. Pronto quiso ser como ella y de poquito fue vistiéndose como ella, actuando como ella, mostrándose como ella, hablando como ella. Ya para ese entonces Agustinita tenía 12 años y ya no había padres que le impidieran ser y parecer como ella deseaba, pero con límites. Ya su padre no estaba en condiciones de exigirle cortes de pelo u otras arbitrariedades, pero aún se sentía con autoridad como para ser firme en que fuera de casa tenía que seguir mostrándose como una “chica normal”. Pero en muy poco tiempo esas exigencias se acabaron. Selena había pegado tan fuerte en la gente que no sólo atrapó a Agustinita, sino también a sus padres. Ellos comenzaron a admirarla por su talento, por su generosidad, por su carisma, por su sencillez. Agustinita vivió sus tres mejores años de su vida. Vio por primera vez que tenía futuro, que su presente era hermoso, que nada de lo malo que hubiera a su alrededor podría afectarle. Alguna vez escuchó que alguien decía: “Ya verás: si tú cambias, los demás cambiarán contigo...”. Y eso lo empezó a comprobar Agustinita. Ella estaba feliz luciendo su pelo “a lo Selena”, vistiéndose como ella, cantando sus canciones, participando de sus éxitos. Frente a tanta maldad, frente a tanto futuro incierto, frente a tanta injusticia, frente a tantos sinsabores, Selena aparecía como su esperanza, como el horizonte que se había perdido, como la felicidad plena. Si Selena había llegado siendo “una de ellas”, ¿cómo no podrían llegar al éxito los demás? Todo. Todo había cambiado con Selena. Sus padres parecían más buenos, más entendedores de sus problemas y de sus deseos. Más de una vez la fueron a ver juntos y para Agustinita eran imborrables esas imágenes de felicidad cuando se iban a comer luego de los conciertos, y hablaban horas y horas de ella. Agustinita sentía que había llegado al paraíso luego de vivir el infierno. Fue como si alguien hubiese venido una noche y por arte de magia cambiara el humor, las perspectivas, la vida cotidiana y el presente de la gente. Y esa magia era Selena. Sin duda era ella. Y las ironías de la vida hizo que hasta las cosas en el colegio cambiaran, aunque fueran a la fuerza o por apariencias, según fuera el caso ... Hacia fines de 1994 las autoridades del colegio habían anunciado que en breve vendría a visitarlas la mismísima Selena. Agustinita no lo podía creer. Apenas si escuchó que venía. De los demás que dijeron ni dio cuenta: que Selena era la cabeza visible del programa sobre la vuelta de los niños al colegio, que venía para hablar con ellos sobre la conveniencia de no dejar los estudios y de seguir una vida sana ... Agustinita corrió a su casa y lo anunció a los gritos a su madre. Estuvieron mucho tiempo juntas entre risas y sollozos. Agustinita podía sentir como nunca que estaba tan cerca de sus padres como no lo había estado nunca ... Nada podía detenerla en su felicidad, como nadie podía detenerla a Selena. Estuvo semanas preparándose para ese gran momento y notó con una mueca de suma ironía cómo sus compañeritas querían mostrar un interés y un apego a Selena que no habían tenido antes. Y vio cómo algunas quisieron acercarse a ella, ahora que la suerte “había cambiado”. Agustinita se sonreía pero les decía poco. Gozaba del momento pero más gozaba por Selena. Nada para Agustinita estaba por encima de ella. Su mente estaba en función de lo que ella vivía, su vida era su vida, su futuro era el de ella. Su felicidad le pertenecía. ¿Qué más podía pedir? Sólo verla, verla en persona, algo que nunca pudo hacer a pesar de haberla visto en concierto muchas veces. Algo que tampoco buscó, pues Agustinita era de aquellas personas que pensaba que había que admirar a la distancia, que no había que tirársele encima a sus ídolos con el pretexto del cariño, que nadie tenía derecho a hostigar a alguien por más admiración que se tuviera. Temía por lo que fuera a hacer cuando apareciera Selena, pero ya había pensado en una estrategia. Estaría en un costadito y la escucharía sin que tuviera oportunidad de que Selena la fuera a ver. Luego trataría de pedirle un autógrafo en el tumulto, cuando ella sólo fuera una más de los fans y que Selena no pudiera distinguir ... Así era Agustinita. Su propia vida le impedía sentirse protagonista y su gran admiración por Selena le hacía entender que ella era lo importante y no los demás. Con esa idea llegó al gran día, el día que vería a Selena por primera vez ... El día que vería a Selena por última vez...
