Ese día tan doloroso...


31 de marzo de 2012





Aquella tarde que Guadalajara se iluminó con tu presencia, Selena…


Aún lo recuerdo y me cuesta entender que haya pasado tanto tiempo ... Es que cuando uno ha tenido la dicha y el placer de conocer a Selena no se la olvida jamás. Para lamento mío y de tanta gente, su partida absurda de este mundo ha hecho que uno no sea el mismo desde aquel día ... Es curioso. Con el tiempo experimenté lo mismo que tantos otros. No digo que la subestimé o que no le di importancia. Digamos que cuando supe que vendría para ser entrevistada en nuestro programa de radio allí en Guadalajara, pensé que vendría con aires de diva, que se haría la importante y la mujer fatal en nuestro humilde programa de radio. Yo no sabía si con la fama había cambiado mucho, pero lo presentía … Y esa sensación denotaba mis prejuicios hacia ella y en general ante la vida ... Pero más allá de eso, me preparé para la ocasión que se me presentaba, tratándose Selena de una estrella en ascenso que estaba pegando muy fuerte en México. Sabíamos que estaba provocando furor no sólo ya en Monterrey sino en toda la República Mexicana, pero también teníamos entendido de su proyecto de hacer un disco en inglés. El equipo de producción había pensado en hacerle una entrevista lo suficientemente larga como para que se pudiera hacer en dos emisiones, por lo que habíamos pensado en hacerle unos textos de presentación para que ella misma los leyera y fueran más atractivos para el oyente. También habíamos instalado una cámara de video para que se registrara su presencia. Pero en todo momento supuse erróneamente que la entrevista sería más bien para el lucimiento de ella, para que Selena anunciara sus presentaciones, para que ensalzáramos su figura. Yo tenía conocimiento de Selena y la consideraba una excelente artista, pero no sabía con qué me encontraría. No sabía si sería aquella humilde cantante que no hablaba bien el español, y que se mostrara tan tímida frente a las cámaras y a las entrevistas, o aquella artista sonriente, segura y famosa que no sólo paseaba su éxito sino que ya exhibía su seguridad y su fama a través de su boutique y de su propia línea de ropa. Sabía que arrasaba con todos los premios internacionales, que había hasta obtenido ese año un Grammy, que emergía como una figura a la que nada la detenía, a la que no había barrera que la contuviera. La esperábamos con Consuelo buscando tal vez rescatar más a la persona que a la artista, habiendo preparado preguntas que la obligaran a hablar de sus sueños, de ella misma, de sus planes. Buscamos también que Selena se adaptara a nuestro ritmo, a nuestros chistes y a que ella se integrara a nosotros ... Sí. Lo debo confesar. Aunque todos la queríamos y respetábamos, nos molestaba un poquitito su acento norteamericano, que a veces no entendiera algunas palabras en español o que incluso insertara algunas palabras en inglés en el medio de sus conversaciones. No era una cuestión personal. Lo hacíamos con todos … Pero también sabíamos, en el caso de Selena, que ella había evolucionado muchísimo, que se había esmerado en hacer las cosas bien, que sabía hablar a esa altura el español con mucha fluidez … Cuando recuerdo cómo fue la entrevista, el impacto que nos provocó su presencia, la lección de vida que nos dejó, lamento que por allí no le hayamos dado más dimensión a las cosas que había hecho ese día tan caluroso en el que la recibimos. Como tantos otros, yo también pensé que habría otra oportunidad, otros reportajes, otros encuentros. Es increíble lo que generan estas cosas. Recuerdo que cuando habíamos terminado la entrevista, por la premura que teníamos para dejar todo listo para luego ser editado el material para esos dos programas, yo le pasé rápida y displicentemente un papel en el que le indicaba lo que tenía que leer y decir. Recuerdo que ni la miré, en el apuro que tenía para que todo saliera bien y atento a las señas del operador ... Ni la miré a Selena ... Luego me arrepentiría para siempre de ese acto. Si hubiese sabido lo que pasaría después, si hubiese tomado la verdadera dimensión de lo que tenía enfrente, yo no hubiese dudado un instante en lo que debía hacer … Pero no lo hice … Y eso que me había impresionado ella y no sólo por su figura increíble ... No ... El que llegó a conocer a Selena sabe a qué me refiero con esto que afirmo ... Si alguien había tenido la dicha de haberla visto, de haber tenido un contacto con ella, si había conversado con Selena, sabría que lo que te impresionaba de ella era otra cosa. Su personalidad te impactaba, su forma de ser te maravillaba, su estilo, su manera de reírse, de hablar, su humildad para encarar las cosas, el demostrar que no se sentía más que nadie y a la vez hacernos sentir que nosotros éramos lo más importante eran cosas que te dejaban encantado y maravillado con ella ... Qué tonto fui ... Yo me había dado cuenta de todo, pero en aquel momento creí que lo más importante eran cosas tales como la grabación, la edición, el operador, si hacía calor, las humoradas que me hacía Consuelo, mi propia persona, nuestras propias figuras ... Qué tonto fui ... Sabía que ella nos había demostrado que era una artista de verdad y una persona admirable. Pero le dimos importancia a cosas mundanas, a cosas sin importancia. Tuvo que pasar lo peor para que me diera cuenta de ello. Lo que aprendí después de aquel nefasto día es que la vida hay que vivirla hasta lo máximo, como si fuera el último, y saber decir todo lo que uno siente en el momento justo y no esperar otros momentos más “propicios” para hacerlo. Mañana … Mañana puede ser tarde. Mañana puede ser nunca ... Tuvo que pasarle eso a Selena para que yo me diera cuenta no sólo de que no la vería más sino de lo tonto que fui, de lo ingenuo que había sido. Tal vez, tal vez si le hubiese dicho lo que representaba para mí luego de entrevistarla, las cosas hubiesen cambiado … Sí, ya sé. No es así. La realidad, la cruda realidad me dice que no es así, ¡¡pero qué importa!! Cuando pasan estas cosas uno cree, quiere creer, que por allí uno tiene ese poder mágico de cambiar la realidad. Es como pensar en que por allí en un tiempo no muy lejano se puede viajar por el espacio y por el tiempo, y se pueda modificar el destino. Sé que es tonto, irracional, iluso … ¡¡Pero qué importa!! Es mejor pensar, para poder sobrevivir a tanta locura, a tanto dolor, a tanto sinsentido, que eso es posible, que tal vez ello pueda suceder. Pensar que nada es posible es morir un poco. Me cuesta creer, luego de conocer a Selena, que lo sucedido con ella pudo ser posible. Es inaudito, francamente incomprensible e inexplicable. No puedo comprender a 17 años de aquello, ni lo entenderé jamás, que a Selena le hayan hecho semejante cosa. ¿Una persona que la conocía bien le hizo esto? ¿Cómo se entiende? ¿Cómo se explica? … No. No hay forma de comprenderlo ... Yo la vi, yo la escuché, pude ver la expresión de sus ojos … ¿Con qué cara esa mujer hizo lo que hizo? ¿Esa mujer era alguien de su confianza? ¿Esa mujer que le disparó? ¿Esa mujer que hubiese disparado de nuevo por la espalda si hubiese sido necesario? ¿Esa mujer que la sigue dañando con esas ponzoñosas declaraciones? Aún me cuesta comprender que alguien haya intentado tocar a Selena … Yo la vi, yo la escuche, yo la miré con una sonrisa por sus ocurrencias, yo la sentí hasta respirar … No ... No lo comprendo. Y como todos, por esas cosas de la vida y ante estas circunstancias, me siento culpable, me siento responsable por no haber podido hacer nada, por no haberme dado cuenta, por no haber podido salvar a Selena diciéndole que era una artista brillante y mejor persona…

Recuerdo que hacía mucho calor. Pensé que eso molestaría a Selena. Con Consuelo gestionamos que se trajeran al menos un ventilador de algún lado, pues en el estudio no había ninguno. Éramos tan humildes que incluso fuimos a buscarlo en casa de uno de los operadores que trabajaba en otro turno para que Selena no adujera molestias por ello. Aun así sabíamos que no llegaríamos a tiempo, que Selena entraría antes al estudio de radio. Pensamos con Consuelo en tratar de entretenerla en cuanto llegara e, incluso, de hacer bien amena la conversación para que Selena se sintiera bien cómoda. No podía dejar de pensar que Selena sería como todas esas estrellas con “pretensiones”, que por más que vinieran de un origen humilde, en su condición actual se mostrarían como unas divas y nos saldrían con innumerables pretensiones. Nosotros no teníamos muchos recursos pero habíamos hecho las gestiones necesarias para que ella viniera y le fuera atrayente su venida pues les serviría de promoción para sus shows en México, amén de que se hiciera más conocida en la ciudad. Yo tenía en claro una cosa: que si bien Selena era una artista que recién empezaba con su carrera “fuerte”, gozaba de una popularidad y de un cariño popular que pocas tenían. Pero la incógnita para mí seguía siendo cómo estaba tomando este momento, cómo se sentía una muchacha que había empezado tan de abajo y que ahora gozaba de las mieles del éxito. Incluso indagué para la entrevista y noté que nuestra apreciación de Selena no abarcaba la dimensión de lo que significaba en algunas regiones, sobre todo la de Texas. Tanto los que la querían como los que no tanto aquí en Guadalajara pensaban que ella no era tan popular, a punto tal que cuando sucedió aquello tan triste muchos pensaban que la cima, más allá de que lo lograra de todos modos, la había logrado entre el talento y la desgracia. Muchos decían: “Lamentablemente el ‘boom’ de su carrera fue con ese disco póstumo e inconcluso que saliera en las disquerías poco después…”. Y yo sabía que eso no era cierto. Esas declaraciones me molestaron mucho, tanto como para ver que en los homenajes en su memoria muchos presentadores no sabían mucho de Selena y decían cosas inconsistentes, y más aun con el paso del tiempo, en el que los homenajes son disfrazados para promocionar otras cosas o para destacar otros valores. Lo más triste para mí fue ver que, a través de los años, en las tapas de revistas en las que se homenajeaba a Selena, ella ya no cubría toda la portada, y los segmentos de homenaje en los programas de televisión eran cada vez más pequeños … Sólo People en Español la sigue homenajeando como si todo hubiese sido hace un año … Pero eso tiene una explicación: People en Español surgió luego de agotar dos ediciones de People dedicados a Selena. Allí dieron cuenta de que el latino existía en Estados Unidos y decidieron hacer la versión hispana de la prestigiosa revista nortemaericana… Todo gracias a Selena … Increíble … Lo cierto es que allá por 1994 Selena era toda una celebridad en Texas, que recibía premios desde que tenía 16 años, y que la gente la amaba pues era la única artista capaz de recorrer la mayoría de los pueblos de Texas y de otros Estados en un bus en el que prácticamente vivía. Selena era de esas artistas que iba a la gente y no que la gente iba a ella. Selena era de esas personas que visitaba pueblos para darles un concierto mientras que los demás no aparecían ni cerca … En México tenía una popularidad dispar como en Estados Unidos. En Monterrey la adoraban, pero en México DF aún no había logrado la misma popularidad, pero ya había cosechado los éxitos suficientes como para ser tenida en cuenta como una de las artistas latinas más importantes. Siempre me llamó la atención que alguien que no dominaba bien el español tuviera tan buena aceptación en México. Sabía de su éxito pero sabía también que su condición de méxico-americana con poco manejo de nuestro idioma siempre traería resquemor. Pero en ella no. Siempre eso me intrigó hasta que la tuve bien cerca para entrevistarla, bien cerca para saber cuál era el secreto de su encanto…

En un momento alguien de la radio nos dijo: “¡¡Ey!! Ey!! Hay viene Selena. ¡¡Prepárense!!”. Nosotros nos incorporamos de inmediato con Consuelo y nos preparamos para el acontecimiento. Nos hicimos una seña como para saber si estaba todo coordinado para encarar la situación. Nos sonreímos y eso fue un signo inequívoco de que todo marchaba de parabienes. Antes que Selena entró un grupo de gente, entre ellos su padre, junto con las autoridades de la radio. Noté que el padre primero quería chequear por sí mismo si estaban dadas las condiciones para ser entrevistada. Vi que le decía al dueño de la radio que tuvieran en cuenta su limitación con el español y que ellos querían tener una buena difusión de su éxito con el disco “Amor prohibido”, que había arrasado con las ventas, además de hablar de los otros proyectos. Por un momento temí que estuviéramos condicionados a que las preguntas sólo estuvieran circunscriptas a esa temática, por lo que pensé que así sería muy aburrida la entrevista. Por suerte Consuelo se me acercó y me dijo: “No te preocupes. Sigamos con el plan. Mechemos las preguntas de difusión con las nuestras. Todo saldrá bien ... Yo te ayudo haciendo alguna que otra broma”, y me sonrió y me palmeó la espalda. Yo también le sonreí y me sentí con más seguridad para encarar la entrevista. Teníamos todo pautado y debía salir perfecto. No contaríamos con Selena si luego nos diéramos cuenta de que todo estaba mal o nos faltaba algo. Y para la próxima entrevista faltaría mucho, si es que alguna vez se iba a dar. Nunca pensé que ésa sería la primera y la última vez que entrevistaría a Selena, y no precisamente por su voluntad, o por la mía o por la de Consuelo…

