Como la Flor... se marchitó

Selena salió presurosa y silenciosamente aquel 31 de marzo de 1995. Las nubes grises del día avanzaban y presagiaban tormentas. El final del día cumpliría tal predicción. Selena no dio cuenta de ello. Más bien no dio cuenta de nada. Ese día se lo dedicaría a Yolanda Saldívar. Selena quería hablar con ella. Quería solucionarlo todo. Quería abarcar todo. Quería armonizarlo todo. Pero todo no se puede. Y menos aun si la persona que la espera sólo piensa en matarla. Selena no creía que todo fuera blanco o negro. Podía imaginarse violeta o rosa. Y aun cuando las cosas no eran como antes, aun cuando Saldívar y su padre la empujaban a inclinarse por una u otra persona, ella creía que podía hacer su vida respetando a las otras sin obligar a tomar partido. Ella no veía el mal en los demás, porque ella no tenía maldad. Más de una vez le dijo a su padre: "Lo que pasa contigo es que tú ves siempre todo lo malo". Pero ese día sentía como nadie la mezquindad de la gente. Había hecho lo que nunca. No lo había levantado a Chris, su esposo, con sus pomposos abrazos, besos y risotadas. No había llamado ni a su padre Abraham ni a su hermano A.B. que la esperaban a las 10 horas para seguir grabando su soñado disco en inglés. Sólo había llamado a Yolanda Saldívar. Quería evitar que ella terminara con su sueño propio de llevar lejos su tienda de ropa. Ya era una artista consagrada, adorada por su público y dispuesta a conquistar el mercado anglosajón. Era la reina del tex-mex. Tenía todo a su alcance. Tenía las puertas de los Estados Unidos abiertas para su entrada triunfal y sin condicionamientos al estrellato. Pero ese día Selena desviaría su camino a dicha puerta grande e iría a la puerta de la habitación 158 del motel Days Inn. Y del otro lado sólo una persona: Yolanda Saldívar. Ella diría que se sentía mal, que había recibido golpes y le pidió que la llevara al hospital. Selena aceptaría el pedido, como tantas veces, pero ya en el hospital había algo que no le gustaba. Sentía que su amiga, su confidente, su vehículo al mundo exterior fuera de su familia, no estaba siendo sincera con ella. Nunca se imaginó lo que tramaba. No lo podía concebir. Por ello, se lo recriminó a la salida del hospital. Y de allí la discusión siguió en esa fatídica habitación. Selena quería una explicación, quería respuestas, pero no las halló. Cuando quiso marcharse, harta de tanta especulación, de tanto egoísmo, de ir y volver de uno y otro capricho, de no poder ya contar con ella para alcanzar su propio sueño, alcanzó a percibir el arma apuntando a ella. Por un instante percibió la dimensión del peligro. Por un instante pensó en su presente y, sobre todo, en su futuro. Quiso aferrarse a ellos escapando de allí. Pero Yolanda Saldívar se lo impidió. Apretó su pistola calibre 38 pegándole en la espalda. Jamás le permitiría tener su vida propia sin ella. Jamás permitiría que llegara a la cumbre sin ella. Jamás aceptaría que en su guerra con Abraham Quintanilla, éste había ganado. Jamás aceptaría que tuviera una familia propia y feliz. Selena, en su último instante, supo que jamás había podido gozar de una vida independiente, haciendo lo que quería, que siempre estuvo atada a los designios de otros. Quiso escapar tomando el último resto de energía que tenía, esa energía que tanto le ponderaban todos cuando cantaba y actuaba en el escenario, sacó todo lo que podía para tomarse la última oportunidad. Pero sólo llegó al lobby del Days Inn. Allí dejaría ver lo que se hizo con ella. Quiso decir más pero no pudo. Y cayó. Tal vez esperó como siempre que alguien la ayudara, que alguien la sacara de la muerte. Tal vez en la incredulidad que vivió ese día esperó que su padre viniera a restablecer el camino, aunque no fuera el propio. Su último acto, ya camino al hospital, fue dejar caer su última esperanza, aquello que mantuvo apretado hasta que su cuerpo y alma le dijeron basta: el anillo, aquel que le había obsequiado la misma Saldívar unos meses atrás. Su sueño había terminado. Selena moría con tan sólo 23 años y en la cumbre de su carrera artística, con todo para dar. Aunque Selena en ese corto tiempo había ofrendado su vida para alegría de todos...