Cuando Selena apareció en el aula magna del colegio, Agustinita creyó desmayar. Se la veía tan radiante con su peinado voluptuoso para atrás y con una gran melena enrulada en sus espaldas que se la veía inalcanzable. Agustinita lucía como la otra versión de Selena, con su pelo largo y negro con flequillo que casi le tapaba los ojos. Y pronto esa figura que parecía de estatua y distante desapareció por la misma actitud de Selena. Ella había empezado dando una especie de discurso, pero pronto dejó de lado esa forma protocolar de expresarse para dirigirse al público del modo que ella sabía hacer mejor. Empezó a hacer chistes, les cantó sus mejores temas y les dijo que nunca había que abandonar sus sueños, que todo se podía lograr. Agustinita estaba muy emocionada y cada tanto saludaba a sus padres que estaban del otro lado de la sala y que estaban presentes por invitación de su hija para ver a Selena. Agustinita miraba a su alrededor y todo era felicidad. Hasta sus compañeritas que tanto la habían fustigado parecían quedar encantadas con Selena. Sabía que, como con todo en sus vidas, se habían acercado más por conveniencia y por “cholulismo” que por otra cosa, pero también sabía que Selena podía sacar lo mejor de ellas aunque fuera poco lo rescatable ... En un momento Selena se detuvo y dijo: “¡¡Hey!! ¡¡Los noto un tanto calladitos!! ¡¡Me gustaría que ustedes hablaran también!!...” y miró como buscando a alguien. Agustinita fue escondiéndose cada vez más, pero pronto sus nunca bien ponderables “compañeras del colegio” se abrieron paso y señalaron a Agustinita a los gritos como para que Selena no tuviera forma de no advertirlo. Selena fijó su vista y en un segundo dio cuenta de todo. No dijo nada y fue hacia donde estaba Agustinita en total silencio. Cuando la tuvo de frente sólo dijo: “¿Pero cómo no te vi antes? ¡¡Tú eres Selena!! ¡¡Ven conmigo!!”, y se la llevó al estrado a las carcajadas. Cuando llegó a él con Agustinita de la mano, le dijo casi al oído: “Sé lo que sientes. Por eso te traje. Deja todo en mis manos. Confía en mí. ¿Lo harás?”. Agustinita sentía que se desvanecía pero aun así le alcanzó a decir que sí con un leve gesto de asentimiento. Selena pidió un aplauso a la mujer más bonita de la sala ... “porque se parece a mí”, tras lo cual echó sus clásicas carcajadas a las que todos siguieron, incluida Agustinita. Selena la hizo protagonista preguntándole sobre lo que quería, sobre lo que pensaba, sobre lo que esperaba para ella y para los demás en un futuro. Al principio, Agustinita sólo balbuceaba algunas palabras. Temía que lo que dijese provocaría la burla de todos, pero en cuanto posó sus ojos en Selena supo que no había nada que temer, que ella le daría el respaldo y la confianza que siempre había querido tener ... “Yo sólo quiero que todos sean felices por lo que son y por lo que desean ser. Me gustaría que el mundo se rigiera por la verdad, por la justicia, por la igualdad. Que no haya