Cuando entró Selena ... Me quedé con la boca abierta. Literalmente no sabía qué decir. Es muy difícil explicar la sucesión de imágenes, situaciones y sensaciones que a uno se le generan en tan poco tiempo, a cada instante. Ella entró sonriendo y, más allá de las indicaciones del gerente de la radio y de su propio padre, Selena fue saludando uno por uno a los asistentes en el estudio. Con su amabilidad y carisma a flor de piel, casi que ni dio cuenta de la gente que le señalaba las personas a las que debía saludar y sus respectivos nombres. Ella iba avanzando, extendía su mano acompañado de su saludo “¡¡Hi!!”, y no sólo escuchaba los saludos y los halagos que recibía sino que se detenía para ella misma preguntarles de dónde eran, qué hacían, cómo se sentían, lo lindo que llevaban puesto y exclamar de felicidad ante algo bueno que cada uno estaba haciendo. Luego enfiló hacia Consuelo y hacia mí, previa presentación del gerente de la radio, y nos saludó a cada uno por su nombre y diciéndonos lo contenta que se sentía por estar allí con nosotros. Yo no salía de mi asombro y de mi admiración, y Consuelo lo notó, por lo que no podía dejar de reírse y de mofarse de mí, aunque no se excedía, pues entendía mi sensación, debido a que ella misma también se había quedado impresionada por lo que había generado Selena al entrar al estudio. Uno podía detenerse en su figura descomunal, lo bella que estaba a pesar de que lucía muy simple, casi de entrecasa, con una remera y pantalón oscuros, y su pelo largo y pronunciado flequillo. Pero uno sentía que estaba ante algo maravilloso, jamás visto, quizá lo más bello que uno haya observado en toda su vida. Y más allá de su belleza, lo que más la distinguía era su actitud, su alegría, su excelente predisposición, su bonomía, su tremendo carisma y su personalidad avasallante. Uno literalmente se sentía pequeño, intimidado por esa mujer, que lejos de generar miedo, generaba cariño y respeto. Me sentía como un pequeño que se queda impresionado con una maestra bonita y encantadora, o con una compañerita de colegio que nos acompaña todas las mañanas a clase y nos alegra cada día con sus risas, con sus cuentos, con su tierna y pícara mirada, con su belleza. Era imposible no verla. Era imposible no engancharse con lo que ella proponía. Pero lejos de ser una mujer que se imponía dictatorialmente sobre otros, ella acaparaba la atención de todos con su actitud, nada más. Era tal cual como se la veía en pleno concierto … Era la misma Selena. Así como ella era capaz de encantar a miles y miles con su canto, con su voz, con su baile, con su presencia allí en “el foro”, como decía ella, lo mismo provocaba en un estudio de grabación, en el que lejos estaba, desde la vestimenta y desde su figura, de aparecer del mismo modo que en un concierto. Allí di cuenta de que buena o gran parte del éxito de su banda era lo que ella hacía en el escenario. Y así como uno podía entender que una canción en vivo cantada por Selena generaba muchísimas más emociones que las que podía provocar con el sonido de su voz en un disco, su sola presencia en una entrevista, sin cantar, sin lucir como en un concierto, sin bailar, sin tener necesidad de subyugar a nadie como lo hacía en vivo, generaba las mismas emociones, las mismas sensaciones. He visto en el estudio muchas artistas, muchas mujeres talentosas y también muy bonitas, pero nadie tenía lo que poseía ella: naturalidad. Ella se mostraba tal cual era, no se proponía dar una imagen falsa o equívoca de su personalidad. Selena no fingía, no se reía si no quería y si lo hacía lo hacía con ganas. Aún puedo escuchar y recordar esas risas, y no puedo dejar de conmoverme. Es cierto lo que dijo no hace mucho A.B., referente a Jennifer López, al afirmar que su risa le hacía recordar a su hermana. Él sostenía que luego de hacer la película sobre Selena JLo se quedó con la sonrisa de Selena y no podía evitar acodarse de ella cuando la escuchaba reír. Se podría decir que Jennifer López se quedó con la risa, con la fama y con el cuerpo de Selena. Y no es que crea que no se merezca lo que ha logrado. Seguramente hubiese logrado todo aún sin hacer la película sobre Selena, pero no puedo evitar pensar que ella hizo el recorrido que seguramente hubiese hecho Selena. Su risa nos hace no sólo recordar la alegría de Selena sino su ausencia. Su figura nos hace recordar que no está Selena para que algún día la podamos abrazar si quisiéramos … si ella quisiera. Cuando recuerdo sus risas rememoro aquel momento de la entrevista, en el que ella se reía y hablaba de todo lo que iba a hacer, y de la satisfacción de lo logrado. No podía dejar de pensar que ella hablaba y actuaba de un modo bien diferente del resto. Ella hablaba de valores, hablaba de trabajo, hablaba de lo duro que fue llegar, hablaba de todo lo que tenía por hacer, hablaba de lo que quería para ella y para su familia … Y sólo tenía 23 años ... Selena no se creía más que nadie, incluso de nosotros mismos, que no habíamos hecho ni la octava parte de lo que había realizado ella y que nos quería muchísima menos gente comparando con todo los que la querían a Selena … No. Selena era distinta, bien distinta a todos. No era artificial, no se ponía por encima de nadie, ni se creía lo que había logrado con creces. Selena tenía tantos objetivos que lógicamente pensaba que lo obtenido era nada, apenas un peldaño en su carrera. Era raro ver a alguien que hablara de honestidad, de ser estricta en el futuro con sus hijos, de la responsabilidad de ser un buen ejemplo para todos. Recuerdo que muchas preguntas que le hacíamos la pensábamos sin grandes pretensiones y con la única intención de que ella se explayara con lo que quisiera, sin esperar que nos dijera algo verdaderamente trascendente o elevado … Pero en cada respuesta, en cada reflexión de su parte, nos generaba una atención particular y no porque dijera la gran frase, la gran reflexión, el gran dicho para la posteridad. De ninguna manera. Selena decía cosas que vivíamos nosotros, que sentía cualquiera que pasa por la calle, trabaja en un negocio o estudia en una facultad. Selena era alguien como nosotros y eso mismo paradójicamente la hacía tan especial. Estábamos tan acostumbrados a las estrellas que se creen grandes divas, a que no tienen más que decir que la difusión de sus discos y de sus conciertos, a cantantes que ya se saben todo y que no tienen nada más que aprender, que el día que viene alguien y nos dice que tiene que seguir trabajando duro, que sigue soñando, que sigue teniendo objetivos, que espera ser en el futuro amada y querida por la gente, que no querría hacerse cirugías pues uno tiene que dar la imagen que se tiene y no otra, era ya muy novedoso … Una artista que dice, luego de protagonizar una telenovela con éxito, que antes de seguir actuando primero debe aprender más era todo un hallazgo, un ejemplo y algo que ya no se veía en los artistas por esos tiempos, y menos ahora. Y si así lo es ahora es tal vez porque ella no está entre nosotros, no está para decirnos que un modo de vida como el de ella es posible y que se puede emplear con éxito…

Yo estaba nervioso, muy nervioso. Debo confesar que había quedado subyugado por semejante figura y personalidad, y más que nada por la forma de hablar y de ver las cosas. Cuando hablaba de sus comienzos y decía que cantaba desde los 6 años, que por una decisión de su padre, que también era músico, decidió armar una banda con ella y sus hermanos que recreaban el restaurante que había comprado al efecto, que por una crisis el local había quebrado y que tuvieron que dedicarse de lleno a eso para, como dijo Selena, “llevar un plato de comida a la mesa”, me quedé pensando en lo sacrificado de su vida y en la tranquilidad con la que lo contaba, como si fuera normal y corriente lo vivido en todo ese tiempo. A veces creemos que por ser lo corriente, nuestros actos son los “normales” y que todo aquello que se diferencia de lo nuestro es raro y nos cuesta encontrar una explicación … Pero al contrario de lo que se suele hacer en estos casos, que es tratar de explicar lo “raro” y quedarnos sin respuesta, me puse en la mente de Selena y traté de entender su posición ante la vida y allí comprendí que para ella toda su vida fue “normal”, aunque supiera que los demás no hacían lo que ella vivía. Desde los 6 años vivió para la banda, desde los 8 comenzó a cantar en el restaurante de su padre y en cuanto lugar la contrataran, empezó a estudiar por correspondencia y vivía en un bus casi todo el año yendo de pueblo en pueblo .... Hasta recordaba la primera canción que cantó, que fue “Somewhere over the rainbow”, además de los clásicos en español “Sin ti”, “Reloj” y “La bamba”. ¿Cómo no iba a contarlo con naturalidad si siempre vivió así? ¿Cómo no iba a ser humilde y agradecida de la vida si ella llegó a donde estaba sin que nadie le regalara nada, sin que nadie le diera nada, teniendo que vivir cada día luchando para poder vivir normal y honestamente? Allá por 1994 Selena era una celebridad y ya podía darse ciertos gustos, pero también era cierto que hasta un poquito tiempo atrás ella vivía con todas las necesidades para poder sobrevivir y, si se podía, progresar. Me di cuenta de que para Selena lo que le pasaba era una bendición, pero también el fruto de su trabajo. Me llamó la atención que me dijera como novedadLe hemos puesto corazón y Alma. Todo es natural”, en contestación a la pregunta del secreto de su éxito. Para ella todo era un sueño y hasta ella misma lo decía cuando Selena misma trataba de describir lo que sentía. Me dio ternura el saber que se le podía pedir que cantara algo improvisadamente a capella y ella hacerlo incluso cantando mucho más de la cuenta. Cantó “Amor prohibido” y pude apreciar cómo amaba lo que hacía y la pasión que ponía al hacerlo. También pude apreciar que mientras cantaba nos miraba esperando la aceptación y el reconocimiento. Mientras cantó sentí que no volaba en ese instante ni una mosca y cuando decidió terminar no pudo evitar hacer una humorada al respecto: “No cantó más porque tendría que cobrarles…” y echaba una de sus clásicas risotadas que serían la música de esa calurosa tarde que, mientras ella estuvo, yo no lo noté. También pude apreciar que usaba sus risotadas como una forma de escapar de una situación tensa, incómoda, o que fuera producto de un equívoco o de una situación que provocara vergüenza. En un momento de los tantos que Selena no entendía algunas palabras producto de su pobre español, había que presentar un tema, “El chico del apartamento 512”. Yo anuncio el tema a medias ya que dejo que el número lo diga Selena para completar la presentación. Pero para mi sorpresa ella empezó a decir: “3 … ¡¡no!! ¡¡5!!” ... Creía que debía decir el número de track del cd. Cuando se percató de ello luego de las innumerables señas que le hacíamos para que entendiera su equívoco, echó a reír con ganas. Sentía vergüenza pero tan contagiosa y natural era su risa que no pudimos evitar reírnos con ella y dejar garbada así la presentación. Qué mejor forma que en ese error mostrar lo que generaba Selena en todos los aspectos de su vida…

Observaba a Selena y podía ver en ella la ilusión, las ganas de hacerlo todo ya y con todas las de la ley. Ponía mucho énfasis en repetir “Trabajo … Trabajo … Tenemos mucho por hacer”. Me encantó que dijera “van 14 años de trabajo y estamos aquí”. Me deleitaba ver que se sentía satisfecha de que empezaba a ver el producto de tantos sacrificios, de tantas privaciones, de tantas necesidades. Podía intuir que venía para ella la etapa de la concreción de sus sueños, de aprovechar el momento, de no dejarse estar, de sentir que tenía que estar lista para lo que el destino le tenía preparado. Recuerdo que con Consuelo le hacíamos preguntas básicas sobre los lugares en los que iría y ella no se contentaba con decir lo que ya tenía pautado para el futuro. Ya me parecía hasta lejano el hecho de que dijera que iba a ir a Argentina, a Paraguay y a Bolivia. Por un instante me preguntaba cómo la recibirían allí pues no dejaba de verla, a pesar de su fama y de ser sin duda una promesa y una segura estrella internacional, como una artista texana con un impresionante presente en México, en Estados Unidos y en Centroamérica. Y no había terminado de preguntarme por ello que ya la escuchaba hablar que desearía ir a Europa y hasta Oriente con su carrera de cantante … Era curioso … Consuelo le había preguntado si le gustaría ir a Europa, más que nada por placer y, eventualmente, por trabajo, algunos años después. Pero para sorpresa de todos Selena nos contaba que ella esperaba que con ese disco en inglés podría tener el éxito suficiente como para llegar a Europa y más lejos aún. Y se nos escapó por preguntarle por sus proyectos con la moda a través de sus locales de “Selena Etc.” ... Era lógico que se nos escapara pues recién estaba plasmando su pasión por el diseño abriendo el local de Corpus Christi y más tarde en San Antonio, mientras que lo de México y Monterrey estaba en proyecto … Lástima pues si se lo hubiésemos planteado nos hubiese contado más de una anécdota, más de un sueño, más de un proyecto. Pero con sólo hablar de su carrera como cantante nos mostraba que ella estaba lista para todo y con la idea de que no había tiempo que perder. Podía observar que Selena había esperado mucho tiempo para llegar a este instante en el que podía no sólo permitirse soñar sino plasmar sus sueños con sólo poner voluntad ... Y con el tiempo la sensación que siempre tuve es que Selena estaba a punto de pegar el gran salto, de empezar hacer todo lo que había soñado y que ahora la realidad se lo permitía hacer. Selena estaba en un momento en el que estaba asomando su naricita al mundo, un mundo que parecía abrirle las puertas para que ella hiciera y dispusiera a su antojo. Lo notaba en todo lo que contó de sus proyectos en todos los aspectos de su vida y se veía que lo tenía todo bien pensado … Seguir con su carrera musical, llegar al éxito mundial, explotar al máximo su negocio de “Selena Etc.”, ir por todo el mundo con su vocación y su pasión, mientras armaba su nueva casa para gozar de ella y pensar en tener niños cuando todo lo tuviera resuelto, cuando todos los proyectos que rondaban su cabeza estuvieran listos o en rodaje. La verdad que viendo lo que pasó tan poco después, lo que más pena me da es que hayan quitado de este mundo a una mujer con tantas ganas de hacer, con tantas ganas de trabajar, con tantas ganas de expresar, con tantas ganas de dar y de recibir cariño. Cuesta entender que el destino le diera semejante respuesta a tan nobles medios y objetivos de una gran mujer…

Pero quiero quedarme con esos lindos momentos, lindos momentos que son ahora pues en aquel momento los viví lleno de vergüenza, con mi cara toda colorada que denotaba lo mal que la había pasado. En un momento no sabía cómo decirle que estaba muy guapa sin que pareciera descortés o burda mi apreciación. Recuerdo que di vueltas y vueltas con la pregunta diciéndole que cómo hacía para mantener el cuerpo tan bien cuidado. Fue tan obvio lo que estaba haciendo que noté cómo Selena se reía pero mantenía las formas para contestar mi pregunta. Y lo hizo diciendo que ella no tenía necesidad de cuidarse, por suerte, y que comía de todo sin restricción. Cuando pensé que había zafado de la situación, Consuelo intervino de un modo irónico felicitándome sobre mi “forma elegante” de decirle que era muy bella y que tenía un lindo cuerpo. Todos rieron pero más lo hicieron, sobre todo Selena, cuando se me dio por preguntar por el anillo que tenía puesto, suponiendo que ella me contestaría, en el mejor de los casos, que estaba comprometida … Quedé pasmado cuando me dijo que estaba casada y que su esposo estaba a pocos metros de ella. Yo no quise ni mirar. No es que yo iba a hacer algo indebido ni a intentar nada, pero sabía que había quedado en evidencia de que no sabía de su condición de casada y de que el sólo hecho de que ello quedara a la luz podía interpretarse que yo tenía “ilusiones”. Quise rápidamente cambiar de tema, como lo había hecho con el tema de su cuerpo preguntándole por su familia, pero no podía. Comencé a trabarme, no podía hilar dos palabras seguidas, quería que la tierra se hundiera y me llevara rápidamente al centro de ella sin escalas. Me sentía tan avergonzado que Selena no pudo evitar reírse mientras me decía. “¡¡Te has puesto todo colorado!!”. Me sentí pillado por mis pensamientos, pero por suerte Selena acabó allí con el chiste y me permitió no sólo seguir con la entrevista sino con ello sentirme más seguro. Es que así era Selena …Con el tiempo comprendí que había hecho ese comentario gracioso precisamente para descomprimir la situación, para que no me sintiera tan angustiado ... Lejos estaba en mí hacerle sentir incómoda a Selena ni insinuarle nada. Pero era obvio que, como tantos, había quedado impactado con Selena y no lo podía disimular. En definitiva, no estaba haciendo algo muy distinto de lo que hacían todos los que la admiraban. Incluso Consuelo así lo entendió y por eso se autolimitó con los chistes y no siguió con determinadas situaciones que me harían incomodar más. Es que ella me conocía y, más allá de que habíamos entrevistado a muchos aristas, nunca me había visto así. Por eso en algún momento le comentaba a Selena sobre mis reacciones con la llegada de otras artistas, que eran iguales o peores que en esa oportunidad. Trataba de decirle de que yo era siempre así y actuaba del mismo modo con todas las chicas que pasaban por la radio. Buscaba que Selena pensara algo que era evidentemente incierto y que Selena misma se daba cuenta. Es que todos entendíamos muy bien de qué se trataba todo, aunque yo lo experimentara por primera vez, aunque Selena estuviera tan acostumbrada a ver estas escenas, a pesar de las chanzas de Consuelo. Nunca perdí la frialdad y el profesionalismo para preguntar, pero no pude evitar demostrar que estaba con alguien sin igual, y que su propia figura acaparara el lugar haciéndolo propio, aunque ella nunca tuviera intenciones de avasallar a nadie ni de actuar como una usurpadora. Su cariño, su sencillez y su talento hacían que todo fuera posible, que no había límites para soñar y para cumplir con dichos sueños. Selena hacía fácil lo que parecía tan difícil. Sentí que iba a ser muy difícil olvidar a alguien como Selena, pero me consolaba con pensar que habría una nueva oportunidad para verla, para entrevistarla en otro momento de su carrera, cuando ella fuera toda una estrella. Nunca me imaginé que el sentir la sensación de que iba a ser casi imposible olvidarme de Selena me acompañaría toda la vida…