Una artista única e irrepetible

Selena Quintanilla Pérez ... ¿Qué diríamos de ella a alguien que no la conoció? ¿Cómo la definiríamos? ¿Cómo calificaríamos su vida? ... Si hay algo de los que llegamos a conocer de una u otra manera en el cual todos estamos de acuerdo es que era una artista extraordinaria, de una voz potente, de un carisma increíble, con un dominio del escenario y del público únicos, y de una gracia y de un talento que quizá nadie tuvo. Nos llenaríamos de calificativos hacia alguien que sólo tenía 23 años cuando le llegó la tragedia (el asesinato, nada más frío que decir esto). Que cuando hacemos un repaso de su vida (y de su muerte) volvemos a ese calificativo de "extra-ordinario". Lo suyo era fuera de lo común. Su vida fue única e irrepetible. Difícilmente encontremos en lo inmediato algo parecido a ella. Difícilmente se vuelva a repetir algo así, Que una mujer que surgió "bien de abajo" con un ímpetu forjado a los golpes de la vida y de los padeceres familiares, sacara a relucir todas sus dotes artísticas que hicieran que todos nos quedaríamos anodadados y subyugados por su talento. Sí, todos "entramos a su mundo" y nadie quiso salir de él. Estábamos muy bien. Y sin embargo, todo se esfumó. Y todos nos hicimos las mismas preguntas y aseveraciones. ¡23 años! ¿Qué pudo haber pasado? ¿Qué falló en toda esta historia increíble? Pasan los años y nadie se olvida de ella. Todos la extrañan. Todos la esperan. Todos siguen cantando sus canciones. Todos no pueden creer que haya sucedido lo que pasó. Todos prefieren no recordar aquel nefasto 31 de marzo... Y sin embargo, si hay un día que cambió la vida de los habitantes de Corpus Christi fue el 31 de marzo de 1995. Selena dejaba de estar entre nosotros y cada uno sintió, tanto allí como en todo Texas, México y Latinoamérica, a medida que se enteraban de esa triste noticia, es que les habían quitado impunemente sus corazones. La sensación triste que se fue dando mientras se veía a su asesina parapetada en su auto amenazando con matarse (cosa que no hizo, claro) es que ya Selena había ... muerto: simplemente así, con esas palabras que generaron siempre incredulidad, asombro, llanto, tristeza, enojo. Parece el final de una tragedia griega en la cual luego de una historia feliz se concluye abruptamente con una desgracia difícil de entender. Selena estaba en su apogeo, su música había calado hondo en la gente y trascendía el mero hecho comercial: no sólo era una hermosa voz que generaba venta de discos; ella era querida, amada por lo que ella irradiaba cotidianamente en cualquier ámbito: siempre con una sonrisa, siempre dispuesta a hablar con quien quisiera hacerlo, siempre dispuesta a atender a su gente, nunca un enojo, nunca un reproche. Era una artista de verdad. Nada hacía pensar un final así. Cuando uno ve las imágenes de su último concierto televisado, en el Astrodome de Houston, Texas, en febrero de 1995, lo único que uno piensa es que ella no tenía enemigos. Todo lo contrario. Entonces, ¿cómo pudo terminar así? Es que el enemigo no estaba en el público ... Estaba más cerca ... muy cerca de ella y desde hacía tiempo ... La que terminó con su vida resultó ser la presidenta de su fans club y administradora de su cadena de tiendas de ropa: la tristemente célebre Yolanda Saldívar. Y lo que iba a ser un año en el que Selena iba a conquistar el mercado anglosajón con un disco en inglés terminó siendo un año recordado por todos con tristreza, con la salida del disco "Dreaming of you" inconcluso al sólo incluir los temas que alcanzó a grabar y que, por este increíble final, vendió millones de copias, el juicio a Saldívar, la condena de ésta a cadena perpetua, una incesante cantidad de tributos y recuerdos, la aparición de libros y los