tanta maldad, tanta mentira, tanta envidia. Me gustaría que nos pudiésemos mirar a la cara y saber quiénes somos realmente ... ¡¡Y quisiera que siempre te vaya bien, Selena!! Si te va a ti bien, nos irá bien a todos. ¡¡Tu felicidad es la nuestra también!!”, dijo Agustinita y rompió a llorar. Selena la abrazó fuerte y tiernamente. “¿Has visto que podías decir lo que pensabas y emocionarnos a todos? Nunca lo olvides, Agustinita. No permitas que nadie se lleve lo que tienes en tu corazón ... Eso es lo más valioso. Y aunque te quieran quebrar, aunque haya cosas que te duelan y te hagan sentir mal, no te dejes llevar nunca por el rencor y por el resentimiento. No seas como esas personas que no saben vivir sin herir a los demás. Tú no eres como ellos. Si te dedicas a dar Amor, a la corta o a la larga recibirás lo mismo ... ¿Lo harás? ¿Lo harás por mí?”, le dijo Selena mirándola a los ojos. Agustinita con una sonrisa y lágrimas en los ojos le dijo que por supuesto lo haría. Selena le dio un gran beso y le dijo: “Ahora ve con los tuyos que tengo que seguir hablando. ¡¡Nos vemos luego!! ¡¡Te espero!!”. Agustinita se fue y mucha gente se le acercó. Le preguntaban cosas, le decían cosas. Pero ella no los escuchó. Sólo se quedó pensando en lo que le había dicho Selena. Sentía una rara sensación. Parecía como si Selena se estuviera despidiendo, como si se fuera a un largo viaje que haría casi imposible un nuevo encuentro. Agustinita pensó que tal vez se lo decía porque la fama de Selena haría casi imposible que la fuera ver ... Pero pronto dejó de pensar en ello cuando en el medio del gentío que pedía de ella un autógrafo Selena la llamó. Cuando estuvo cerca de ella sólo le dijo: “Si alguna vez puedes venir por Corpus Christi con gusto te recibiré. Si no es así, tal vez en abril pase de gira por aquí, ¡¡y tú serás la primera invitada y la que tendrá la mejor ubicación!!”. Agustinita la abrazó y le dijo que la quería mucho. Cuando se estaba por despedir, Selena le preguntó. “¿Acaso no me vas a pedir un autógrafo?”. Agustinita de la emoción había olvidado por completo eso. La tuvo tan cerca a Selena que ni reparó en ello … Cuando iba a buscar papel y lápiz, Selena le dijo: “No busques nada … Ya te escribí uno para ti ... Agustinita empezó a leerlo: “Never stop being who you really are. That's the most important. No matter what anyone says ... If you give love, receive only love. Never forget that! With love Selena. November 21, 1994”. Agustinita sólo atinó a decirle: “Jamás olvidaré este momento y jamás olvidaré lo que me dijiste y escribiste ... ¡¡Lo tendré siempre presente en mi corazón!!” Y se dio el último abrazo y le dio el último besote a Selena antes de que el personal de seguridad se la llevara ... Agustinita la saludaba interminablemente con su manito y Selena se daba vuelta para devolverle el saludo mientras se iba irremediablemente ... Hasta que no la vio más ... Hasta que no la volvió a ver nunca más...