Uno está acostumbrado a que por allí si a algún artista se le pregunta por sus preferencias aproveche para quedar bien con alguien o por el contrario para criticar a otros. Con Selena era imposible ello, y eso que le hicimos preguntas para que se explayara si quisiera. Y no es que salía con evasivas o con frases superficiales. Muy por el contrario, ella pensaba bien, indagaba en su interior y respondía con lo que sentía. Recuerdo que cuando le preguntamos por los lugares en los que la habían recibido mejor, ella lo pensó, se notaba que tenía la respuesta a ello, pero no quiso expedirse al respecto. Más bien quiso dejar en claro que no era bueno herir susceptibilidades diciendo los lugares de su preferencia o en los que para ella la habían recibido mejor, máxime pues ella siempre sintió calidez en el público y un extraordinario recibimiento en todos los lugares en los que fue. Alguna vez había visto que, en una emisión del programa “Órale Primo”, Jesús Soltero le remarcó a Selena si prefería el público norteamericano o el mexicano en sus conciertos, siendo que el último era más efusivo a la hora de manifestarse, cantar y participar en los conciertos. Y aunque Selena en parte admitía esto, enfatizaba que valoraba a ambos públicos pues cada uno manifestaba a su manera su admiración. Selena siempre hablaba con mucho Amor no sólo de su público sino de su banda y dejaba bien en claro que el éxito de ella era fruto de un trabajo en equipo. Cuando le preguntamos por la elaboración de la canción “Techno cumbia”, al cual le remarcamos que nos parecía una rareza pues no era lo que usualmente escuchábamos, ella decía que su hermano A.B. había compuesto el tema tratando de incorporar nuevos ritmos y la música que todos ellos solían escuchar, y que los más jóvenes veían muy bien la incorporación del rap, del reggae y del pop en sus temas. Selena remarcaba su gran respeto no sólo por su hermano sino por toda su familia a la que tomaba como ejemplo y a la que respetaba su opinión a la hora de tomar decisiones, más allá de que muchas veces tomara caminos contrarios a los sugeridos. Cuando hablaba de su familia como de ella misma, me sorprendía la forma de valorar las cosas y de lo que le gustaba o rechazaba, más en la posición en la que estaba. En aquellos momentos circulaba mucho por México el rumor de que Selena se había hecho alguna cirugía. Era más que obvio que se lo íbamos a preguntar. Ya avanzada la entrevista, Consuelo se animó a preguntárselo, más allá de que esperáramos que lo negara, entendiendo que lo más importante eran los gestos que hacía ante la pregunta o qué argumentos esgrimiría. Pero para nuestra sorpresa, luego del énfasis de Selena de que ella no se había hecho ninguna cirugía, explicó que no sabría si se la haría en el futuro, que si por ella fuera no se haría nada, pero entendía hacerlo si por allí alguien que ella considerara importante se lo pidiera para que se viera mejor. Cuando dijo ello, inferí que se refería a su esposo o tal vez a su padre en su condición de manager, quien tal vez se lo podría sugerir para que se viera mejor en diferentes países o ante las fotos promocionales que debían enviar por todo el mundo o a través de los años. Pero como fuere me llamó la atención su respuesta, pues no era usual que una estrella como ella pensara que había que aceptar la figura que se tuviera con el paso del tiempo, y que era mucho mejor llegar a viejo y ser respetado como tal en vez de lucir joven a base de cirugías, pero no tener ni el cariño ni el respeto que ella sabía que tenía. Creo que sabiendo la historia de Selena y como llegó a ser tan querida y exitosa se comprende la respuesta. Ella sabía que buena parte de su éxito se basaba no sólo por sus hits sino por lo que era apreciada y admirada. A veces cuando veo en la actualidad cómo se venera el culto a la juventud y cómo hasta los mismísimos jóvenes se hacen cirugías pues no aprecian sus figuras me pregunto si todos pensarían lo mismo estando Selena con nosotros, tan exitosa y con un ejemplo de vida tan opuesto al actual. A veces pienso que nada es casualidad en la vida. Si la humanidad estaba condenada a este culto de la superficialidad y al no respeto por la persona, Selena no tendría cabida en este mundo o estaría alejada de todo haciendo vaya a saber qué, pero aún así me imaginaba que Selena estaría feliz, muy feliz, porque ella, por sobre todas las cosas, era un ser maravilloso y contagiaba con su gracia, y con su forma de ser y de actuar…

Creo que sólo el que ha tenido la dicha de conocer a Selena en persona puede saber la dimensión de su humanidad, de su solidaridad, de su humildad, de su don de gente. Hoy en día se pueden ver por Internet muchas cosas de ella, no sólo conciertos sino entrevistas, que son muy valiosas para que se pueda ver lo transparente que era, lo bondadosa que era, lo graciosa que era y que personas así de verdad existían aunque no se creyera. Pero en aquellos tiempos no se tenían esas facilidades y si no se la veía por televisión o en concierto se perdía mucho de su magia. Y encima Selena se nos fue muy pronto … Por eso cuando ocurrió lo que ocurrió fue una buena idea la de hacer una película que diera cuenta de lo que significaba Selena, más allá de que se coincidiera o no con lo que se mostraba y se decía … Pero fue tan fuerte el efecto de aquel filme que no podemos evitar, cuando hablamos de ella, de tomar como referencia lo que se dijo y se mostró en esas imágenes. Yo creo que si hoy se volviera a hacer una película sobre ella deberían tomarse las imágenes de Selena y mostrar, sólo mostrarla … Así, cuando queramos hablar de algún aspecto de Selena, incluso el más doloroso, podamos tomar como referencia a ella misma y no lo que se dice de ella en una película, en un informe, en un programa de televisión conmemorativo … Sólo viéndola a Selena, sólo observando a Selena podremos entender lo que ella era, lo que sentía ella y lo que significaba para todos. Yo aún recuerdo que cuando terminamos el reportaje le pedimos que colaborara con nosotros grabando una nueva introducción y despedida pues lo íbamos a presentar a los oyentes en dos partes. Ella aceptó sin chistar y se dispuso a leer las partes que le correspondían y a responder a nuestros saludos. Yo me había dispuesto a saludarla en esa eventual segunda presentación, pero una vez que ella contestó yo me dispuse a hacer la despedida de los oyentes. Selena no sabía que se iba a hacer así, por lo que al ver que yo me despedía de ella miró a Consuelo con un gesto como diciendo “¡¡qué apurado va!!”. Cuando yo terminé mi parte y esperé que Selena dijera lo suyo no pudo evitar reírse y expedirse al respecto. Entre risas llegó a decir: “Ustedes sí que trabajan muy curiosamente…” y de inmediato se dispuso a hacer todo: hizo los copetes, grabó más de una vez los escritos si no lo hacía bien, nos firmó a todos autógrafos (en mi caso, en el disco “Amor prohibido”), ensayó todas las partes que le tocaban y escuchaba todas las instrucciones que le daba el productor para hacer todo bien. En el medio de todo ello, noté que estaba inquieta. Hacía calor en el estudio pero ella temía que estuviera enferma o algo así. Selena no decía nada pero yo lo noté pues se abanicaba con la mano y luego se tocó la frente. Como notó que no tenía nada, pero se seguía sintiendo rara, vio al productor que estaba agachado al lado de ella haciendo unos escritos para que Selena leyera. Entonces ella aprovechó el momento, le tocó la frente y luego comparó con la suya. Recién allí se quedó tranquila pues notó que todo estaba normal. Y lo que más me llamó la atención es que nadie se alarmó porque ella hiciera eso ni a nadie se le ocurrió hacer alguna pregunta por esa situación ... Se trataba de Selena, y las palabras y preguntas sobraban…

Creo que si me tengo que quedar con una imagen que refleja el espíritu inquieto de Selena fue en un momento en el que ella no entendía en español qué quería decir “estar molesto” y nos lo preguntó. Ella sabía que en inglés era sinónimo de estar enojado pero notaba que en español tenía también otro significado. Es como decir la palabra “coraje”, que para nosotros significa estar muy enojado pero que en otros países de Sudamérica es sinónimo de valor. Resultó gracioso cómo todos tratábamos de explicarle a Selena que “estar molesto” también se aplica a pedir permiso para pasar a algún lugar o para requerir la atención de alguien en un determinado momento. Pero lo que más me quedó de ese momento es la inquietud de Selena por saber, por aprender, por no quedarse atrás sin comprender. Todos sabíamos de su español limitado y lo comprobamos más de una vez cuando ante determinadas palabras que le decíamos ella preguntaba “¿Qué es eso?” y nosotros teníamos que explicarle lo que era o usar un sinónimo. Pero lo cierto es que ya Selena hablaba muy bien el español respecto de otros años en los que casi no lo hablaba, pero aun así no se contentaba. Quería saber más. Pocas veces había visto a alguien que hasta en el más mínimo detalle buscaba aprender y saber…

Por eso cuando me encuentro con alguien que, ante cada homenaje a Selena, dice: “¿Pero por qué siguen hablando de ella, por qué no la dejan descansar en paz?”, yo sólo les digo: “¡Cómo se ve que no la has conocido a Selena! Yo tuve la dicha de conocerla ... Si tú hubieses tenido la misma dicha que yo, entonces entenderías por qué seguimos recordando a Selena, por qué no la podemos olvidar, por qué la seguimos esperando a pesar de esta cruda y densa realidad de su ausencia…”.

(Creo que cualquiera que haya sentido lo que nos ha transmitido Selena no la va a poder olvidar jamás ni lo querrá hacer. Aunque no lo hubiese dicho nunca, todos sabemos con sólo observarla qué era lo que ella quería para sí y para los demás. El que termina queriendo a Selena no la quiere olvidar nunca, quiere recordarla siempre, quiere decirle al mundo lo que ella significa para uno, pues dejarlo de hacer significaría que se nos ha ido … Y Selena sin duda no se ha ido ni se irá jamás…)

Yo sólo quiero, Selena, que el mundo sepa lo que eras. Yo sólo quiero que todo el mundo te dé el Amor que tú misma les supiste dar a todos en tan sólo 23, casi 24 años…

Te quiere mucho, te querrá siempre…





Una mujer como tú, Selena…


Hace muy poquito se celebró el Día Internacional de la Mujer … Un pensamiento sencillo pero no menos cierto es que sería bueno no tener que festejar más ese día, pues eso me indicaría que ya no hay más desigualdades de género. Y también es cierto que cuando se celebran esos días se toman ciertos aspectos positivos de la mujer para ser celebrados pero que no representan todo el sentir de ellas. Entonces nos encontramos con que en ese día se les regalan flores, se les compran dulces, se las invita a cenar, se les exaltan su belleza y su sentimental manera de ver y de vivir las cosas. Claro que se acaba ese día y todos volvemos a la “normalidad”. Allí entonces nos encontramos con que vivimos en una sociedad en la que muchas mujeres son maltratadas, sufren la discriminación por su condición de género, ante un mismo empleo que el varón se las remunera con menos salario, sufren la presión y la amenaza y concreción del despido cuando están embarazadas, se las mira con sospecha si acusan a varones sin son abusadas o maltratadas ... Allí entendemos por qué no hay como contrapartida un Día Internacional del Varón o por qué no dejamos de celebrar el Día de la Mujer. Tantos años de machismo y de discriminación no se borran de un plumazo o por una celebración. Y si bien muchas cosas han cambiado y las sociedades han avanzado en sus pensamientos y en su entendimiento de las barbaridades que se cometen, nos faltan muchas cosas para ser un mundo ideal, un mundo sin hambre, sin guerras, sin desigualdades, sin violencia. Pero supongo que antes que nada hay que cambiar de mentalidad, cambiar nuestra forma de ver las cosas, de no aceptar cosas que están decididamente mal, de no conformarse con un bálsamo para salir de tantas arbitrariedades … Y una de esas cosas que deberíamos cambiar es nuestra manera de valorar las cosas, de qué es lo más importante, cuáles son las valores que deberíamos hacer trascender. Cuando en días como éstos tratamos de ver cuáles son los ejemplos de buenas mujeres, de quiénes son los mejores exponentes del género en el mundo caemos en arbitrariedades, parcialidades, en recortes muy sesgados de lo que se entiende por ser una verdadera mujer. O ponderamos a la mujer muy bella o aplaudimos a alguna mujer que ha hecho en su larga vida tareas comunitarias y al servicio de la humanidad. Pero las dos no son representativas de todo el universo de las mujeres. Lo primero responde a ese mundo dominado por los varones que creen que la mujer valiosa es aquella que está para ser exhibida de la mejor manera ante los ojos de los varones. Y como se cree que el único y mayor valor de las mujeres -lo creen los machistas, claro está- es el de lucir bellas y espléndidas, entonces se elige como las mejores a aquellas que sólo muestran su belleza como mayor virtud para exhibir. Y cuando se pretende hacer ver que eso no es así, que la mujer tiene mucho más que mostrar, se nos habla de “sexo débil”, de que las mujeres sólo están para dar Amor, para exhibir su sensibilidad y que por ello deben ser protegidas por el varón, que está para pelear por la vida cada día para que las mujeres puedan, desde su “debilidad”, ser felices, como si aún estuviéramos en el época de las cavernas. En la historia de la humanidad de los últimos años nos han hecho creer eso, nos han enseñado eso, nos han mostrado eso. Y llegado el momento en el que se exige rever las cosas, de ponderar otro tipo de modelos, otro tipo de exhibición de valores de la mujer que no sean sólo exhibidas en un concurso de belleza, allí la misma conciencia de los varones les hace mostrar el “contravalor”, es decir exhibir la contracara de lo bonito, la exhibición de la mujer sin ninguna belleza ni rasgos eminentemente femeninos, en el que se exhibe el Amor y la sensibilidad sólo a través de la entrega de la vida de esas mujeres a la comunidad, y así se exhiben a mujeres, en medio de sociedades en las que sólo gobiernan la miseria y la falta de afecto, que viven sólo para darles un bálsamo a sus vidas, mas uno no ve que el mundo le devuelva parte de ese Amor entregado a cambio de nada. A través de los años, nos han mostrado estos dos modelos, estos dos tipos de mujeres como si fueran algo ajeno, como si fueran dos especies distintas, una separada de la otra. Pero eso no es así. De ninguna manera es así. La mujer en su totalidad abarca esos dos mundos, esas dos realidades. Y pocas mujeres, a pesar de tantas dificultades, de tantas desigualdades, de tantas arbitrariedades, contra viento y marea, muchas veces en el más absoluto anonimato, han podido quebrar esa visión de la mujer y han podido mostrarse tal cual son, han podido exhibir todo lo que una mujer puede dar. Y una de ellas sin duda fue Selena. Selena fue acaso de esas mujeres que no por dar todo por su familia, por su comunidad, por sus afectos, perdió su atención para mostrarse siempre bella, siempre linda, siempre agradable, pero no para la vista de los varones, sino por su necesidad natural de toda mujer de mostrarse siempre bien. Selena rompió, contra su propia voluntad y deseo, con ese estereotipo de que toda mujer dedicada al servicio de la humanidad es de gran edad, sin ningún rasgo de belleza, sin conocimiento de su entrega al Amor por un varón, el Amor que todos, varones y mujeres, debemos tener. Selena se nos fue joven, muy joven, dejándonos el mayor de los ejemplos: una vida recta, llena de sacrificios y con la necesidad de mostrarle al mundo que todo se puede lograr con Amor, con honestidad, con verdad, con sacrificio, con una sonrisa; todo; los deseos de todos, pero también el deseo propio. Porque Selena dio todo, todo por la felicidad de un pueblo, todo por la felicidad propia. Y en estos días en los que se celebran no sólo días de género, es bueno no olvidar los buenos ejemplos … cercanos o lejanos ... de grandes científicas, como de grandes artistas, de grandes bellezas como de grandes benefactoras de la humanidad. Lo ideal sería hablar de buenas personas -e incluso de las malas- en vez de hablar de buenos varones y de buenas mujeres. Así como alguna vez John Lennon nos invitaba a que nos imagináramos un mundo sin países, sería bueno que nos imagináramos un mundo sin celebraciones del día de la mujer o del varón, que sólo hablemos de géneros por los que los diferencia naturalmente. Ojalá que el mundo sólo hable de personas, de hombres -varones y mujeres- que hacen algo por estar en un mundo mejor, porque mientras tanto, a la hora de recordar a mujeres -como a los varones-, nos podremos acordar de Selena, pero también nos tendremos que acordar de esa persona, también mujer, que le quitó todo lo lindo, todos los sueños, todos los anhelos, todas las ganas de Selena. En estas cosas uno puede dar cuenta de que no es bueno que sigamos haciendo distinciones sociales entre el varón y la mujer. Es hora de que pensemos en distinguir a las personas por lo que son, más allá del género…