preparartivos para hacer una película en su memoria. Habían hecho pedazos con su vida y ahora nacía el mito, la leyenda. Ya nadie cuestionaría su popularidad. Al contrario, todo lo confirmaba ... Sólo que Selena no estaba ... No estaba su risa, no estaba su canto, no estaba su figura inconmensurable para darnos la alegría perdida. Y por eso cuesta tanto, tanto olvidarla. Por eso, aún se la escucha en los medios. Por eso aún se venden sus discos como si estuviera presente. Por eso cuesta creer que haya muerto ... Tenía sólo 23 años. En dos semanas cumpliría 24. Estaba a dos días de cumplir tres años de casada, a unos meses de que saliera su disco consagratorio en inglés. Pero una mujer que decía quererla mucho decidió matarla. Las razones que esgrimió Saldívar fueron siempre vagas, muchas veces ridículas. Muchas veces perversas ... Lo único concreto es que ella acabó con la vida de Selena, acabó con sus sueños, con sus anhelos ... Lo demás son sólo justificaciones y palabras que pueden servir a abogados y periodistas ... Aunque siempre dejó en claro, desde aquella misma noche lluviosa del 31 de marzo de 1995, su profundo odio y rivalidad con Abraham Quintanilla, padre y manager de Selena. Hoy Selena tendría 36 años. Quién sabe hasta dónde hubiera llegado. Lo que sí se sabe es que, como dije, su figura fue única e irrepetible. Nadie llegará a ser como ella, sea más o menos popular que Selena. Por eso se la extraña. Por eso se espera que alguna vez vuelva. Por eso, este recuerdo ... en el cual sólo Selena es la única protagonista.

Un dolor que no cesa

Hace 13 años que Selena ya no está entre nosotros. A muchos aún nos cuesta aceptar esta densa realidad. Es increíble aún que haya tantas preguntas sin responder. Es increíble que aún tengamos la sensación de que falta algo en esta muy triste historia en la que la única víctima fue Selena. Todos sabemos lo obvio. Su asesina fue Yolanda Saldívar. Y por más que se especule con los "atenuantes" de su acto, el hecho objetivo es que ella apretó el gatillo y sepultó todas las ansias de vivir de Selena. Sin embargo, ese día pasaron cosas que a uno le cuesta explicar. ¿Por qué Selena fue a su búsqueda ese día dejándolo solo y sin avisar a su esposo, Chris Pérez? ¿Por qué era más importante encontrarse con Saldívar y llevarla al hospital por una supuesta dolencia? ¿Por qué volvió a llevarla al Days Inn? ¿Por qué en el medio de esta situación no llamó a nadie de su familia siendo que estaba llegando tarde al estudio en el que debía seguir grabando su soñado disco en inglés? ¿Por qué no imaginó a esa altura que estaba ante una persona que iba a hacer lo imposible por tenerla de su lado? ¿Por qué no imaginó que podía hacerle daño si ya se daba cuenta de sus manipulaciones y mentiras? ¿Por qué se expuso tanto cuando estaba en las puertas del mercado anglosajón haciendo el disco de su vida? ... Selena no era ingenua .... Por otra parte, siempre se dijo, y en la película "Selena", cuyo productor ejecutivo fue el mismísimo Abraham Quintanilla, padre y manager de Selena, se destacó claramente, que Selena y Los Dinos ya estaban preparados para dar el gran salto mundial incursionando en el mercado anglosajón, y conquistando en su totalidad los Estados Unidos. ¿Pero era en verdad así? Porque la sensación que uno tiene es que algo falló. Que nadie estuvo a la altura de las circunstancias. Porque si así hubiera sido, nunca una persona tan insignificante como Yolanda Saldívar hubiera quitado la vida a Selena. De ninguna manera se puede aceptar que ella era más poderosa que Selena, que su familia, que su banda, que José Behar, su mentor que la llevó a la Emi Latin, que sus productores que la estaban lanzando al mercado anglosajón, pero, fundamentalmente, Yolanda Saldívar