Cuando llegó la terrible noticia, Agustinita estaba preparándose para el concierto que Selena daría en su ciudad en el mes de abril. Hasta allí se había mandado cartas con Selena. Ella le había anunciado la apertura de sus boutiques en Corpus Christi y San Antonio, le escribió sobre sus conciertos del Far West Rodeo, del Astrodome y de tantos otros. Selena no tenía mucho tiempo pero se las ingeniaba para escribirle que ya había comenzado a grabar el disco en inglés, que había participado en conciertos multitudinarios como el de Noches de Carnaval y el de Calle 8. Que estaba muy atareada, porque tenía que ir a Sudamérica, pero que con todo lo que tenía por hacer como cantante y como diseñadora no sabía cuándo lo podría hacer ... “Tal vez lo tenga que dejar para el año entrante. Tengo que terminar mi disco en inglés y salir de gira con él. Eso más los compromisos asumidos y la apertura de mis boutiques en Monterrey y México DF” cubren todo 1995. Tal vez espere un año más ... Aún tengo tiempo. Soy joven ... Y esto que te voy a decir es una confidencia. ¡¡No se lo digas a nadie!! Estoy pensando en tener un niño, pero eso será más adelante. ¿No es acaso esto hermoso? ¿Tener tantos planes, tantas ganas de hacer cosas y poder ir concretándolas? Necesitaría que el día tuviera 36 horas, pues a veces, debo confesarte Agustina, estoy muy cansada. No todo es tan sencillo...”, le escribió Selena dos semanas antes. Agustinita no quiso ni llorar ni escuchar nada. Su propio impulso de desesperación y de supervivencia la llevaron a aquellas cartas. Se aferró a ellas y no quería soltarlas. Como si el tenerlas la harían mantener con vida, como si eso fuera el aire y la sangre que Selena necesitaba para seguir viviendo. Pero sabía que algo malo había pasado y buscaba entrelíneas en aquellas cartas alguna pista, algo que le indicara qué era lo que estaba realmente pasando, qué era lo tan malo que había en el medio de la vida de idilio de Selena ... “Pues a veces, debo confesarte, Agustina, estoy muy cansada. No todo es tan sencillo...”, retumbaba en la cabeza de Agustinita una y otra vez … De pronto vio que su madre se acercó, la miró y la tomó de las manos, haciendo que sus cartas cayeran al suelo ... Agustinita entendió todo y lloró como nunca lo había hecho ... Sintió que ya nada tenía sentido. Si a Selena le pasaba eso, ¿qué sería de su vida, qué sería de su destino? Su madre intentaba consolarla, pero era todo en vano. Ella también estaba destrozada. Más tarde vino su padre. La abrazó y sólo le dijo dos palabras: “Perdón, mi’hijita” y se fue a llorar sin que lo vieran. Por horas, por días, por semanas Agustinita vivió en el limbo. No podía reaccionar, no podía entender, no podía concebir ni su vida ni este mundo sin Selena ... Tampoco lo quería vivir ni imaginar ... Por momentos quería romper todo, dejarse llevar por la ira, por el rencor, por la furia, por la resignación. Hubo un día en el que estaba por destruir todo lo que tenía de Selena en su habitación. No lo iba a hacer realmente, pero necesitaba sentir que podía desprenderse de tanto dolor, quería creer que con enojo y con furia podía olvidarse de todo. Y, como todos, quería ir donde estaba la asesina para hacer justicia por sus propias manos. Había levantado una caja para arrojarla contra la pared hasta que mágicamente vio caer un pequeño papel ... Un solo papel ... Era el autógrafo de Selena. Y volvió a leer esas palabras: “...Si das Amor, sólo recibirás Amor. ¡¡No lo olvides!!...”