Pero mientras existan estas distinciones y estos días festivos, sería bueno tomar al Día Internacional de la Mujer para acordarnos y jamás olvidarnos de uno de sus mayores exponentes. Selena tuvo todo el Amor y toda la sensibilidad propios de una mujer. Selena tuvo esa necesidad de agradar pero no sólo por su belleza sino por lo que era ella misma. Ella no era superficial. Ella quería mostrarse tal cual era y que la amaran por eso. No se conformaba con que la quisieran por su apariencia. Deseaba que la descubrieran, que se dieran cuenta de qué era para ella lo importante, de qué era lo que ella buscaba, de qué pretendía del otro. Selena fue rebelde, muy rebelde para la época. No era de esas personas que se conformaba con el rol que le asignaban su familia y la sociedad. Siempre fue obediente de las reglas pero también defendió a rajatabla lo que ella sentía y lo que ella esperaba para sí. Selena no era de esas mujeres que sólo decía cosas para agradar. Ella lo que decía era porque lo sentía. Podía tolerar muchas cosas, muchos condicionamientos, muchas privaciones, pero no iba a permitir que la limitaran en sus pensamientos, en sus sueños, en sus intenciones. Podía aceptar los límites de los demás, pero también le haría ver a los otros sus propios límites. Se podría decir que Selena fue rebelde y porfiada desde su nacimiento .... Para el 16 de abril de 1971 todos estaban convencidos de que su madre, Marcella Quintanilla, tendría un varón al que llamarían Marc Anthony, pero ella los sorprendió a todos anunciándoles que era una niña y obligando a sus padres a que agudizaran su ingenio para buscarle un nombre. Puedo imaginarme a alguien aún tan pequeña y sin conciencia reírse de su primera travesura y rebeldía. Sus padres tuvieron que tomar su nombre de una madre que estaba en el mismo hospital que la madre de Selena a la espera de una niña que resultó ser varón (es lo que casualmente me pasó a mí; hasta el día de mi nacimiento me llamaba Marisa y me esperaban con ropita rosa; pasé a llamarme Sergio y mi nombre lo tomaron prestado de una vecina italiana). Era un nombre lindo, nada convencional, pero que Selena con el tiempo le dio otra dimensión, otra importancia. Con su enorme personalidad hizo que el nombre “Selena” sólo tuviera sentido con ella y no con alguien más. Ella se las ingenió para que Selena y su humanidad fueran sinónimos. Si el mundo habla de Selena no hay confusión. Sólo se habla de ella. Y si se habla de otras, la acompañarán con sus apellidos o con apodos. Selena se encargó de que este mundo tenga una sola Selena y esa Selena fuera aquella que nació sin nombre aquel día de abril de 1971…

Selena tenía ese Amor, esa sensibilidad, esa gracia, que la hacían una mujer única, distinta, especial. Desde chica fue aquella niña inquieta yendo de un lado a otro tratando de ser la alegría del hogar, de distinguirse por su curiosidad, por sus ocurrencias, por sus risotadas. Tal vez a Selena le molestaba ciertos silencios, ciertas costumbres, cierta monotonía. Y ella quebraba todo imponiendo sus pensamientos, su corazón, sus sentimientos. De a poquito fue acostumbrando a su familia a tener miles de animales y de prohibirles que hirieran o abandonaran a alguno, por más pequeño, insignificante o poco vistoso que fuera. Selena iba detrás de su padre para que estuviera siempre con ella, para que le prestara atención, para que se diera cuenta de que en ella estaba la alegría, el valor de las cosas, lo importante de la vida. Selena sabía que su padre había estado mucho tiempo afuera por razones de trabajo y que eso le quitaba mucho tiempo a su familia. Y ella no iba a permitir que eso continuara. Hizo todo lo que tenía a su alcance para que él se quedara más tiempo con ella, para que se divirtiera, para que compartiera, para que viviera, para que se diera cuenta de que la felicidad estaba en su casa y no afuera. Selena sabía que su padre recién con ella había aprendido a cambiar los pañales de sus hijos y por eso sentía la necesidad de retenerlo, de que se quedara siempre más tiempo con ella. Se las ingenió para que se riera de sus chistes, de su forma de hablar, de su forma de reírse. Se había acostumbrado a ser la “baby” de la casa, la alegría del hogar, el centro de la familia. Por eso se sintió intimidada cuando su padre le había regalado un bajo a su hermano A.B. y le empezó a dedicar más tiempo a él a enseñárselo. Si Selena hubiese sido, aun siendo tan pequeña, una mujer convencional, hubiese entendido que cualquier intento para no perder su lugar en su casa hubiese sido en vano. Pues en definitiva ella era una mujer y no la única, ya que además de su madre estaba su hermana Suzette. En cambio, fuera de su padre había un solo varón, A.B. Era más que lógico que su padre volcara todo su esfuerzo y sus ganas en su continuador de la especie, el que completaría su labor inconclusa como músico. Tal vez a Selena le hayan dicho que debía entender que su lugar en el mundo como mujer era otro y no precisamente el centro, máxime por aquellas épocas de los años ’70. Pero Selena no era de las personas que se conformaban con lo establecido. Muchas veces creemos que las personalidades de cada uno las forjamos recién cuando crecemos, que mientras somos pequeños estamos en preparación, que no tenemos ni el carácter ni la actitud ni la personalidad definidos, que recién eso se ve cuando somos grandes … Nada más errado ... Casi desde el mismo nacimiento están definidos todos los aspectos que conforman a una persona. El tiempo, y los contextos familiar y social, condicionan o pulen el carácter de cada uno. Y Selena tenía su carácter y lo expuso siempre en esa corta pero intensa vida de 23, casi 24 años. Selena no pensó ni en su condición de niña ni del lugar que le tenían asignadas la familia y la sociedad. Selena sólo pensó en lo que quería para ella y buscó cómo lograrlo. Sin querer conscientemente, y vaya a saber si lo hizo inconscientemente, encontró la manera de seguir siendo el centro de la escena. No hizo la fácil. No buscó ni aparecer ni más linda, ni más graciosa ni más agradable. Sólo estudió, aprendió, investigó. Sabía de los gustos de su padre y se aprendió unas letras de un libro de canciones viejas que él guardaba, y buscó sorprenderlo con ello. Seguramente Selena no esperó semejante respuesta de su padre ni semejante cambio de vida. Pero no se quejó. De pronto se encontró con que volvía a ser el centro de su familia, seguía siendo la “baby”, pero dentro de una banda que se llamaría “Selena y Los Dinos”, tocando y cantando una música que le era absolutamente ajena. Pero ella no se inmutó ni protestó más de lo lógico ante el cambio de vida y de costumbres. No le parecía justo reclamarle al padre por lo que estaba pasando. Obviamente que no era éste ni su propósito ni su objetivo en la vida. Ella quería ser el centro de la familia, de la mirada de todos y ¡¡vaya si lo había logrado!! No era éste su objetivo en la vida, pero había algo que la llenaba de orgullo: ella podía ser la continuadora del sueño de su padre, que no necesariamente su hijo varón podía o debía serlo, que debía ser acaso la más talentosa, acaso la que mejor podría realizarlo, y esa persona era ella y no otra. Era cierto que no buscaba esto, pero era un riesgo que corría, una posibilidad que se podía dar si ella se arriesgaba. Y en esa experiencia Selena aprendió algo que a muchos les cuesta hacer y que otros ni siquiera intentan: jugarse, arriesgarse, mostrarse. Posiblemente más cómodo, más conformista, con menos posibilidades de estar con miedo y de vivir momentos angustiosos hubiese sido no hacer nada y dejar que la Providencia, el destino, el azar se encarguen de que la suerte cambie. Pero ése no era el lenguaje que manejaba Selena. ¡¡Para nada!! Selena era el mejor exponente de que de chico una ya sabe lo que quiere y cómo lograrlo. Selena no pensó en eso cuando decidió sorprender a su padre. Ella soñaba con ser diseñadora y con lograrlo a través del estudio y de hacer una vida normal en familia. No se había imaginado vivir de la música, cantando arriba de un escenario y con el desafío de no fallar, de ganarse al público con lo que podía ofrecer ella … Pero Selena no se escondió, no se echó atrás, no trató de borrar lo que ella misma había engendrado. Decidió aprovechar ese momento para expresarse, para ser el centro de atención y ponerse a prueba para ver hasta dónde podría llegar … Tal vez tuviera que pasar por caminos insospechados y desconocidos. Tal vez tuviera que postergar algunas cosas, pero no por ello iba a tener que renunciar a todo lo que quería para sí … Selena sabía que podía ser diseñadora, pero para serlo acaso debía pasar por otras circunstancias. Allí supo que tenía que poner todo de sí para llegar a lo más alto, que sólo así, si lograba la meta familiar, podría lograr el objetivo personal. Selena era consciente de que de pronto ella era la encarnación del viejo sueño de su padre de vivir de la música, que despertó en él la vieja pasión que estaba dormida por el peso de la “realidad”. Ahora que volvía ese sueño con todos los bríos, Selena no podía navegar contra la corriente. Ella sin querer tuvo que ver en este cambio de vida pero a la vez le permitió ser consciente de todo lo que podría lograr, que era mucho más de lo esperado. Es posible que Selena diera cuenta del poder que tenía. Y por ello supo que si ella ponía todo, incluso mucho más de lo que esperaba su propio padre, entonces no sólo lograría ser una gran artista, sino que el llegar a la cima le permitiría ser feliz y libre para ser lo que quisiera ser en la vida. Por eso Selena se juramentó que llegaría a ser la mejor y con ello sería la más destacada diseñadora. Pero para eso tenía que dar todo, mucho más de lo que esperaban todos, incluso su propia familia. Selena se propuso que su nombre sería recordado y nombrado en todo el mundo por su obra como artista, como diseñadora y también por lo que era como persona…

Selena vivió como nadie lo que es la discriminación por ser mujer, y ni hablar siendo de Texas en el mundo de la música siendo tan pequeña … Selena encaró su carrera de cantante sabiendo que las bandas gruperas eran conformadas exclusivamente por varones, y que las mujeres tenían poco y nada de éxito, ni tenidas muy en cuenta. Y encima el contexto era que los grupos texanos tenían muchísimas dificultades para tener éxito en otros ámbitos, sobre todo en México, en el que la gente era poco proclive a aceptar gente que hablara poco o nada del español. Y como en todo el mundo el hecho de que Selena fuera mujer, aunque tuviera mucho éxito, hacía que no se la reconociera tanto o no se la remuneraba del mismo modo que a los varones, pues “no era tan significativo lo suyo. Es una mujer”, tal cual los argumentos insólitos que le proliferaban a ella o a su padre. Pero nada de esto a Selena la amilanaba. Por el contrario. Cada dificultad que tenía, por más que le resultara casi imposible de remontar, era una motivación más para superarse. Para Selena el panorama era más que desalentador en aquellos tiempos. Ella era pequeña, mujer, cantaba en español pero no lo hablaba, sus canciones al principio sonaban anticuadas y aun le faltaba para poder acaparar toda la atención ya que no tenía una gran idea de baile o de cómo moverse en el escenario, además de ser muy pequeña. En estos casos, y ante tantas contras, bien Selena hubiese tenido más que una justificación para echarse atrás, para caer en el desánimo, para no intentar más de lo que se le estaba exigiendo. Pero Selena tenía orgullo, orgullo de ser mujer, tenía ganas de superarse, tenía ganas de que con su simpatía y con su forma de ser todo el mundo la quisiera. Si habían llegado allí un poco por lo que había hecho para seguir siendo el centro de atención de su familia, ¿por qué no haría algo que le permitiera ganarse ahora a todo el público, lograr que todo el mundo la quisiera, incluso los que no sabían nada de ella? Fue allí cuando sacó a relucir todos sus atributos de mujer para ponerlos en el escenario, y para que fueran aplaudidos y festejados. Pero una mujer con carácter como Selena no iba a seguir los parámetros machistas de la época. Ella no iba a caer en el mal gusto de mostrar su cuerpo para que sólo la festejaran con eso. Ella no era vulgar ni quería que la tomaran por eso. Para Selena no existían las malas palabras, los comentarios provocadores a sus colegas, los chistes de doble sentido ni las conductas que la hicieran llamar la atención de los varones que no respetaban a las mujeres o que la tomaban como algo menor. De ninguna manera caería en ello. Por eso impuso su personalidad en el escenario y siempre busco que la quisieran por lo que era ella, por lo que le mostraba a todo el mundo, que era todo su talento, al que sólo maquillaba en apariencia para que fuera mejor apreciado. Selena tomaba al público como si fuera su propia familia y trataba de encantarlos del mismo modo como había llamando la atención de su propia familia y, sobre todo, de su padre. Si a su padre lo impactó y sorprendió con su canto, ¿por qué no podría hacerlo del mismo modo con su público? Pero ella no era ingenua. Sabía que el público no era su familia. El público la miraba de otro modo en un principio y esperaría algo más. Selena sabía que aunque no lo hiciera del todo bien, su familia le festejaría sus actuaciones, aun cuando su padre le tratara de corregir ciertos aspectos de su actuación. Y ciertamente él le daría algunas indicaciones, le enseñaría otras cosas y le daría consejos. Pero con el público no era lo mismo. A ellos tenía que ganárselos desde “cero” y partiendo de la base, aunque eso podía ser cierto o no, de que ellos no tendrían fe en que ella los impactaría, de que muchos hasta se sentarían con los brazos cruzados como diciendo “A ver con qué nos sale esta mujer”. Selena lo supo siempre, desde muy niña. Sabía que su padre se conformaba con que cantara bien. Para él eso era más que suficiente como para ganarse a la gente. Pero su padre opinaba desde afuera. Selena era la que estaba adentro. Era ella la que estaba frente al público. Nadie mejor que Selena para saber lo que ellos querían, y qué era lo que les gustaba y lo que esperaban de ella. Ya en las épocas en las que cantaba en el restaurante de su padre a Selena le molestaba tener que actuar en el medio de que la gente cenaba. Sentía que no le prestaban atención, que la comida era más importante que ella, o que daba lo mismo que esté o no. Y para Selena eso no podía ser así mientras actuaba. Se había juramentado que en el futuro, cuando ella apareciera, el público se olvidaría de lo que estaba haciendo para poner todos sus sentidos al servicio de su presencia, de su voz, de su canto, de su simpatía, de su personalidad. Con el tiempo se armó de suficiente paciencia como para ir armando su vestuario que reflejara su personalidad y su forma de mostrarse ante el público. Pero cuando pensaba en ello, Selena no quería ser una más, una previsible artista más. Podía tomar ejemplos de otras artistas, podía darse cuenta de cómo se vestían otras, qué quería para ella, pero a la hora de elegir hasta lo que ella usaba debía tener su propio sello. Podía por esa época no ejercer plenamente su vocación de ser diseñadora, pero sí podía practicar con su gran pasión poniéndola al servicio del grupo eligiendo no sólo su vestimenta sino la de todo el grupo. Tal vez por esa época a Selena le hubiese sido más sencillo quejarse, frustrarse y no hacer nada, y esperar un milagro para que las cosas cambiaran para mejor. Pero Selena siempre pensó que podía forjar su propio destino y que nada, absolutamente nada, era imposible. Y de a poquito, con paciencia, y tomando como parámetro lo que sucedía en los conciertos en los que ella se presentaba, fue haciendo sus propias creaciones. Así surgieron los bustiers. Por esa época ni su familia ni nadie del público estaban preparados para ver a una mujer así en el escenario y en Texas, pero Selena tenía una inmensa necesidad de que se la conociera de ese modo, pues era parte de su estilo, de su apariencia y de su personalidad. Además, esa vestimenta no era todo lo que tenía para ofrecer. Su personalidad no estaba reducida a eso. Sus bustiers eran un accesorio más, algo de todo lo que tenía para ofrecer Selena. Y ciertamente el público lo entendió pues nunca vio en ello un motivo para comprenderlo de otra manera y con ello sobrepasarse. Si hay algo que Selena se ganó en toda su carrera fue respeto, y ese respeto se lo ganó porque ella, antes que nada, era la primera en respetar a las personas que la escuchaban y miraban, porque para ella eso era lo suficientemente importante como para que todos entendieran que nada ni nadie podían imponerle ni su estilo ni su forma de mostrarse. Por eso cuando su padre intentó atemperar esa exhibición de Selena, ella no sólo se negó sino que le hizo ver que tenía derecho a mostrarse como ella quisiera. Le hizo ver que había sacrificado su niñez y su adolescencia para cumplir con su sueño y con el sueño familiar, que ella nunca protestó, y aunque sentía no poder tener una vida normal como todos los demás, encaró el desafío desde que tenía 8 años con su mejor predisposición. Sólo pedía a cambio que por lo menos la dejaran mostrarse como ella quería, que si ella era la encargada de ganarse al público, que al menos fuera con sus armas, con sus modos, con su estilo. Si hay algo que tenía Selena era que no era sumisa, ni débil, ni pasiva en la vida. Selena había nacido para ser una mujer protagonista y nada sería obstáculo para lograrlo. Y así todas las barreras que parecían infranqueables ante su vista se derrumbaron con su talento, con su voluntad, con su trabajo. Y con el tiempo logró lo que parecía un imposible: se convirtió en la artista texana más importante, en el mejor exponente de la raza y la primera en ser aceptada masivamente en México. Cuesta creer que ya a los 16 años lograra sus primeros premios en los Texano Music Awards y siguiera siendo premiada en forma ininterrumpida hasta que se nos fue, cuesta creer que haya sido tan aceptada en México cuando se notaba cómo le costaba hablar en español, cuesta creer que ella desde la nada misma y sin ningún tipo de ayuda más que su talento lograra tanto en tan poco tiempo. Y si lo logró, si pudo superar todos los obstáculos, si logró que todos se arrodillaran a sus pies, fue porque ella le dio al público algo más que su canto, algo más que su talento: le dio su Amor, su cariño, su gracia, su alegría de vivir. Selena no era de esas artistas que se alejaba del público que la quería, no se rodeaba de custodios que la aislaban de gente que sólo quería agradecerle, no sólo les decía “los quiero” desde el escenario pero huía de ellos cuando estaba fuera de él. Era Selena la que se acercaba, era Selena la que preguntaba, era Selena una más con su público. Y sobre todo Selena se mostraba tal cual era. Selena no le quería mentirle a nadie, ni mostrar una imagen falsa de ella. Selena tomaba su relación con el público como si se los encontrara todos los días en su barrio, en su ciudad, y en el que cotidianamente los saludara e intercambiara un diálogo con ellos. Selena podía sentirse una estrella pero no por eso se sentía que era más que su público. Para ella cada uno tenía un trabajo y una labor noble que cumplir, como lo tenía ella misma, y si logró tanta popularidad y tanto cariño fue gracias a ellos. Por eso pensaba que sin ellos ella no podría haber triunfado, ella no hubiese logrado nada. Selena tenía una inmensa necesidad de ser amada tal cual era y para eso sentía que era necesario que la gente supiera quién era y qué quería. Por todo ello, necesitaba estar con ellos en contacto y sentir con su público lo que todos sentían, soñaban, deseaban. Selena hasta no quería aceptar ningún papel en ninguna telenovela o película en la que no se reflejara su verdadera personalidad. Lo que para muchos era sólo una simple labor de ficción, para Selena era otra faceta de comunicación ante su público y a él no le podía fallar con imágenes ficticias que no se correspondían con lo que ella era realmente. Selena practicó en su vida aquel viejo principio romano que decía que no sólo hay que ser sino parecer. Y Selena cuidó que su imagen se correspondiera con su persona. Y la gente se lo agradeció y le creyó. No había forma de no creerle con sólo observarla y verla actuar tanto en el escenario como en la vida. Por eso nunca el público cayó en la trampa que le quisieron propinar aquellos pérfidos que aprovechando su lamentable ausencia buscaron sembrar la duda y mostrar un supuesto “lado oscuro”, “una doble vida”, “una doble personalidad” en Selena. No lo lograron porque el público vio que la gente habla por sus actos y no por los comentarios de otros. Y Selena siempre habló por su boca y no por “bocas de ganso”…