no podía ser más poderosa que el amor y el cariño de su gente. Sin embargo, parece ser que eso pasó. Entonces, ¿estaban todos preparados para lo que se venía? Uno no querría contestar que parece que no. Porque si lo estuvieran, jamás hubiese ocurrido esto. Sino, cómo uno no se explica por qué Selena hizo su encuentro con Saldívar con tanto sigilo al punto de no comunicarse para nada con su familia, aunque sea para dar alguna excusa o decir alguna mentira piadosa. ¿Por qué su familia no estaba cerca de Selena? ¿Por qué no se preocuparon cuando tardaba en llegar al estudio de grabación? ¿Por qué no fue su padre el que estaba siguiendo a Saldívar por unos papeles que buscaba afanosamente ese día Selena? ¿Por qué no se percataron de que algo raro pasaba con Selena el 30 y el 31 de marzo, siendo que en esos dos días vivía más pendiente de Saldívar que de otra cosa? ¿Por qué uno siente la sensación de que Selena quedó sola? ... Tal vez lo más doloroso sea eso: ver a Selena indefensa frente a una psicópata sin siquiera pensar que podía matarla y sin que su familia se percatara de esa posibilidad cuando en otras oportunidades hubiese estado detrás de ella por las dudas ... Creo que por el bien de Selena y en honor a su memoria, aún hay gente que le debe una explicación a sus fans de lo que pasó ese día. Porque como decía Selena: "Sin ustedes nosotros no seríamos nada". Y la gente hizo famosa a Selena. La gente quería y quiere a Selena. Aún mucha gente llora a Selena. A ellos se les debe decir qué pasó ese día con Selena. Se le debe decir por qué esa mujer que decía quererla pudo más que millones de personas que la amaban de verdad a Selena. Si se hubiesen podido responder a esas preguntas por ahí todo sería distinto. De nada sirve decir, para justificar sus mezquindades, "que si Selena viniera seguro que haría ... (completar con lo que corresponda)". Lo cierto es que Selena no va a volver por obra de una persona que transformó una imagen de ensueño en otra que fue la que predominó desde el 31 de marzo de 1995: imágenes de una Selena sin voz, sin sonrisa, sin siquiera poder defenderse de tantas cosas que se dijeron de ella y sin poder disfrutar de su gente amándola por millones, felices de cantar sus canciones y de su salto al mercado anglosajón ... Un mes antes la gente se arrodillaba ante ella en el Astrodome de Houston ... Desde el 31 de marzo de 1995 Houston pasó a ser el centro de juicios, acusaciones, alegatos, palabras, análisis de los medios, las "revelaciones periodísticas" ... No era lo que uno imaginaba ... No era lo que uno deseaba ... Esto nunca debió haber ocurrido ... No era un final para la inigualable Selena ... Selena decía, allá por febrero de 1995, "éste es un año que va a ser muy importante para el grupo...". La ironía es que fue importante por otra cosa. Y encima gente que ni le llegaba a los talones pasó a ser el centro del escenario, ese mismo del que Selena era ama y señora. ¿Es justo? Selena igualmente siguió con el amor de su gente. Es más, Selena está en los corazones de cada uno de los que la quiere de verdad. Y ese es el mejor recuerdo hacia Selena. Muchísimo más que sus discos, sus videos y los tributos... Desde el 31 de marzo de 1995 la popularidad creció exponencialmente (a la que ya tenía) ... pero lo más importante no estaba: Selena ... su voz, su carisma, su personalidad, su alegría, su sencillez, su talento. Ya no está para decirnos nada. Quedan sus grabaciones, sus conciertos ... No es poco, pero falta ella ... porque la gente la quería, la tenía como un familiar más, como un ser querido más, no sólo como una gran cantante ... Se le extraña ... ¡Vaya si se la extraña! .... Ahora nos quedan sólo "fotos y recuerdos". Y nuestros corazones que laten por ella...