. Agustinita volvió a llorar, pero de una manera tétrica, mezcla de dolor, de furia, de estupor. Era un quejido de lamento, era una angustia interminable. “¡¡No, Selena!! ¡¡Ya no puedo dar Amor!! ¡¡Sin ti es imposible que pueda darle cariño a alguien!!”, dijo Agustinita y volvió a llorar. Al rato, cuando quedó rendida en un rincón de su habitación mirando la nada misma, vio una luz que venía de afuera que se iba agrandando. Alguien estaba entrando a su habitación. Lo hacía lentamente. Agustinita quería preguntar quién era, pero no pudo. Estaba exhausta y sin ganas de nada. Vio que la persona que ingresó invocaba su nombre pero ella no la podía reconocer. Estaba tan destrozada que se dio vuelta para un costado para no mirar más que la pared que permanecía oscura. Iba a cerrar los ojos cuando escuchó que ese alguien le decía casi susurrando: “Vine para ayudarte. Sé que no me quieres pero te entiendo. Sólo vine a decirte que cuentas conmigo. ¡¡No quiero que estés así y sola!!” Agustinita abrió los ojos repentinamente y se dio vuelta, como si diera cuenta de quién era y sin poder creer lo que estaba viviendo. Y lo que presentía se cumplió. Era María Florencia, que estaba llorando mientras trataba de mantener su sincera sonrisa de piedad. “Sé que fui muy mala contigo. Y lamento haberme dado cuenta de ello después de lo que le sucedió a Selena ... Si quieres, me voy. Lo voy a entender. Pero quiero que sepas que puedes contar conmigo. Sólo tienes que llamarme que allí estaré...”. Agustinita bajó su mirada y no dijo nada. María Florencia se levantó y le dijo: “Sólo te ofrecí odio y rencor. Es lógico que reciba esto. Y es justo. Espero que algún día ambas nos encontremos en la esquina dando Amor y recibiendo Amor”, tras lo cual apuró el paso para irse disimulando su llanto. Agustinita la dejó ir. Pensó: “¡¡Qué me importa lo que diga ahora!! ¡¡Qué pague lo que me hizo siempre!! ¡¡Se lo merece!! ¡¡Jamás la perdonaré!!”. De pronto Agustinita se sacudió por el estruendo de los truenos que amenazaban una gran lluvia. Como aquella del nefasto 31 de marzo ... Y recordó lo que pasó ese día, lo sola que estaba Selena, y lo que le pidió aquel día en el que se vieron y que Agustinita le prometió. Como el mismo rayo que le apareció de pronto Agustinita salió corriendo hacia la calle. Había comenzado a llover y vio cómo a unos metros María Florencia se iba lentamente llorando sin consuelo. Agustinita le gritó y corrió hacia ella. Su ex enemigo se dio vuelta y fue a su encuentro extendiendo sus brazos. Al rato se abrazaron fuertemente. Estuvieron largo tiempo así en el medio de la lluvia. María Florencia volvió a disculparse, pero esta vez Agustinita la interrumpió: “No, amiga. No es tiempo de pedir perdón. Si hubo una pelea, las dos tendremos nuestras responsabilidades. ¿Sabes lo que hace poquito me escribió Selena? Lo mismo que me has dicho tú hoy. ‘Da Amor y recibirás Amor’. Y si tú me has dicho esto y tuviste el noble gesto de visitarme y disculparte, entonces no eres tan mala. Tú también tienes algo muy noble en tu corazón ... Te propongo una cosa ... ¿Por qué no empezamos a dar Amor recordando a Selena, tal cual ella lo hubiese querido? ¿Qué te parece? ¿Trato hecho?” y la miró con una gran sonrisa a María Florencia. Ésta le respondió con otra sonrisa y con un “¡¡Trato hecho!!”, y se volvieron a abrazar en el medio de la lluvia. Tuvo que venir su madre a rescatarlas de un seguro resfrío. Pero a Agustinita no le importaba. Estaba feliz. Y volvía a estarlo de la mano del Amor de Selena, del Amor de una persona que nunca imaginó que se lo iba a dar, pero que le demostró que, como todos, lo puede ofrecer con sólo proponérselo, como Selena siempre lo dijo, como Selena lo demostró en cada uno de sus actos...
(La vida tiene esos desafíos, algunos muy difíciles de explicar. De todo se aprende algo. Sólo si lo deseamos podemos hacer de éste un mundo mejor. Si pudiéramos ser como Selena, si pudiéramos seguir su ejemplo, estaríamos ante la presencia de una humanidad mejor. Tal vez nunca lo logremos, pero si la tenemos presente algo bueno estaremos haciendo, algo buenos por nosotros, algo bueno por este mundo, algo bueno por Selena).
Selena: siempre te llevaré en el corazón … Y espero que, con el recuerdo a ti como artista y como persona de cada uno de los que realmente te quiere, todos saquemos lo más lindo que guardamos en nuestras Almas
Te quiere mucho…
Sergio Ernesto Rodríguez
(Buenos Aires, Argentina)