Selena fue por sobre todo una mujer íntegra, tremendamente íntegra. Muchas veces asociamos las buenas conductas con las actitudes silenciosas, dóciles. Muchas veces creemos que las buenas personas son aquellas que son calladas, que no emiten opinión, que no se la juegan por un ideal, por una buena razón, por un noble objetivo ... Nada más erróneo ... Siempre respetar las reglas es un sinónimo de buena convivencia y de una actitud noble, pero muchas veces la rebeldía es necesaria cuando está en juego nuestros ideales, la justicia, nuestra felicidad, lo que más anhelamos. Cierta vez cuando era muy chico tuve un maestro muy severo pero a la vez muy justo y del cual aprendí muchísimo en la vida. Un día ese maestro, cuando entregó los boletines mensuales de evaluación, había puesto un “regular” como calificación de conducta a un chico al que siempre lo habían premiado con nota de “muy buena” o “excelente” por su actitud en clase. Cuando nos enteramos, no fue a protestar él, que siempre vivía callado. Fuimos sus compañeros quienes lo hicimos pidiéndole explicaciones sobre su “insólita decisión”. Aquel sabio maestro nos contestó inteligentemente con otra pregunta: “¿Y por qué habría de calificar como buena conducta a alguien que siempre está callado? Yo no sé cómo realmente es. Por eso le puse esa calificación”. Al principio nos costó entender esa respuesta, pero el paso del tiempo nos hizo ver que tenía toda la razón. Una desgracia personal a ese chico le hizo cambiar radicalmente de conducta, o la que siempre tuvo y ocultó, tornándose agresivo e intolerable para cualquier convivencia, haciendo que nosotros no supiéramos cómo reaccionar ante él siendo que era un chico tan “bueno”, entendiendo por “bueno” a alguien “callado”. La conclusión es que uno debe saber decir lo que siente, expresar lo que le gusta y lo que no, saber ganarse un lugar y respeto fijando su posición aun cuando se tenga que pelear con alguien duramente, o enfrentarse con alguien a quien uno quiere. Y una mujer como Selena, que lejos de ser alguien sumisa y débil, no se quedó atrás a la hora de pelear por sus deseos, por sus sentimientos, por sus derechos. Cuando empezó su noviazgo con Chris tuvo una negativa tajante y abrupta de su padre, quien creía que esa relación afectaría su carrera. Seguramente el padre de Selena, como todo padre que ve crecer a sus hijos y que le muestran que ya no necesitan de ellos con el tiempo, le agarró inseguridad y temor. Y pensó, más por prejuicios y temor que por otra cosa, que Chris, como guitarrista y “rockero”, no era lo mejor para Selena, que podía ser un aprovechador ... ¡¡Qué mal nos hacen los prejuicios!! … Mientras el padre de Selena pensaba que por allí el silencio de Chris podía moverlo a sospecha, no le inquietó el silencio y bajo perfil de esa mujer que había conocido por esas épocas y que la habilitó para cumplir funciones tan importantes al lado de Selena … Lo cierto es que cuando el padre quiso interceder para que Selena no siguiera con esa relación, ella no se quedó atrás. Una cosa era aceptar algo justo, un mandato familiar, un pedido razonable … ¿Pero esto? ¿Por qué debía dejar a Chris si ella era feliz con él? ¿Qué pretendía? ¿Qué ella sólo hiciera feliz a los demás sin ser feliz ella? ¿Era justo que Selena tuviera que aceptar esto que no tenía ningún argumento? Al principio quiso que el padre lo entendiera por las buenas, pero no hubo caso. No alcanzaba con demostrarle que lo amaba y que quería vivir para siempre con él. Eran entendibles los miedos de su padre, máxime si se sabía de sus convicciones morales y religiosas, y que para él sólo se casaba una vez y para siempre. Y tal vez podía entenderse que pensara que su hija aún era chica para asumir esa responsabilidad. Pero no entendía o no quería entender que Selena le hablaba con el corazón y que le juraba que lo amaba, y que si fallaba ella asumiría con toda la responsabilidad. Selena tenía un alto sentido de la lealtad. Ella peleaba con su padre pues quería seguir con su familia. Sólo pedía que lo aceptaran a Chris dentro de ella como lo aceptaron dentro de la banda. Como no hubo caso, Selena mostró el temple de mujer, de esa mujer con convicciones y corazón que está dispuesta a dar todo por un Amor sin perder por ello sus propios sentimientos por sus otros afectos … La decisión no era la ideal, ni para ella, ni para Chris, ni para su familia, pero la única que encontró para que nada se alterara de lo que había surgido hasta allí. Tal vez lo más fácil, la salida “escapista”, hubiese sido huir de la familia, huir con Chris, abandonar la familia y el canto, y dedicarse a ser diseñadora mientras Chris siguiera con el rock y su banda. Pero Selena no podía abandonar sus afectos. Ella era una mujer sentimental, fiel y con carácter. No abandonaría a los suyos, pero tampoco dejaría a su Amor. Por eso optó por casarse en secreto para después, cuando se enterara su familia, poder hablar con su padre y “negociar” en otros términos. Su padre lo entendió de inmediato, como años después lo admitiera. Allí comprendió que su hija le hablaba en serio y que lo quería mucho a él, pues si no, hubiese actuado de otro modo. Vio que su hija actuaba con sentimiento pero con un gran sentido de justicia y que jamás por hacer ello los abandonaría. Y más tarde comprendió que su hija tenía mucha razón: Chris ciertamente era una persona excepcional, pues no sólo le demostró que quería bien a su hija sino que se integró a su familia en vez de procurar alejarla de ella. Una lección que le dio Selena a su padre. Tal vez Selena tenía mejor precepción que él a la hora de calificar a las personas, tal vez tenía menos prejuicios y más sentido de la oportunidad a la hora de actuar. Selena podía ser encantadora, tierna, carismática, llena de Amor y de optimismo, pero también era una leona a la hora de defender sus derechos y sus sentimientos. Ella no toleraba ni la mentira, ni la injusticia ni la falsedad. Y era capaz de enfrentarse a cualquier cosa con tal de defender siempre bien su lugar … Tal vez fue eso lo que hizo aquel día tan nefasto de marzo de 1995…

Selena fue una mujer que enamoró a los varones, fue un ejemplo para las mujeres y gustó por igual tanto a gente mayor como a niños. La gente no es tonta: no sólo admira a los artistas por lo que ofrecen, sino por lo que dan por ellos, por la importancia que ese artista les asigna en sus triunfos y logros. Selena no era una artista artificial que decía “Sin ustedes no soy nada” sólo para ganarse demagógicamente su admiración. Selena se lo demostraba en los hechos, con su forma de interpretar los temas, por dejar todo arriba del escenario, por quedarse fuera de él todo el tiempo necesario para darles un autógrafo, posar para una foto, saludarlos, interesarse por ellos. Ésa era la diferencia de Selena con el resto de los artistas. Ella era una mujer diferente. No se trataba ni de que fuera la mejor ni de que no se la pudiera comparar artísticamente con nadie. Si tuviéramos ese pensamiento, seguramente no nos abriríamos a otros artistas y buscaríamos empecinadamente en demostrar que Selena era mejor en el rubro que sea. Pero éste no era el caso de ella, simplemente porque Selena era distinta, una mujer distinta que se salía de todos los parámetros, de los prejuicios y de los preconceptos que se tienen de la mujer. Selena era dulce, pero tenía carácter. Selena lucía sensual pero no era vulgar. Selena era dada con todo el mundo pero se hacía respetar. Y para respetar respetaba a los demás. Hasta se llegó a la creencia de que si le pasó lo que le pasó fue por pecar de ingenua, de confianzuda, de no saber decir que no … Nada más errado. Siempre recuerdo aquellas palabras de José Behar, presidente de la Emi Latin, cuando conoció a Selena. Él estaba en busca de nuevos talentos para contratar, pero paradógicamente nadie le habló de ella. Selena no estaba en boca de ejecutivos de una compañía discográfica que con sus altos muros vivía de espaldas a la gente. Selena vivía en boca de su gente, que la amaba desde que era una promesa adolescente. José Behar lo pudo comprobar cuando casi de casualidad la descubrió. ¿Y cómo la descubrió? Cuando a la salida de un festival escuchó el griterío de la gente, y quiso saber de dónde venía y por qué. Cuando lo supo y vio actuar por primera vez a Selena se quedó, como todos los que la descubrimos alguna vez, impactado. De inmediato, al término de su concierto, fue a buscarla para contratarla allí mismo. Cuando la vio, notó que estaba firmándole unos autógrafos a sus admiradores. José Behar se acercó, se presentó ante ella con su mejor sonrisa y le dijo su nombre y su cargo. Selena lo miró y le dijo “¡¡Sí, claro!!” y siguió firmándole autógrafos a sus fans. Con el tiempo quedó claro que Selena se había equivocado con él, quien siguió insistiendo, esta vez con su padre, a quien convenció para reunirse al otro día y darle un buen contrato con una gran discográfica. Pero también es cierto que para Selena lo más importante era su público y que estaba acostumbrada a gente estafadora y engañadora que vende “espejitos de colores” a mucha gente. De todos modos, ni José Behar ni nadie se sobrepasó con Selena por su negativa en ese momento. La respetaron no sólo por su condición de artista sino porque ella se hacía respetar con su presencia. La mejor muestra de ello es ver cómo todos los varones soportaban lo que Selena les hacía en el tema “¿Qué creías?” en pleno concierto. Aun cuando muchos sabían de qué se trataba y a lo que se exponían, todos lo aceptaban con gusto el papel de “ex novio”. El más memorable para mí fue uno de Odessa, Texas, en el que el “ex novio” se dejó zamarrear, gritar en su oído y soportar toda clase de acusaciones. Y no sólo eso. Él estaba enteramente feliz. Lo mismo sintió el mismísimo Johnny Canales en su show cuando se dejó estirar su corbata en cámara o aquel otro en New York que recibió una patada en los pompis. Y nadie decía nada pues todos entendían que era un juego y de que se trataba de Selena. Ella no les haría daño. Era ella quien los quería y quien más los respetaba. Al término de sus actuaciones Selena sólo recibía abrazos y besos. Saludos de agradecimiento, saludos de admiración. Eso generaba Selena: Amor y respeto. Nunca habían visto algo así y nunca iban a ver algo así. Por eso se la extraña tanto y aún se la espera, pues nadie puede creer que este mundo sea tan malvado como para que se la haya llevado sin ninguna razón que uno pueda entender ni explicar… Como no poder explicarse nunca por qué fue a ese motel ese lluvioso y feo día. Pero Selena seguro, seguro que tenía una buena razón, un buen motivo, un noble propósito, eso que desconocía la horrorosa mujer que la esperaba. Pero yo no necesito que me lo diga, aunque sólo ella podría decirlo y no lo pueda hacer … Lo puedo intuir con sólo mirarla a los ojos en cada foto, en cada video, en cada actuación, en cada reportaje…

Selena tenía Alma de mujer. Selena era una mujer noble, una mujer sincera, una mujer talentosa, una mujer llena de Amor, una mujer con carácter, una mujer con personalidad. Selena fue una verdadera mujer. A la hora de recordar a las mujeres en su día -algo que debería ocurrir todos los días- sería bueno que nos acordáramos de Selena, un ejemplo de una mujer que dio todo a cambio de nada … mejor dicho, una mujer que dio todo sólo con un fin … para que la quisieran siempre y para que la recordaran con Amor…

Selena fue una gran mujer. A pesar de que yo soy un varón, ella es mi ejemplo, ella es la persona que me guía con su conducta. Porque a la hora de elegir modelos no hay géneros. Pensar en ello sería una tontería. Pero si tuviera que elegir un género en función de la persona que uno más quiere y admira, yo no dudaría en qué elegir. Siempre, absolutamente siempre, Selena será mi primera elección y mi primer ejemplo, porque por sobre todas las cosas, además de ser una gran mujer, Selena fue una gran persona. Y yo sólo estoy aquí en este mundo para que todos los días lo recordemos, como ella quería, con todo el Amor, con tanto Amor…

A veces creo que no debería decir ni escribir más nada de ti, Selena, pues creo que ya he dicho y hecho todo por tu recuerdo, pero hay alguien -tal vez seas tú misma- que me dice: “Sabes que Selena dio todo para que la gente sea feliz. Tú también da todo por su recuerdo. Ella se pondrá contenta”. Y por eso lo hago, porque sé que estás allí...