Un ejemplo a seguir

En tiempos en los que el escándalo genera más atención que el talento. En tiempos en los que todos se desesperan por ser famosos aunque sea por un minuto haciendo cualquier cosa ridícula, en tiempos en los que no hay espacio para la espontaneidad, ya que se pide que todos canten lo mismo, se vistan igual y muestren una alegría prefabricada y artificial, es cuando la figura de Selena toma más fuerza e importancia. Ya transitamos el 31 de marzo de 2008. Para muchos será un día más en el que nos tendremos que avocarnos a nuestras tareas diarias, a dedicarnos a nuestras ocupaciones, a dejar de lado a aquello que nos gustaría hacer ... Pero no. Para muchos no es un día más. Un día como hoy hace 13 años alguien decidió impunemente arrancar de nuestros corazones a Selena. Y ya nada volvió a ser lo mismo. Pero en un punto, con la partida de Selena todo volvió a ser lo mismo que antes que irrumpiera ella en nuestras vidas. Con la ida de Selena de este mundo, nos perdimos una artista excepcional ... Tenía una personalidad increíble. Nadie podía llegar a actuar como lo hacía ella. Generaba algo que es muy difícil de describir, pero que se resume en un carisma increíble y en un talento que dudo que se vuelva a repetir ... Todo lo que tiene que tener una buena artista lo tenía ella. No le faltaba nada: tenía buena voz, pero además tenía pasión para interpetar; podía bailar, pero además sabía cómo cautivar a su público; tenía pequeñas fórmulas como cada tanto saludar a la gente mientras cantaba, pero también era genuina, tenía gracia, tenía sencillez, tenía amor: era una cantante con todas las letras. Selena está a la altura de las mejores cantantes del mundo y la mejor sin duda en América latina. Después de verla en sus múltiples recitales, sobre todo los del Astrodome y Monterrey, todos tenemos que agradecer todo lo que nos dio, que fue muchísimo y en tan poco tiempo. Por eso, en un mundo chato y sin muchas esperanzas, te doy las gracias, Selena. Todos te amamos, te admiramos, pero por sobre todo, ¡¡¡te extrañamos!!! Y siempre tendremos la misma sensación: ¡¡¡Qué no daríamos para que volvieras a estar con nosotros!!! ¡¡¡Cómo desearíamos poder volver el tiempo atrás para detener la locura que se ha cometido contigo!!! Rindámonos ante un talento que con sólo 23 años hizo lo que a muchos llevaría años y a otros caer en el intento. Mis respetos a Selena, una inigualable artista. Rindámosle el homenaje que se merece, más allá de nuestros gustos musicales. Y nuestro mejor homenaje es tenerla en nuestros corazones. Eso hará que perdure por siempre su legado, mucho más que sus discos, tributos y videos. Selena siempre se hizo querer. La gente no sólo la veía como un gran artista. También la veía como una gran persona. Por eso las eternas muestras de agradecimiento de su gente. La gente no sólo la doraba. También la respetaba. Por eso, será imposible olvidarla porque la huella que dejó es muy grande y el vacío que dejó es imposible de llenar porque no he visto a nadie que tenga lo que tuvo ella: energía, pasión, talento, voz, baile, gracia, amor y predisposición siempre excelente para con su público, y sobre todo, carisma. Podrá haber artistas más famosos que ella, pero nadie tendrá lo que tuvo ella. Selena era una artista diferente. Y seguro que nos hubiese gustado ver su consagración mundial que tal vez lograron otros sin tener su talento. Pero lo más importante es saber que hubo alguien como Selena: una bendición de Dios que sólo nos dejó verla un poquito... Por ello, recordémosla siempre a ella, sólo a ella, por lo que nos ha dejado, y para aprender que si alguna vez aparece alguna persona que llegue siquiera a asemejarse un poquito a ella, ¡¡¡hay que cuidarla y mucho!!! Selena: con tu partida te llevaste nuestros corazones....