Simplemente te quiere mucho…







¿Recuerdas lo felices que éramos, Selena?


Yo estaba allí y me reía … No podía dejar de reírme mientras la filmaba. Recuerdo que estaba a oscuras y aproveché mi cámara infrarroja y que ninguna de las dos podía dormir de la excitación para filmarla mientras ella se despachaba con sus ocurrencias. Porque Selena era así ... Podía estar de cualquier humor, podía estar dispersa, podía estar triste o enojada, pero cuando se encendía la cámara se iluminaba, se sonreía y se despachaba a gusto. Por supuesto que eso no era un gesto de falsedad ni nada que se le pareciera. ¡¡En absoluto!! Yo conocía perfectamente a mi hermana y sabía por qué hacía lo que hacía … A veces cuando recuerdo lo mal que me ponía porque mi padre me hacía aprender a tocar la batería para formar parte del grupo Selena y Los Dinos, llego a la conclusión de que nada de lo que yo tenía que sufrir se podía comparar a lo que Selena tenía que afrontar ... Sí, es cierto ... Yo tenía más de una razón para sentirme mal. Yo estaba por entrar en mi adolescencia y no me hacía gracia que tuviera que cumplir una función que no sólo no me gustaba, sino que no era la principal ni la más relevante. Mi padre, en su afán de ponerme en alguna función en la banda, decidió colocarme tras las baterías pues era el único lugar que le faltaba completar para armar la banda y no tenía con quién hacerlo. Mi hermano A.B. venía aprendiendo a tocar el bajo y por supuesto mi padre lo puso en esa función. Mi hermana Selena obviamente sería la cantante y estaría al frente de todo. Y yo … Yo estando atrás tocando un instrumento que ninguna mujer en aquel entonces salvo, creo, Karen Carpenter, hacía en ese momento. No voy a negar que me sentía molesta ... No digo celosa. Los celos … son sentimientos que podemos tener todos y que los expresamos en algún momento. No es malo eso … Pero no era ése el caso. Si bien todo esto que no podíamos dejar de pensar que era una verdadera locura de mi padre se hacía en función de mi hermana, yo no tenía ni bronca, ni envidia, ni celos. No podía tener ese sentimiento. Y no sentía eso porque veía que Selena también sufría, del mismo modo que mi hermano A.B. y yo. Y más me compadecí por ella cuando noté que a medida que avanzábamos en los ensayos Selena tenía más y más responsabilidades, y más y más obligaciones. Ya en un principio todos estábamos tensos. No sabíamos qué hacer ni qué tocar. Nosotros no estábamos reunidos porque queríamos, porque un día se nos ocurrió hacer música juntos, ver qué era lo que nos gustaba y qué queríamos expresar, para recién allí empezar a hacer los ensayos correspondientes ... No ... Estábamos allí tocando una música que nosotros no conocíamos ni sentíamos en esos momentos. Aun siendo conscientes de que éramos latinos y de ascendencia mexicana, nosotros veíamos a ese mundo como algo muy lejano y ajeno. Nadie de nosotros hablaba el español. Ni siquiera lo habíamos aprendido ni lo hablábamos en casa. Nuestra cultura era bien norteamericana y nuestros ídolos venían de ese mundo de los gringos, no de nuestros ancestros. Y allí estábamos, presos de un destino y de un deseo, obligados a ensayar canciones que nos parecían anticuadas y hasta ingenuas. Al principio nos resistíamos a hacerlo, tuvimos varias rabietas con mi padre que nos obligaba a tocar canciones de veinte, treinta y hasta cuarenta años de antigüedad. Al final negociamos con él y convinimos en que tocaríamos canciones en inglés no muy viejas y que no estaríamos tanto tiempo ensayando, sólo unos minutos y que esos minutos no nos impidiera estudiar y, sobre todo, jugar … Cuando terminamos de negociar con mi padre sobre este tema, allí caí en la cuenta de que mi hermana Selena se llevaría la peor parte. Pues mal que mal yo me podía refugiar en mi batería, podía limitarme a hacer lo mío bien, podía estar hasta distraída, no muy arreglada ni interesada en lo que estábamos tocando. Pero si lo hacía bien, si lo hacía correctamente, si me limitaba a mejorar cada día mi técnica para ir a tono con la evolución de la banda, nadie podría objetarme nada, nadie podría obligarme por las circunstancias mismas a que hiciera algo más. Lo mismo le pasaba a mi hermano A.B. Él también podía refugiarse en su bajo y a tocarlo correctamente. Él tampoco tenía la obligación de tener que demostrar algo más que hacer lo suyo correctamente, más allá de que ya casi desde el vamos él se mostró preocupado por el material que estábamos tocando y comenzó a interesarse en hacer algo por mejorarlo. Pero ni así A.B. tenía esa obligación y aun cuando la asumiera eso no lo exponía ante el gran público. Él, como yo, podía refugiarse en lo suyo sin que miles de ojos se posaran en él de modo expectante. Cuando pude darme cuenta de que nuestra insatisfacción, enojo e incertidumbre podían atemperarse con limitarse a hacer lo de uno, eso no sólo me alivió sino que di cuenta de la tremenda responsabilidad de mi hermana Selena. Por eso no podía estar ni celosa ni molesta con ella … ¡¡Para nada!! Es cierto que mi padre armó el grupo por ella. Es cierto que mi padre armó toda esa locura en función de Selena y con la tremenda expectativa de que podría cumplir su viejo sueño de poder vivir del mundo de la música. Es cierto que mi padre sintió, con ese talento que descubrió en Selena, que ese león dormido en su cuerpo renacía con más bríos. Aún recuerdo lo que fue ese día que fue como el antes y después de nuestras vidas. Lo más irónico de todo es que la mismísima Selena sin querer le mostró ese talento. La cosas no son casuales en la vida … Una cosa lleva a la otra. A mi padre se le ocurrió comprar un bajo a mi hermano A.B. un poco porque su hijo deseaba tocarlo y otro poco porque veía la posibilidad de que su veta musical, dejada de lado para mantener a la familia, podía tener su continuación a través de su hijo mayor y varón. Pero esa visión de la vida un tanto machista, aunque lógica en aquellos tiempos, se le cayó al poco tiempo de la mano de su pequeña hija menor … Ahora que lo pienso, y sabiendo lo que ha pasado después, uno ya podía saber lo que más quería Selena, lo que más deseaba y también lo que más temía. En aquel momento todos éramos chicos y no teníamos por qué darnos cuenta de aquello … Pero mi hermana tenía terror de que aquel bajo la sacara del centro de atención de nuestro padre, de que dejara de ser la mimada de la familia, de que dejara de ser la “baby”, de que ya no llamaran la atención sus ocurrencias, sus risotadas, su alegría y sus energías siempre manifiestas … Yo lo recuerdo, pues lo compartí con ella, como tantas cosas. Ella estuvo días enteros estudiándose aquellas letras de un libro de canciones que tenía mi padre. Me costó entender la tozudez, la voluntad y las ganas que tenía Selena de superarse. Allí noté que nada la pararía a la hora de lograr su objetivo, eso sí, siempre con fines nobles, siempre haciéndolo sin querer perjudicar a nadie. Muchas veces le decía que parara un poquito, que se detuviera a jugar, o para tomar o comer algo, y Selena enseguida me hacía un gesto de silencio, y que le dejara aprender esas canciones y cantarlas a solas. Me lo pedía por favor con cara de ruego y esperando que yo la cubriera si nuestros padres estaban cerca queriendo indagar ... Y yo lo hacía ... Lo hacía por ella y un poco porque valoraba aquello que a mí me hubiera costado muchísimo afrontar y hacer. Yo no tenía esos deseos ni tantas ganas de mostrar algo más de lo que deseaba. Yo era más conformista. Tomaba lo que se me presentaba en la vida y eso era más que suficiente. Pero Selena no. Al principio creía que lo hacía de puro inconformista que era, pero después entendí que a ella le encantaban los desafíos, que para ella nada era imposible, que todo lo podía lograr. Y allí estaba, sola estudiando, sola cantando. Y sabía que hasta que no terminara de aprender todo bien no se iría de allí, que se quedaría encerrada hasta que ella estuviera conforme ... Y llegó ese gran día ... Selena me dijo que sorprendería a nuestro padre haciéndole saber cómo sabía sus canciones preferidas. Yo me alegré y la alenté a que fuera de una vez a mostrarle su esfuerzo. Ni Selena ni yo nos imaginamos lo que ocurriría después. Creo que ambas nos conformábamos con que nuestro padre se lo festejara y de que Selena se sintiera tan querida como siempre estando en el centro de atención de la familia ... Pero fue eso y más, muchísimo más. Luego vino esa locura de mi padre ... Sin saberlo, y supongo sin quererlo. Selena encendió esa chispa de un fósforo que estaba apagado. Mi padre sintió que volvía a su pasión no ya a través de él, sino por medio de mi hermana Selena. Él estaba obcecadamente convencido. Y lo que podía ser una novedad, un entretenimiento, un divertimento pasajero pasó a ser una obligación, una responsabilidad, de la cual Selena se llevaba la peor parte, la carga más pesada, el peso de la responsabilidad ... No ... Selena no podía hacer lo mismo que nosotros. A los 8 años ella era la figura, la cantante, la artista principal de Selena y Los Dinos. Ya el nombre mismo del grupo definía su función. Pronto noté que Selena no podría ni por asomo realizar lo que en principio hacíamos mi hermano A.B. y yo. Ella tenía que poner la cara, ella tenía que mostrarse siempre linda, siempre bien predispuesta, siempre agradable, con ganas y con la obligación de que la gente se sintiera interesada por nosotros. Ella tenía que arengar a la gente, tenía que darnos ánimo … Allí sentí un poquito de pena por ella, pues sabría que muchas veces tendría qua disimular muchos sentimientos muy personales para llevar adelante las cosas. Sabía que no tenía por qué tener esa sensación pues, por un lado, a ella le agradaba sentirse tan mirada por todos y ser el centro de atención. Pero ella era muy niña ... Mal que mal A.B. y yo vivimos nuestra niñez sin sobresaltos. A mí las cosas se me hicieron “anormales” en la pubertad y en plena adolescencia a mi hermano A.B. Pero a Selena … Encima, a medida que íbamos estando cada vez más involucrados en el grupo, mi padre fue dejando su trabajo estable en la petrolera y montó un restaurante con la única finalidad de que tocáramos allí. Y mientras ello ocurría a nadie se le escapaba el hecho de que si llegábamos a fallar, estaríamos en más que un problema. Y yo sabía que Selena se sentía más responsable que todos de nuestro destino. En aquellos tiempos le llegué a expresar mi preocupación sobre este tema. Selena me miraba en silencio mientras se lo decía, pero una vez que acababa ella se encargaba de darme ánimos, me decía que no me preocupara, que confiáramos en nuestro padre y enseguida me hacía un chiste que justificara una risotada de su parte que llevara a pasar rápidamente a otro tema … Así era Selena ... Siempre quería que todos estuviéramos bien y que no tuviéramos motivos para preocuparnos. Y cuando pegaba esas risotadas, ya sabía que era para cambiar de ánimo, para que nadie ahondara en su Alma y descubriera sus miedos, sus sentimientos de preocupación y de incertidumbre. Por eso tomó hasta con naturalidad el hecho de tener que aprender a cantar en español. Mi padre estaba convencido de que si por allí a Selena le costaba tener un éxito rápido en inglés debía probar en español como alternativa. Él pensaba que si se utilizaba el camino alternativo de cantar en español y triunfar, las cosas se facilitarían para llegar al tan soñado triunfo de Selena como cantante internacional. Él tenía muy en cuenta su experiencia como músico y siempre se sintió frustrado de no haber sido un hombre más preparado y multifacético. Él sintió la discriminación por ser de ascendencia mexicana cuando quería tocar sus canciones preferidas en inglés en cualquier club. Y cuando quiso probar en los clubes mexicanos lo querían linchar por no saber las canciones en español y lo que solían escuchar sus pares. Nunca lo pudo hacer pero ahora tendría la ansiada revancha con Selena, pero para eso ella debía hacer lo que él no hizo … Cantar en español y hacerlo en los lugares que ninguno de nosotros lo había hecho. Yo sabía lo que eso significaba para Selena. Ni A.B. ni yo teníamos obligación de aprender el español, ni para hablarlo ni para cantarlo. En cambio, Selena tenía que saberlo cantar, aunque fuera fonéticamente, y eso al menos implicaba saberlo pronunciar y tener una idea de lo que cantaba para expresárselo a la gente, convencerla y conmoverla. Selena tenía trabajo extra, mucho trabajo extra, en lo intelectual pero también en lo emocional. Y Selena aceptó ese reto sin chistar, asumiendo su rol y sabiendo que sólo había que ir para adelante en el total convencimiento de que lo lograríamos, de que sólo teníamos una posibilidad, que era ganar. No había margen para otro resultado, no podíamos perder. El perder podía significar sencillamente el abismo. Lejos estábamos de imaginar lo que podríamos lograr y en las huellas que dejaríamos en tanta gente. En aquellos tiempos no podíamos ni sospechar siquiera que pudiéramos salir del restaurante de mi padre. Él, para darnos ánimo, solía llevarnos a pasear en su destartalado auto por los barrios más lujosos de la ciudad. Cuando paseábamos por esos lugares, él nos preguntaba si queríamos vivir en esas lujosas mansiones. Cuando le contestábamos con firmeza que sí, él nos decía que si seguíamos nuestro camino con disciplina, trabajo, voluntad y honestidad, pronto viviríamos en esos lugares. Lo que estaba lejos de saber tanto mi padre como nosotros era lo que estábamos gestando sin saberlo. Cuando veo hoy en día cómo tantas jovencitas quieren ser como Selena, porque se sienten identificadas con ella, porque son como ella, como yo, como tantas otras, mujeres que no hablan el español, que se criaron en Estados Unidos hablando el idioma inglés y tomando como propia la cultura norteamericana, pero que se emocionan al escuchar esas bellas canciones en el idioma de sus ancestros, que se sienten identificadas con mi hermana, que se les despiertan esos mismos sentimientos que tenían sus pares o sus parientes, allí doy cuenta de lo que logró Selena. Cuando nosotros comenzamos no teníamos un parámetro, no teníamos un artista o alguien que nos representara, que expresara acabadamente nuestros sueños, nuestros anhelos, lo que deseábamos ser en nuestra nueva “tierra prometida”. Sin saberlo, casi sin querer, nosotros empezamos a ocupar ese lugar que estaba vacante, comenzamos a ser la corporización de aquel sueño de toda una comunidad que era cada vez mayor en Estados Unidos. Nosotros no éramos conscientes de ello. En cambio las que vinieron tras nosotros lo empezaron a sentir cuando vieron a mi hermana Selena, cuando las emocionaba con sus canciones, cuando se sentían tan identificadas con su presencia, con sus sentimientos, con sus deseos de trascender por el camino del trabajo, de la honestidad y del talento … Yo apenas empezaba a darme cuenta de que estábamos logrando algo cuando en esa noche filmaba a mi hermana Selena y la escuchaba decir a la cámara que habíamos sido un “desastre” esa noche, que habíamos fracasado. Y luego de aclarar que todo eso que decía era sólo “un chiste” y que sólo tenía palabras de agradecimiento para con la banda y para con el público, pues sin ellos ella no sería nada, terminaba diciendo “Odio que digan que soy la mejor, fundamentalmente porque odio que me digan la verdad”. Yo no podía parar de reírme. Reírme por la ocurrencia de Selena. Reírme de felicidad. Eran los lindos tiempos. Tiempos de triunfos, tiempos de certezas. Todos nos dábamos cuenta de lo que estábamos logrando. Todos nos dábamos cuenta de lo que se había convertido Selena. Fueron años y años de esfuerzo, de lucha y de dedicación. Todo estaba saliendo a la perfección. El futuro no podía ser más que promisorio. Pero pronto me daría cuenta de que en un minuto todo puede cambiar, de que en un minuto todo aquello que se construyó con años de paciencia se puede derrumbar. También me di cuenta de que mi padre se había equivocado en aquellos días en los que nos llevaba a darnos ánimos viendo lo que podíamos lograr con trabajo y talento. Muchas veces esas casas no se logran ni con trabajo ni con honestidad, y que gente sin ningún talento puede ocupar el lugar que uno lo había ganado con todo merecimiento mientras se ve destruir lo logrado para siempre…

Todo fue muy duro para nosotros … Cuando ocurren estas cosas nos damos cuenta de su valor, aun cuando nosotros, por nuestra formación y por propia necesidad, sabíamos lo que era tener cada día un plato de comida en la mesa. Pues en general todos ven, cuando uno sobresale en cualquier actividad, el final del camino, los últimos pasos, el tránsito por la fama, la gloria, la admiración, pero pocos recuerdan la historia anterior, cuando íbamos desde muy chicos en un bus de pueblo en pueblo para que nos viera un puñado de gente que ni siquiera sabía quién éramos y que nos miraba con extrañeza porque éramos un grupo muy joven y con una niña cantando. Confieso que por aquel entonces yo no tenía mucha confianza. Veía muy difícil que pudiera tener trascendencia lo que estábamos haciendo. Incluso en un primer momento ni Selena ni mi hermano ni yo pensábamos siquiera que podíamos trascender en este duro negocio de la música. Realmente nadie lo pensó y creíamos que mi padre algún día se cansaría y dejaría de insistir, que largaría todo del mismo modo que cuando abandonó su carrera por nosotros. Pero hubo un momento que fue clave para la vida de todos nosotros. Un buen día nos enteramos de que mi padre había quebrado y que habíamos quedado en la calle. No teníamos nada, absolutamente nada. Recuerdo que mi madre y yo nos fuimos a llorar a un cuarto de mi casa, que mi hermano se fue a caminar por largas horas por la ciudad para poder asimilar lo sucedido … y que Selena se fue a acompañar en silencio a su padre. Sí, lo recuerdo muy bien … Tanto lo recuerdo que fue para mí ayer cuando en un momento fui en busca de todos y sólo había hallado a A.B. en un cuarto solo, mascullando su bronca luego de su larga caminata y prometiéndose que iba a salir de todo esto .... Y cuando iba en busca de mi hermana y de mi padre, me los encontré en el restaurante ya cerrado y clausurado, y quedé impactada. Mi padre había tirado con furia los papeles que le indicaban la dura realidad hasta que Selena se le acercó y sólo lo abrazó en silencio. Mi padre quedó abrazado a ella y sólo lloraron sin decirse nada. No había palabras, no había gritos, no había lamentos. Sólo silencio. Creo que mi padre, aun sabiendo lo fuerte que era de carácter y del temple que siempre tuvo, hubiese capitulado allí mismo y hubiese tirado la toalla sin resistirse. Pero ese abrazo de mi hermana le dio el último aliento, el único motivo para seguir adelante … Selena misma. Seguramente mi padre pensó: “Yo la puse en este problema. Yo no la puedo dejar así y menos si me da su apoyo en vez de un reproche…”. Yo me fui en silencio. No quería interrumpir. Sabía de la importancia del momento y de lo que significaba para nuestro futuro eso aun cuando no tenía idea de lo que podía pasar … Cuando nos juntamos en familia y emprendimos nuestro exilio de Lake Jackson para vivir en Corpus Christi en casa de mi tío, comprendí más que nunca que salir de todo esto dependía de todos nosotros. Que por orgullo y para no ser impertinente para nadie debíamos retirarnos cuanto antes de la casa de mi tío. Que nuestra estada allí sólo debía ser por vacaciones, unas pequeñas vacaciones hasta que tuviéramos un nuevo hogar. Y para eso teníamos que recurrir al único recurso que teníamos … La banda. Si había alguna duda hasta allí, si había algo que no nos gustaba, si acaso lo que hacíamos no era nuestra real vocación, eso ya no importaba. Estábamos todos en el mismo barco y a la deriva. Pero teníamos el timón, los medios para dirigirlo y el barco estaba intacto. Sólo teníamos que poner todo el esfuerzo para salir, para llegar a la costa, establecer nuestro nuevo hogar y seguir con nuestra vida allí. Recién allí, creo, decidí dedicarme de lleno a tocar la batería y a perfeccionarme en el uso de ella. Mi hermana Selena, que siempre quiso ser diseñadora, comenzó a ensayar diferentes formas de baile, de saludos y de formas de seducir al público para perfeccionar sus actuaciones, al mismo tiempo que ponía su verdadera vocación al servicio del grupo diseñando sus vestidos y los de toda la banda. Con el tiempo hasta se había puesto obsesiva con el tema. Recuerdo aquella vez en 1991 cuando nos presentábamos con los “atuendos de las vaquitas”. Muchos estaban de acuerdo. Otros no. Pero Selena estaba decidida a que nos mostrábamos así y todos nos recuerdan por ello, aun cuando, como nosotros, el público estaba dividido: a algunos les encantaba y otros decididamente los rechazaba. Y la que más recuerdo con gracia pero con ternura fue allá por 1994 cuando se volvió loca por un vestido de cantante española, que usó en muchos conciertos y en nuestra última presentación en el Show de Johnny Canales. A Selena le encantó ese vestido en cuanto lo vio y se lo probó, pero no se contentó con ello. Recuerdo que lo tenía puesto y en cuanto aparecí por el camarín próximo a dar el próximo concierto con aire de asombro y extrañeza pues lo seguía teniendo puesto, me miró y me dijo: “¿Qué te parece si me lo dejo para el concierto? Hace horas que lo tengo puesto y me encantaría lucirlo esta noche”. Yo le dije, palabras más, palabras, menos, que estaba loca, que yo ni ebria ni dormida usaría algo así. Ella sólo se limitó a decirme: “OK. OK. Puede que tengas razón” y se fue. Cuando estábamos por salir vi que Selena estaba con su vestido que la hacía parecer a Carmen Miranda y me miró riéndose a carcajadas: “¿Qué creías que iba a hacer, Suzette? Sabes que cuando se me mete una idea en la cabeza …”, me dijo Selena. Y así salió y así brilló. La gente la miraba encantada. A la gente todo lo que hacía Selena le parecía maravilloso, no sólo porque sus toques innovadores provocaban suma admiración sino, porque ella, con su carisma, con su sonrisa, con su propia presencia, los hacía impactar, convertía a esos conciertos en algo hermosamente inolvidable. Tal vez eso fue lo que siempre envidié, sanamente claro está, de mi hermana. Ella siempre iba por algo más, no se limitaba a hacer lo suyo, ella quería sobresalir e impactar aunque fuera tan tímida como yo ... Yo siempre me refugié en la batería y me limitaba a hacer lo mío con la esperanza de que los buenos tiempos nos hiciera vivir la vida de un modo mucho más tranquilo. En definitiva, yo quería estar feliz en el futuro con una familia, con un esposo, con hijos en una amplia casa gozando de la vida cada día luego de tantas penurias, sacrificios y privaciones. Mi hermana Selena pensaba lo mismo, pero todo lo que empezó a generar Selena y Los Dinos potenció sus ganas de crear cosas, de tener objetivos nuevos, de ir al estrellato y de que todo eso hiciera que el mundo entero la quisiera. En definitiva, Selena sólo podía ser feliz si la gente la quería y por eso puso tanto empeño y Amor en lo que hacía. Además, hasta tanto no pudiera desarrollar más a fondo su vocación de diseñadora, Selena iba a manifestar esa vocación en la banda y en todo lo relacionado con ella. Eso explica su premura de lanzar su boutique “Selena Etc.” cuando ya era famosa, pero aún le faltaba para tocar el techo de su carrera. Muchos tratábamos de persuadirla para que dejara ese negocio para más adelante, para cuando ella fuese famosa en todo el mundo. Recuerdo que mi padre estaba un tanto preocupado, pues creía que invertir mucho tiempo en el negocio de la moda le quitaría fuerzas en su camino de llegar a la fama en lo musical. Pero ese miedo que tenía mi padre era más producto de una obsesión suya para que Selena llegara a cumplir su sueño y el de toda la familia que porque ella realmente le diera motivos para que mi padre temiera. Si hay algo que nunca hacía Selena era dejarse estar, de actuar sin ánimo, de no emprender cada cosa con entusiasmo y alegría. Es cierto, muy cierto lo que alguna vez le dijo mi hermana a Verónica Castro: ella todo lo que tenía en su mente lo hacía. Hacía lo que ella quería, lo que quería mi padre, lo que quería mi familia. ¡¡Todo!! Y todo con alegría y con un optimismo a toda prueba. Para ella realmente lo imposible era posible. Más de una vez me dijo: “Mira, Suzette. Yo no voy a esperar a ser vieja para hacer todo lo que tengo en mi mente ahora. Si no lo pudiéramos hacer, esperaría pues no habría remedio. Pero siempre esperaría pues estaría ese momento, ese momento que capaz que es único y que nunca se nos presentará otra vez. Nuestro Señor nos dio esta oportunidad. Ahora tenemos cierta fama y somos libres para hacer ciertas cosas … ¿Qué vamos a esperar entonces? Quién sabe si mañana habrá alguna otra vez…”. Hoy, a cierta distancia, veo en esas palabras de Selena como algo premonitorio, como si ella misma supiera que no tendría mucho tiempo ... Yo sé que no es así, la lógica no es así, ni yo ni mi familia creemos en ello, pero cuando recuerdo esas palabras de Selena y su rostro lleno de alegría pero de ternura a la vez, no lo puedo dejar de pensar … Todos sabíamos lo duro que fue todo, la incertidumbre de nuestra vida y de nuestro futuro … Nadie se podía olvidar cada vez que nos despertábamos cada mañana en aquel día en el que nos quedamos en la calle. Nadie se podía olvidar años y años viviendo cada día arriba en un bus y sin saber si algún día podríamos vivir dignamente producto de nuestro trabajo. Todos éramos conscientes de nuestro rol y de lo que debíamos hacer. Eso sí, tanto Selena como mi hermano A.B. habían puesto un granito más, pues se sentían más comprometidos con el futuro de la banda, pues también sus sueños y su futuro dependían de ello. Mi hermano A.B., luego de aquel día en el que caminó sin rumbo por Lake Jackson, pero juramentándose que saldría de todo ello, se avocó a ser el compositor del grupo. Hasta allí sólo protestaba ante mi padre porque no le gustaba el material que tocaba la banda y sostenía que así no se llegaría a ningún lado. Mi padre más de una vez le dijo que se dedicara él a hacer la música del grupo o que consultara con la gente que sabía del tema. Cuando ya no había más margen de maniobra, A.B. decidió comprometerse al máximo con la banda siendo el compositor, la persona que trabajaba día y noche en las sombras haciendo la “música de mi hermana”, como solía decir. Desde allí siempre lo vi contento y entusiasmado. Había encontrado su lugar en el mundo y, como Selena, pusieron mucho más de lo necesario para que la banda fuera superior a todas las que transitaban por todo Texas. Podía estar horas y horas con Pete Astudillo para que él le enseñara algunos compases y la música que se escuchaba en toda América latina, y lo ayudara a plasmar sus ideas en inglés en letras en español. Él solía decirme: “Estoy tranquilo pues mientras estoy aquí adentro en el estudio, Selena está atendiendo a los demás afuera y encantándolos. Y para cuando nos toque el turno de los conciertos y de grabar los discos, tendremos un material más que digno para mostrar. Somos más que un gran equipo y estoy muy feliz. Sé que tenemos un gran futuro” … Pobre A.B. … Como todos, nos quedamos huérfanos luego de aquel fatídico día. A todos nos costó mucho salir. Creo que a mi hermano nunca…

Fue duro, muy duro. Es muy difícil superarlo … ¿Cómo superarlo? Yo entiendo a la gente cuando busca una explicación, pero no justifico que se haya dudado alguna vez de nuestra honorabilidad. Sé que hay cosas que definitivamente no se pueden explicar. Hay que estar allí para entenderlo. Todo fue rápido, muy rápido, tan rápido como nuestra fama en carrera meteórica que parecía no tener fin … Y me vuelven a la mente esas imágenes de Selena en la oscuridad. Ella estaba tan ilusionada ... Todavía no se animaba a decir todo lo que realmente sentía ante la gente, ante el periodismo. Ella era modesta, humilde, como todos nosotros. Sabíamos de dónde veníamos … No se nos olvidaba de nuestras raíces, y si por allí no nos acordábamos, allí estaba mi padre para hacérnoslo recordar. Pero nosotros lo teníamos muy claro … Y a la vez mi hermana sentía que tocaba el cielo con las manos. Era que por fin se nos daba lo que tanto soñamos. Incluso no creíamos que llegaríamos a tanto, que nos llevaría mucho más tiempo el llegar a la cima. Yo misma luego de aquel día estaba sorprendida de la repercusión mediática y de tanta gente que nos quería. Selena estaba feliz pero a la vez tenía miedo, pues para ella cada día era un examen, un desafío para ver si la gente la seguía queriendo, si a sus fans le seguía gustando lo que hacía o comenzaban a decepcionarse. Ahora que voy recordando todo entiendo el por qué Selena era así. Ella tenía terror a no ser querida, a fallar, a que el público la rechazara. Siempre tuvo ese temor, siempre, desde que supo que podía lograr tantas cosas en el escenario. Supongo que de eso se trataban sus pesadillas. Nunca lo supe pues nunca me lo quiso contar. Cada vez que intentaba hacerlo ella me lo evitaba, a veces cortésmente, a veces haciendo sus clásicas salidas con un chiste que dispersara el denso clima, o bien cortándome la conversación aduciendo que estaba ocupada … Me arrepiento de no haber insistido. Tal vez si hubiese sabido de qué trataban esas pesadillas hubiese imaginado la magnitud del problema. Cuando suceden esas cosas uno comienza a pensar en lo que nunca pensó e imagina que quizá eran señales del destino, mensajes sin descifrar a la espera de ser descubiertos. Yo veía que mi hermana se levantaba con cara de sufrimiento pero nunca pensé que podría … Estoy arrepentida … arrepentida de no haber tenido más fuerzas para acompañarla en los conciertos de 1995, en los últimos conciertos, en los últimos tres meses … Tal vez si hubiese estado allí más cerca lo hubiese comprendido todo y la hubiese ayudado … Me siento culpable … Yo no estuve allí en los momentos más lindos, en los que parecía que a Selena no la paraba nadie … Tal vez si hubiese estado allí … Siento que nos dormimos, que nos quedamos encantados por lo que nos estaba pasando, y no nos dimos cuenta de que algo no funcionaba bien y que esas malas señales había que tenerlas en cuenta. Pues no es que nos dormimos en los laureles, no es que subestimamos los problemas pues ya pensábamos que habíamos superado todo y ya nadie nos podría detener en el camino al éxito. Aunque hubiésemos pensado eso, ya mi padre se encargaría de decirnos que aún no habíamos logrado nada, que debíamos esforzarnos más y más … Y bien que lo hacía pues de ese modo y con esa disciplina, además del talento, habíamos logrado tanto, habíamos recorrido un camino que nadie había transitado, habíamos logrado cosas que muchos intentaron pero no lo pudieron lograr. No … No estábamos dormidos. Tampoco subestimamos ni la situación ni a nadie … Sólo que nosotros estábamos encantados. Estábamos viviendo un mundo de ensueño, estábamos gozando de un momento que nunca habíamos tenido y por el que tanto luchamos … Teníamos derecho a gozar de ese momento. Teníamos derecho a parar un poquito y mirar a nuestro alrededor, al cielo, a los demás, a nosotros mismos, y a llorar y reír al mismo tiempo por lo que estábamos pasando. A todos nos pasaba lo mismo … Recuerdo esa sonrisa de satisfacción de mi padre luego de hacerse el duro diciendo que teníamos que seguir trabajando, que teníamos que seguir luchando, que el camino era largo, muy largo … Pero él sabía muy bien que nosotros habíamos ido mucho más lejos de lo que él esperaba para ese entonces … para marzo de 1995 … Él se contentaba con que Selena fuera una buena cantante y se ganara el público a base de puro talento. Con el tiempo Selena logró eso y mucho más … Logró el cariño de la gente, logró que todos la amaran, que nadie osara hablar mal de ella … ¿Y cómo lo harían si ella no hablaba mal de nadie, deseaba lo mejor a cada uno, sólo quería lo mejor para todos? … Aún no lo comprendo, sigo sin poderlo entender ... Y más me duele por ella y por A.B. ¿Yo? Yo no. Yo hacía lo que podía, me limitaba a hacer lo que se me pedía y le ponía, eso sí, ganas y esfuerzo. Pero mis hermanos pusieron todo su tiempo y todas sus ilusiones en la banda. No puedo quitarme de la mente esas hermosas imágenes en el estudio cuando íbamos a grabar y veía el modo en el que A.B. le indicaba a Selena cómo debía cantar un tema, y cómo ella se esforzaba y al poco tiempo lo sacaba. Recuerdo puntualmente cuando grabamos juntos aquel último disco, “Amor prohibido” … Cuando A.B. le dio la letra de “Techno cumbia”, pensé que íbamos a tardar años en terminarlo. A.B. había puesto todo su esfuerzo y su talento en hacer algo innovador, moderno. Coherente con su estilo y con su forma de ser, él tomó lo que estábamos haciendo pero le incorporó otros ritmos, otras músicas. A la larga a todos les iba a gustar lo nuevo que estaba haciendo, y si por allí seguían las dudas, estaría Selena en el escenario para convencerlos. Ese estribillo pensé que Selena no lo podría hacer jamás y menos en vivo. Había que cantar mucha letra de corrido y rápidamente, y si bien Selena había avanzado mucho con su español, seguía costándole mucho, al igual que nosotros que casi no lo hablábamos … ¡¡Hasta eso hizo Selena!! … Está bien que debía aprenderlo por necesidad luego de nuestro éxito en México, pero Selena lo aprendió más rápido de lo esperado … del mismo modo que se aprendió ese estribillo de “Techno cumbia”. Y me reí mucho y se lo dije en la cara a A.B., que hacía muchas chanzas con Selena por su dificultad para cantar ciertas cosas en español. Pero luego de grabar brillantemente el coro y de hacerlo sola, absolutamente sola, en vivo, le dije a mi hermano: “¡¡Hey, tú!! Que te reías de nuestra hermana. ¡¡Ahí la tienes, te canta todo el tema y tú ni te atreves a balbucearlo!! Él se reía …Estaba tan contento como todos. Él también veía el fruto de tantos años de dedicación y de superación. Estábamos encantados … Ni nos dimos cuenta del peligro … Hasta mi hermano incentivó a Chris para hacer un tema pop-rock para incluirlo en el álbum y así salió “Ya no”. Recuerdo la cara de satisfacción de Chris, que podía ver algo más afín a él plasmado en un tema de Selena, sintiéndose protagonista del grupo, ya que muchas veces, y sobre todo en vivo, no tenía momentos para tocar. Lo veía a Chris mirando la consola concentrado en el sonido final, Selena cantando en el micrófono el tema, A.B. riéndose con el productor, yo tapándome con una almohada sorprendida por una cámara que me había descubierto cantando el estribillo del tema … Estábamos felices … Éramos felices … Éramos como un niño contento con su juguete nuevo, juguete que soñó tener por tanto tiempo … Y cuando no se lo imaginaba, vino alguien y se lo quitó, y lo hizo de la peor manera. Y la persona que se lo quitó no era alguien de afuera, no se lo habían robado. No. Era una persona que estaba allí con él, una persona de su confianza, un amigo, un familiar. Son muchas sensaciones al mismo tiempo … Sorpresa, enojo, llanto, impotencia, desazón, final, heridas, heridas de muerte. A nosotros nos pasó lo mismo. Y esa persona estaba allí con nosotros, disfrutando de nuestras grabaciones, disfrutando de nuestro éxito, escuchando a Chris sus explicaciones sobre la música que habían hecho, escuchando con todos el tema ya finalizado. El monstruo estaba adentro y no nos habíamos dado cuenta por lo felices que estábamos. El monstruo estaba allí y no sólo para sacarnos nuestro juguete preferido...

Es muy difícil describir el momento … Yo estaba en casa y de pronto me llamó mi madre desesperada. Ni siquiera lo hizo por teléfono … Fue a mi casa y golpeó la puerta desesperadamente. Yo fui a ella al principio enojada pues creía que era alguien que estaba bromeando. Luego pensé que venía alguien a robar o a hacer daño … Pero cuando escuché la voz entre gritos y llantos de mi madre, temí lo peor. Pero en ese momento sólo pensé que algo podría haberle pasado a mi padre. Hasta pensé en A.B. … ¿Pero en Selena? Ni se me había ocurrido. Ella era joven e inquieta, y todos la amaban y respetaban … ¿Qué podría pasarle? … A medida que iba escuchando a mi madre, quería no creerle. No podía ser. No debía ser. No podía concebir que a Selena le podía pasar algo semejante … No podía entender que a Selena la agredieran de esa manera. Todavía no se sabía quién lo había hecho y por qué. Pero yo no quería pensar en ello. Aún creía en una agresión externa y no me entraba en la cabeza que alguien podría hacerle algo malo. Trataba de hacer memoria y recordaba algún que otro hecho aislado, pero nada que nos hiciera pensar en un atentado o algo así …Siempre tuvimos alguna que otra irrupción de algún fan en el escenario, pero siempre con la intención era abrazarla, de darle un beso, de saludarla. A veces pasaba que en conciertos como en Festival Acapulco, la gente estaba muy por debajo del nivel del escenario, por lo que muchos tenían que hacer esfuerzos titánicos para saltar y llegar a Selena. Tenían que hacer tanta fuerza que el envión mismo los llevaba directamente a chocar contra Selena. En más de una oportunidad Selena pegaba un grito en el medio del canto pues recibía un golpe, un abrazo de pronto que la sorprendía, un flash de una cámara fotográfica, alguien que le proponía bailar … Nada más. Aunque una vez sí tuvimos un hecho confuso en El Paso. Nunca nos quedó muy en claro. Un fan entró de pronto al escenario y llegó a empujar a Selena. Los custodios del escenario fueron sobre él apenas lo vieron ingresar y se lo llevaron muy rápidamente. Tanto fue así que Selena siguió cantando, pero tal fue la sorpresa y consternación que al rato Selena no pudo evitar decir “¡¡Me asusté!!!” a todo el público. Recuerdo que a la vuelta del concierto hablamos del tema y no nos quedaba en claro la verdadera intención del fan, pues él no le llegó a hacer nada, y creo que si le hubiese querido hacer algo sin duda lo hubiese logrado, por más que los guardias fueran a él para sacarlo rápidamente del lugar. Yo le dije a Selena que era como en tantos conciertos, gente que se mandaba a saludarla y no calculaba bien, tropezaba y se la llevaban por delante. Selena aceptó la posibilidad pero se quedó un buen tiempo callada y asustada. Ella no le encontraba sentido y eso verdaderamente la atemorizaba. Selena no podía quedarse tranquila si las cosas no tenían rápidamente una explicación lógica. Más tarde vi de afuera cómo en el último concierto del Houston Astrodome alguien insólitamente le tiro un vaso de cerveza cuando mi hermana ya partía … Pero locos como ésos habían muchos. Nos habíamos acostumbrado desde que fuimos por primera vez a Monterrey a que nos pasara eso y cosas aun peores, y no era precisamente porque no querían a Selena … Yo me aferraba al volante y por momentos me contentaba con pensar que sólo era eso. Una agresión aislada y nada más. Pero no veníamos de un concierto. Íbamos a ir al otro día a Los Ángeles. Ya teníamos todo preparado para salir a la noche para estar bien temprano y ensayar lo suficiente como para ir tranquilos a tocar en concierto. Yo los acompañaba pues aún no podía volver a los recitales … De pronto escuché que mi madre hablaba y decía que no podía ser que esa mujer le disparara. Recién allí reparé en lo que estaba diciendo. Ella estaba tan abstraída en lo suyo como yo. Cuando le dije que me especificara aquello, al oírlo me quise morir. Pasaron por mi mente muchas, muchas cosas. Recordaba cuando vino a sumarse para abrir un club de fans de Selena, y mi padre me la dejó a cargo por un tiempo para que la vigilara y viera sus verdaderas intenciones… Ahora que volvía a escuchar su nombre de boca de mi madre caí en la cuenta de todo. Y pensé que reaccionamos tarde, muy tarde, que tal vez la subestimamos, que no le dimos la importancia al problema que teníamos. ¿Cómo la dejamos con nosotros si en el último mes estaba todo mal con ella? … No ... No la subestimamos. Tal vez fuimos ingenuos. Creímos en su palabra, pensamos que ella también querría una solución “decorosa”. Pero no. No supimos leer los mensajes o no quisimos. Quién sabe ... Es como lo que pienso cuando veo ese video con mi hermana tan feliz: estábamos tocando el cielo con las manos. ¿Qué íbamos a pensar que esa persona nos haría una cosa así? Si hasta no le dimos importancia a esos llamados que le hacía esa mujer a mi hermana, a mi padre, a mí en los últimos tiempos. Nunca se me habría ocurrido que le haría esto a mi hermana. ¿Cómo pudo haberlo hecho? Quise no creerlo. Avanzaba y pensaba: “Que no sea cierto. Que no sea cierto”. Y me venía a la mente la “tremenda amabilidad” de esa mujer, su “vocación de servicio”, de estar al tanto de todo, de ganarse nuestra confianza al punto de que le diéramos múltiples funciones … Arrancamos con todos los recaudos y hasta no dejándola ver a Selena por meses … Ahora se había convertido parte de nuestra familia, formaba parte de las grabaciones, de las decisiones, y dirigía la boutique de Selena y su club de fans. Sabía todo de nosotros y nosotros poco de ella. Nos estaba manejando a su antojo y nosotros estábamos convencidos de que la teníamos controlada …¿Cómo no nos dimos cuenta? ¿Por qué creeríamos que si le poníamos límites los iba a aceptar? ¿Por qué no pensamos que algo, por mínimo que sea, iba a intentar? Tal vez quiso extorsionar a mi hermana y por eso ella la fue a ver. Debimos haberla despedido de inmediato. Tal vez mi padre pensó que haciendo un pequeño pacto con ella nos ahorraría un escándalo que podría hacer ella si la dejábamos sin nada … ¿Y al final qué ganamos? ¿Por qué mi padre pensó en esa posibilidad si él mismo sospechaba de lo que hacía, de sus actitudes? Avanzaba y quería morirme. Ya el dolor cedía para pasar a la ira, y a la vez me remordía la conciencia y hallaba culpables. Quizá por eso hoy en día entiendo a muchos que nos han preguntado tanto sobre lo que pasó y que no se contentan con las explicaciones dadas, pero eso no me hizo nunca justificar las barbaridades que se han dicho de nosotros y que muchos hayan querido creerle a esa mujer ... En ese momento camino al hospital quería creer pero en mi interior sentía que no … Por momentos me agarraba de cualquier argumento para no pensar en lo peor. Que tal vez mi hermana no estaría tan grave, que tal vez esa persona no lo hizo ... Pero en cuanto bajamos del auto, entramos al hospital y vi a mi padre que nos recibía con esa cara, miré para atrás y rompí en llantos. En el medio del dolor, el médico se le acercó y se limitó a decirle que la situación era más que delicada, que mi hermana casi llegó sin vida, que estaban haciendo todo lo posible, que le habían hecho transfusiones ... Mi padre encolerizó y le dijo que ella nunca hubiese aceptado eso ... Así dicho parecía un acto de extrema insensibilidad de mi padre, pero era todo lo contrario. El que entiende cómo son los Testigos de Jehová sabe que no aceptamos transfusiones de sangre salvo que se esté en estado inconsciente… Era más que evidente que él no creía que estaba tan grave o no lo quiso creer hasta entonces. Si lo hubiese asimilado en cuanto entró al hospital ni se hubiese sobresaltado por la noticia, pero él dio por sentado que ella estaba delicada pero consciente … Pobre, mi padre. No había caído en la cuenta. Le estaban arrebatando a su “baby”, a su creación en todo sentido. Esa psicópata supo dónde pegarle duro …Por estas cosas me he indignado mucho con cierta gente. Han opinado cualquier cosa sobre esto que hizo mi papá sin saber cómo eran las cosas. Durante años se peleó con mucha gente por defender nuestro buen nombre y honor, y si bien él se adelantó a todos a dar la versión de los hechos, nunca pudo evitar los comentarios, las especulaciones, las mentiras. La situación había sido lo suficientemente dramática como para que alguien lo asimilara. Por eso entiendo a tantos que no lo pueden comprender. ¿Cómo no los voy a entender si yo misma, que soy su hermana, no me lo puedo explicar? Y lo peor era que la única víctima era el ser más hermoso que había dado este mundo, una mujer que sólo dio Amor, que sólo buscaba que la amaran por lo que era como artista y como persona. ¿Y justo a ella le hacen esto? ¿Y encima se lo hace alguien que la conocía bien, que nos conocía bien a todos? Mi padre tuvo que hablarnos bastante antes de que dijéramos algo, de que reaccionáramos por lo que nos decían. Nos decía que ya nuestro Señor se encargaría de poner las cosas en su lugar y que Selena estaría al lado de él esperándonos. Pero nos lo decía mientras se le veían las lágrimas por debajo de sus infaltables anteojos ... Fue muy doloroso todo. La confirmación de la noticia, preparar todo para la despedida de mi hermana, la bronca de mi hermano, la mirada perdida de Chris, el dolor profundo de mi madre, mi padre tratando de mostrar entereza cuando sentía que si se dejaba llevar por sus sentimientos se derrumbaría y se quedaría sin moverse por años. Estar allí mirando en ese lugar a mi hermana me generaba un desasosiego imposible de explicar. ¿Cómo entender ese silencio, esos llantos, ese viento frío que nos golpeaba la cara, esa soledad compartida, todo delante de alguien que nos daba tanta alegría y era un sol? Recordaba a mi hermana como en una película en la que se pasan partes de su vida y pensaba en todo lo que soñaba, anhelaba, creía, todas las ganas que tenía por hacer cosas, por mejorar … Y ahora la veía allí. Ninguno lo pudo superar aun cuando tratábamos, a pedido de mi padre, de no demostrarlo. Diría que recién hace unos años me animé a mostrarme en público y a tocar de nuevo la batería. A mi hermano le costó tres años volver a la música, lo mismo que a Chris, y si lo hizo fue más por necesidad que porque él quisiera. Pobre mi hermano, yo sé que él espera que algún día vuelva Selena. Pobre Chris, él jamás pudo ser el mismo desde que ella se fue y el devenir de los años se lo ha mostrado. Pobre mi madre, que aún recuerda el reportaje que le hicieran en pleno éxito de mi hermana y contestaba a la pregunta de qué haría sin Selena. Pobre mi padre, que sintió que parte de él se fue con ella y se quedó sin vida. Pobre yo, que perdí a mi mayor confidente, a la hermana que se siempre estaba allí, que siempre estaba cuando más la necesitaba, que siempre me daba ánimo para seguir, pues “la vida es una sola y hay que vivirla hasta lo máximo” … Una pena, una real pena que justo ella recibiera semejante afrenta. Cualquiera de nosotros, si hubiese tenido la oportunidad de ofrecer su vida para que ella viviera la suya, no dudaría en hacerlo. La vida nos puso en un gran reto y sólo tenemos que afrontarlo. No nos queda otra. Todo por el bien de mi hermana Selena… Sólo me queda mostrar el Legado de Selena y de pensar que nada está perdido mientras todos llevemos a Selena en nuestros corazones…

Aún veo esas imágenes y puedo escuchar mis risas. Aún veo esas imágenes, y no puedo dejar de reír y de llorar…

(Todos hemos visto esas imágenes y nos genera esa mezcla de felicidad y de tristeza. Felicidad porque no podemos dejar de sentir que Selena era un ser encantador y hermoso. Tristeza porque esa mujer tan linda ya no está. Tal vez nuestro recuerdo la mantenga siempre vigente y sus sueños permanezcan intactos, a la espera de que sean cumplidos … Y si ella no vuelve, seremos todos los que la amamos quienes los cumpla … hasta que seguro vuelva a nosotros…)

Selena: Yo también río. Yo también lloro…

Te quiere mucho…